Resumen Latinoamericano, 10 de septiembre 2020.
Comunicado:
Otra vez la “maldita policía” ha hecho de las suyas. Como en todos los gobiernos desde que se instauró en 1983 una democracia rigurosamente controlada. Como lo hicieron antes, cuando tenían luz verde y “legalidad” para, junto con los militares, poder secuestrar, torturar y asesinar a nuestrxs mejores hijas e hijos del pueblo.
Sí, es esa misma policía bonaerense que durante todos los años de gobiernos pejotistas en la provincia, seamos sinceros, nadie quiso o pudo poner en caja, y que obviamente radicalizó sus fechorías durante el mandato macrista. Estos que ahora se han lanzado a la calle en abierta sedición, con la excusa de reclamar aumento salariales, son parte de esa institución que ha hecho del gatillo fácil (junto con los federales) una práctica constante. Son los que detuvieron, torturaron, asesinaron e hicieron desaparecer a Miguel Bru, los que le prestaron el apoyo indispensable al genocida Etchecolatz, para hacer desaparecer a Jorge Julio López, los asesinos de Luciano Arruga, y una larga lista de pibes y pibas humildes que han pasado por sus comisarías y han sufrido todo tipo de vejámenes y torturas. Solo con tener en cuenta que es la misma fuerza que recientemente secuestró y asesinó a Facundo Astudillo Castro, cuyos ejecutores son ahora protegidos por el ministro Sergio Berni, nos podemos dar cuenta con que bueyes estamos arando. Berni, el mismo que apenas producido el levantamiento policial ya estaba justificándo a sus “camaradas de armas” porque “efectivamente sus sueldos estaban más que caídos”, Berni, el “Rambo” de largo historial represivo que fue colocado en su cargo por la vicepresidenta, precisamente por sus antecedentes de “hombre duro”, pero con los de abajo, no con los de uniforme.
De esa policía ‑que jamás fue depurada- estamos hablando, compañeres, la de los negocios más que turbios, la de la convivencia con los narcos en los barrios, la de la complicidad con la trata, con el juego, con la prostitución, la que amenaza y persigue a lxs pibxs de nuestras barriadas obligandolxs a que “trabajen” para ellos en el delito . La de las comisarías de primera y segunda clase, en virtud de cuánto hay de sobresueldo para el comisario y algunos oficiales, precisamente por la tajada que dejan esos pingües negocios por izquierda.
Esos son los que ahora se hacen las víctimas de tener bajos salarios y apenas produjeron su algarada y atacaron el domicilio del propio gobernador provincial, subvirtiendo totalmente el orden que ellos mismos dicen cuidar, les fueron concedidos aumentos sin chistar, en vez de exonerarlos y detener a sus jefes, como hubiera correspondido. Aumentos, no olvidemos, que se les niegan a los esforzados y valientes trabajadores y trabajadoras de la salud que pelean en primera linea contra el Covid, por no enumerar la larga lista de quienes, ocupados, desocupados, jubilados, de todas las actividades, nunca entran en la lista del “reparto” oficial.
El otro tema a analizar es la tremenda y suicida debilidad de este gobierno que al no responder como se debe frente a esta mafia descontrolada, armada y legalizada, le ha dado más alas a quienes indudablemente están jugando para una operatoria de la derecha local y externa. En ese sentido, llama la atención, como a pesar de la gravedad de la situación, el Presidente sigue adoptando un discurso blando, ambiguo y concesivo, creyendo que de esta manera frenará al monstruo. ¿Se olvida de lo ocurrido en Bolivia, donde se adoptó la misma estrategia y policías como estos, fueron el factor fundamental del golpe contra el gobierno popular de Evo Morales? ¿Se olvida del rol que jugaron policías similares en Ecuador para desestabilizar a Rafael Correa?
Indudablemente, no se aprende de las experiencias. No es con paños fríos ni desmovilizando al pueblo que se frenan los golpes de Estado, algo que indudablemente aquí se está gestando entre policías y esos militares que el Presidente también elogió. A la desestabilización se la vence con la fuerza del pueblo organizado y en la calle, antes que sea demasiado tarde. Por supuesto que no queremos de ninguna manera que se interrumpa el ciclo constitucional iniciado en diciembre pasado, porque fue el voto popular el que instaló a este gobierno, pero tampoco queremos que nos lleven puestos a todos sus repetidas concesiones a la oligarquía a la que no se quiere expropiar, a los enemigos externos con los que se coquetea y a los poderes fácticos locales frente a los que se baja la cabeza.
Hoy más que nunca decimos: Solo el pueblo salvará al pueblo!
Unirse desde abajo, organizarse combatiendo
OLP-Resistir y Luchar