La iden­ti­dad no es nues­tro cam­po de batalla

Se dice que la ultra­de­re­cha espa­ño­la se enva­len­to­na por la emer­gen­cia del inde­pen­den­tis­mo cata­lán, tam­bién que hay un repun­te del machis­mo como reac­ción a los avan­ces del femi­nis­mo. Ambas afir­ma­cio­nes son cier­tas. Lógi­ca­men­te, los fenó­me­nos polí­ti­cos que tie­nen cier­ta rele­van­cia públi­ca (ya sea por­que supo­nen un cam­bio real, o por­que los medios de comu­ni­ca­ción los exa­ge­ran intere­sa­da­men­te) no se sitúan den­tro de un parén­te­sis social, ais­la­dos del tiem­po y del espa­cio. Como par­te de la vida real que son, tie­nen unas cau­sas y unos efec­tos en ella. Pero cui­da­do: Es muy dife­ren­te ana­li­zar la rela­ción que tie­ne el auge del fas­cis­mo con la irrup­ción en la agen­da polí­ti­ca del femi­nis­mo o el inde­pen­den­tis­mo, que res­pon­sa­bi­li­zar a estos movi­mien­tos de haber azu­za­do al mons­truo, o sea, culpabilizarlos.

En esa mis­ma línea, que sea el fas­cis­mo el que reac­cio­ne no quie­re decir, nece­sa­ria­men­te, que la cau­sa de su reac­ción sea lo con­tra­rio al fas­cis­mo. Ejem­plos: Hace unos años hubo un aumen­to de los movi­mien­tos socia­les fas­cis­tas (Hogar Social, etc.) que reac­cio­na­ban a la mise­ria gene­ra­da por la cri­sis capi­ta­lis­ta, ¿es ese capi­ta­lis­mo en cri­sis lo opues­to al fas­cis­mo? No. ¿Repre­sen­ta­ba Gal­tie­ri lo con­tra­rio que That­cher? Tam­po­co. ¿Fue Napo­león III la antí­te­sis de Von Bis­marck? Ni de lejos. De hecho es común que un nacio­na­lis­mo se enfren­te a otro nacio­na­lis­mo de la mis­ma natu­ra­le­za pero de dife­ren­te signo. Lo que pre­ten­do decir con esto, es que la vali­dez de unos argu­men­tos o la supe­rio­ri­dad de unas ideas polí­ti­cas, no se miden en fun­ción del enemi­go que des­pier­tas cuan­do tra­tas de lle­var­las a cabo. Esto es una fala­cia lla­ma­da argu­men­to ad con­se­quen­tiam, tam­bién cono­ci­da popu­lar­men­te como «ladran, lue­go cabal­ga­mos». Últi­ma­men­te, algu­nos han inten­ta­do con­ven­cer, tra­tan­do de jus­ti­fi­car sus posi­cio­nes seña­lan­do al mons­truo que tenían enfren­te. Pero la polí­ti­ca es más com­ple­ja que todo eso.

El fas­cis­mo nece­si­ta una reafir­ma­ción iden­ti­ta­ria: cul­tu­ral, sexual, nacio­nal, reli­gio­sa, etc. Reac­cio­na y se for­ta­le­ce cuan­do un gru­po per­ci­be que su iden­ti­dad está en peli­gro, por­que la legi­ti­mi­dad de vivir con­for­me a ella es cues­tio­na­da. Esa iden­ti­dad siem­pre es exclu­si­va, y se cons­tru­ye deli­mi­tan­do el lugar don­de está el otro, dotan­do al gru­po de un sen­ti­do de per­te­nen­cia. A un gru­po sí se le pue­de opo­ner otro gru­po: físi­ca, terri­to­rial­men­te; pero es un absur­do pen­sar que en polí­ti­ca, una iden­ti­dad se opo­ne a otra iden­ti­dad. En esen­cia, las iden­ti­da­des siem­pre son lo mis­mo y fun­cio­nan según la mis­ma lógi­ca. La iden­ti­dad solo es la pan­ta­lla, lo real­men­te cru­cial es el sis­te­ma elec­tró­ni­co que hay detrás y que cons­ti­tu­ye su ideo­lo­gía. El nacio­na­lis­mo cata­lán no se opo­ne al nacio­na­lis­mo espa­ñol, sino que es el dere­cho de la pobla­ción de un terri­to­rio a dotar­se de sus pro­pias estruc­tu­ras polí­ti­cas, lo que se opo­ne a la con­cul­ca­ción de este dere­cho. Del mis­mo modo y alu­dien­do a la cues­tión de géne­ro; no es la mujer la que se opo­ne al hom­bre, sino que es una con­vic­ción igua­li­ta­ria la que se opo­ne a la supre­ma­cía mas­cu­li­na. Y es fun­da­men­tal hacer hin­ca­pié y saber dis­tin­guir estas ideas, pues­to que de la con­fron­ta­ción iden­ti­ta­ria siem­pre saca rédi­tos el fascismo.

La labor de la izquier­da no es atri­buir una supues­ta ideo­lo­gía a la comu­ni­dad de varo­nes blan­cos y hete­ro­se­xua­les (no exis­te tal comu­ni­dad). Las ideas izquier­dis­tas son uni­ver­sa­les y hablan de igual­dad, de jus­ti­cia social, de liber­tad sexual, entre otras cosas. Inven­tar­se un colec­ti­vo ima­gi­na­rio de opre­so­res, que lo son úni­ca y exclu­si­va­men­te por sus cate­go­rías iden­ti­ta­rias, adu­cien­do que son por­ta­do­res de unos pri­vi­le­gios que van liga­dos a su iden­ti­dad, es exac­ta­men­te lo que hacen los fas­cis­tas. ¿Cabe algo más absur­do y con­tra­pro­du­cen­te? La pelea tie­ne que ser ideo­ló­gi­ca, solo así podre­mos ganar.

Como ejem­plo, dos refle­xio­nes que repre­sen­tan a la per­fec­ción la «izquier­da» iden­ti­ta­ria de la que hablo. Ambas a raíz de las elec­cio­nes anda­lu­zas y el ascen­so de la ultraderecha:

La pri­me­ra, una influen­cer femi­nis­ta, quien afir­ma­ba que el «72% de los votan­tes de Vox son hom­bres. Por si que­réis sacar con­clu­sio­nes». Al mar­gen de la evi­den­te fala­cia eco­ló­gi­ca, y que es un dato abso­lu­ta­men­te inú­til (por­que no men­cio­na la rela­ción muje­res-hom­bres de los votan­tes; y por­que aun estan­do equi­li­bra­da, ese dato repre­sen­ta alre­de­dor de un 7% de los hom­bres anda­lu­ces, con lo que no podría­mos extraer nin­gu­na con­clu­sión), ¿no os sue­na de algo este tipo de afir­ma­ción? A mí sí. Me sue­na a cuan­do dicen que la pro­por­ción de deli­tos per­pe­tra­dos por inmi­gran­tes es mayor. La dere­cha xenó­fo­ba siem­pre uti­li­za esta­dís­ti­cas rela­ti­vas a deli­tos para dedu­cir la natu­ra­le­za de los indi­vi­duos a par­tir de las esta­dís­ti­cas del gru­po al que per­te­ne­cen (bus­can datos para cri­mi­na­li­zar y este­reo­ti­par a gita­nos, musul­ma­nes, ruma­nos… a quie­nes no sean «de los suyos»). Y es que la lógi­ca que hay detrás de ese tipo de expli­ca­cio­nes es la que uti­li­zan los fas­cis­tas. En lugar de ana­li­zar las cir­cuns­tan­cias socia­les que rodean el deli­to, lo atri­bu­yen a las carac­te­rís­ti­cas sexua­les, racia­les, étni­cas, reli­gio­sas, nacio­na­les… es decir, iden­ti­ta­rias, del indi­vi­duo. ¿Des­de cuán­do razo­na la izquier­da al modo en que lo hacen los fascistas?

Una segun­da refle­xión, más sutil pero igual­men­te repre­sen­ta­ti­va de la «izquier­da» iden­ti­ta­ria, es la mani­fes­ta­da por un cono­ci­do aber­tza­le, quien afir­ma­ba que mien­tras la cul­tu­ra polí­ti­ca espa­ño­la no asu­ma el dere­cho a deci­dir y repu­die el fran­quis­mo, la dere­cha y la ultra­de­re­cha ten­drán vía libre. Apar­te de que pare­ce no seguir muy aten­ta­men­te la polí­ti­ca inter­na­cio­nal, lo sig­ni­fi­ca­ti­vo de esto es que acha­ca unas ideas deter­mi­na­das a la espe­ci­fi­ci­dad de una supues­ta cul­tu­ra polí­ti­ca espa­ño­la. ¿Pero es que no fue Madrid un baluar­te anti­fas­cis­ta? ¿Y las revuel­tas jor­na­le­ras en Anda­lu­cía por la socia­li­za­ción de la tie­rra? ¿Y la Astu­rias mine­ra, van­guar­dia de la revo­lu­ción pro­le­ta­ria en la Euro­pa occi­den­tal? Decir que esto no es cul­tu­ra polí­ti­ca espa­ño­la y en cam­bio sí lo es la men­ta­li­dad fran­quis­ta, se hace con la cla­ra inten­ción de atri­buir una car­ga nega­ti­va al sen­ti­mien­to de iden­ti­dad nacio­nal que no es el tuyo. No pue­do evi­tar reco­no­cer en esas pala­bras a quie­nes siem­pre vin­cu­la­ron la vio­len­cia polí­ti­ca a la par­ti­cu­la­ri­dad cul­tu­ral vas­ca. La polí­ti­ca se hace con ideas, no midién­do­nos la iden­ti­dad, sea cual sea esta. Es la ultra­de­re­cha la que siem­pre esgri­me razo­nes iden­ti­ta­rias para arti­cu­lar un dis­cur­so, por­que nece­si­ta cons­truir un «otro» con­tra el que posi­cio­nar­se, a base de mani­pu­la­cio­nes, ver­da­des ses­ga­das y fala­cias. Por favor, no cai­ga­mos en la tram­pa de acu­dir a su cam­po de batalla.
El enemi­go a batir no es un arque­ti­po de hom­bre, blan­co, hete­ro­se­xual y espa­ñol. El enemi­go es el cor­pus ideo­ló­gi­co que jus­ti­fi­ca la des­igual­dad social por razón del sexo o lugar de pro­ce­den­cia. El que se opo­ne al poder cons­ti­tu­yen­te que ema­na de la volun­tad popu­lar. El que nie­ga el dere­cho a vivir la sexua­li­dad de for­ma libre y ple­na. Y a este cor­pus ideo­ló­gi­co, curio­sa­men­te, siem­pre le sub­ya­ce un sis­te­ma que legi­ti­ma la explo­ta­ción de la mayo­ría para el bene­fi­cio de unos pocos.

Por eso, creo que debe­mos inter­pe­lar tam­bién al hom­bre blan­co y hete­ro­se­xual a invo­lu­crar­se en la pelea con­tra el fas­cis­mo, con­tra quien lo explo­ta y con­tra quien nie­ga su liber­tad polí­ti­ca. Cual­quie­ra que ten­ga sen­ti­do de la jus­ti­cia debe luchar codo con codo jun­to a todas las per­so­nas que son dis­cri­mi­na­das por cues­tio­nes rela­ti­vas a su iden­ti­dad. Pre­ci­sa­men­te por­que es una cues­tión de jus­ti­cia, y la jus­ti­cia no tie­ne iden­ti­dad. Es tan nece­sa­rio tomar con­cien­cia de la dis­cri­mi­na­ción que sufre el otro por cues­tio­nes iden­ti­ta­rias (para que las rela­cio­nes que cons­trui­mos día tras día sean igua­li­ta­rias y jus­tas), como dejar de cul­pa­bi­li­zar­nos de for­ma cris­tia­ni­zan­te por las cate­go­rías iden­ti­ta­rias que arbi­tra­ria­men­te nos atra­vie­san. El cam­bio social no será un auto de fe. Dis­tin­guir esto es esen­cial para cual­quier polí­ti­ca que se pre­ten­da de izquierdas.

Jimmy Mue­lles

10 de diciem­bre de 2018

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Un comentario

  1. Hay muchas cosas que se pue­den cri­ti­car de este texto:

    1. El nacio­na­lis­mo cata­lán SÍ que se opo­ne al nacio­na­lis­mo espa­ñol. Por­que el nacio­na­lis­mo cata­lán es un nacio­na­lis­mo de libe­ra­ción mien­tras que el nacio­na­lis­mo espa­ñol es un nacio­nal-impe­ria­lis­mo, un nacio­na­lis­mo de opre­sión. No todos los nacio­na­lis­mos son igua­les y hay que enten­der que “Espa­ña” es el nom­bre que Cas­ti­lla adop­ta en 180812 para tra­tar de disi­mu­lar su imperialismo.

    Es un poco rocam­bo­les­co por­que el cam­bio de nom­bre de 1808 vie­ne dic­ta­do por Napo­león, que se ane­xio­na par­te de los terri­to­rios que has­ta enton­ces eran Cas­ti­lla (Hego Eus­kal Herria pri­me­ro y Cata­lun­ya des­pués) al Impe­rio Fran­cés a cam­bio de dar a Cas­ti­lla, aho­ra ya lla­ma­da Espa­ña, la mayor par­te de Por­tu­gal, sea direc­ta­men­te (Cen­tro y Tras-os-Mon­tes) o indi­rec­ta­men­te (Prin­ci­pa­do de Los Algar­ves para Godoy, hom­bre fuer­te de Cas­ti­lla has­ta enton­ces y cola­bo­ra­dor nece­sa­rio de Napo­león y su her­mano José). En 1812, las Cor­tes de Cádiz pro­mo­vi­das por Gran Bre­ta­ña (léa­se Ingla­te­rra, otro nacio­nal-impe­ria­lis­mo que cam­bió de nom­bre en plan “inclu­si­vo” para disi­mu­lar) adop­tan tam­bién este nue­vo nom­bre para lo que has­ta enton­ces se lla­ma­ba Cas­ti­lla, sin duda con el obje­ti­vo de inten­tar maxi­mi­zar las sim­pa­tías por su cau­sa en lo que era bási­ca­men­te una gue­rra de gue­rri­llas, que no iba a nin­gu­na par­te sin el apo­yo popu­lar, no sólo de los cas­te­llano étnicos.

    En todo caso el cam­bio de nom­bre es impe­ria­lis­ta como lo es des­de siem­pre el nacio­na­lis­mo cas­te­llano (excep­to el de IzCa), algo que sabe­mos bien en Eus­kal Herria des­de los siglos XI y XII, por desgracia.

    2. El tema del iden­ti­ta­ris­mo fas­cis­ta es “para los ton­tos”, los fas­cis­tas lis­tos lo saben bien aun­que sean pocos: la iden­ti­dad es para mani­pu­lar los borre­gos, los líde­res no tie­nen más patria que una ban­de­ra de pari­pé para des­lum­brar a los cre­yen­tes con sus actos de fe fal­sa­rios. A los líde­res de las fuer­zas bur­gue­sas, y muy en par­ti­cu­lar a las bona­par­tis­tas-fas­cis­tas, lo que les intere­sa es el poder, no la patria, la patria es si aca­so un ins­tru­men­to, una herra­mien­ta de mani­pu­la­ción, un medio para con­se­guir otros fines: forrarse.

    Si no fue­ra así no se podría enten­der el “fas­cis­mo bana­ne­ro”, que supe­di­ta o inclu­so ani­qui­la el desa­rro­llo nacio­nal de la pro­pia patria a los intere­ses extran­je­ros. No se podría enten­der que las poten­cias impe­ria­lis­tas como Gran Bre­ta­ña anta­ño o EE.UU. des­pués alen­ta­ran el fas­cis­mo, pues­to que éste les podría hacer som­bra, desa­fiar­les (como de hecho lle­gó a ocu­rrir con el fas­cis­mo ale­mán pero sólo con ese). Si no fue­ra así no habría ape­nas dife­ren­cia entre fas­cis­mo y socia­lis­mo auto­ri­ta­rio. Y la dife­ren­cia es que el fas­cis­mo, lle­na su vacui­dad con iden­ti­ta­ris­mo, con “patria”, con machis­mo inclu­so, con fana­tis­mo reli­gio­so, etc. para tapar su mise­ria de explo­ta­ción capi­ta­lis­ta, a menu­do subor­di­na­da a intere­ses extranjeros.

    Así el fas­cis­mo colom­biano se lle­na la boca de “patria colom­bia­na” para ase­si­nar a los cam­pe­si­nos y cam­pe­si­nas colom­bia­nas en defen­sa de la Uni­ted Fruit Com­pany extran­je­ra. No podría hacer­lo de otra mane­ra, tie­ne que men­tir para que no se le rebe­le todo el mundo.

    Y el fas­cis­mo colom­biano no es muy dis­tin­to del espa­ñol, de hecho ambos esta­dos se pare­cen sor­pren­den­te­men­te demasiado.

    El fas­cis­mo (y cual­quier otro sis­te­ma de mani­pu­la­ción de masas) con­sis­te de dos “cas­tas”: los borre­gos faná­ti­cos gru­pa­lis­tas (que aspi­ran tam­bién a medrar como “clien­tes” de sus amos, no son del todo ino­cen­tes pero sí más cré­du­los) y los pas­to­res psi­có­pa­tas que sólo bus­can el poder, el dine­ro y la impu­ni­dad para satis­fa­cer sus deseos más esca­bro­sos, inclu­yen­do la vio­la­ción, la escla­vi­tud y la pede­ras­tia a menudo.

    3. El eje de géne­ro no es tri­vial. Es cier­to que la mayo­ría de los hom­bres anda­lu­ces no han vota­do a Vox, ni siquie­ra a otros par­ti­dos patriar­ca­les muy simi­la­res como PP y Cs. Pero eso sólo es así “gra­cias” a la abs­ten­ción de los “idio­toi” (plu­ral de “idio­tes”, pala­bra grie­ga que sig­ni­fi­ca: quien no par­ti­ci­pa volun­ta­ria­men­te en polí­ti­ca). Si sumas los hom­bres abier­ta­men­te machis­tas y los hom­bres “idio­toi” que les dejan hacer, tie­nes una mayo­ría bru­tal de cola­bo­ra­do­res acti­vos y pasi­vos de la opre­sión patriarcal.

    Y en algún gra­do esto se extien­de a las muje­res, por­que des­gra­cia­da­men­te hay dema­sia­das muje­res que tam­bién cola­bo­ran con el patriar­ca­do, tan­to de for­ma acti­va, votan­do a la dere­cho­na, como pasi­va, no votan­do a fuer­zas más o menos feministas.

    Y es pre­ci­sa­men­te este eje de la vio­len­cia patriar­cal “tra­di­cio­na­lis­ta” lo que está sir­vien­do de palan­ca al fas­cis­mo impe­ria­lis­ta gran-cas­te­llano (o espa­ñol) para des­em­bar­car en Eus­kal Herria por la puer­ta tra­se­ra san­gran­te que es el Bida­soa Fun­da­men­ta­lis­ta de los plás­ti­cos negros anti-igualdad.

    Sin más (ni menos).

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