Por Diana Manzo. Resumen Latinoamericano, 8 de septiembre 2020.
Su nombre es Casandra Casasola y le gusta contar historias olvidadas de los pueblos a través del cine , se considera autodidacta pero con formación de dos años en el Campamento Audiovisual Itinerante y recientemente junto con los productores Nicolás Rojas y Erik Baeza obtuvieron el mejor reconocimiento de su documental “Tayuku” en el Festival Doqumenta 2020.
Ella tiene 24 años de edad y nació en una comunidad formada por migrantes llamada Colonia Monte Albán y creció en San Pablo Etla, Oaxaca. En el 2012 comenzó su camino en el séptimo arte cuando tomó su primer taller de cine experimental estenopeico en el Centro Fotografico Manuel Alvarez Bravo.
Casandra ha trabajado y colaborado en La Calenda Audiovisual, OaxacaCine, Agencia Bengala, Bambú Audiovisual y en diversas producciones cinematográficas dentro de las áreas de producción y cinefotografía.
La joven oaxaqueña con raíces de la Ciudad de México explica que contar las historias de los pueblos a través del cine, es lo que le ha dado un valor humano a sus filmes, porque es justamente lo que se ha olvidado de las producciones, regresar a lo que en la faz de la tierra, en la naturaleza, con los suyos.
Sus primeros acercamientos al cine fueron en su infancia, porque este arte entró a su hogar debido a que pocas veces acudía a una sala de cine porque no había recursos, entonces las rentas de películas eran el atractivo de pasatiempo en su familia.
“Al tener también raíces defeñas, en navidades íbamos a la Ciudad de México y de rentar pasamos a comprar DVD’s piratas de Tepito, de a docenas. Los fines de semana con mi familia hacíamos maratón de películas”.
Asimismo recuerda que cuando se acercaban las fechas de muertos, ella y su madre ya sabían que en la televisión pasaban las películas de Taboada, por lo que esos días planeaban verlas y disfrutarlas.
Fando y Lis, crucial en su carrera
El día crucial para su carrera como cineasta, fue cuando acudió al Cine Club Pochote, que aunque le da pena confesar que fue por la película de Fando y Lis, pero ese instante algo le movió y decidió que por el resto de su vida se dedicaría a contar historias a través del filme.
“Una no es consciente de estas cosas hasta que se las preguntan y haces memoria para darte cuenta cómo entra el cine en nuestras vidas”, añadió.
En el 2017, ingresó al Programa a Jóvenes Creadores 2017 – 2018 del FONCA en el apartado de Estímulos a Creadores Cinematográficos 2017 en líneas argumentales, el Estímulo a Creadores Cinematográficos 2018 en desarrollo de proyectos y el Estímulo a la Creación Audiovisual de México y Centro América 2020 del IMCINE en la cual desarrolló su ópera prima documental “A través de Tola”.
Casandra ama lo que hace, le gusta ser una trotamundos en conquista de historia, camina, deambula, percibe y siente, eso la ha hecho sensible a contar y narrar historia, las cuales trabaja todos los días por que su pasión indudablemente, es el cine y todo lo que lo rodea.
Por eso Tayuku, el más reciente filme donde participó como productora, cinefotografa y sonidista que resultó ganador del Festival Documenta 2020 y también del Festival Morelia, destaca la historia de un milenario árbol que dio origen a Yosonuviko, un pueblo de las nubes en la mixteca de Oaxaca que vuelve a la memoria colectiva, para recordar que se necesita la convivencia con el equilibro y con la naturaleza.
Finalmente, Cassandra sigue desarrollándose en el mundo de la cinefotográfa, la dirección y la producción fílmica; y actualmente se encuentra trabajando en proyectos personales y en proyectos de colegas oaxaqueños para enaltecer el cine comunitario en los grandes festivales de México y el mundo.
Fuente: Agencia de Noticias IstmoPress //La Jornada
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