Resumen Latinoamericano, 6 de enero de 2021.
La ley 27.610 no solo representa un cambio social y una modificación del Código Penal, sino también un giro en la militancia feminista. Nina Brugo lleva 30 años trabajando en el derecho al aborto legal y forma parte de las “históricas” de la Campaña.
Al retorno de su exilio en Brasil, la abogada laboralista se involucró de tal manera en la militancia que al día de hoy ya concurrió a todos los Encuentros Plurinacionales de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans, y formó parte de la comisión redactora de los proyectos de ley presentados por la Campaña.
Abogada laboralista e histórica militante por el derecho al aborto, Nina Brugo habló con El Grito del Sur sobre la sanción de la ley de IVE, las modificaciones al proyecto y la intención de los grupos antiderechos de judicializarlo. «El aborto rompe totalmente el sistema cuando permite a las mujeres cambiar el rol de madres que tienen asignado», asegura.
«¡Nos sobraron votos!», gritó Nina Brugo el 30 de diciembre a las 4.12 de la mañana, cuando la pantalla reflejó la voluntad de 38 senadores y senadoras de que el aborto sea legal, seguro y gratuito en Argentina. Es que la ley 27.610 no solo representa un cambio social y una modificación del Código Penal, sino también un giro en la militancia feminista, que se forjó a partir de la superación de obstáculos. Nina Brugo lleva 30 años trabajando en el tema y forma parte de las “históricas” de la Campaña, ese grupo que no sólo se ganó el reconocimiento de la marea verde sino memes y muñequitos en su honor. Apasionada, al retorno de su exilio en Brasil, la abogada laboralista se involucró de tal manera en la militancia que al día de hoy ya concurrió a todos los Encuentros Plurinacionales de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans, y formó parte de la comisión redactora de los proyectos de ley presentados por la Campaña. Días después de la sanción de la ley y aún con la euforia del festejo, Brugo habló con El Grito del Sur y aseguró que en la lucha se siente hermanada con las jóvenes.
¿Qué significa la sanción de la ley?
En primer lugar, significa que realmente hayamos conquistado un derecho fundamental para deconstruir la idea patriarcal de la mujer como reproductora. Es el reconocimiento de la persona gestante como sujeto de derechos, que es lo que los fundamentalistas se niegan a admitir. Yo llevo 30 años trabajando en esto, desde el Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe que se realizó en San Bernardo en 1990, y nunca creí que la ley de Matrimonio Igualitario iba a salir antes del aborto. Después entendí que era porque (el Matrimonio Igualitario) involucra también a los hombres y sigue manteniendo la estructura social de la institución familia. El aborto rompe totalmente el sistema cuando permite a las mujeres cambiar el rol de madres que tienen asignado.
¿Cómo lo viviste?
En algunos momentos consideramos que la aprobación podía peligrar porque algunos senadores no querían comentar su posición hasta no exponerla. Yo suplicaba que ganemos al menos por un artículo, tenía una actitud optimista pero con mis temores. Lo único que pude gritar cuando salió fue ¡Nos sobraron votos!, porque nueve votos de diferencia hacen a la contundencia de la necesidad de ese derecho. Por supuesto que el reconocimiento del Estado es importantísimo, pero la ley no se hubiera logrado si no hubiera existido un movimiento feminista movilizado.
Vos formaste parte de la comisión redactora de todos los proyectos de ley que presentó la Campaña…
Yo estuve en la redacción de los tres proyectos que se elaboraron. El primero, que se presentó en 2007 como Sociedad Civil, se cayó al año porque ningún diputado quiso hacerse cargo. Nosotras no queríamos que se lo apropiara ningún partido político, pero ‑de acuerdo al reglamento del Congreso- necesitábamos que fuera tomado por un legislador, entonces en 2008 lo presentamos con 22 firmas de diferentes bloques porque si hay algo que se ha trabajado dentro de la Campaña, es que sea transversal y pluralista. Era un proyecto sencillo que mantuvimos hasta el 2016, cuando vimos la necesidad de renovarlo a partir del Fallo F.A.L (2012). Ahí ya estipulamos las 14 semanas y algunos elementos mayores. Luego, durante el debate parlamentario del 2018, los legisladores tomaron nuestro proyecto como base pero hicieron las modificaciones que consideraron necesarias y posteriormente integramos en una tercera redacción con su presentación en mayo del 2019. Los proyectos tuvieron relación con el termómetro político de la época.
¿Quedaste conforme con el proyecto incluso después de las modificaciones que se plantearon en la Cámara de Senadores?
En realidad, el Senado incidió en cuatro artículos. Primero dos que se modificaron en la Cámara de Diputados en conversación con los senadores, donde se decidió que se cambiara el régimen de la objeción de conciencia institucional para el subsistema de salud privado y luego, ya dentro del Senado, cuando amenazaron con que querían mayores modificaciones e incluso con que vuelva a Diputados. A través de legisladoras allegadas logramos que no lo hicieran bajo el compromiso de contemplar estos pedidos en la reglamentación. Personalmente, el hecho de que saquen la palabra “integral” de la definición de salud no me parece peligroso porque nosotras nos basamos en el concepto de salud de la OMS y ellos no pueden ir contra una disposición de tipo internacional. Igual es importante resaltar que ningún tipo de reglamentación puede ir en contra del espíritu del artículo, puede aclarar pero no modificar.
¿Tenés miedo de que haya una contraofensiva antiderechos?
No lo creo. Hay quienes están buscando judicializar la ley para declarar su inconstitucionalidad. Me da risa eso, porque basarse en el inciso 23 del artículo 75 de la Constitución para hablar de la defensa de la vida desde la concepción es un disparate. Ahí lo que se busca es la protección de la seguridad social para una mujer que está embarazada y ahora eso queda cubierto con el Plan de los Mil Días. Quieren agarrarse de los tratados internacionales cuando éstos nos son favorables desde todo punto de vista y hay muchísimas jurisprudencias al respecto, fundamentalmente si tomamos la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer de la CEDAW, que permanentemente ha apoyado la lucha por el derecho al aborto.
Sos una de las históricas de la Campaña. ¿Qué sucede en la relación con las nuevas generaciones?
A mí me sigue mucho la juventud y me vitorean, pero cuando me tratan de usted yo les digo: ‘Perdón ¿soy compañera de ustedes? No me traten más de usted porque en la lucha todas somos iguales’. En la militancia yo no siento una diferencia generacional, la lucha es de todas las mujeres y diversidades. Fundamentalmente me siento hermanada.
Fuente: El grito del Sur