El sig­ni­fi­ca­do de mi lucha- Yaneth Aré­va­lo, gue­rri­lle­ra del 59 Fren­te, Blo­que Mar­tín Caba­lle­ro de las FARC-EP

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Para mí, ingre­sar a la FARC-EP es moti­vo de gran orgu­llo, es el mejor camino que pode­mos esco­ger todas y todos los que que­re­mos luchar por un cam­bio social.

Aquí me he capa­ci­ta­do en todos los aspec­tos, he enten­di­do la reali­dad de la vida, que nos per­mi­te cono­cer todas las injus­ti­cias que hacen pobre a nues­tro pue­blo. Apren­dí que no es cier­to que deban exis­tir ricos y pobres; todo lo con­tra­rio, Colom­bia es un país con rique­zas natu­ra­les sufi­cien­tes para que nadie se mue­ra de ham­bre, para que la infan­cia estu­die en vez de tra­ba­jar, para que todos ten­gan vivien­da, salud, edu­ca­ción y tra­ba­jo, en con­di­cio­nes de dignidad.
Cuan­do lle­gué a las FARC-EP no sabía por­qué exis­tía la lucha arma­da, ingre­sé por­que me gus­ta­ban las armas, pero ya en las filas gue­rri­lle­ras con el estu­dio y la con­vi­ven­cia con la gue­rri­lle­ra­da por un lado y el tra­ba­jo con la pobla­ción civil por el otro, aho­ra ten­go cla­ro el sig­ni­fi­ca­do de la lucha y que sin ellas esta­ría­mos dis­pues­tos a seguir escla­vos de aque­llos que tie­nen más y que cada día quie­ren ser más ricos con el sudor de la fren­te de los pobres de nues­tro país.

El mejor lega­do que pode­mos seguir en honor a nues­tros cama­ra­das caí­dos a lo lar­go de esta lucha, es nues­tro tra­ba­jo, com­por­ta­mien­to, fir­me­za y com­pro­mi­so con los obje­ti­vos que se ha plan­tea­do la orga­ni­za­ción des­de sus ini­cios, has­ta el final de nues­tras vidas.

Por eso al cum­plir 50 años de lucha, nues­tro accio­nar debe ser con­tun­den­te. La con­se­cu­ción de un acuer­do de paz que aca­be las cau­sas del alza­mien­to es fun­da­men­tal, así hacer­le sen­tir al enemi­go que esta­mos más fuer­tes que nun­ca. Son muchos los pla­nes que se han inven­ta­do para derro­tar­nos y ni siquie­ra con toda su tec­no­lo­gía de pun­ta lo han logra­do, tan­ta repre­sión nos hace más fuer­tes y per­se­ve­ran­tes, no des­ma­ya­re­mos en nues­tro esfuer­zo por lograr la paz que mere­ce nues­tro pue­blo, con jus­ti­cia social para todos y todas.

Aquí en la mon­ta­ña, allá en La Haba­na segui­re­mos nues­tra for­ma­ción, ya sea para la Paz, ya sea para con­ti­nuar la lucha por con­se­guir una Colom­bia libre y en paz. Un salu­do para mi pue­blo y mi invi­ta­ción a que se unan a esta lucha.

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