«Es maravilloso oír los pájaros saludar con su canto esta bella jornada aquí en Kabul». Estas fueron las palabras llenas de romanticismo con las que Hillary Clinton abrió la ceremonia oficial en medio de los árboles del super blindado palacio presidencial en la capital afgana. Mientras hablaba, otros pájaros con la cola a rayas y estrellas volaban en el cielo afgano: los cazas F/A 18 que, después de despegar del portaaviones Stennis en el Mar Arábigo sobrevolaban Afganistán.
Una vez escogida su presa, atacan con misiles y bombas guiadas con láser y la ametrallan con su cañón de 20 mm, que tira en cada ráfaga 200 proyectiles con uranio empobrecido. Estos aviones y otros, cuyo precio sobrepasa los 100 millones de dólares, cuestan 20 mil dólares por una hora de vuelo: cada misión dura alrededor de ocho horas, lo que significa un gasto de 150 mil dólares, a los que hay que añadir el gasto de las armas utilizadas. El año pasado, según las cifras oificiales, los aviones USA/OTAN efectuaron 35 mil misiones de ataque sobre Afganistán. No es sorprendente que Estados Unidos, él solo, haya gastado hasta ahora, en esta guerra, alrededor de 550 mil millones de dólares. Un pozo sin fondo, que continuará a tragarse millones y millones de dólares y de euros. En Kabul, Clinton anunció la buena noticia: «Tengo el placer de anunciar que el presidente Obama ha designado oficialmente Afganistán como el aliado más importante no-OTAN de Estados Unidos». Lo que significa que este país ha conseguido el estatuto que tienen Israel y que, en base al «Acuerdo de Cooperación Estratégico», Estados Unidos se comprometen a garantizar su «seguridad».
Según los funcionarios de la Administración, Estados Unidos conservarán en Afganistán entre 10 y 30 mil hombres, sobre todo de las fuerzas especiales, flanqueados por compañías militares privadas. Y continuarán utilizando en Afganistán su propia fuerza aérea, incluso los drones de ataque. El «más importante aliado no-OTAN» recibirá de la OTAN una ayuda militar de más de 4 mil millones de dólares anuales. Italia, que se ha comprometido ha ingresar 120 millones anuales, continuará a proporcionar, según las palabras del ministro de defensa Di Paola, «asistencia y apoyo a las fuerzas de seguridad afganas».
El gobierno afgano recibirá además, como se decidió en la conferencia de «donadores» de Tokio, 4 mil millones anuales más para «exigencias civiles». Y en ese terreno también, ha declarado el ministro de Asuntos Exteriores Terzi, «Italia cumplirá con su parte». Según la motivación oficial, se ayudará a la «sociedad civil afgana». Por la experiencia real, cada dólar y cada euro, gastado oficialmente en fines civiles, será utilizado para reforzar la dominación militar Estados Unidos/OTAN en ese país. País cuya posición geográfica es de primera importancia estratégica para las potencias occidentales y sus grupos multinacionales, que avanzan cada vez más hacia el este, desafiando a Rusia y China.
Para convencer a los ciudadanos estadounidenses y europeos, muy tocados por los recortes en los gastos sociales, que conviene quitar tantos millones de dólares y euros de las cajas públicas para destinarlas a Afganistán, explican que sirven para aportar mejores condiciones de vida al pueblo afgano, en particular a las mujeres y a los niños. Es la fábula que Hillary Clinton ha explicado, acompañada por el trinar de los pequeños pájaros de Kabul y por el coro de todos los que se aprovechan de esta magnanimidad.
Manlio Dinucci
10 de julio de 2012
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Traducido del francés por Boltxe kolektiboa