Hiria​.com entre­vis­ta a Manuel Del­ga­do, antro­po­lo­go acer­ca de la capi­ta­li­dad cul­tu­ral de Donos­tia 2016

El movi­mien­to “2016 Desoku­pa­tu” traía hace esca­sas fechas al pro­fe­sor cata­lán Manuel Del­ga­do a Donos­tia con el áni­mo de invi­tar al deba­te y al cues­tio­na­mien­to social de la Capi­ta­li­dad Euro­pea de la Cul­tu­ra 2016.

EN SU CHARLA COMENTÓ QUE LE HABÍA SORPRENDIDO LA PRESENCIA DE ALGUNOS PARTICIPANTES EN LA PROPUESTA DE LA CAPITALIDAD DONOSTIARRA PARA 2016…

En efec­to. Había encon­tra­do pro­yec­tos tras los cua­les había per­so­nas que cono­cía per­so­nal­men­te y que aso­cia­ba a posi­cio­nes muy crí­ti­cas con­tra la ins­ti­tu­cio­na­li­za­ción y la mer­can­ti­li­za­ción de la cul­tu­ra. En con­cre­to, era gen­te con la que había com­par­ti­do la opo­si­ción al Fòrum de les Cul­tu­res en Bar­ce­lo­na en 2004, un pro­yec­to que fue la con­se­cuen­cia del fra­ca­so de Bar­ce­lo­na en orden a obte­ner la Capi­ta­li­dad Cul­tu­ral en el año 2001.

USTED HABLA PRECISAMENTE DE FALTA DE VOCES DISONANTES ANTE UN PROYECTO QUE DESPIERTA UNA UNIFORMIDAD DE OPINIÓN SOSPECHOSA… ¿POR QUÉ ES SOSPECHOSA?

Es sos­pe­cho­sa, pero no extra­ña. De entra­da, este tipo de even­tos se con­vo­can invo­can­do prin­ci­pios abs­trac­tos uni­ver­sa­les que no pue­den ser con­tes­ta­dos. En este caso, nadie pue­de estar con­tra la Cul­tu­ra, enten­di­da casi como una divi­ni­dad a la que hay que ren­dir cul­to, aun­que no se expli­que qué se está enten­dien­do en la prác­ti­ca por tal “cul­tu­ra”.
Que estas ope­ra­cio­nes que no son sino de pura mer­ca­do­tec­nia urba­na se pro­te­jan tras valo­res mís­ti­cos incues­tio­na­bles hace que cual­quier opo­si­ción pue­da ser pre­sen­ta­da como una estri­den­cia o una extravagancia.
Por­que, ¿cómo se pue­de estar con­tra la Cul­tu­ra? ¿En qué cabe­za cabe? Por otra par­te, en estas oca­sio­nes todas las ins­tan­cias con algún tipo de víncu­lo ins­ti­tu­cio­nal o empre­sa­rial pue­den estar con­ven­ci­das de que es posi­ble obte­ner algún tipo de ven­ta­ja o bene­fi­cio, con lo que se impo­ne el prin­ci­pio de que no con­vie­ne que­dar­se fue­ra del repar­to del pas­tel. Eso vale inclu­so para sec­to­res crí­ti­cos, que pue­den encon­trar una opor­tu­ni­dad para obte­ner sopor­te para sus ini­cia­ti­vas. De hecho, va a ser impo­si­ble esca­par de la gra­vi­ta­ción de un even­to como el que se pre­pa­ra: todo lo que se haga el año de la Capi­ta­li­dad Cul­tu­ral irá a parar direc­ta­men­te a su agen­da, lo quie­ran o no quie­nes impul­sen esas ini­cia­ti­vas abdu­ci­das, por decir­lo así.

SI NO VE ASPECTOS POSITIVOS A ESTE TIPO DE EVENTOS, ¿HAY ENTONCES ALGÚN OBJETIVO OCULTO EN LA CAPITALIDAD EUROPEA DE DONOSTIA?

Yo no creo que sea un obje­ti­vo ocul­to el que ani­ma el pro­yec­to. Todos esos even­tos aca­rrean mejo­ras en las infra­es­truc­tu­ras, nue­vos equi­pa­mien­tos, ade­cen­ta­mien­tos de todo tipo en el pai­sa­je urbano, cua­li­fi­ca­ción del espa­cio públi­co…. Esos efec­tos en sí mis­mos no podrían ser valo­ra­dos sino posi­ti­va­men­te, si no fue­ra por­que en la prác­ti­ca apa­re­cen pues­tos a dis­po­si­ción de un mer­ca­do inmo­bi­lia­rio y turís­ti­co al que las ciu­da­des con­cu­rren en bus­ca de inver­so­res. Ése es el resul­ta­do de la ciu­dad con­ce­bi­da como nego­cio, en que cual­quier ini­cia­ti­va está inde­fec­ti­ble­men­te orien­ta­da a la obten­ción de bene­fi­cios particulares.
El pro­duc­to final es una ciu­dad más cara, más exclu­si­va y, por tan­to, más exclu­yen­te. Y, por supues­to, con muchos, muchos más turis­tas, que aca­ba­rán satu­ran­do el espa­cio urbano y expul­san­do de él a quie­nes habían sido sus veci­nos y usuarios.

ASÍ QUE AL FINAL EL EVENTO NO SERÍA TAN BENEFICIOSO COMO SE PODRÍA PENSAR EN UN PRINCIPIO; NO AL MENOS PARA LA CIUDADANÍA.

Vivi­mos hoy una fase que no es sino de usur­pa­ción capi­ta­lis­ta de las ciu­da­des o, si se pre­fie­re, de espa­cia­li­za­ción del capi­ta­lis­mo. Lo que en la actua­li­dad es la gran fuen­te de plus­va­lías es, sin duda, el espa­cio urbano. En ese sen­ti­do, no encon­tra­mos por doquier sino diná­mi­cas de ter­cia­ri­za­cion, de gen­tri­fi­ca­ción, de tema­ti­za­ción… Los gran­des even­tos son, en ese sen­ti­do, ope­ra­cio­nes publi­ci­ta­rias, gran­des spots en los que los ciu­da­da­nos son rele­ga­dos al papel de figu­ran­tes que com­ple­men­tan y dan un toque de color local al anun­cio. En eso con­sis­te el neo­li­be­ra­lis­mo que, a dife­ren­cia del libe­ra­lis­mo clá­si­co, exi­ge a la admi­nis­tra­ción públi­ca que le depa­re segu­ri­dad poli­cial y, como en este caso, un sur­ti­do de efec­tos espe­cia­les. En las ciu­da­des actua­les, espe­cu­lar empie­za siem­pre por espec­ta­cu­la­ri­zar. Des­pués del gran show cul­tu­ral, Donos­tia será más boni­ta, más lim­pia, más relu­cien­te, más cul­ta, pero no habrá dis­mi­nui­do en abso­lu­to el rit­mo que en los últi­mos años ha hecho agu­di­zar las dife­ren­cias socia­les. Habrá los mis­mos pobres y los mis­mos exclui­dos, inclu­so más, pero no se verán. En eso con­sis­te el gran tru­co que per­mi­te colo­car­se en el mer­ca­do de las ciu­da­des fashion: en con­se­guir que lo feo y lo inde­sea­ble con­ti­núe exis­tien­do sin que se per­ci­ba y, por des­con­ta­do, que los feos e inde­sea­bles se con­for­men con su suer­te, sabien­do que están vivien­do en la ciu­dad más guay del mundo.

ADEMÁS DEL BENEFICIO ECONÓMICO, UN EVENTO DE ESTE TIPO TAMBIÉN PROCURA REVESTIR A UNA CIUDAD DE VALORES… ALGUNOS DE LOS QUE SE CITAN EN EL AVANCE DEL PROYECTO DE LA CAPITALIDAD SON LA CONVIVENCIA, LA SOLIDARIDAD, LA DIVERSIDAD, LA IDENTIDAD, LOS DERECHOS HUMANOS, EL FEMINISMO, EL BIENESTAR, EL PATRIMONIO NATURAL… ES DIFÍCIL IR CONTRA UN PROYECTO QUE FAVORECE DICHOS VALORES… 

En efec­to, la apro­pia­ción capi­ta­lis­ta de las ciu­da­des se ve siem­pre acom­pa­ña­da de la invo­ca­ción a alti­so­nan­tes prin­ci­pios abs­trac­tos, irre­vo­ca­bles y uni­ver­sa­les, entre los cua­les des­ta­ca el de la cul­tu­ra, enten­di­da como una ins­tan­cia en cier­to modo sobre­hu­ma­na y con capa­ci­da­des casi sal­ví­fi­cas sobre quie­nes entran en con­tac­to con ella.
Es en ese ámbi­to, que se repre­sen­ta como segre­ga­do y que se colo­ca bajo el epí­gra­fe de cul­tu­ral, en el que las polí­ti­cas de pro­mo­ción urba­na y com­pe­ten­cia entre ciu­da­des encuen­tran en la actua­li­dad un valor refu­gio con que dotar de sin­gu­la­ri­dad lo que en la prác­ti­ca son estra­te­gias de mer­ca­do, ade­más de fuen­tes de pres­ti­gio para las ins­ti­tu­cio­nes polí­ti­cas ante la pro­pia ciu­da­da­nía. Es impor­tan­te que al resul­ta­do de las inter­ven­cio­nes que se pre­sen­tan como rege­ne­ra­do­ras del teji­do urbano que­pa asig­nar­les el atri­bu­to de crea­ti­vas, dan­do a enten­der que han ido acom­pa­ña­das de la radi­ca­ción de indus­trias e ins­ti­tu­cio­nes en con­di­cio­nes de pro­veer de bie­nes y ser­vi­cios inma­te­ria­les. El obje­ti­vo es que las ciu­da­des merez­can el títu­lo de smart cities, “ciu­da­des inte­li­gen­tes”. Para eso, es pre­ci­so con­ver­tir­las en nicho de ins­ti­tu­cio­nes cul­tu­ra­les de renom­bre y esce­na­rio para gran­des even­tos igual­men­te cul­tu­ra­les, como el que se pre­vé para Donos­tia el año que vie­ne, com­po­nen­tes cla­ve para hacer de ellas núcleos hiper­ac­ti­vos de pro­duc­ción de imá­ge­nes y sig­ni­fi­ca­dos, que colo­can el dina­mis­mo inte­lec­tual, si es menes­ter rup­tu­ris­ta, al ser­vi­cio de idea­les uni­ver­sa­les como son el capi­tal humano, la sos­te­ni­bi­li­dad ambien­tal, el mul­ti­cul­tu­ra­lis­mo, la cali­dad de vida, el huma­nis­mo tec­no­ló­gi­co, el cos­mo­po­li­tis­mo, la par­ti­ci­pa­ción ciu­da­da­na, etc.

EN DICHO AVANCE SE DICE QUE “LAS RELACIONES ENTRE PERSONAS Y LAS REDES QUE SE HAN CREADO ESTÁN PENSADAS PARA QUE PERMANEZCAN MÁS ALLÁ DE 2017”. ¿EN QUÉ SE TRADUCIRÁ ESTO A POSTERIORI?

En nada sus­tan­cial que no sea en la gene­ra­ción de una ima­gen fic­ti­cia de la ciu­dad. Se habrá crea­do una ciu­dad de catá­lo­go, una ciu­dad que no exis­te más que en los pros­pec­tos y las guías debi­da­men­te pues­tas al día con sus nue­vos ingre­dien­tes “cul­tu­ra­les”. En la prác­ti­ca, lo que que­da­rá es la prue­ba de cómo los ges­to­res cul­tu­ra­les hubie­ran acu­di­do en refuer­zo de la labor de los “téc­ni­cos” urba­nos, es decir de los urba­nis­tas, arqui­tec­tos, teó­ri­cos y buró­cra­tas que han reci­bi­do el encar­go de dejar lis­tas las ciu­da­des para su comer­cia­li­za­ción. Vamos a ciu­da­des en las que se qui­sie­ra que ya no hubie­ra usua­rios, sino clien­tes y espec­ta­do­res, con­ce­bi­das en sí mis­mas como recur­sos eco­nó­mi­cos, aje­nas, cuan­do no enfren­ta­das, a la ciu­dad real. Eso no es lo que le espe­ra a Donos­tia: es lo que ya tie­ne o, mejor dicho, padece.

LO QUE A USTED PARECE PREOCUPARLE SOBREMANERA ES QUE SE TRATE DE IMPONER A LA POBLACIÓN UN DETERMINADO MODELO CULTURAL. DE SUS PALABRAS SE DESPRENDE LA DEFENSA DE UNA MÁS DEMOCRÁTICA, EN LA QUE CADA PERSONA PUEDA TENER SU PROPIA IDEA DE LO QUE ES CULTURA Y EL DISFRUTE DE ELLA. ¿IRÍA POR AHÍ SU IDEA CULTURAL? 

Para mí la cul­tu­ra es la capa­ci­dad que tie­nen los seres huma­nos no de vivir en socie­dad, sino de crear la socie­dad en que viven, la com­pe­ten­cia que tene­mos para inven­tar mun­dos y habi­tar­los des­pués. Pero eso no tie­ne que ver con lo que se da en lla­mar “cul­tu­ra”, un tipo de pro­duc­tos y pro­duc­to­res a los que se obli­ga a exis­tir en esa espe­cie de reser­vas natu­ra­les que son los cen­tros cul­tu­ra­les o los museos, luga­res cerra­dos en que los visi­tan­tes reci­ben la cul­tu­ra como si fue­ran len­guas de fue­go pen­te­cos­tal y que no espe­ra de las per­so­nas nada que no sea la de deve­nir recep­to­res pasi­vos. La cul­tu­ra, si fue­ra algo, sería lo que uno ve dis­cu­rrien­do por las calles en el día a día: la vida. En ese sen­ti­do no se ve cómo se pue­de con­ver­tir a Donos­tia en una capi­tal “cul­tu­ral”. Ya lo era antes de que alguien la “desig­na­ra”. Siem­pre lo ha sido.

EL PROYECTO DONOSTIARRA PRESUME DE SER PARTCIPATIVO, ABIERTO A LA CIUDADANÍA. EL TÍTULO QUE SE LE DIO FUE EL DE “OLAS DE ENERGÍA CIUDADANA. CULTURA PARA LA CONVIVENCIA”.

Todo eso es men­ti­ra. Son coar­ta­das que no sig­ni­fi­can nada. Es una retó­ri­ca hue­ca que fun­cio­na para com­prar com­pli­ci­da­des y sumi­sio­nes. Se ha vis­to siem­pre y en otros sitios. Por otra par­te, en eso con­sis­te la domi­na­ción: en con­se­guir no solo man­dar, sino ser obe­de­ci­do, y que los domi­na­dos entien­dan el len­gua­je en el que se ejer­ce la domi­na­ción. Los some­ti­dos han de enten­der que se les some­te por su pro­pio bien y que obe­de­cer tam­bién tie­ne sus ventajas.

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