Caba­cas, PNV y ETB; o la “jus­ti­cia” en un país subdesarrollado

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Aca­ban de cum­plir­se 3 años des­de que un pelo­ta­zo poli­cial mata­ra a Caba­cas. En dolo­ro­sa com­pa­ra­ción con la pri­sa que se dan los pode­res fác­ti­cos en otro tipo de menes­te­res, la recla­ma­ción de jus­ti­cia, escla­re­ci­mien­to y repa­ra­ción sigue vigen­te, tan­to en la gra­da que lle­va el nom­bre de Pitu como en la calle, caso del últi­mo acto cele­bra­do en el fatí­di­co lugar.

Tres lar­gos años para aún no haber encon­tra­do fun­cio­na­rios res­pon­sa­bles. La demo­cra­cia fun­cio­na… de esta gui­sa. Bien lo sabe Are­so, actual alcal­de de Bil­bao, quien tar­de pero al menos se ha dig­na­do a tener un ges­to con los fami­lia­res y ami­gos de Iñi­go al tiem­po que pedía escla­re­cer lo suce­di­do, “míni­mo exi­gi­ble a cual­quier sis­te­ma de jus­ti­cia de cual­quier país desarrollado”.

Poco des­pués de rea­li­zar estas decla­ra­cio­nes, pro­me­tién­do­le a la fami­lia que el Ayun­ta­mien­to esta­rá “a su lado para que se haga jus­ti­cia”, Are­so se reafir­ma­ba en la decla­ra­ción ins­ti­tu­cio­nal que PNV, PSE y PP acor­da­ron en 2012 y en la que se acha­ca­ba la muer­te de Caba­cas a la “vio­len­cia en el fút­bol”. Como si a Pitu lo hubie­ra mata­do una pelo­ta… de fút­bol. O el 4−4−2. Insultante.

No es tozu­dez. Es el cinis­mo de quien dora oídos sin hacer auto­crí­ti­ca, esa que su par­ti­do deman­da a su rival polí­ti­co día sí, día tam­bién. Inten­tan des­po­li­ti­zar la muer­te de Caba­cas pero la reali­dad es ter­ca y les estro­pea la foto, como ocu­rrió ayer en el Par­la­men­to Vas­co, don­de PNV, PP, PSE y UPyD unían sus votos para no prohi­bir las pelo­tas de gomas. Lo hacían, ade­más, fren­te a los padres de Caba­cas, entre otros dam­ni­fi­ca­dos por pelotazos.

Ya en el pasi­llo, el aita de Iñi­go le recor­da­ba a Jose­ba Egi­bar que sus­ti­tuir las pelo­tas de gomas no es lo mis­mo que prohi­bir­las. La inco­mo­di­dad del jel­tza­le, en teo­ría incom­pren­si­ble pues sim­ple­men­te le remar­ca­ban lo que pre­via­men­te él y su par­ti­do habían vota­do, lle­gó al pun­to de pedir a las cáma­ras que no gra­ba­ran la dis­cu­sión. ¿Por qué? “Por­que no se gra­ba”, res­pon­día. Tras tama­ño ejer­ci­cio de talan­te demo­crá­ti­co y trans­pa­ren­cia, la cáma­ra de ETB con­ti­nuó gra­ban­do, algo que, según varios tes­ti­gos, tra­tó de impe­dir Luke Uri­be-Etxe­ba­rria, otro jel­ki­de. Mora­le­ja: la socie­dad no debe ver cómo la inmen­sa dig­ni­dad de Manu y Fina retra­ta la baje­za moral de los she­riffs jel­tza­les.

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El PNV no pudo impe­dir la gra­ba­ción pero al mane­jar ETB como si fue­ra su cor­ti­jo par­ti­cu­lar, el Tele­be­rri de noche de ETB2 infor­mó de lo acon­te­ci­do a la media hora de emi­sión, por detrás de noti­cias de rabio­sa actua­li­dad como la cam­pa­ña del espá­rra­go nava­rro o la situa­ción de la máqui­na-herra­mien­ta en Chi­na. Tal cual, no es una licen­cia lite­ra­ria. Ya se sabe, la vida es cues­tión de prio­ri­da­des. Por eso ETB maqui­lla la chu­le­ría de Egi­bar y ampli­fi­ca los abra­zos de Are­so. Todo un cir­co, fiel refle­jo del Par­la­men­to Vas­co. En pala­bras de Manu:

«Es la segun­da vez que com­pa­rez­co aquí y será la últi­ma por­que en las dos oca­sio­nes nos han toma­do el pelo. Han hecho dema­go­gia bara­ta y con ambi­güe­da­des. La sus­ti­tu­ción inme­dia­ta no es prohi­bi­ción. Hay que prohi­bir, por­que mi fami­lia ya esta muer­ta, pero hay gen­te que va a morir si esto no se prohíbe».

Pre­via­men­te, el Par­la­men­to Vas­co había res­pon­di­do a los padres de Caba­cas que “no todas las viu­das de ertzai­nas sabían quién había mata­do a sus mari­dos” (fuen­te). Boni­ta mane­ra de decir “jóde­te” y de paso legi­ti­mar la impu­ni­dad poli­cial, como si Iñi­go o sus padres tuvie­ran algo que ver. Barra libre para la Ertzain­tza. Está bien saberlo.

En fin, la per­for­man­ce polí­ti­ca no es nue­va: jue­go a dos ban­das, solem­nes pala­bras, fotos y flashes en pos de ren­ta­bi­li­dad elec­to­ral. Pero cuan­do se tra­ta de retrac­tar­se, inves­ti­gar, ase­gu­rar que no haya más injus­ti­cias por cul­pa de pelo­ta­zos, depu­rar res­pon­sa­bi­li­da­des y apar­tar del car­go a los res­pon­sa­bles, se adi­vi­nan oscu­ros intere­ses en su pro­ce­der. Para que lue­go nos den lec­cio­nes de éti­ca.

Es inex­pli­ca­ble que Jor­ge Alde­koa, jefe de la comi­sa­ria des­de la que se orde­nó “entrar en la herri­ko con todo” no pre­sen­te fac­tu­ra del trá­gi­co suce­so y haya aca­ba­do recu­pe­ran­do su ran­go de inten­den­te. Su carre­ra le debe mucho a Bel­trán de Here­dia, con­se­je­ra de Segu­ri­dad que en cam­pa­ña elec­to­ral pro­me­tió escla­re­cer todo lo suce­di­do con Caba­cas para que des­pués su pro­pio par­ti­do cerra­ra el paso a una comi­sión de inves­ti­ga­ción par­la­men­ta­ria y ayer mis­mo hicie­ra suyas las tesis de Ares, con­tra las que votó cuan­do hacía opo­si­ción. Tro­las y más tro­las. Sen­si­bi­li­dad sólo si hay elec­cio­nes o cáma­ras amigas.

¿Qué teme el PNV si, según ellos, sólo era fút­bol, si nada de esto tenía que ver con polí­ti­ca? ¿Se tra­ta de con­tem­po­ri­zar has­ta que el juez decre­te homi­ci­dio invo­lun­ta­rio u cosa seme­jan­te y dé por zan­ja­do el caso? Lo úni­co cla­ro es que, para­fra­sean­do a Are­so, hoy por hoy habi­ta­mos un país sub­de­sa­rro­lla­do don­de no ha lugar la jus­ti­cia. ¿Has­ta cuándo?

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