Pen­sa­mien­to crí­ti­co. Duter­te y Bol­so­na­ro: her­ma­nos sia­me­ses de extre­ma derecha

Por Lu Sudré. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 1 de noviem­bre de 2020.

Hay mucho en común en el sur­gi­mien­to de gobier­nos auto­ri­ta­rios en Fili­pi­nas y Bra­sil, según el aná­li­sis de poli­tó­lo­ga filipina.

Defen­sa de la ciu­da­da­nía, dis­cur­sos que exal­tan la vio­len­cia, per­se­cu­ción de acti­vis­tas de dere­chos huma­nos, popu­lis­mo, mili­tan­cia vir­tual radi­ca­li­za­da, cer­ca­nía a los mili­ta­res, medi­das eco­nó­mi­cas neo­li­be­ra­les, hijos y fami­lia­res en pues­tos polí­ti­cos y gobier­nos que acu­mu­lan denun­cias de corrupción.

A pesar de las simi­li­tu­des y del pri­mer nom­bre que pro­ba­ble­men­te le vie­ne a la men­te, Jair Bol­so­na­ro no es el úni­co pre­si­den­te de extre­ma dere­cha con tales carac­te­rís­ti­cas. Estos son tam­bién los prin­ci­pa­les ele­men­tos que mar­can la tra­yec­to­ria de Rodri­go Duter­te, pre­si­den­te de Fili­pi­nas, en el sudes­te asiá­ti­co, en el poder des­de 2016.

Al igual que el capi­tán reti­ra­do, Duter­te ocu­pó car­gos polí­ti­cos duran­te déca­das y, sin espe­cia­lis­tas, inves­ti­ga­do­res y sec­to­res tra­di­cio­na­les de la dere­cha en espe­ra, alcan­zó el pues­to más alto del país con dis­cur­sos puni­ti­vos y el apo­yo de una par­te con­si­de­ra­ble de la población.

Según la fili­pi­na Ceci­lia Lero, poli­tó­lo­ga de la Uni­ver­si­dad de Notre Dame y beca­ria post­doc­to­ral en el Cen­tro de Estu­dios Metro­po­li­ta­nos de la Uni­ver­si­dad de São Pau­lo (USP), el modus ope­ran­di auto­ri­ta­rio de Duter­te y Bol­so­na­ro es el mis­mo, ámbos blan­cos de crí­ti­cas de la comu­ni­dad internacional.

En esta entre­vis­ta con Bra­sil de Fato, la inves­ti­ga­do­ra des­cri­be el con­tex­to polí­ti­co actual en Fili­pi­nas y tra­za para­le­los entre el ascen­so de la extre­ma dere­cha en ambos países.

“La cam­pa­ña de Duter­te fue muy simi­lar a la de Bol­so­na­ro. ‘Vamos a sacar a los vie­jos polí­ti­cos, todos son corrup­tos, no hacen nada. Soy dife­ren­te por­que digo lo que pien­so”. Muy simi­lar a Trump. Dere­chos del buen ciu­da­dano. Dice que las ONG y los acti­vis­tas de dere­chos huma­nos solo se preo­cu­pan por los delin­cuen­tes y no por sus víc­ti­mas. Dice que noso­tros, que nos preo­cu­pa­mos por los dere­chos huma­nos, somos obs­tácu­los para el desa­rro­llo de Fili­pi­nas por­que no le deja­mos hacer lo nece­sa­rio para ‘lim­piar el país’ ”, dice Lero.

Des­de el ini­cio de su gobierno, Duter­te ha impues­to su doc­tri­na al orde­nar miles de ase­si­na­tos en nom­bre de la «gue­rra con­tra las dro­gas», su prin­ci­pal estandarte.

En 2019, duran­te una con­fe­ren­cia del Con­se­jo de Dere­chos Huma­nos de la ONU en Gine­bra, los euro­peos pidie­ron la aper­tu­ra de una inves­ti­ga­ción inter­na­cio­nal con­tra las polí­ti­cas de eje­cu­ción de Duter­te, que ya habían mata­do a 27.000 per­so­nas en ese momen­to. La reso­lu­ción fue apro­ba­da por 18 votos a favor y 14 en con­tra, con la abs­ten­ción de Brasil.

“Fue ele­gi­do dicien­do: «Mata­ré a todas las per­so­nas mal­va­das. A todos los adic­tos y tra­fi­can­tes». Duran­te la cam­pa­ña, dijo que cuan­do fue­ra ele­gi­do, la bahía de Mani­la esta­ría roja con la san­gre de «los cri­mi­na­les y vaga­bun­dos”, recuer­da la investigadora.

Tam­bién según el poli­tó­lo­go, el favo­re­ci­mien­to del capi­tal finan­cie­ro inter­na­cio­nal, un nacio­na­lis­mo opor­tu­nis­ta y la pro­xi­mi­dad a los mili­ta­res son tam­bién ele­men­tos com­par­ti­dos por los pre­si­den­tes. Así como el inten­to de miti­gar los impac­tos de la pan­de­mia del nue­vo coro­na­vi­rus al ini­cio de la pan­de­mia y la ausen­cia de insu­mos para el área de salud. Según lo moni­to­rea­do por la Uni­ver­si­dad Johns Hop­kins, más de 378.000 per­so­nas esta­ban infec­ta­das con covid-19 en Fili­pi­nas a fines de octu­bre, con más de 7.000 muertes.

Bra­sil de Fato. ¿Cuál es el con­tex­to polí­ti­co y socio­eco­nó­mi­co actual de Filipinas?

-Ceci­lia Lero: Mucha gen­te no se da cuen­ta, pero Fili­pi­nas tie­ne mucho que ver con Bra­sil y Amé­ri­ca Lati­na en gene­ral. Fui­mos colo­nia espa­ño­la duran­te más de 300 años y tuvi­mos una dic­ta­du­ra en las mis­mas déca­das que aquí en Bra­sil y en otros paí­ses de la región.

Una dic­ta­du­ra simi­lar, cen­tra­da en los mili­ta­res, pero había una fami­lia y no un con­jun­to de gene­ra­les. Una dic­ta­du­ra de extre­ma dere­cha que imple­men­tó una serie de sis­te­mas, entre ellos lo que lla­ma­mos auto­ri­ta­ris­mo buro­crá­ti­co. Son tec­nó­cra­tas que dise­ñan sis­te­mas com­pli­ca­dos para poder con­tro­lar a las personas.

Tam­bién hay mucha corrup­ción. Derro­ca­mos nues­tra dic­ta­du­ra en 1986 y el pre­si­den­te fue ele­gi­do en 1987. Al mis­mo tiem­po, en Bra­sil (1985, cuan­do ter­mi­nó la serie de gobier­nos mili­ta­res que vinie­ron des­pués del gol­pe de 1964).

Y al igual que Bra­sil, Fili­pi­nas, en el sudes­te asiá­ti­co, fue la estre­lla de la región. Un lugar al que sen­ti­mos que nos diri­gía­mos hacia ade­lan­te. Evi­den­te­men­te, aun­que con mucha mise­ria. Es un país don­de más del 20% de los ciu­da­da­nos vive en la pobreza.

El con­sen­so es que está­ba­mos evo­lu­cio­nan­do y nos con­ver­ti­ría­mos en una demo­cra­cia con­so­li­da­da. Por eso comen­cé a hacer mi carre­ra estu­dian­do y hacien­do com­pa­ra­cio­nes entre los movi­mien­tos socia­les de Bra­sil y Fili­pi­nas. Ambos paí­ses tie­nen una tra­di­ción muy fuer­te de movi­mien­tos socia­les, ONG y lucha por los dere­chos humanos.

Muchos bra­si­le­ños no lo saben, pero los que estu­dia­mos cien­cia polí­ti­ca inter­na­cio­nal vemos a Bra­sil como un país lleno de lec­cio­nes cuan­do pen­sa­mos en otros paí­ses menos desarrollados.

En 2016 fue ele­gi­do pre­si­den­te Rodri­go Duter­te. Un pro­ce­so muy simi­lar al de Bol­so­na­ro. Un año antes de ser ele­gi­do, nadie pen­só que fue­ra posi­ble. Fue una mala bro­ma elegirlo.

Fue alcal­de de Davao, una ciu­dad en el extre­mo sur, duran­te 30 años, des­de el regre­so de la demo­cra­cia. Fili­pi­nas es un lugar don­de la polí­ti­ca tie­ne mucho coro­ne­lis­mo. En la mayo­ría de los luga­res, las fami­lias adi­ne­ra­das y ancia­nas están a cargo.

Duter­te ya esta­ba rela­cio­na­do con el uso de la vio­len­cia en su ciu­dad. Por tener escua­dro­nes de la muer­te que per­si­guenn a los peque­ños delin­cuen­tes, que roban celu­la­res o billeteras.

En 2016 ganó las elec­cio­nes y asu­mió, dejan­do atrás la ges­tión del pre­si­den­te Aquino, una ges­tión del par­ti­do libe­ral, con pro­gra­mas socia­les pero con visión pro mer­ca­do. Esa idea de redu­cir la pobre­za sin meter­se con el capi­tal glo­bal. Era muy popu­lar, se fue con más del 50% de apro­ba­ción. Pero en Fili­pi­nas no hay reelec­ción para pre­si­den­te y el que fue pues­to por su par­ti­do para pos­tu­lar­se no era popu­lar. El otro can­di­da­to estu­vo invo­lu­cra­do en car­gos de corrup­ción, lo que le dio a Duter­te una oportunidad.

Pero no creo que su elec­ción se deba a la ausen­cia de otro can­di­da­to fuer­te. Tam­bién son cau­sas estructurales.

-¿Cuá­les fue­ron los otros fac­to­res que lle­va­ron al ascen­so de Duterte?

-Su cam­pa­ña fue muy simi­lar a la de Bol­so­na­ro. «Vamos a sacar a los vie­jos polí­ti­cos, todos son corrup­tos, no hacen nada. Yo soy dife­ren­te por­que digo lo que pien­so». Muy simi­lar a Trump.

Y tam­bién por­que dijo: «Voy a matar a toda la gen­te mal­va­da. Todos los adic­tos y tra­fi­can­tes de dro­gas». Duran­te la cam­pa­ña, dijo que cuan­do fue­ra ele­gi­do, la bahía de Mani­la esta­ría roja con la san­gre de «vaga­bun­dos criminales».

Este men­sa­je fue atrac­ti­vo para muchas per­so­nas. Es intere­san­te notar que antes de su can­di­da­tu­ra, la gen­te esta­ba preo­cu­pa­da por la delin­cuen­cia, pero en las encues­tas, esto no era una preo­cu­pa­ción mayor. El pri­me­ro fue siem­pre el tra­ba­jo y los ingresos.

Creo que ese men­sa­je fue efi­caz por­que en las déca­das de 1990 y 2000, la eco­no­mía fili­pi­na cre­ció mucho. Hay una nue­va cla­se media baja, una nue­va cla­se tra­ba­ja­do­ra, que por pri­me­ra vez tie­ne una for­ma de decir que es dife­ren­te a las de la favela.

Tam­bién sabe­mos que la ideo­lo­gía del capi­ta­lis­mo incen­ti­va esta idea de meri­to­cra­cia. Duter­te tuvo mucho éxi­to al con­ven­cer a la gen­te de que Fili­pi­nas, como país, no esta­ba avan­zan­do debi­do a la gen­te «mala», a la que defi­ne como tra­fi­can­tes y con­su­mi­do­res de drogas.

Es impor­tan­te decir que esto no tie­ne nada que ver con los datos ofi­cia­les que tene­mos sobre dro­gas, que mues­tran que menos del 2% del país ha con­su­mi­do dro­gas ile­ga­les. La dro­ga que la gen­te pre­fie­re es la metan­fe­ta­mi­na y la tasa de con­su­mo en Fili­pi­nas es mucho menor que en Esta­dos Uni­dos o Ingla­te­rra, por ejem­plo. Pero es esta cons­truc­ción del otro, del enemigo.

Tam­bién nota­mos en otros paí­ses don­de se da este giro a la extre­ma dere­cha, que esta es la herra­mien­ta que uti­li­zan, que los dife­ren­cia de otros auto­ri­ta­rios a lo lar­go de la his­to­ria: ellos defi­nen quié­nes son las bue­nas per­so­nas y quié­nes no. Y crean esta sen­sa­ción de que hay una cegue­ra en la socie­dad que jus­ti­fi­ca el uso del Esta­do para exter­mi­nar a las per­so­nas «del mal».

-¿Está tam­bién muy pre­sen­te el dis­cur­so nacio­na­lis­ta? ¿Exis­te una per­se­cu­ción a los defen­so­res de dere­chos huma­nos del país?

-Los dere­chos huma­nos están muy ame­na­za­dos. Se uti­li­zan los mis­mos lemas que usa Bol­so­na­ro. Dere­chos, pero para los ciu­da­da­nos de bien. En sus dis­cur­sos, Duter­te, dice siem­pre que las ONGs y los acti­vis­tas de dere­chos huma­nos solo se preo­cu­pan por los cri­mi­na­les, y que no se preo­cu­pan por sus víctimas.

Dice que noso­tros, que nos preo­cu­pa­mos por los dere­chos huma­nos, somos un obs­tácu­lo para el desa­rro­llo por­que no le deja­mos hacer lo nece­sa­rio para «lim­piar el país».

Inclu­so envia­ron a la cár­cel a defen­so­res de los dere­chos huma­nos. El ejem­plo más fuer­te es el de la sena­do­ra Lai­la de Lima, ele­gi­da el mis­mo año que Duterte.

Antes de eso, fue secre­ta­ria de jus­ti­cia y jefa de la Comi­sión de Dere­chos Huma­nos. Pero cuan­do ingre­só al Sena­do, ya tenía la inten­ción de crear un IPC sobre los ase­si­na­tos en nom­bre de la gue­rra con­tra las dro­gas de Duter­te. ¿Qué hizo el régi­men de Duter­te? Pre­sen­tó una serie de car­gos en su con­tra y la acu­só de ser tra­fi­can­te de drogas.

El nacio­na­lis­mo tam­bién se usa amplia­men­te. Duter­te hace el mis­mo tea­tro que hacen Bol­so­na­ro y Trump. Abra­zan la ban­de­ra, besan la ban­de­ra. Otra cosa que vemos en seme­jan­za entre Esta­dos Uni­dos, Bra­sil, Fili­pi­nas, Hun­gría, Tur­quía e India, es la ima­gen de ser el «padre», el pro­tec­tor del país. «No pue­des meter­te con mi país. Haré todo lo posi­ble para protegerlo».

Inclu­so es iró­ni­co. Este sen­ti­do de nacio­na­lis­mo se usa mucho cuan­do se habla de Esta­dos Uni­dos. Pero his­tó­ri­ca­men­te Fili­pi­nas está muy cer­ca de ellos. Fui­mos su colo­nia des­pués de los espa­ño­les. Inclu­so las encues­tas mues­tran que a los fili­pi­nos les gus­ta más Esta­dos Uni­dos que a los pro­pios estadounidenses.

Cuan­do Duter­te fue ele­gi­do, Oba­ma toda­vía era pre­si­den­te. Y Oba­ma a tra­vés de su depar­ta­men­to de rela­cio­nes exte­rio­res envió decla­ra­cio­nes dicien­do que esta­ban preo­cu­pa­dos por la situa­ción de los dere­chos huma­nos con Duter­te en la pre­si­den­cia, y por supues­to, esto no le gus­tó nada.

Uti­li­zó la excu­sa del nacio­na­lis­mo en ese momen­to, pero no dice lo mis­mo cuan­do se tra­ta de Chi­na. Dado que los Esta­dos Uni­dos de Trump «aban­do­nan» la región, Chi­na por su par­te está inten­tan­do incidir.

Ade­más, hay una dispu­ta terri­to­rial con Chi­na y no escu­cha­rás a Duter­te usar la ban­de­ra nacio­na­lis­ta para defen­der el terri­to­rio. Solo lo usa­rá como una herra­mien­ta emo­cio­nal para con­mo­ver a la gen­te, como si solo él tuvie­ra dere­cho a defi­nir qué es el país.

Ceci­lia Lero es poli­tó­lo­ga y beca­ria post­doc­to­ral en la Uni­ver­si­dad de São Pau­lo (USP) /​Foto: Archi­vo Personal

-Ade­más del popu­lis­mo, la per­se­cu­ción de los dere­chos huma­nos y este per­fil que nadie pen­só que lle­ga­ría al poder, ¿cuá­les son las otras similitudes?

-La eco­no­mía. Duter­te tam­bién dice «no sé nada de eco­no­mía, pon­go toda mi fe en mi minis­tro», que es un super­neo­li­be­ral. Su úni­ca estra­te­gia de desa­rro­llo es reci­bir capi­tal extranjero.

Cuan­do era can­di­da­to, dijo que no deja­ría cre­cer la mine­ría. Des­pués de ser ele­gi­do, libe­ró la mine­ría, libe­ró la com­pra de terri­to­rios en Fili­pi­nas por par­te de Chi­na. Es una estra­te­gia de desa­rro­llo total­men­te enfo­ca­da al capi­tal finan­cie­ro internacional.

Tan­to Duter­te como Bol­so­na­ro no res­pe­tan las ins­ti­tu­cio­nes demo­crá­ti­cas, ni a los par­ti­dos, ni a otras ins­ti­tu­cio­nes. En esta ola que esta­mos pasan­do des­de la extre­ma dere­cha, mucha gen­te dice que es fas­cis­mo, pero es impor­tan­te seña­lar que es dife­ren­te al fas­cis­mo tra­di­cio­nal de Ita­lia en los años treinta.

Estas per­so­nas no están intere­sa­das ni están intere­sa­das en cons­truir una base orga­ni­za­da. Solo per­so­nas lla­ma­das por las redes socia­les para pelear con otras personas.

Por ejem­plo, Bol­so­na­ro como pre­si­den­te podría haber toma­do el con­trol de su par­ti­do, crean­do algo más gran­de. Lo mis­mo Duter­te, que fue ele­gi­do con un par­ti­do con menos de sie­te per­so­nas en la Cáma­ra Nacio­nal. Cuan­do fue ele­gi­do, todos acu­die­ron a su par­ti­do, pero él nun­ca se moles­tó en fortalecerlo.

Otro pare­ci­do con Bol­so­na­ro son los hijos, que no están vin­cu­la­dos al mis­mo par­ti­do. Tie­nen sus pro­pias redes, que son aún más pode­ro­sas. Se tra­ta de no cons­truir un par­ti­do y hacer que sus hijos sean per­so­nas que gobier­nan en polí­ti­ca. Uno de los hijos de Duter­te es alcal­de o vice­pre­si­den­te. Su otra hija hace cam­pa­ña por sus aliados.

Estos pre­si­den­tes no quie­ren tener una orga­ni­za­ción, inclu­so si les son lea­les. Por­que cuan­do tie­nes esta base orga­ni­za­da, se pue­de poner en su con­tra. Les gus­ta que la gen­te vaya de casa del tra­ba­jo y del tra­ba­jo a casa, con sus telé­fo­nos móvi­les y pelean­do entre ellos. Para que no haya fuer­zas para exi­gir­le nada al gobierno.

Y está la cues­tión de la leal­tad per­so­nal, que es más impor­tan­te. Como Bol­so­na­ro, que siem­pre des­pi­de a gen­te del gabi­ne­te por cual­quier cosa, al igual que Trump, Duter­te hace lo mis­mo. La leal­tad per­so­nal es más impor­tan­te que cual­quier otra competencia.

Posi­cio­nar a los mili­ta­res es otro ele­men­to en común. Cuan­do Duter­te fue ele­gi­do, vio que las fuer­zas arma­das podían sacar­lo del poder si que­rían y por eso nece­si­ta­ría su apoyo.

A lo lar­go de su pre­si­den­cia, poco a poco van entran­do más y más gene­ra­les por­que quie­re dar tener a las fuer­zas arma­das de su lado.

La pro­yec­ción de las cam­pa­ñas pasó por el mis­mo camino. Un año antes nadie pen­sa­ba que Duter­te sería pre­si­den­te, pare­cía una bro­ma. Estu­ve aquí en Bra­sil a fina­les de 2015 cuan­do empe­za­ba a aso­mar en las encues­tas e inclu­so le hice un chis­te a mis ami­gos: «será Duter­te en Fili­pi­nas, Trump en Esta­dos Uni­dos y Bol­so­na­ro aquí»‘. Y todos se rieron.

Y eso tam­bién for­ma par­te de lo mis­mo. La gen­te «seria» de la polí­ti­ca no los tomó en serio. No podía­mos ima­gi­nar que la pobla­ción vota­ría por alguien que habla de matar a otros. Como Fili­pi­nas es un país domi­na­do por el coro­ne­lis­mo, cuan­do Duter­te dijo que iba a cerrar el Con­gre­so por­que no hacía nada, algo que dicen todos los que odian la polí­ti­ca, pen­sé que no gana­ría, que los coro­ne­les regio­na­les no lo deja­rían ganar. Pero eso no sucedió.

-En este sen­ti­do, la dere­cha tra­di­cio­nal bra­si­le­ña tam­po­co cre­yó en el poten­cial de Bol­so­na­ro y lle­gó a pen­sar que no podría per­ma­ne­cer en el gobierno. Pero inclu­so con todas estas carac­te­rís­ti­cas con­tro­ver­ti­das, están cum­plien­do el man­da­to. ¿Cómo reac­cio­na y se com­por­ta esta dere­cha más con­ser­va­do­ra en este con­tex­to en Filipinas?

-Es una cues­tión de opor­tu­nis­mo. Duter­te dejó muy cla­ro que pon­dría un neo­li­be­ral en la car­te­ra de eco­no­mía. Es como en Bra­sil. Bol­so­na­ro puso a Gue­des para cal­mar­se y traer a su lado a los ban­que­ros, los gran­des capitalistas.

Vie­ron que a pesar de que esta per­so­na tie­ne com­por­ta­mien­tos gro­se­ros, al final lo impor­tan­te es que Duter­te les entre­gue lo que quie­ren eco­nó­mi­ca­men­te. Ade­más, lo que ayu­dó mucho fue esta ola de apo­yo popu­lar, algo que nun­ca había vis­to en mi vida.

Las vie­jas fami­lias no cri­ti­can a Duter­te por no haber sido ame­na­za­do por sus segui­do­res. Es muy inti­mi­dan­te tener a todas estas per­so­nas en línea, inclui­dos muchos fili­pi­nos en otros países.

-¿Y cómo es el vis­to bueno de Duter­te, que ha pasa­do más de la mitad de su gobierno? ¿Tan­to él como Bol­so­na­ro real­men­te domi­na­ron esta máqui­na de poder?

-La apro­ba­ción es bue­na debi­do a la gue­rra con­tra las dro­gas. La mayo­ría de las per­so­nas que fue­ron ase­si­na­das son per­so­nas pobres que ni siquie­ra sabe­mos si tenían algo que ver con las dro­gas. Pero lo que hace es lle­gar a las regio­nes y decir que tie­ne un rol, una lis­ta de nar­co­po­lí­ti­ca, pero no dice quién está en la lis­ta. Así que inclu­so los otros polí­ti­cos están asus­ta­dos. Si Duter­te deci­de que alguien no le agra­da, pue­de hacer que lo arres­ten o lo maten.

Esta sena­do­ra Lai­la de Lima, que fue dete­ni­da pocos meses antes de que Duter­te asu­mie­ra la pre­si­den­cia, es un ejem­plo de este proceso.

Su apro­ba­ción es muy alta, ya que arran­có por enci­ma del 70%. Ten­go una teo­ría al res­pec­to: obvia­men­te a mucha gen­te no le gus­ta su gobierno, pero creo que tie­ne que ver con el miedo.

Inclu­so yo, que soy una per­so­na cono­ci­da y que estoy en con­tra, si alguien que no me cono­ce lla­ma a mi puer­ta pre­gun­tan­do si me gus­ta Duter­te o no, no sé cómo con­tes­tar. Lo vi yen­do a las comu­ni­da­des. Cuan­do la gen­te no me cono­ce y le pre­gun­to por el pre­si­den­te, nadie quie­re decir nada. Pero cuan­do me cono­cen o alguien me pre­sen­ta, la gen­te empie­za a quejarse.

Aun así, a muchas per­so­nas les gus­ta mucho el pre­si­den­te y no quie­ren escu­char nada más.

Las estra­te­gias tuvie­ron éxi­to. Había una estra­te­gia para poder con­tro­lar otras ramas y depar­ta­men­tos guber­na­men­ta­les. En Fili­pi­nas tene­mos un sis­te­ma en el que el pre­si­den­te tie­ne más poder que la legis­la­tu­ra y los tri­bu­na­les por­que el pre­si­den­te con­tro­la la libe­ra­ción de fondos.

Esto suce­dió mucho en Fili­pi­nas. El pre­si­den­te tie­ne el poder, aun­que no cons­ti­tu­cio­nal­men­te, de dar dine­ro a cada con­gre­sis­ta, para pro­yec­tos par­ti­cu­la­res, que eli­ja. Inclu­so si en teo­ría hay un plan de desa­rro­llo en el depar­ta­men­to de desa­rro­llo o de obras públi­cas, el pre­si­den­te está en pleno poder. Si no le gus­ta algu­na región, no invertirá.

Cuan­do Duter­te asu­mió la pre­si­den­cia, el pre­su­pues­to de su región subió mucho, más del 300%. Ade­más, tam­bién tomó el con­trol de la Cor­te Supre­ma, des­ti­tu­yen­do a su jefe. Como acción eje­cu­ti­va. Allí el Minis­te­rio Públi­co no es inde­pen­dien­te, está por deba­jo del pre­si­den­te, de su des­pa­cho. Lue­go, el fis­cal gene­ral del país inter­pu­so deman­das con­tra el titu­lar de la Cor­te Supre­ma para des­ti­tuir­la, dicien­do que no esta­ba cali­fi­ca­da, que hubo erro­res buro­crá­ti­cos en su nom­bra­mien­to. Y logra­ron sacarlo.

Hacen todo esto de una mane­ra muy coor­di­na­da. Son accio­nes lega­les des­de den­tro del gobierno y tam­bién hay accio­nes lega­les de ONG alia­das con el gobierno, así como en sus redes socia­les, para hacer la vida de la gen­te un infierno, difa­mar y hablar mal de per­so­na o fami­lias. Tam­bién esto impli­ca mucho dine­ro. Todo está coor­di­na­do. Lo hicie­ron con Lei­la de Lima y María Lour­des Sereno, quien era titu­lar de la Corte.

-¿Cuál es el balan­ce de Fili­pi­nas antes de Duter­te y des­pués de Duter­te? ¿Cómo ima­gi­na que será la reali­dad de Bra­sil des­pués de los pró­xi­mos dos años de Bolsonaro?

-La ges­tión de Duter­te es la des­truc­ción de los con­tro­les e ins­ti­tu­cio­nes demo­crá­ti­cos, inclu­so la des­truc­ción de la poli­cía. Fue la poli­cía a la que el pre­si­den­te orde­nó matar gen­te y que alcan­zó un nivel absur­do de corrup­ción. Al menos al prin­ci­pio, la poli­cía cobra­ba por cabe­za con­se­gui­da y así extor­sio­na­ba. Secues­tra­ron, dije­ron que era par­te de la gue­rra con­tra las dro­gas y pidie­ron dine­ro a las familias.

Tam­bién vemos un efec­to des­truc­ti­vo muy gran­de sobre la ciu­da­da­nía. Los ciu­da­da­nos se ven a sí mis­mos como enemi­gos. Que defien­dan la opi­nión aun­que no se base en la verdad.

Tam­bién creo que la ges­tión de Duter­te tuvo un gran impac­to en la auto­es­ti­ma de la gen­te pobre, en las fave­las. Pien­san: «Nos esta­mos murien­do todos los días y a nadie le impor­ta. Aquí somos como mos­cas, nos pue­den matar en cual­quier momen­to». La gen­te inclu­so dice que hicie­ron algo para mere­cer­lo. Este trau­ma nece­si­ta­rá gene­ra­cio­nes para solucionarlo.

Ade­más, la corrup­ción y nues­tra sobe­ra­nía se han agra­va­do. Chi­na está entran­do y com­pran­do nues­tro terri­to­rio, cons­tru­yen­do islas en nues­tro mar. Será muy difí­cil recu­pe­rar eso.

En tér­mi­nos de macro­eco­no­mía, antes de la pan­de­mia, esta­ba siguien­do el mis­mo camino que antes. No fue mucho mejor que la direc­ción ante­rior, pero estu­vo bien.

Cuan­do habla­mos de des­em­pleo, por ejem­plo, nos olvi­da­mos de recor­dar que pue­de haber menos des­em­pleo, pero muchos más tra­ba­jos pre­ca­rios y sin nin­gu­na pro­tec­ción social, muchos sub­con­tra­ta­dos. Tie­nes un tra­ba­jo, pero no es una fun­ción que sus­ten­te a tu fami­lia, que te per­mi­ta invertir.

Para Bra­sil, lo que creo es que está en una situa­ción un poco mejor por­que Bol­so­na­ro no tie­ne un apo­yo alto. Esto es muy impor­tan­te por­que otros polí­ti­cos que tam­bién son popu­lis­tas no se afe­rran a él.

Al mis­mo tiem­po, lo que está logran­do Bol­so­na­ro, simi­lar a Duter­te pero un poco más sutil, es des­ha­cer impor­tan­tes ins­ti­tu­cio­nes esta­ta­les. Como el Sis­te­ma Úni­co de Salud (SUS), como la Fun­da­ción Pal­ma­res. Poco a poco. Y al mis­mo tiem­po dis­tra­yen­do con temas de sus minis­tros o de sus hijos.

Lo más impor­tan­te que pue­do decir­les a los bra­si­le­ños es que no cai­gan en el agu­je­ro de las dis­trac­cio­nes. No cai­gan en ese agu­je­ro, espe­cial­men­te aho­ra en las elec­cio­nes. No crea en can­di­da­tos que vie­nen de la nada, que dicen cosas para pro­vo­car y ganar rele­van­cia. Hay que pres­tar aten­ción a las cosas ins­ti­tu­cio­na­les que se están desmantelando.

Logra­ron ganar por­que habla­ron mal de los par­ti­dos, de los polí­ti­cos. Nece­si­ta­mos par­ti­dos más fuer­tes que mues­tren a los votan­tes cuá­les son las ideo­lo­gías de esta gente.

-¿Cómo lidió Fili­pi­nas con la pan­de­mia? ¿Hubo ali­nea­ción con Esta­dos Unidos?

-Fue un poco dife­ren­te, pero con un resul­ta­do simi­lar. Al prin­ci­pio, como al virus se lo rela­cio­na­ba direc­ta­men­te con Chi­na, Duter­te acep­tó gen­te de allí y dijo que el coro­na­vi­rus no era un pro­ble­ma. Hacia febre­ro o mar­zo reco­no­ció que era un pro­ble­ma y lo revir­tió 180º. Cerró el país, cerró todo.

Pero cerró todo sin hacer posi­ble el equi­pa­mien­to para hos­pi­ta­les. Los ciu­da­da­nos, indi­vi­dual­men­te, tuvie­ron que apren­der a hacer más­ca­ras de tela y plás­ti­co para donar a los hospitales.

Tam­bién es común que inten­ta­ron ocul­tar la can­ti­dad de infec­ta­dos y tam­bién dije­ron que el gobierno no se encar­ga­rá de las prue­bas, deján­do­lo en manos del mercado.

Pero la dife­ren­cia es el con­fi­na­mien­to, que se hizo de algu­na mane­ra con­tra los pobres. Muy mal imple­men­ta­do. Una sema­na se per­mi­tió una cosa, la sema­na siguien­te no. Nun­ca se sabe cuá­les son las reglas reales. Todo con­fu­so. El trans­por­te públi­co se detu­vo, pero las empre­sas pudie­ron con­ti­nuar. Los cen­tros comer­cia­les abrie­ron antes del trans­por­te públi­co, ¿cómo le irá al trabajador?

Cerra­ron el trans­por­te públi­co inter­es­ta­tal. Las tra­ba­ja­do­ras del hogar que tra­ba­ja­ban en el extran­je­ro y tenían que regre­sar, per­ma­ne­cie­ron en Mani­la duran­te meses sin poder regre­sar a sus estados.

Fue un con­fi­na­mien­to mili­ta­ri­za­do. Hubo casos en la ciu­dad de Mani­la don­de las per­so­nas que fue­ron pues­tas en cua­ren­te­na fue­ron colo­ca­das en jau­las para perros.

-¿Sigue cre­cien­do la ten­den­cia de estos líde­res de auto­ri­ta­rios de extre­ma dere­cha? ¿Cómo pen­sar en el futu­ro de estos países?

-Es muy difi­cil. En Fili­pi­nas, vimos cómo el gobierno logró man­te­ner­se más mili­ta­ri­za­do debi­do a la pan­de­mia. La gen­te esta­ba deses­pe­ra­da, por mie­do a per­der el acce­so a la ayu­da de emer­gen­cia, por ejemplo.

Duran­te la pan­de­mia, apro­ve­chó la opor­tu­ni­dad para apro­bar leyes dra­co­nia­nas con­tra el terro­ris­mo, que per­mi­ten al gobierno arres­tar a la per­so­na duran­te 24 días sin una orden judi­cial. Pen­sé que la for­ma en que mane­jó la pan­de­mia afec­ta­ría el apo­yo, la apro­ba­ción. Pero no fue así. La gen­te cul­pó a los gobier­nos loca­les en lugar de al presidente.

En Bra­sil, vemos el mis­mo efec­to, pero con dife­ren­tes carac­te­rís­ti­cas. Bol­so­na­ro subió en las urnas por la ayu­da de emer­gen­cia a pesar de que no era su proyecto.

Todo depen­de mucho de las habi­li­da­des comu­ni­ca­ti­vas. En Esta­dos Uni­dos, la res­pues­ta a la pan­de­mia tuvo otro resul­ta­do. La gen­te esta­ba indig­na­da por Trump.

En Fili­pi­nas, no veo un buen resul­ta­do. Creo que la pan­de­mia le per­mi­tió a Duter­te tener aún más con­trol. Cuan­do la gen­te está deses­pe­ra­da por obte­ner fon­dos y por­que el gobierno tie­ne más dine­ro que todos, pue­de mani­pu­lar a la pobla­ción más fácilmente.

-¿No hay pers­pec­ti­vas de movi­li­za­ción de la opo­si­ción popular?

-No y es algo que muchos lamen­tan. La izquier­da tie­ne la res­pon­sa­bi­li­dad de no poner en ries­go a sus miem­bros, pero la extre­ma dere­cha no, eso no le importa.

Pero inclu­so con altos índi­ces de apo­yo y gen­te pagan­do para salir a la calle, Duter­te y Bol­so­na­ro nun­ca logra­ron orga­ni­zar mani­fes­ta­cio­nes tan gran­des como la izquier­da, a pesar de que la izquier­da es débil.

Eso es por­que no les impor­ta tener una orga­ni­za­ción. Como can­di­da­tos, pudie­ron con­vo­car a miles de per­so­nas a los even­tos de su cam­pa­ña, pero nada mas. No lle­va­ron el men­sa­je de la cons­truc­ción con­jun­ta del país. Lle­va­ron el men­sa­je de que «cuan­do sea pre­si­den­te pue­des sen­tar­te en tu casa y no preo­cu­par­te por la política».

Esta­mos preo­cu­pa­dos. Ten­go más espe­ran­zas para Bra­sil en este momen­to que para Fili­pi­nas debi­do a las elec­cio­nes. Vere­mos si se eli­ge gen­te progresista.

Pero la dere­cha tra­di­cio­nal que men­cio­nas­te es bus­car a alguien que se lle­ve el pro­yec­to eco­nó­mi­co de Bol­so­na­ro, pero con la cara más boni­ta. Cuan­do, por ejem­plo, Doria (João Doria, gober­na­dor de São Pau­lo) pare­ce un pro­fe­sio­nal, tie­ne que recor­dar que es el mis­mo pro­yec­to eco­nó­mi­co, pro­yec­to con­tra los pobres que tie­ne Bol­so­na­ro. Debes estar cons­cien­te de lo que hay deba­jo de ese maquillaje.

Fuen­te: Bra­sil de Fato

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