EE.UU. Jef­frey Eps­tein, la ima­gen putre­fac­ta del capi­ta­lis­mo contemporáneo

Por Hum­ber­to Decar­li, Resu­men Latinoamericano,13 de junio de 2020.

La pla­ta­for­ma de strea­ming Net­flix ha lan­za­do una serie lla­ma­da «Filthy Rich» (rico asque­ro­so) sobre el rai­der de las finan­zas Jef­frey Eps­tein. Se tra­ta de la his­to­ria de un mul­ti­mi­llo­na­rio del sec­tor finan­cie­ro quien orga­ni­zó un ser­vi­cio pedó­fi­lo encu­bier­to en acti­vi­da­des de masa­jes. La serie está bien docu­men­ta­da, con videos, foto­gra­fías, entre­vis­tas y repor­ta­jes sobre el escán­da­lo pro­ta­go­ni­za­do por este sinies­tro per­so­na­je que ope­ra­ba en Palm Beach, Flo­ri­da; en una isla pri­va­da en las Islas Vír­ge­nes Ame­ri­ca­nas; en Nue­va York y en Nue­vo México.

Per­fil de Epstein

Era una per­so­na de cla­se media baja que incur­sio­nó en el mun­do finan­cie­ro y por manio­bras en este seg­men­to logró el éxi­to y se con­vir­tió en un poten­ta­do cuya liqui­dez le per­mi­tía tener ami­gos pode­ro­sos, el res­pe­to de mucha gen­te auna­do a una per­so­na­li­dad sim­pá­ti­ca y caris­má­ti­ca. Sus pro­ble­mas radi­ca­ron en la exa­cer­ba­ción de la pedofi­lia y para­fi­lias ane­xas, com­bi­na­das con aco­so sexual, vio­la­cio­nes y corrup­ción de menores.

Sus alle­ga­dos estruc­tu­ra­ron el ser­vi­cio pres­ta­do bus­can­do sus clien­tes en niñas de 12, 14 y 16 años, per­te­ne­cien­tes a los estra­tos pobres y a fami­lias dis­fun­cio­na­les, vale decir, per­so­nas muy vul­ne­ra­bles. Eso, suma­do al poder y sus influen­cias, inti­mi­da­ban a las ado­les­cen­tes cap­ta­das con pagos ele­va­dos en pro­por­ción a su con­di­ción social. La ofer­ta era de masa­jes encu­bri­do­res de ona­nis­mo, actos las­ci­vos, aco­sos, vio­la­cio­nes e inclu­so pro­mo­ción de pros­ti­tu­ción median­te la con­tra­ta­ción de jóve­nes inter­me­dia­rias a quie­nes se les paga­ba por con­se­guir a otras menores.

Escán­da­lo en Florida

Sus actos, suma­dos a humi­lla­cio­nes a las niñas, gene­ra­ron un cúmu­lo enor­me de denun­cias en Palm Beach y se acti­vó una inves­ti­ga­ción don­de par­ti­ci­pó la fis­ca­lía de la zona, la poli­cía de la loca­li­dad y el FBI. Un acuer­do entre el fis­cal René Ale­xan­der Acos­ta y los abo­ga­dos de Eps­tein, mar­có su con­fe­sión y pidie­ron al juez que lo homo­lo­ga­ra lo cual hizo dejan­do sin con­sul­ta a las innu­me­ra­bles víc­ti­mas del soció­pa­ta. Eso ocu­rrió en el año 2008 y pur­gó una pena de un año y frac­ción en un correc­cio­nal don­de tenía todas las como­di­da­des. El ave­ni­mien­to fue denun­cia­do por corrup­ción pero que­dó tran­si­to­ria­men­te como cosa juz­ga­da vio­lán­do­se el dere­cho de defen­sa de las víc­ti­mas como par­te del debi­do pro­ce­so y los dere­chos huma­nos en juego.

El fis­cal Acos­ta fue increí­ble­men­te decano de Dere­cho de la Uni­ver­si­dad de la Flo­ri­da has­ta el año 2019. Tam­bién estu­vo como Secre­ta­rio del Tra­ba­jo en el gabi­ne­te del pre­si­den­te Trump des­de 2017, cuan­do fue nom­bra­do y rati­fi­ca­do por el sena­do, has­ta el 2019, cuan­do hubo de renun­ciar por el escán­da­lo de los acuer­dos repa­ra­to­rios en los cua­les par­ti­ci­pó. Insó­li­to que con esos gra­ves ante­ce­den­tes haya sido desig­na­do como titu­lar de un des­pa­cho del alto gobierno.

Sus com­pin­ches

Gran par­te de la efi­ca­cia de Eps­tein fue con­se­cuen­cia de sus rela­cio­nes, vin­cu­la­cio­nes y amis­ta­des bien pode­ro­sas. En la serie docu­men­tal apa­re­ce el pre­si­den­te Donald Trump como ami­go y vecino en su desa­rro­llo inmo­bi­lia­rio deno­mi­na­do Mar-a-Lago; Bill y Hillary Clin­ton con quie­nes cons­ti­tu­yó la Fun­da­ción Clin­ton; el prín­ci­pe bri­tá­ni­co Andrés gra­cias a las ges­tio­nes de quien fun­gía como espo­sa de Eps­tein, hija de un millo­na­rio inglés de ape­lli­do Max­well; el pro­duc­tor cine­ma­to­grá­fi­co Harold Weins­tein, actual­men­te con­de­na­do a más de vein­te años de pre­si­dio por deli­tos sexua­les; el actor Kevin Spa­cey, enjui­cia­do actual­men­te por la mis­ma cla­se de hechos puni­bles; Woody Allen y el prín­ci­pe sau­di­ta bin Salman.

Los ante­rio­res ami­gos, rela­cio­na­dos o cono­ci­dos apa­re­cen en múl­ti­ples via­jes en los avio­nes de Eps­tein así como en cali­dad de visi­tan­tes asi­duos de la isla pri­va­da y de su man­sión­Palm Beach y se jac­ta­ban de sus víncu­los. Foto­gra­fías, videos, tes­ti­mo­nios y docu­men­tos indi­ca­dos en el docu­men­tal, así lo corro­bo­ran. Es muy difí­cil acep­tar que no cono­cie­ran de las prác­ti­cas sexua­les del pro­ta­go­nis­ta real del film.El fin de las tropelías

No obs­tan­te que había cosa juz­ga­da en el jui­cio de Flo­ri­da, siguie­ron las denun­cias en Nue­va York y se comi­sio­nó al FBI para la inves­ti­ga­ción tan­to en esa ciu­dad como en Palm Beach y las Islas Vír­ge­nes Ame­ri­ca­nas. En el año 2019 un juz­ga­do penal neo­yor­quino orde­nó su deten­ción pre­ven­ti­va y al regre­sar de un via­je de París fue aprehen­di­do en un aero­puer­to de Nue­va Jer­sey en el mes de agos­to de ese año.

Se dio comien­zo al jui­cio y sus abo­ga­dos ofre­cie­ron has­ta un millón de dóla­res en cali­dad de fian­za pero el juez le negó este bene­fi­cio pro­ce­sal. Ulte­rior­men­te en el correc­cio­nal a don­de se había orde­na­do la pri­va­ción de liber­tad apa­re­ce muer­to en un pre­sun­to sui­ci­dio. Unos días antes, el finan­cis­ta habría tras­la­da­do sus fon­dos a su fami­lia para eva­dir los daños que pudie­ran resul­tar de una sen­ten­cia condenatoria.

El hipo­té­ti­co suicidio

Eps­tein fue reclui­do en un penal mien­tras se desa­rro­lla­ba el pro­ce­so puni­ti­vo en su con­tra y fue encon­tra­do muer­to en su cel­da. Las inte­rro­gan­tes sobre el sui­ci­dio radi­can en varias cir­cuns­tan­cias que lo ponen en duda. Pri­me­ro, ese día el com­pa­ñe­ro de cel­da no esta­ba; segun­do, un guar­dia que debía vigi­lar­lo cada media hora no lo hizo: tres, las cáma­ras de gra­ba­ción inter­na no funcionaron.

La con­clu­sión de la necrop­sia ofi­cial fue sui­ci­dio pero lue­go el exper­to res­pon­sa­ble sos­tu­vo que no había sufi­cien­te infor­ma­ción para lle­gar a esa con­clu­sión. Apar­te, un espe­cia­lis­ta con­tra­ta­do por la fami­lia Eps­tein des­car­ta­ba el sui­ci­dio por­que unos múscu­los ubi­ca­dos deba­jo del maxi­lar no se des­pren­dían en tal caso y aho­ra sí lo esta­ban con­tra­di­cien­do esa hipótesis.

Res­pon­sa­bi­li­da­des pendientes

Des­pués de su des­apa­ri­ción físi­ca con­clu­ye el jui­cio penal res­pec­to a su per­so­na pero fal­ta deter­mi­nar la impu­tabi­li­dad de sus cóm­pli­ces y la red orga­ni­za­da de sus andan­zas sexua­les. Son encu­bri­mien­tos y com­pli­ci­da­des san­cio­na­bles con penas cor­po­ra­les apar­te de los daños y per­jui­cios cole­gi­dos de todas esas bar­ba­ri­da­des. Su viu­da y demás emplea­dos impor­tan­te deben enfren­tar esas acu­sa­cio­nes pero has­ta aho­ra no se abier­to nin­gún pro­ce­so al respecto.

Con­clu­sio­nes

Los fac­to­res de poder mun­dial, con su encu­bri­mien­to y com­pli­ci­dad, ayu­da­ron por lar­go tiem­po a la impu­ni­dad de Eps­tein. No es que par­ti­ci­pa­ban todos en los actos de pedofi­lia, las­ci­via y vio­la­cio­nes sino que es impro­ba­ble el des­co­no­ci­mien­to de esas ope­ra­cio­nes cua­si públi­cas. Esta situa­ción la expre­san varios ex tra­ba­ja­do­res del billo­na­rio e inclu­so advir­tie­ron la eva­sión de muchos de ellos cuan­do salie­ra a la luz públi­ca el desas­tre humano come­ti­do. Trump expre­só que des­de hace quin­ce años no le diri­gía la pala­bra al pedó­fi­lo por un inci­den­te. No obs­tan­te, como ya lo seña­la­mos, desig­nó Secre­ta­rio del Tra­ba­jo a René Ale­xan­der Acos­ta, el fis­cal vec­tor en el arre­glo en Flo­ri­da a espal­da de las innu­me­ra­bles víc­ti­mas de deli­tos sexua­les. Los Clin­ton nega­ron vin­cu­la­ción tam­bién des­de tiem­po atrás pero están las sufi­cien­tes prue­bas en el docu­men­tal que veri­fi­can sus ope­ra­cio­nes como via­jes en avio­nes pri­va­dos a Palm Beach y la isla pri­va­da en el Cari­be. El miem­bro de la reale­za ingle­sa, el prín­ci­pe Andrés, lle­ga al col­mo de la bella­que­ría cuan­do nie­ga su rela­ción con una menor aun cuan­do exis­te una foto don­de apa­re­ce abra­za­do con ella toma­da pre­ci­sa­men­te por quien pade­cía tan­tas abe­rra­cio­nes. Para algo sir­vie­ron las múl­ti­ples dona­cio­nes efec­tua­das por Eps­tein a dife­ren­tes fun­da­cio­nes y orga­nis­mos de estos pro­hom­bres del poder inter­na­cio­nal. Su éxi­to se fun­da­men­tó en las des­co­mu­na­les can­ti­da­des de dine­ro uti­li­za­das como ele­men­to com­pro­me­te­dor y pro­mo­tor de complicidades.

Las pre­mi­sas ante­rio­res nos per­mi­ten con­cluir en la sór­di­da cata­du­ra moral de los per­so­ne­ros del poder en el mun­do. Un orbe don­de lo úni­co de valor es el dine­ro y las rique­zas acu­mu­la­das no pue­de pro­du­cir sino la abyec­ción infe­ri­da de tan abo­mi­na­bles hechos. Es el estruen­do­so fra­ca­so de un mode­lo civi­li­za­to­rio cuyo eje es la cre­ma­tís­ti­ca y pade­ce­mos como con­se­cuen­cial, no como cau­sa, de efec­tos como la pan­de­mia del Covid-19, el cam­bio cli­má­ti­co, los enor­mes incen­dios en la Ama­zo­níay en a y Aus­tra­lia y la ero­ga­ción pre­su­pues­ta­ria ele­va­das en armas suma­das a recor­tes en edu­ca­ción y salud. Solo un cam­bio radi­cal pue­de sal­var al pla­ne­ta de su des­apa­ri­ción por par­te de unas éli­tes depra­va­das e irres­pon­sa­bles. Supe­rar la pan­de­mia no es sufi­cien­te, es menes­ter aca­bar con esta mane­ra des­pre­cia­ble de actuar.

Fuen­tes: El Liber­ta­rio, Kao­sen­la­red.

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