Espa­ña blin­da sus colo­nias inte­rio­res ante sus com­pe­ti­do­res internacionales

Boltxe Kolek­ti­boa

Edi­to­ria­la

Se ha des­ata­do la caja de los true­nos con la refor­ma cons­ti­tu­cio­nal pero es nece­sa­rio no per­der­se en el rama­je, hay que ir al fon­do del asun­to. ¿Qué temen los pode­res fác­ti­cos espa­ño­les en medio de esta cri­sis?. Vaya­mos a esta hipó­te­sis, las comu­ni­da­des autó­no­mas del esta­do se endeu­dan con la ban­ca y esta­dos extran­je­ros, ya que las direc­tri­ces de la OMC son cla­ras, pri­va­ti­za­ción abso­lu­ta de todas las acti­vi­da­des del sec­tor ser­vi­cios, edu­ca­ción, sani­dad. Y las pri­va­ti­za­cio­nes se van a rea­li­zar con com­pra­do­res exter­nos, las gran­des cor­po­ra­cio­nes están afi­lan­do sus cuchi­llos para sec­cio­nar lo que va que­dan­do de los ser­vi­cios públi­cos de lo que en un tiem­po se deno­mi­nó el esta­do del bienestar.

Pues bien, no va a tar­dar mucho en lle­gar el día en que el capi­tal más fuer­te, el del pri­mer mun­do comer­cial arra­se a los capi­ta­les peri­fé­ri­cos, inclu­so en los terri­to­rios has­ta la fecha reser­va­dos como coto cerra­do de los esta­dos. Pero a menos esta­do, no siem­pre se pue­de decir que más liber­tad. Si en las raquí­ti­cas admi­nis­tra­cio­nes públi­cas del esta­do espa­ñol, la finan­cia­ción se logra median­te cré­di­to a tra­vés de agen­tes exter­nos, sen­ci­lla­men­te Madrid pier­de la capa­ci­dad de con­tro­lar el mis­mo estado.

Y lo sol­ven­ta ponien­do la ven­da antes de la heri­da, impi­dien­do que el terri­to­rio que has­ta la fecha ha con­tro­la­do se le esca­pe por la inca­pa­ci­dad finan­cie­ra del esta­do mis­mo, cen­tra­do en pagar deu­das y des­truir dere­chos socia­les y empleo públi­co y pri­va­do en tan­to que Ale­ma­nia podría vin­cu­lar a una bue­na par­te de Euro­pa a su pro­pia área eco­nó­mi­ca de influen­cia ante la impo­ten­cia del res­to de oli­gar­quías euro­peas que ven en peli­gro sus pro­pios ámbi­tos de depre­da­ción, los pue­blos y nacio­nes de los que viven las oli­gar­quías esta­ta­les parasitarias. 

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