Resumen Latinoamericana, 27 de junio de 2020
El Frente Amplio (FA) de Uruguay imprimió hoy una especial significación a la fecha conmemorativa 47 del último golpe de Estado cívico-militar en el país.
Hacia el Palacio Legislativo fluyeron integrantes de la fuerza política, expresos y familiares de detenidos-desaparecidos, respetando los distanciamientos físicos ante la pandemia de la Covid-19.
El presidente del FA, Javier Miranda, recordó que en 1973 ‘se trató del asalto a la democracia, cuando se sacaron la careta e impusieron a partir de ahí un régimen de terrorismo de Estado que duró hasta el 1 de marzo de 1985, pero que tuvo consecuencia en el tiempo’.
Dijo que tener memoria significa traer los valores que están en discusión para hacerlos valer hoy, ‘para reafirmar la democracia, condenar todo intento de golpe, todo intento que salte las reglas de la convivencia democrática de la sociedad, y eso es lo que queremos reafirmar hoy’
También resaltó la huelga general de 1973, reacción inmediata del movimiento obrero y sindical que fue clave en la construcción social con roles distintos en los partidos políticos, pero ‘desde la izquierda siempre hemos tenido una cercanía estrecha porque compartimos la misma visión de sociedad’.
Entre los frenteamplista que evocaron los acontecimientos siguientes, el senador Mario Bergara se refirió a la epopeya de un pueblo uruguayo que dijo no en 1980, que votó por la democracia en 1982 a pesar de la represión y que recobró la libertad, la democracia y la justicia en 1985.
El correligionario de bancada Daniel Olesker revivió su pertenencia, en 1973, al Comité Ejecutivo de la Federación de Estudiantes Universitarios y las movilizaciones realizadas en apoyo a las ocupaciones obreras en locales cercanos a las Facultades.
Contrario al relato de la derecha de que el país vivía en una pacífica democracia robusta interrumpida por los tupamaros, el legislador señaló que enormes violaciones de los derechos humanos comenzaron en 1968, dieron un gran salto en 1972 y luego fueron generalizadas y coordinadas en el Cono Sur a través de la operación Cóndor.
‘La memoria de la dictadura es la memoria de los derechos humanos violados en todas sus manifestaciones y también la memoria del enorme deterioro de las condiciones de vida de las familias trabajadoras’, escribió Olesker.
Fuente: Prensa Latina