¿Cómo se pue­de ayu­dar a Nepal? Can­ce­lan­do su deu­da- Kan­ya D’Almeida

Las per­so­nas muer­tas por el terre­mo­to que devas­tó a Nepal el sába­do 25 podrían supe­rar las 10.000, según esti­ma­cio­nes del pri­mer minis­tro Sushil Koi­ra­la, aun­que las cifras ofi­cia­les de pér­di­das huma­nas se sitúan aún en la mitad y la de heri­dos en 7.000.

Las ope­ra­cio­nes de bús­que­da y res­ca­te con­ti­nua­ban este mar­tes 28, mien­tras que el gobierno y las agen­cias de ayu­da inter­na­cio­nal pro­cu­ra­ban enfren­tar las secue­las del sis­mo de 7,8 gra­dos de mag­ni­tud que sacu­dió al país del sur de Asia.

Las fuer­tes répli­cas angus­tian a los 27,8 millo­nes de habi­tan­tes de este país sin sali­da al mar. Cien­tos de per­so­nas están des­apa­re­ci­das y se teme que innu­me­ra­bles más estén muer­tas, ente­rra­das bajo los escombros.

Con su epi­cen­tro en el dis­tri­to de Lam­jung, al noroes­te de la capi­tal, Kat­man­dú, y al sur de la fron­te­ra con Chi­na, el terre­mo­to reper­cu­tió en todo el país, cau­san­do varias ava­lan­chas en la cor­di­lle­ra del Hima­la­ya, como la que sacu­dió el cam­pa­men­to base de la mon­ta­ña del Eve­rest, a 200 kiló­me­tros de dis­tan­cia, con un sal­do de dece­nas de per­so­nas muer­tas y heridas.

La Orga­ni­za­ción de las Nacio­nes Uni­das (ONU) infor­ma que las zonas más afec­ta­das son Dha­ding, Gorkha, Rasu­wa, Sindhu­pal­chowk, Kavre, Nuwa­kot, Dolakha, Kat­man­dú, Lalit­pur, Bhak­ta­pur y Ramechhap y sitúa en 1,2 millo­nes las per­so­nas que requie­ren ayu­da urgen­te. En total, 35 de los 75 dis­tri­tos de las regio­nes occi­den­tal y cen­tral del país pade­cen las con­se­cuen­cias del sis­mo y sus réplicas.

La pre­gun­ta que todos se hacen es cómo se recu­pe­ra­rá de la catás­tro­fe, con­si­de­ra­da la peor en Nepal en más de 80 años, este Esta­do empo­bre­ci­do, ubi­ca­do en el núme­ro 145 entre 187 paí­ses en el Índi­ce de Desa­rro­llo Humano de la ONU y uno de los de menor desa­rro­llo del mundo.

Una posi­ble solu­ción la pro­po­ne la Red Jubi­leo de Esta­dos Uni­dos, una alian­za de más de 75 orga­ni­za­cio­nes con sede en ese país y 400 comu­ni­da­des reli­gio­sas de todo el mun­do, que seña­ló en un comu­ni­ca­do de pren­sa el lunes 27 que Nepal sería apto para obte­ner una reduc­ción de su deu­da, según el nue­vo Fon­do Fidu­cia­rio para Ali­vio y Con­ten­ción de Catás­tro­fes (FFACC) del Fon­do Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal (FMI).

El FMI creó el FFACC en febre­ro con el fin de ayu­dar a los paí­ses pobres a recu­pe­rar­se de los desas­tres natu­ra­les o las cri­sis sani­ta­rias gra­ves median­te la con­ce­sión de sub­ven­cio­nes para la reduc­ción del pago de la deu­da. El fon­do ya redu­jo las obli­ga­cio­nes finan­cie­ras de los paí­ses afec­ta­dos por el ébo­la al can­ce­lar casi 100 millo­nes de dóla­res de su deuda.

“Nepal le debe 3.800 millo­nes de dóla­res… a los acree­do­res extran­je­ros y gas­tó 217 millo­nes de dóla­res en el pago de la deu­da en 2013″, seña­ló la Red Jubi­leo, según cifras del Ban­co Mun­dial, en un comunicado.

Nepal le debe apro­xi­ma­da­men­te 1.500 millo­nes de dóla­res al Ban­co Mun­dial, 1.500 millo­nes al Ban­co Asiá­ti­co de Desa­rro­llo, 54 millo­nes al FMI, 133 millo­nes a Japón y 101 millo­nes a China.

“Para que Nepal reci­ba el ali­vio del fon­do del FMI, el desas­tre debe des­truir más de 25 por cien­to de la ‘capa­ci­dad pro­duc­ti­va’ del país, impac­tar a un ter­cio de su pobla­ción o cau­sar un daño mayor que el tama­ño de la eco­no­mía”, expli­có Eric LeComp­te, direc­tor de la Red Jubi­leo Esta­dos Uni­dos, a IPS. “Pare­ce cla­ro que Nepal cali­fi­ca­rá para reci­bir la asis­ten­cia inme­dia­ta del FMI”, añadió.

Según la Red Jubi­leo, Nepal tie­ne pro­gra­ma­do el pago de 10 millo­nes de dóla­res en 2015 y casi 13 millo­nes de dóla­res en 2016 por prés­ta­mos reci­bi­dos del FMI. La reduc­ción de esa car­ga libe­ra­ría fon­dos valio­sos y limi­ta­dos que se pue­den reorien­tar a las tareas de res­ca­te y socorro.

¿La fuer­te res­pues­ta de emer­gen­cia es suficiente?

“El tiem­po es vital para las ope­ra­cio­nes de bús­que­da y res­ca­te”, decla­ró el lunes 27 la sub­se­cre­ta­ria gene­ral de Asun­tos Huma­ni­ta­rios y Coor­di­na­do­ra de la Ayu­da de Emer­gen­cia de la ONU, Vale­rie Amos.

“Las accio­nes del gobierno de Nepal y las pro­pias comu­ni­da­des loca­les ya sal­va­ron muchas vidas. Equi­pos de India, Pakis­tán, Chi­na e Israel comen­za­ron a tra­ba­jar, y hay más en camino de Esta­dos Uni­dos, Gran Bre­ta­ña, Sin­ga­pur, Emi­ra­tos Ára­bes Uni­dos, la Unión Euro­pea y demás”, aseguró.

El domin­go 26, el depar­ta­men­to de Defen­sa de Esta­dos Uni­dos con­fir­mó que había envia­do a Nepal un avión de la Fuer­za Aérea con 70 efec­ti­vos y pro­vi­sio­nes por valor de 700.000 dólares.

Pero no que­da cla­ro si la res­pues­ta inme­dia­ta bas­ta­rá para enfren­tar la gigan­tes­ca tarea por delante.

El Fon­do de las Nacio­nes Uni­das para la Infan­cia cal­cu­la que 940.000 niños y niñas de las zonas más devas­ta­das nece­si­tan ayu­da huma­ni­ta­ria con urgencia.

El Pro­gra­ma Mun­dial de Ali­men­tos está dis­tri­bu­yen­do racio­nes de ali­men­tos de emer­gen­cia, mien­tras que la Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud envió sumi­nis­tros médi­cos sufi­cien­tes para cubrir las nece­si­da­des de 40.000 per­so­nas afec­ta­das. No obs­tan­te, los exper­tos advier­ten que se nece­si­ta­rá mucha más ayu­da en las pró­xi­mas sema­nas y meses.

Dece­nas de miles de per­so­nas están dur­mien­do a la intem­pe­rie, en tien­das de cam­pa­ña impro­vi­sa­das, y casi todas nece­si­tan mejo­res alo­ja­mien­tos, agua pota­ble, sanea­mien­to, car­pas y man­tas, ade­más de sumi­nis­tros médicos.

Un infor­me de situa­ción publi­ca­do el domin­go 26 por la Ofi­ci­na de la ONU para la Coor­di­na­ción de Asun­tos Huma­ni­ta­rios des­cri­bió la situa­ción. “En el valle de Kat­man­dú, los hos­pi­ta­les están satu­ra­dos, que­dán­do­se sin espa­cio para alma­ce­nar los cadá­ve­res, y con esca­sez de sumi­nis­tros médi­cos y capa­ci­dad. El hos­pi­tal BIR”, uno de los prin­ci­pa­les del país, “atien­de en la calle a la gen­te”, informó.

Las esce­nas de devas­ta­ción en todo el país ponen de relie­ve la nece­si­dad de la ayu­da de emergencia.

“Los esfuer­zos de recons­truc­ción de Nepal lle­va­rán años y la can­ce­la­ción de la deu­da es una rece­ta para la esta­bi­li­dad finan­cie­ra a lar­go pla­zo”, sub­ra­yó LeComp­te, de la Red Jubi­leo de Esta­dos Unidos.

“Dado que el FMI tie­ne reglas cla­ras y finan­cia­ción dis­po­ni­ble con el fon­do fidu­cia­rio, la ayu­da debe­ría ser rela­ti­va­men­te rápi­da. Por des­gra­cia, como la mayor par­te de la deu­da se debe al Ban­co Mun­dial y el Ban­co Asiá­ti­co de Desa­rro­llo, las reglas para el ali­vio de la deu­da no son tan cla­ras”, expresó.

“Es lamen­ta­ble que el Ban­co Mun­dial, como ins­ti­tu­ción de desa­rro­llo, aún no haya lan­za­do un plan simi­lar al del FMI de res­pues­ta rápi­da a las cri­sis huma­ni­ta­rias. En el cor­to pla­zo, el Ban­co Mun­dial debe ofre­cer un plan de sub­ven­cio­nes y ali­vio de la deu­da”, exhortó.

“Espe­ro que esta cri­sis tam­bién moti­ve al Ban­co Mun­dial a difun­dir sus pla­nes para un meca­nis­mo de res­pues­ta rápi­da”, con­clu­yó LeCompte.

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