Todo el poder a la batza­rre- Borro­ka Garaia


Hace un tiem­po escri­bí que el prin­ci­pio de la pér­di­da de la inde­pen­den­cia vas­ca o naba­rra, como se le quie­ra lla­mar, se ini­ció no con la lar­ga y exten­di­da en el tiem­po con­quis­ta cla­ra­men­te impe­ria­lis­ta, del Rei­no de Naba­rra, por los que a la pos­tre con­for­ma­rían los ile­gí­ti­mos impe­rios espa­ñol y fran­cés, sino con el sur­gi­mien­to pre­ci­sa­men­te del Rei­no de Naba­rra, en un prin­ci­pio lla­ma­do de Iru­ñea. Algu­nos se escan­da­li­za­ron sobre­ma­ne­ra ante seme­jan­te sacri­le­gio de afir­mar tal cosa cuan­do el Rei­no de Naba­rra ha sido supues­ta­men­te la úni­ca estruc­tu­ra polí­ti­ca inde­pen­dien­te, que aún sin ser esta­do (no exis­tían en esa épo­ca), hemos con­ta­do los vascos.
Cla­ro que decir que es “con la que hemos con­ta­do los vas­cos” es dema­sia­do atre­vi­do pues en nin­gún momen­to duran­te toda la his­to­ria del Rei­no exis­tía nada pare­ci­do a la sobe­ra­nía nacio­nal ni a la sobe­ra­nía popu­lar (ni en el Rei­no de Naba­rra ni en nin­gún otro) ya que esta­mos hablan­do pre­ci­sa­men­te de un Rei­no, una socie­dad esta­men­ta­ria monárquica.
El Rei­no de Naba­rra cier­ta­men­te fue un rei­no inde­pen­dien­te con­quis­ta­do por juga­rre­tas de pro­pios y extra­ños ade­más de prin­ci­pal­men­te por la fuer­za de las armas extran­je­ras pero así mis­mo tam­bién fue un pro­ce­so de des­em­po­de­ra­mien­to popu­lar y de pre­sión a las estruc­tu­ras polí­ti­cas y socia­les pri­mi­ge­nias vas­cas, a su inde­pen­den­cia real como pueblo.
Esta for­ma pri­mi­ge­nia de inde­pen­den­cia vas­ca ante­rior al Rei­no esta­ba basa­da en la batza­rre (asam­bleas sobe­ra­nas de Valle) y el auzo­lan (tra­ba­jo comunal).
La batza­rre (y la coor­di­na­ción entre batza­rres) era una for­ma de poder popu­lar y colec­ti­vo ante­rior a los rei­nos (ni que decir a los esta­dos) don­de median­te demo­cra­cia direc­ta y hori­zon­tal y de mane­ra auto-orga­ni­za­da se auto-ges­tio­na­ban las nece­si­da­des colec­ti­vas. Sien­do el auzo­lan, la ayu­da mutua, el eje ver­te­bra­dor de la sociedad.
El Rei­no de Naba­rra cho­có con­tra esa inde­pen­den­cia natu­ral vas­ca y lle­vó a cabo un pro­ce­so de asi­mi­la­ción. En algu­nos momen­tos per­dien­do fren­te a la fuer­za de la batza­rre, a veces cuan­do no podían com­ba­tir esa reali­dad acep­tán­do­la y en mayor medi­da con­fron­tán­do­la has­ta inten­tar ani­qui­lar­la. No solo fue el Rei­no el que com­ba­tió esta inde­pen­den­cia popu­lar vas­ca. Tam­bién lo hizo la igle­sia, los seño­res feu­da­les (jauntxos), y las coro­nas fran­ce­sas y cas­te­lla­nas tras la ocu­pa­ción mili­tar. Los pun­tos de fric­ción prin­ci­pa­les, como no podía ser de otra mane­ra fue­ron la usur­pa­ción y pri­va­ti­za­ción de tie­rras, la impo­si­ción de leyes y las levas militares.
Lle­ga­ría más tar­de la revo­lu­ción bur­gue­sa a afec­tar en Ipa­rral­de y una nue­va inva­sión espa­ño­la bur­gue­sa en hegoal­de. De esta mane­ra el impe­ria­lis­mo se asen­ta­ba y el capi­ta­lis­mo ten­dría las puer­tas abier­tas para abrir­se paso con for­mas esta­ta­les. Los res­qui­cios de sobe­ra­nía popu­lar vas­ca que habían per­du­ra­do des­de la batza­rre y el auzo­lan fue­ron prác­ti­ca­men­te borra­dos del mapa. Sin embar­go aún hoy en la socie­dad vas­ca siguen laten­tes algu­nas tra­di­cio­nes cir­cu­la­res e inclu­so polí­ti­cas que son ecos de ese pasa­do ances­tral y de los idea­les de deci­sión en común y de ayu­da mutua. De la ver­da­de­ra sobe­ra­nía popu­lar e independencia.
Cier­to es que han pasa­do muchos años y siglos pero el pro­ble­ma base sigue sien­do el mis­mo. Y no debe­ría­mos des­de­ñar a la lige­ra nues­tra pro­pia his­to­ria sino tener­la pre­sen­te, pues al fin y al cabo el esta­do socia­lis­ta vas­co inde­pen­dien­te entre otras cosas no es otra cosa más que la recu­pe­ra­ción de tie­rras y medios de pro­duc­ción usur­pa­dos en el pro­ce­so his­tó­ri­co, el derro­ca­mien­to de la lega­li­dad impues­ta, la capa­ci­dad de deci­sión popu­lar a todos los nive­les sin inter­me­dia­rios median­te el poder popu­lar. El poder nacio­nal y social vas­co. O la nue­va batza­rre y auzo­lan fren­te al capi­ta­lis­mo y la opre­sión nacio­nal. ¿Podre­mos vol­ver a recrear­las con herra­mien­tas de futuro?
El euro­co­mu­nis­mo fue un desa­rro­llo no grams­ciano de la hege­mo­nía. La hege­mo­nía no son sig­ni­fi­can­tes vacíos a relle­nar, tam­po­co no es sim­ple­men­te lucha ideo­ló­gi­ca sino la uni­fi­ca­ción de teo­ría y prác­ti­ca, direc­ción polí­ti­ca, direc­ción moral e ini­cia­ti­va. Grams­ci, en su coyun­tu­ra, seña­li­za el núcleo prin­ci­pal don­de debe nacer la hege­mo­nía. Y seña­la a la fábri­ca. Los Con­se­jos de Fábri­ca como for­ma alter­na­ti­va a la legi­ti­mi­dad del sis­te­ma. Luchar , crear, poder popu­lar decían en la Chi­le de Allen­de. Lenin habló del poder dual, una situa­ción en la Revo­lu­ción de Febre­ro en la que dos pode­res, los soviets y el apa­ra­to ofi­cial del Esta­do del gobierno pro­vi­sio­nal ruso, coexis­tie­ron el uno con el otro com­pi­tien­do por la legi­ti­mi­dad. ¿Será la batza­rre diver­si­fi­ca­da y el auzo­lan nues­tro núcleo prin­ci­pal de hege­mo­nía don­de ganar la bata­lla del poder dual?
De momen­to tene­mos algún lugar don­de mirar y apren­der. Por ejem­plo al movi­mien­to asam­blea­rio juve­nil vasco.

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