Méxi­co. Las deu­das ambien­ta­les en el 2020: defen­so­res ase­si­na­dos, menos pre­su­pues­to para medioam­bien­te y el impac­to de la pandemia

Thel­ma Gómez Durán /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 5 de enero de 2021

La cri­sis ambien­tal que vive Méxi­co des­de hace años, y que se refle­ja en el avan­ce de la defo­res­ta­ción o la pér­di­da de bio­di­ver­si­dad, no fue un tema que se aten­die­ra en 2020. Cien­tí­fi­cos y acti­vis­tas coin­ci­den en que duran­te este año se con­fir­mó que exis­te un des­dén, des­de el gobierno, hacia la agen­da ambiental.

En diciem­bre de 2018, cuan­do comen­zó la pre­si­den­cia de Andrés Manuel López Obra­dor —lla­ma­da por él mis­mo como la “Cuar­ta trans­for­ma­ción”—, en el ámbi­to cien­tí­fi­co ya se plan­tea­ba que exis­tía una cri­sis ambien­tal en Méxi­co y que era nece­sa­rio tra­zar una ruta para rever­tir esta situación.

Inclu­so, en octu­bre de 2019, un gru­po inter­dis­ci­pli­na­rio reu­ni­do en torno al Semi­na­rio Uni­ver­si­ta­rio de Socie­dad, Medio Ambien­te e Ins­ti­tu­cio­nes (SUSMAI) publi­có un libro don­de se plan­tea­ban cami­nos para aten­der asun­tos como la pér­di­da de eco­sis­te­mas y bio­di­ver­si­dad, la con­ta­mi­na­ción, la fal­ta de inver­sión en ener­gías reno­va­bles, el acce­so al agua de cali­dad, la ero­sión de los sue­los, el ago­ta­mien­to de las pes­que­rías, la des­truc­ción de man­gla­res y la cre­cien­te ile­ga­li­dad en el apro­ve­cha­mien­to forestal.

En la pre­sen­ta­ción del libro, el enton­ces secre­ta­rio de ambien­te y recur­sos natu­ra­les, el bió­lo­go Víc­tor Tole­do reco­no­ció que era nece­sa­rio decla­rar una “emer­gen­cia ambien­tal” en el país.

El 2020 ter­mi­nó y otra emer­gen­cia, la de la pan­de­mia del COVID-19, fue la pro­ta­go­nis­ta del año. Las polí­ti­cas públi­cas no se enca­mi­na­ron a la aten­ción de la cri­sis ambien­tal. El mejor refle­jo de ello fue que, inclu­so, antes de la pan­de­mia se dis­mi­nu­yó el pre­su­pues­to des­ti­na­do a todo el sec­tor ambien­tal y la Secre­ta­ría de Medio Ambien­te y Recur­sos Natu­ra­les (Semar­nat) ha sido la depen­den­cia que más cam­bios ha expe­ri­men­ta­do: en dos años han teni­do tres dife­ren­tes titulares.

Los peque­ños avan­ces que se die­ron en la agen­da ambien­tal duran­te 2020, como la rati­fi­ca­ción del Acuer­do de Esca­zú, se des­di­bu­jan ante el avan­ce de la defo­res­ta­ción, las agre­sio­nes con­tra los defen­so­res ambien­ta­les o una polí­ti­ca ener­gé­ti­ca que apues­ta por los com­bus­ti­bles fósi­les e igno­ra las con­se­cuen­cias ambientales.

Lo preo­cu­pan­te: un gol­pe al sec­tor ambiental

En los últi­mos cin­co años, Méxi­co ha vis­to cómo el pre­su­pues­to des­ti­na­do al medio ambien­te ha ido en pica­da: si en 2015 todo el sec­tor ambien­tal con­tó con 67 976 millo­nes de pesos (3 mil millo­nes de dóla­res), en 2020 esa cifra cayó a 29 869 millo­nes de pesos (1500 millo­nes de dólares).

Ese cas­ti­ga­do pre­su­pues­to lle­vó a que la Semar­nat, pero tam­bién la Comi­sión Nacio­nal de Áreas Natu­ra­les Pro­te­gi­das (Conanp), la Comi­sión Nacio­nal Fores­tal (Cona­for) y la Pro­cu­ra­du­ría Fede­ral de Pro­tec­ción al Ambien­te (Pro­fe­pa) tra­ba­ja­ran con recur­sos míni­mos.

Ade­más, en abril de 2020 —cuan­do la pan­de­mia por el COVID-19 ya esta­ba ins­ta­la­da en el país— se publi­có un decre­to para que todas las depen­den­cias del gobierno fede­ral rea­li­za­ran aún más ajus­tes pre­su­pues­ta­les, ya que no se des­ti­na­rían recur­sos para ren­ta de ofi­ci­nas, pape­le­ría, gaso­li­na o viáticos.

Acahuales en el ejido Nuevo Becal, Campeche
Acahua­les en el eji­do Nue­vo Becal, Cam­pe­che. Foto: Cor­te­sía CCMSS/​Con­sue­lo Pagaza

Para la doc­to­ra Leti­cia Merino, coor­di­na­do­ra del Semi­na­rio Uni­ver­si­ta­rio de Socie­dad, Medio Ambien­te e Ins­ti­tu­cio­nes (SUSMAI), la reduc­ción del pre­su­pues­to pro­vo­có “un des­man­te­la­mien­to de las ins­ti­tu­cio­nes ambien­ta­les”, se dejó a las depen­den­cias sin capa­ci­dad para cum­plir con su fun­cio­nes, entre ellas la vigi­lan­cia para com­ba­tir deli­tos ambientales.

Gus­ta­vo Ala­nís, direc­tor del Cen­tro Mexi­cano de Dere­cho Ambien­tal (CEMDA), resal­ta el caso de la Conanp, depen­den­cia encar­ga­da de res­guar­dar 182 áreas natu­ra­les pro­te­gi­das del país, las cua­les repre­sen­tan 90 millo­nes de hec­tá­reas del terri­to­rio nacio­nal: si en 2016 lle­gó a tener 74 pesos (poco más de tres dóla­res) por hec­tá­rea, para 2020 solo con­tó con 9.56 pesos (medio dólar) por hec­tá­rea a su car­go. “Sin pre­su­pues­to sufi­cien­te se anu­la cual­quier esfuer­zo que se bus­que hacer, des­de el sec­tor públi­co, para la apli­ca­ción de la ley ambiental”.

Ala­nís tam­bién men­cio­na el caso de la Pro­fe­pa que, al per­der el 60 % de su pre­su­pues­to, no pue­de rea­li­zar sus fun­cio­nes de ins­pec­ción y vigi­lan­cia: “se están come­tien­do una gran can­ti­dad de deli­tos ambien­ta­les en total impunidad”.

La aus­te­ri­dad que se apli­ca a las depen­den­cias ambien­ta­les no se mira en otros temas a los que el gobierno fede­ral diri­ge los reflectores.

Tala ile­gal en los bos­ques del muni­ci­pio de Tal­pa de Allen­de, en Jalis­co, Méxi­co. Foto: Agus­tín del Castillo.

La cons­truc­ción de la refi­ne­ría Dos Bocas, a la que se des­ti­na­ron 41 mil millo­nes de pesos (2 mil millo­nes de dóla­res), o Sem­bran­do Vida, que reci­bió casi el mis­mo pre­su­pues­to que todo el sec­tor ambien­tal. Este pro­gra­ma, a car­go de la Secre­ta­ría del Bien­es­tar, con­sis­te en otor­gar un apo­yo eco­nó­mi­co men­sual a quie­nes reali­cen plan­ta­cio­nes de árbo­les fru­ta­les y maderables.

El doc­tor Exequiel Ezcu­rra, pro­fe­sor de la Uni­ver­si­dad de Cali­for­nia River­si­de y quien ha reci­bi­do varios pre­mios por su tra­ba­jo de inves­ti­ga­ción e impul­so a la con­ser­va­ción de dife­ren­tes eco­sis­te­mas, seña­la que si bien es aplau­di­ble el refo­res­tar la zona del tró­pi­co mexi­cano, el pro­gra­ma tie­ne sus “cla­ros-oscu­ros. En algu­nas zonas, Sem­bran­do Vida está impul­san­do mono­cul­ti­vos —como de árbol de teca— que no ayu­dan a recu­pe­rar los ser­vi­cios eco­sis­té­mi­cos de la selva”.

Para la doc­to­ra Leti­cia Merino, la des­igual dis­tri­bu­ción del pre­su­pues­to solo mues­tra un des­co­no­ci­mien­to del tema ambien­tal: “Se cree que cui­dar el medio ambien­te es igual a plan­tar árbo­les fru­ta­les… Sem­bran­do Vida es un pro­gra­ma de agro­fo­res­te­ría, que pue­de ser loa­ble en luga­res don­de hay mucho dete­rio­ro, pero en reali­dad es un pro­gra­ma clien­te­lar. No se entien­de lo ambien­tal ni hay inte­rés en el tema.”

Lo inquie­tan­te: una secre­ta­ría debilitada

En 2020 que­dó aún más cla­ro que al inte­rior del gabi­ne­te de López Obra­dor exis­tenfuer­tes pre­sio­nes para no avan­zar en temas ambien­ta­les. Y el epi­so­dio que mos­tró esta lucha fue la renun­cia de Víc­tor Tole­do Man­zur como titu­lar de la Semarnat.

Duran­te el año y tres meses que estu­vo al fren­te de la Semar­nat, Tole­do Man­zur con­cen­tró gran par­te de su tra­ba­jo en impul­sar la agro­eco­lo­gía y prohi­bir el uso de varios her­bi­ci­das, prin­ci­pal­men­te el gli­fo­sa­to. En noviem­bre de 2019, detu­vo las impor­ta­cio­nes de este pro­duc­to, acción que lo enfren­tó con varios miem­bros del gabi­ne­te y el sec­tor agroindustrial.

Plaguicidas-México
En Méxi­co se negó la impor­ta­ción de gli­fo­sa­to a fina­les de noviem­bre de 2019. Foto: Cor­te­sía Semarnat.

A fina­les de agos­to, Tole­do Man­zur pre­sen­tó su renun­cia como titu­lar de la Semar­nat; des­pués de que se fil­tró un audio don­de men­cio­na que la cuar­ta trans­for­ma­ción “está lle­na de con­tra­dic­cio­nes” y que miem­bros del gabi­ne­te favo­re­cen a los agro­ne­go­cios y a la minería.

Des­de sep­tiem­bre de 2020, la titu­lar de la Semar­nat es María Lui­sa Albo­res, quien esta­ba al fren­te de la Secre­ta­ría de Bien­es­tar y a car­go del pro­gra­ma Sem­bran­do Vida. Para este tex­to, Mon­ga­bay Latam soli­ci­tó una entre­vis­ta a la Semar­nat, pero no se tuvo respuesta.

El doc­tor en cien­cias bio­ló­gi­cas y espe­cia­lis­ta en eco­to­xi­co­lo­gía Omar Are­llano, quien for­ma par­te del gru­po de cien­tí­fi­cos que impul­sa la prohi­bi­ción de sus­tan­cias peli­gro­sas, seña­la que se han dado muchas pre­sio­nes den­tro y fue­ra del gabi­ne­te para que no se avan­ce en temas como la prohi­bi­ción de sus­tan­cias quí­mi­cas peli­gro­sas, entre ellas el glifosato.

El inves­ti­ga­dor recuer­da que, inclu­so, la Comi­sión Fede­ral para la Pro­tec­ción con­tra Ries­gos Sani­ta­rios (Cofe­pris) se com­pro­me­tió a tener una regu­la­ción más estric­ta para183 sus­tan­cias peli­gro­sas y actua­li­zar el catá­lo­go de pla­gui­ci­das. “En reali­dad no ha pasa­do nada. Todo se que­dó en el dis­cur­so”. Con la lle­ga­da de la pan­de­mia por el COVID-19, apun­ta, “se debi­li­tó mucho el sec­tor ambien­tal. No cua­ja una polí­ti­ca ambien­tal que de ver­dad sea res­tau­ra­ti­va y de contención”.

La deu­da: agen­da cli­má­ti­ca desdibujada

En Méxi­co no solo se cons­tru­ye una nue­va refi­ne­ría en el esta­do de Tabas­co, jus­to en terre­nos don­de antes había man­gle; tam­bién se han des­ti­na­do recur­sos para la moder­ni­za­ción de cen­tra­les eléc­tri­cas que fun­cio­nan con car­bón, dié­sel, gas y petróleo.

Estos pro­yec­tos mues­tran que “se dio la espal­da al impul­so de las ener­gías lim­pias y el tema del cam­bio cli­má­ti­co está des­apa­re­ci­do. Los esfuer­zos están diri­gi­dos a impul­sar el uso de ener­gías fósi­les y fre­nar las ener­gías reno­va­bles. Se impul­san accio­nes con­tra­rias a una polí­ti­ca cli­má­ti­ca que per­mi­tan avan­zar en el cum­pli­mien­to de com­pro­mi­sos inter­na­cio­na­les, entre ellos el Acuer­do de París”, seña­la Adrián Fer­nán­dez Bre­mauntz, doc­tor en cien­cias y direc­tor eje­cu­ti­vo de la Ini­cia­ti­va Cli­má­ti­ca de Méxi­co.

Entre los com­pro­mi­sos que Méxi­co adop­tó, y que se esta­ble­cie­ron en la Ley Gene­ral de Cam­bio Cli­má­ti­co, están el redu­cir sus emi­sio­nes de gases de efec­to inver­na­de­ro en un 50 % de los nive­les del 2000 para 2050; así como tener defo­res­ta­ción cero para 2030.

Made­ra ile­gal mez­cla­da con made­ra con guía y mar­ca en los pre­dios del valle de Tal­pa, Jalis­co. Foto: Agus­tín del Castillo.

A un paso de ter­mi­nar el año, el pasa­do 14 de diciem­bre, el gobierno mexi­cano actua­li­zó las Con­tri­bu­cio­nes Deter­mi­na­das a Nivel Nacio­nal (NDC, por sus siglas en inglés); es decir, las metas del país para cum­plir con la reduc­ción de emi­sio­nes de gases de efec­to inver­na­de­ro, las cua­les son las mis­mas que ya se tenían des­de 2015.

A media­dos de diciem­bre aún esta­ba pen­dien­te la publi­ca­ción del Pro­gra­ma Espe­cial de Cam­bio Cli­má­ti­co 2020 – 2024, apro­ba­do des­de agosto.

El inves­ti­ga­dor Exequiel Ezcu­rra recuer­da que en el sexe­nio de Feli­pe Cal­de­rón y des­pués con Enri­que Peña Nie­to se impul­sa­ron a las ener­gías reno­va­bles, pero no por un inte­rés ambien­tal: “solo se bus­có bene­fi­ciar a las gran­des empre­sas; a las reno­va­bles se les ha vis­to como un nego­cio de gran­des cor­po­ra­cio­nes y no como una opor­tu­ni­dad de empo­de­ra­mien­to de las comu­ni­da­des o de los ciudadanos”.

Sin embar­go, el doc­tor Ezcu­rra seña­la que el camino que tomó la admi­nis­tra­ción de López Obra­dor, al colo­car a los com­bus­ti­bles fósi­les como palan­ca de desa­rro­llo para el país, “va a tener impac­tos fuer­tes sobre el medio ambien­te a lar­go plazo”.

La maña­na del 2 de sep­tiem­bre, el pre­si­den­te Andrés López Obra­dor infor­mó del cam­bio en Semar­nat. Foto: Pre­si­den­cia del gobierno de México.

Para Ezcu­rra, cons­truir la refi­ne­ría de Dos Bocas en las tie­rras bajas de Tabas­co, es moti­vo de preo­cu­pa­ción por varias razo­nes. La pri­me­ra es el impac­to ambien­tal que ya está gene­ran­do en esa región de lagu­nas cos­te­ras y man­gla­res: “esa zona ambien­tal­men­te frá­gil se va a trans­for­mar en un pai­sa­je industrial”.

La segun­da preo­cu­pa­ción del inves­ti­ga­dor tie­ne como sus­ten­to estu­dios cien­tí­fi­cos en los que par­ti­ci­pó y que mues­tran que, duran­te la últi­ma eta­pa inter­gla­ciar, esa área esta­ba bajo el agua. “Esa zona se va a inun­dar, como ya suce­dió en noviem­bre pasa­do. Segui­rá inun­dán­do­se”, advierte.

Lo malo: la defo­res­ta­ción se extiende

Méxi­co se ubi­ca entre los diez paí­ses que más bos­ques pri­ma­rios han per­di­do a nivel mun­dial, de acuer­do con el más recien­te estu­dio de la Uni­ver­si­dad de Mary­land, publi­ca­do por Glo­bal Forest Watch (GFW). En 2019, el país se que­dó sin 65 000 hec­tá­reas de bos­ques pri­ma­rios, la cifra más alta que se ha docu­men­ta­do des­de 2001.

La ten­den­cia con­ti­núa en 2020, de acuer­do con lo obser­va­do por inves­ti­ga­do­res y orga­ni­za­cio­nes no guber­na­men­ta­les que tra­ba­jan el tema y que, a fina­les de noviem­bre de 2020, par­ti­ci­pa­ron en un con­ser­va­to­rio sobre defo­res­ta­ción orga­ni­za­do por elObser­va­to­rio Aca­dé­mi­co de Socie­dad, Medio Ambien­te e Ins­ti­tu­cio­nes de la Uni­ver­si­dad Nacio­nal Autó­no­ma de Méxi­co (UNAM).

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Tala ile­gal en los bos­ques de la comu­ni­dad de Bahui­no­ca­chi, en Chihuahua, Méxi­co. Foto: Gin­net­te Riquelme.

En ese foro, Javier War­man, del Ins­ti­tu­to de Recur­sos Mun­dia­les (WRI-Méxi­co), seña­ló que, des­de 2001, hay un incre­men­to expo­nen­cial de la pér­di­da de cober­tu­ra fores­tal en Méxi­co, sobre todo en esta­dos del sureste.

En el cen­tro del país, la prin­ci­pal cau­sa de la defo­res­ta­ción es la expan­sión de la siem­bra de agua­ca­te, sobre todo en luga­res como Michoa­cán, Jalis­co, Naya­rit, Esta­do de Méxi­co y More­los, seña­ló el inves­ti­ga­dor Alfon­so de la Vega del SUSMAI-UNAM.

En ese mis­mo foro, el bió­lo­go Sal­va­dor Anta, del Con­se­jo Civil Mexi­cano para la Sil­vi­cul­tu­ra Sos­te­ni­ble (CCMSS), men­cio­nó que los cul­ti­vos comer­cia­les que han reci­bi­do fuer­tes apo­yos guber­na­men­ta­les en los últi­mos diez años —como la pal­ma afri­ca­na o la soya— “están detrás de la pér­di­da de sel­vas en esta­dos como Cam­pe­che… En esta admi­nis­tra­ción con­ti­nua­mos con la ten­den­cia de que no exis­te una polí­ti­ca cla­ra que enfren­te o bus­que fre­nar la degra­da­ción forestal”.

Y mien­tras en varias regio­nes del país avan­za la defo­res­ta­ción, las comu­ni­da­des que rea­li­zan mane­jo fores­tal, y que han demos­tra­do que es posi­ble apro­ve­char en for­ma sus­ten­ta­ble los bos­ques, enfren­ta­ron un año desa­fian­te: la pan­de­mia los lle­vó a dete­ner duran­te varios meses sus acti­vi­da­des tan­to las rela­cio­na­das con el apro­ve­cha­mien­to de recur­sos made­ra­bles, como aque­llas vin­cu­la­das con el eco­tu­ris­mo. Ade­más, el gobierno fede­ral no escu­chó su soli­ci­tud de obte­nerbene­fi­cios fis­ca­les. Y, en algu­nas zonas del país mira­ron cómo el cri­men orga­ni­za­do con­tro­la cada vez más la tala ile­gal.

Bosques templados en Durango, México
Des­de 1976, eji­dos y comu­ni­da­des de Duran­go admi­nis­tran de mane­ra sus­ten­ta­ble 1 097 029 hec­tá­rea de bos­ques. Foto: Cor­te­sía UCDFI Topia, S.C.

Para estas comu­ni­da­des el desa­fío no fue menor: duran­te los pri­me­ros meses de la pan­de­mia, las ven­tas de la made­ra de empre­sas fores­ta­les comu­ni­ta­rias cayó entre el 55 y 70 %, de acuer­do con datos que en mayo de 2020 pre­sen­ta­ron la Unión de Pro­duc­to­res Indus­tria­les de Oaxa­ca y de Refo­res­ta­mos México.

Ade­más, tam­bién se detu­vo la reco­lec­ción de resi­na —sus­tan­cia que uti­li­zan las indus­trias de la pin­tu­ra y de ali­men­tos, entre otros — , una acti­vi­dad de la que depen­den alre­de­dor de 50 mil per­so­nas en zonas fores­ta­les de Michoa­cán y Oaxaca.

Ante este pano­ra­ma, aca­dé­mi­cos y exper­tos en mane­jo fores­tal comu­ni­ta­rio aler­ta­ron sobre la urgen­cia de polí­ti­cas públi­cas para ayu­dar a las empre­sas fores­ta­les comu­ni­ta­rias a sor­tear la cri­sis. Inclu­so, se pre­sen­tó un pro­nun­cia­mien­to titu­la­do El sec­tor fores­tal como sal­va­guar­da ante los esce­na­rios de COVID-19 y cam­bio cli­má­ti­co.Sin embar­go, no se impul­só un pro­gra­ma espe­cí­fi­co para las comu­ni­da­des forestales.

Monitoreo biológico
La comu­ni­dad de Macul­tian­guis, en Oaxa­ca, tam­bién rea­li­za moni­to­reo bio­ló­gi­co como par­te del mane­jo fores­tal comu­ni­ta­rio. Foto: Cor­te­sía Conafor.

“En el país hay una defo­res­ta­ción gran­de, mien­tras el mane­jo fores­tal comu­ni­ta­rio es igno­ra­do. En la Cona­for hay gen­te cono­ce­do­ra del tema, pero no cuen­tan con recur­sos para impul­sar este mode­lo de apro­ve­cha­mien­to sus­ten­ta­ble”, resal­ta la doc­to­ra Leti­cia Merino.

Lo gra­ve: ase­si­na­tos de defen­so­res ambientales

Méxi­co se encuen­tra entre los cua­tro paí­ses más peli­gro­sos para los defen­so­res ambien­ta­les, des­pués de Fili­pi­nas, Colom­bia y Bra­sil, de acuer­do con el infor­me que la orga­ni­za­ción Glo­bal Wit­ness pre­sen­tó en julio de 2020. En el país se ase­si­na­ron a 19 defen­so­res de ambien­te y terri­to­rio en 2019.

En 2020, la vio­len­cia con­tra los defen­so­res ambien­ta­les con­ti­núo. El año comen­zó con la noti­cia de la des­apa­ri­ción de Home­ro Gómez Gon­zá­lez, defen­sor de la mari­po­sa monar­ca, quien dos sema­nas des­pués fue encon­tra­do muerto.

La fis­ca­lía del esta­do de Michoa­cán rea­li­za la inves­ti­ga­ción para cono­cer la cau­sa de la muer­te de Home­ro Gómez. Foto toma­da de su pági­na de Facebook.

Ni siquie­ra la pan­de­mia del COVID-19 fue sufi­cien­te para inhi­bir las agre­sio­nes en con­tra de los defen­so­res de ambien­te y terri­to­rio. Entre abril y mayo fue­ron ase­si­na­dos Adán Vez Lira, defen­sor de una zona de man­gla­res, en Vera­cruz; Isaac Herre­ra Avi­lés, abo­ga­do que defen­dió una zona bos­co­sa en Jiu­te­pec, More­los, yEugui Roy Mar­tí­nez Pérez, estu­dian­te de bio­lo­gía en Oaxaca.

Para Edith Oli­va­res Ferre­to, jefa de la Uni­dad de Dere­chos Huma­nos de Amnis­tía Inter­na­cio­nal-Méxi­cola situa­ción de los defen­so­res ambien­ta­les y de terri­to­rio se agra­vó por la pan­de­mia del COVID-19, ya que sus recla­mos fue­ron des­pla­za­dos en la agen­da pública.

Ade­más, en 2020, el gobierno fede­ral des­apa­re­ció todos los fidei­co­mi­sos, entre ellos el que per­mi­tía el fun­cio­na­mien­to del Meca­nis­mo de Pro­tec­ción para Per­so­nas Defen­so­ras de Dere­chos Huma­nos y Perio­dis­tas que, entre otras cosas, per­mi­tía aten­der a los defen­so­res que se encuen­tran des­pla­za­dos o bajo algu­na amenaza.

“El fidei­co­mi­so per­mi­tía tener acce­so al recur­so eco­nó­mi­co que es indis­pen­sa­ble para aten­der a los defen­so­res que están bajo un ries­go emi­nen­te. Has­ta aho­ra —prin­ci­pios de diciem­bre— des­co­no­ce­mos cuál es la ruta a tra­vés de la cual se va a ope­rar el recur­so que está asig­na­do para el meca­nis­mo”, expli­ca Oli­va­res Ferreto.

Para la repre­sen­tan­te de Amnis­tía Inter­na­cio­nal-Méxi­co, otro moti­vo de preo­cu­pa­ción es que, des­de la narra­ti­va guber­na­men­tal, se des­ca­li­fi­que a los defen­so­res de ambien­te y terri­to­rio, así como a las orga­ni­za­cio­nes no gubernamentales.

A fina­les de agos­to de 2020, en con­fe­ren­cia matu­ti­na el pre­si­den­te Andrés Manuel López Obra­dor des­ca­li­fi­có el tra­ba­jo de orga­ni­za­cio­nes no guber­na­men­ta­les que han denun­cia­do irre­gu­la­ri­da­des en la eje­cu­ción del lla­ma­do Tren Maya y que han pre­sen­ta­do ampa­ros en con­tra de este proyecto.

“Estos seña­la­mien­tos —resal­ta Oli­va­res Ferre­to— no con­tri­bu­yen a que la pobla­ción reco­noz­ca la labor de los defen­so­res y de las orga­ni­za­cio­nes de la socie­dad civil; ade­más de poner en mayor ries­go a quie­nes defien­den la tie­rra y el territorio”.

El Tren Maya, cuya cons­truc­ción comen­zó con todo y pan­de­mia, no es el úni­co mega­pro­yec­to que impul­sa el gobierno fede­ral. Tam­bién está el Pro­yec­to Inte­gral More­los, el cual se desa­rro­lla des­de 2012 y con­tem­pla la cons­truc­ción de dos cen­tra­les de gene­ra­ción eléc­tri­ca que fun­cio­na­rán con gas natu­ral; un gaso­duc­to que atra­vie­sa tres esta­dos: Tlax­ca­la, Pue­bla y More­los; así como un acue­duc­to para extraer agua del río Cuautla, en Morelos.

Este mega­pro­yec­to comen­zó des­de el sexe­nio de Enri­que Peña Nie­to y duran­te su cam­pa­ña pre­si­den­cial, Andrés Manuel López Obra­dor ase­gu­ró que de lle­gar a la pre­si­den­cia lo can­ce­la­ría. Eso no ocurrió.

Imagen del proyecto oficial del Tren Maya obtenida de www.tren-maya.mx.
Ima­gen del pro­yec­to ofi­cial del Tren Maya obte­ni­da de www​.tren​-maya​.mx.

A fina­les de noviem­bre de 2020, ele­men­tos de la Guar­dia Nacio­nal, poli­cías esta­ta­les y muni­ci­pa­les des­alo­ja­ron el plan­tón que, des­de 2016, man­te­nían los eji­da­ta­rios que se opo­nen a la cons­truc­ción del acue­duc­to que for­ma par­te del Pro­yec­to Inte­gral Morelos.

Lo bueno: luz ver­de para el Acuer­do de Ezcazú

Los pocos avan­ces que se tuvie­ron en el tema ambien­tal en Méxi­co ocu­rrie­ron casi al ter­mi­nar el año.

A prin­ci­pios de noviem­bre, el Sena­do rati­fi­có el Acuer­do de Esca­zú y un mes des­pués el eje­cu­ti­vo publi­có el decre­to en el Dia­rio Ofi­cial de la Fede­ra­ción. Cuan­do Méxi­co depo­si­te el ins­tru­men­to de rati­fi­ca­ción en las Nacio­nes Uni­das, lo que se espe­ra que ocu­rra a prin­ci­pios de 2021, se ten­drán las once rati­fi­ca­cio­nes nece­sa­rias para que este acuer­do entre en vigor.

El Acuer­do de Esca­zú, adop­ta­do en mar­zo de 2018, tie­ne entre sus obje­ti­vos el garan­ti­zar el acce­so a la infor­ma­ción, a la par­ti­ci­pa­ción ciu­da­da­na y a la jus­ti­cia en asun­tos ambien­ta­les en Lati­noa­mé­ri­ca. Es un ins­tru­men­to vin­cu­lan­te que obli­ga­ría a los Esta­dos a pre­ve­nir, inves­ti­gar y san­cio­nar los ata­ques, ame­na­zas o inti­mi­da­cio­nes con­tra los defen­so­res ambientales.

Otro avan­ce que se tuvo fue la publi­ca­ción del regla­men­to de la Ley Gene­ral de Desa­rro­llo Fores­tal Sus­ten­ta­ble, nor­ma que se apro­bó en el 2018. La ausen­cia de este regla­men­to pro­vo­có diver­sos pro­ble­mas con los trá­mi­tes forestales.

Tam­bién fue a fina­les de año cuan­do se entre­gó el Pre­mio Gold­man 2020 a Leydy Pech, indí­ge­na maya que, jun­to con el Colec­ti­vo de Comu­ni­da­des Mayas de los Che­nes, enfren­tó a Mon­san­to en los tri­bu­na­les; ade­más de que ha denun­cia­do la defo­res­ta­ción y otros pro­ble­mas ambien­ta­les impul­sa­dos por la agro­in­dus­tria en el muni­ci­pio de Hopel­chén, Campeche.

FOTO EMBARGADA HASTA EL 30 DE NOVIEMBRE DE 2020
Leydy Pech fue reco­no­ci­da con el Pre­mio Gold­man 2020 por su tra­yec­to­ria en la defen­sa del terri­to­rio y su lucha con­tra los cul­ti­vos trans­gé­ni­cos. Foto: Robin Canul.

Para el inves­ti­ga­dor Omar Are­llano, otor­gar el Pre­mio Gold­man a Leydy Pech es un impul­so para las comu­ni­da­des que en el país impul­san la agen­da ambien­tal, al defen­der el terri­to­rio, el dere­cho humano al agua, la agro­eco­lo­gía y un mode­lo de desa­rro­llo ale­ja­do de los megaproyectos.

Publi­ca­do ori­gi­nal­men­te en Mon­ga­bay Latam

FUENTE: Des­In­for­me­mo­nos

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