Cuba. Cul­tu­ra. En nin­gún lugar como en Casa: Kcho y el Envi­ron­ment /​Detalle de una muestra.

Por Israel Gon­zá­lez Limia*, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 27 de mar­zo de 2021.

En su más recien­te expo­si­ción de carác­ter anto­ló­gi­co titu­la­da “En nin­gún lugar como en casa”. Rea­li­za­da en el Museo Nacio­nal de Cuba. El artis­ta nos pre­sen­ta por pri­me­ra vez en nues­tro país su obra “Lo mejor del verano” (1994), per­te­ne­cien­te a la expo­si­ción “Coci­do y Cru­do” cura­da por Dan Came­ron, en el Museo Nacio­nal Cen­tro de arte Rei­na Sofía de Espa­ña. Came­ron defien­de la idea, que “La úni­ca defi­ni­ción aho­ra per­mi­si­ble del arte será aque­lla que ima­gi­ne y cele­bre un obje­ti­vo que reba­se la capa­ci­dad tan­to del indi­vi­duo como de la ins­ti­tu­ción y que se pro­pon­ga des­cri­bir un gra­do de huma­ni­dad inca­paz de excluir las aspi­ra­cio­nes de nadie” Dicha obra dada a cono­cer como ins­ta­la­ción, reba­sa los lími­tes de esta ten­den­cia o modo de hacer y se incor­po­ra orgá­ni­ca­men­te en la cate­go­ría de envi­ron­ment neodadaísta.

Con­sis­te en un espa­cio crea­do a par­tir de la rela­ción de la filo­so­fía de con­tra­rios don­de la con­tem­pla­ción de la vida y la muer­te son el eje des­de don­de se ins­pi­ra para crear esta pie­za. Los ele­men­tos están colo­ca­dos en el techo, las luces que ilu­mi­nan des­de arri­ba, pro­vo­can unas som­bras en las blan­cas pare­des late­ra­les y entre los botes. El piso es cubier­to por una loza negra que refle­ja estu­pen­da­men­te las som­bras de los obje­tos que cuel­gan, creán­do­se una espe­cie de efec­to de dibu­jo y rea­lis­mo foto­grá­fi­co que con­for­man el fon­do marino. El espec­ta­dor está situa­do en el fon­do del océano y lo reco­rre obser­van­do como por enci­ma de si, en la super­fi­cie de la mar, con­ti­nua una rega­ta migratoria.

El espec­ta­dor es colo­ca­do en el fon­do marino y des­de allí obser­va la rega­ta que sobre la super­fi­cie de la mar con­ti­nua su cur­so. El mis­mo pue­de reco­rrer un espa­cio que es pro­du­ci­do por el deses­pe­ro y la hui­da ante una situa­ción insos­te­ni­ble, es un hecho trá­gi­co pues muchas fami­lias que­da­ron sepa­ra­das y nume­ro­sas per­so­nas pere­cie­ron en el inten­to, aho­ga­dos y devo­ra­dos por los depre­da­do­res del mar. Cer­ti­fi­ca la incon­for­mi­dad social del país en esos difí­ci­les tiem­pos. Mues­tra la solu­ción toma­da de eva­dir las difi­cul­ta­des, en vez de enfren­tar­las, por los que deci­die­ron lan­zar­se al vacío de la inse­gu­ra odi­sea marí­ti­ma. Que pudo con­ver­tir­se no en la solu­ción de los pro­ble­mas sino en la tum­ba de sí mismo.

Esta es la pri­me­ra obra de arte con­tem­po­rá­neo cubano que se ins­cri­be en la espe­cia­li­dad del envi­ron­ment, con una poe­sía y con­cre­ción extra­or­di­na­ria. Por lo que pode­mos con­si­de­rar­la un hito den­tro de la van­guar­dia artís­ti­ca de nues­tro país. El ini­cio de una mane­ra de abor­dar el espa­cio. Que pos­te­rior­men­te fue tra­ba­ja­do por artis­tas como Abdel Her­nán­dez, Láza­ro Saa­ve­dra, Rene Fran­cis­co, Car­los Garai­coa, Luis Gómez, Rachel Val­dés, Dania Sana­bria, Glen­da León, Alo­na Román, Gru­po Doxa y quien les escri­be, entre otros. Es un moti­vo de orgu­llo y ale­gría que se nos reco­noz­ca en la esce­na inter­na­cio­nal como cul­to­res de este difí­cil gene­ro del envi­ron­ment y que halla­mos comen­za­do con esta genial obra de Kcho, que abo­ga por el arte como comunicación,y al espa­cio y al hom­bre como los pro­ta­go­nis­tas de la obra

Par­ti­ci­pa de la heren­cia dadaís­ta, cuyo padre fun­da­dor den­tro del movi­mien­to, es el ale­mán Kurt Sch­wit­ters, quien cons­tru­yo ambien­tes a par­tir de obje­tos encon­tra­dos (object trou­ve’) y de la acep­ta­ción lite­ral de obje­tos de la reali­dad. Kcho esco­ge botes, remos bal­sas, redes, sillas, cáma­ras de gomas de ómni­bus o camio­nes, ect. Los obje­tos no son algo indi­fe­ren­tes o neu­tral. Apor­tan y denun­cian prin­ci­pios recu­rren­tes de uso coti­diano, des­per­di­cios indus­tria­les u otros de nues­tra coti­dia­ni­dad. Estos ambien­tes se diri­gen a los sen­ti­dos pre­ci­san­do el visual y el tác­til. En la esce­ni­fi­ca­ción de los obje­tos reales en un espa­cio cir­cun­dan­te, son pre­sen­ta­dos sin ape­nas cam­bios a no ser los de su nue­va dis­po­si­ción. Con­vir­tién­do­se el “ambien­te” en un esti­mu­lan­te para la con­cien­cia del espectador.

Al igual que la ten­den­cia del Pop repre­sen­ta­da por E. Kienholz, famo­so por ambien­tes como Roxy’s (1961), artis­ta sumi­do en la tra­di­ción del funk. Kcho al igual que él, está aten­to a lo efí­me­ro. No solo de los obje­tos, sino tam­bién de las situa­cio­nes y de la vida. Preo­cu­pán­do­se por las cali­da­des olfa­ti­vas de lo vie­jo, lo apo­li­lla­do, por las peri­pe­cias del degas­te y el aban­dono del obje­to encon­tra­do. Bus­ca refle­xio­nar esté­ti­ca­men­te sobre la reali­dad his­tó­ri­ca des­de coor­de­na­das de con­flic­tos socia­les explí­ci­tos. En el caso del cubano, las migraciones.

Obra que fusio­na las ricas fuen­tes de la his­to­ria del arte: el Dada (el object trou­vé y el anti-arte), el pop art y el arte pove­ra como reper­to­rio post­mo­derno, ponien­do énfa­sis en la impor­tan­cia del con­tex­to socio­ló­gi­co don­de es expues­ta, para cana­li­zar a tra­vés de estra­te­gias dis­cur­si­vas los seña­la­mien­tos crí­ti­cos hacia la socie­dad. Fue crea­da como par­te de una res­pues­ta inte­lec­tual con res­pec­to a las cues­tio­nes sub­ya­cen­tes en el dis­cur­so artís­ti­co des­de los años 60 y 70 del siglo xx sobre auto­ría, teo­ría, pro­duc­ción, dis­tri­bu­ción, sig­ni­fi­ca­do y con­tex­to de la obra, sien­do par­ti­ci­pe de una pro­pues­ta que revier­te el pris­ma con que la cul­tu­ra occi­den­tal mira hacia el arte y la cul­tu­ra de otros continentes.

Real­za la tra­di­ción arte­sa­nal de nues­tro pue­blo y su cul­tu­ra de la pro­vi­sio­na­li­dad al incluir ele­men­tos crea­dos por los pro­pios pes­ca­do­res de la isla. Abor­da des­de el sím­bo­lo de la bar­ca, la rela­ción con los mitos de la cul­tu­ra occi­den­tal en espe­cial la grie­ga; el mito de Caron­te y su bar­ca que atra­vie­sa las aguas hacia los infier­nos. Cabe sub­ra­yar la impor­tan­cia semióti­ca del uso de los mate­ria­les como por ejem­plo la made­ra de las bar­cas. El uso de la psi­co­lo­gía del color, espe­cí­fi­ca­men­te el blan­co y el negro, sus con­no­ta­cio­nes sim­bó­li­cas y la car­ga de sig­ni­fi­ca­dos semióti­cos, dan mues­tra de la apli­ca­ción de los cono­ci­mien­tos adqui­ri­dos de su for­ma­ción de pin­tor en la Escue­la Nacio­nal de Arte. 

La monu­men­ta­li­dad de la obra y su rela­ción semióti­ca, su obje­ti­vo socio­ló­gi­co comu­ni­ca­cio­nal, su carác­ter efí­me­ro, su rela­ción a la liber­tad y al poder nos con­du­ce por unos sen­de­ros que deno­tan que Kcho no es un sim­ple y abu­rri­do mono­te­má­ti­co de un sím­bo­lo y obje­to mani­do como muchos acu­san. Es un artis­ta poli­fa­cé­ti­co en cuan­to a dis­cur­sos y espe­ra pacien­te­men­te a ser des­cu­bier­to. Es muy calla­do y extre­ma­da­men­te reser­va­do para con su arte, no emi­te decla­ra­cio­nes fáci­les que alla­nen el estu­dio de la crí­ti­ca hacia sus pro­fun­dos obje­ti­vos. Para com­pren­der­lo hay que inda­gar deta­lle a deta­lle y no dejar­se lle­var por las apa­rien­cias de las for­mas. Detrás de cada ges­to de esta obra, exis­ten pro­fun­dos cri­te­rios sobre la muer­te, que van más allá del tema de las migra­cio­nes. Se aden­tra hacia la con­ta­mi­na­ción de los mares y los inmen­sos dese­chos que hoy en día pulu­lan en todas par­tes, de la irres­pon­sa­bi­li­dad de los seres huma­nos como espe­cie. Enun­cia la inter­cul­tu­ra­li­dad como meca­nis­mo de sobre­vi­ven­cia del pla­ne­ta y cla­ma por la varia­bi­li­dad de las for­mas en un mis­mo obje­ti­vo en el len­gua­je visual. Es un men­sa­je anta­gó­ni­co hacia la dog­ma­ti­za­ción de los obje­ti­vos de un dis­cur­so social que no debe apar­tar­se de sus esen­cias revo­lu­cio­na­rias. Mues­tra por tan­to un pen­sa­mien­to con­tra­rio al abso­lu­tis­mo y pre­di­ca con el ejem­plo de la rela­ti­vi­dad. Es un hace­dor de ideas e inten­ta mover­las en el espa­cio, Des­de sus ini­cios y por siem­pre es un pro­mo­tor de la varia­bi­li­dad y la mul­ti­pli­ci­dad del len­gua­je iconográfico. 

*Artis­ta mul­ti­dis­ci­pli­na­rio, Cura­dor y Crí­ti­co de Arte.

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Kcho, Ale­xis Lei­va Machado

Nace en la Isla de la Juven­tud, Cuba, el 12 de febre­ro de 1970. Pin­tor, escul­tor, ins­ta­la­cio­nis­ta, gra­ba­dor, artis­ta del per­for­man­ce y cura­dor, polí­ti­co, diplo­má­ti­co y acti­vis­ta. Hijo de Igna­cio de Loyo­la Lei­va Abreu, car­pin­te­ro y téc­ni­co en Tele­co­mu­ni­ca­cio­nes, y de Mar­ti­na Pri­mi­ti­va Macha­do Cuní, más cono­ci­da por Martha Macha­do, incan­sa­ble tra­ba­ja­do­ra y artis­ta popu­lar. Cre­ció jun­to a cua­tro her­ma­nas en un ambien­te humil­de y de tra­ba­jo. Su carre­ra pro­fe­sio­nal comen­zó en 1990. Des­de enton­ces ha rea­li­za­do más de 90 expo­si­cio­nes indi­vi­dua­les y 200 colec­ti­vas. En 1995, Kcho se con­vir­tió en el artis­ta más joven de Amé­ri­ca Lati­na que for­mó par­te de la colec­ción per­ma­nen­te del Museo de Arte Moderno de Nue­va York (MoMA), a los 25 años.

Cono­ci­do por sus ins­ta­la­cio­nes a gran esca­la, Kcho es tam­bién un exce­len­te dibu­jan­te y crea­dor de pin­tu­ras, dibu­jos y gra­ba­dos. Fue el gran pre­mio de la I Bie­nal de Kwang­ju en Corea del Sur en 1995, que lo lan­zó a la esce­na artís­ti­ca inter­na­cio­nal. Como bien expre­só el crí­ti­co de arte y cura­dor Fran­ces­co Bona­mi: El pri­mer y úni­co pre­mio en dine­ro, de 50.000 dóla­res, fue al nue­vo astro nacien­te, el cubano Kcho, más cono­ci­do por Ale­xis Ley­va, una deci­sión muy sin­gu­lar y sim­bó­li­ca si se con­si­de­ra el títu­lo de la mues­tra “Más allá de las fron­te­ras”, ade­más Corea no man­tie­ne rela­cio­nes diplo­má­ti­cas con Cuba y Kcho era más que bien­ve­ni­do, y una vez lle­ga­do allí, tuvo serios pro­ble­mas para regre­sar a casa pues­to que nin­gu­na nación le ofre­cía con faci­li­dad una visa de trán­si­to. Más allá de las fron­te­ras, sí, pero has­ta cier­to pun­to.1​1

Tam­bién ha reci­bi­do impor­tan­tes pre­mios, entre los que se encuen­tran: la Beca de la Fun­da­ción Lud­wig. Aachen, Ale­ma­nia, 1994, Pre­mio UNESCO por la Pro­mo­ción de las Artes, Paris, 1995; Ate­lier Cal­der Resi­dency, Sache, Fran­cia, 1999; Diplo­ma al Méri­to Artís­ti­co que otor­ga el Ins­ti­tu­to Supe­rior de Arte (ISA), La Haba­na, 2001. Reci­bió la Dis­tin­ción Nacio­nal de la Cul­tu­ra en 1998, con­ce­di­do por el Minis­te­rio de Cul­tu­ra. En 2014, Kcho inau­gu­ró la expo­si­ción Via Cru­cis en el Pala­cio de la Can­ci­lle­ría Vati­ca­na, en Roma, sien­do el pri­mer cubano en expo­ner en el Vaticano.

Fue ele­gi­do, por el pue­blo cubano, Dipu­tado a la Asam­blea Nacio­nal del Poder Popu­lar en julio de 2003 para repre­sen­tar a la pro­vin­cia de la Isla de la Juven­tud y reelec­to en el 2008 y en el 2013. En 2003 reci­bió la Meda­lla “Abel San­ta María” y en el 2008 la Orden “Julio Anto­nio Mella”, que otor­ga el Con­se­jo de Esta­do de la Repú­bli­ca de Cuba.

A cer­ca de su obra la crí­ti­ca de arte cuba­na Lli­lian Lla­nes expre­só: Kcho, ha pasa­do a ser cono­ci­do inter­na­cio­nal­men­te por la fuer­za de sus imá­ge­nes y la pro­fun­di­dad con que refle­xio­na sobre pro­ble­má­ti­cas que, par­tien­do de su con­tex­to más inme­dia­to, encuen­tran sus pun­tos de con­tac­to con otras reali­da­des del pla­ne­ta, den­tro de una madu­rez de pen­sa­mien­to inusi­ta­do para un artis­ta de su edad. 1994 lo ini­ció con “La rega­ta”, de la Quin­ta Bie­nal de La Haba­na, y lo fina­li­zó con “Lo mejor del Verano”, de Coci­do y Cru­do, en el Cen­tro de Arte Rei­na Sofía, en Madrid. La pri­me­ra pasó a for­mar par­te de la colec­ción per­ma­nen­te del Museo Lud­wig, de Colo­nia, y la segun­da será exhi­bi­da nue­va­men­te en la Fun­da­ción Pilar y Joan Miró, en Mallor­ca. Entre ambas obras, que podrían con­si­de­rar­se pun­tua­les en el desa­rro­llo de su acti­vi­dad crea­do­ra, con­ci­bió y reali­zó otras tan rele­van­tes como la titu­la­da “En el Hori­zon­te”, de la Bie­nal de San Pablo, por sólo citar una de ellas, así como una sig­ni­fi­ca­ti­va colec­ción de dibu­jos y pin­tu­ras, pun­tos de par­ti­da de futu­ras ins­ta­la­cio­nes y escul­tu­ras.2​2

El crí­ti­co de arte fran­cés, inter­na­cio­nal­men­te cono­ci­do como fun­da­dor del movi­mien­to artís­ti­co Nue­vo Rea­lis­mo, Pie­rre Res­tany, en un artícu­lo dedi­ca­do a Kcho, titu­la­do “Una reve­la­ción cuba­na” abor­dó des­de la crí­ti­ca el inge­nio crea­ti­vo de Kcho, y el siguien­te frag­men­to publi­ca­do en la revis­ta ita­lia­na Domus en el año 1996, así lo legi­ti­ma: Mi pri­mer con­tac­to con la obra de Kcho fue en la V Bie­nal de La Haba­na, en 1994, don­de esta­ba expues­ta «La Rega­ta». Fue para mí una reve­la­ción inme­dia­ta: todo el dra­ma de Cuba era expues­to en esta peque­ña ‘arma­da’ de paté­ti­cos bar­qui­tos. La his­to­ria ha deci­di­do sobre todo el des­tino de la isla, su des­tino migra­to­rio venía expre­sa­do en tér­mi­nos pre­ci­sos y sim­ples, sin la míni­ma retó­ri­ca y sin la usual dema­go­gia, en estos mini­ele­men­tos de la vida coti­dia­na. Era la obra de un gran artis­ta, y esta gran­de­za Kcho la demos­tró duran­te su ful­mi­nan­te carre­ra inter­na­cio­nal suce­si­va. (…) El arte de Kcho se pre­sen­ta siem­pre con una mayor evi­den­cia poé­ti­ca, como la señal de una alta con­cien­cia exis­ten­cial, como el des­per­tar de una nue­va visión uni­ver­sal del arte, de la peri­fe­ria mili­tan­te, el len­gua­je de la actual juven­tud del mun­do. Hecho sig­ni­fi­ca­ti­vo, la rápi­da afir­ma­ción de Kcho fue apre­cia­da simul­tá­nea­men­te en Euro­pa y los Esta­dos Uni­dos por algu­nas ins­ti­tu­cio­nes y gale­rías.33

En el año 2015, en el mar­co de la Duo­dé­ci­ma Bie­nal de La Haba­na, Kcho crea su gran obra el Museo Orgá­ni­co de Rome­ri­llo. El Museo Orgá­ni­co es un núcleo cul­tu­ral sin fines de lucro, cuyo pro­pó­si­to es la expe­ri­men­ta­ción, desa­rro­llo, difu­sión de las artes, las nue­vas tec­no­lo­gías de la comu­ni­ca­ción, la crea­ción y el enten­di­mien­to humano. Es un espa­cio para el diá­lo­go, la cul­tu­ra, el cono­ci­mien­to y la paz. Su pro­pó­si­to es desa­rro­llar pro­yec­tos con un mar­ca­do per­fil social, edu­ca­ti­vo y cul­tu­ral diri­gi­do al mejo­ra­mien­to humano y a defen­der los valo­res de la cul­tu­ra nacio­nal, así como su papel y apor­tes en el con­cier­to global.

Cuen­ta con una impor­tan­te colec­ción de arte, de la Van­guar­dia cuba­na e inter­na­cio­nal, de gran valor patri­mo­nial y suma impor­tan­cia para el tra­ba­jo de difu­sión de las artes que se rea­li­za des­de el Museo Orgá­ni­co en la Haba­na y en otras pro­vin­cias del país, ya que su pro­pues­ta ema­na de la uni­ver­sa­li­dad del arte y sus len­gua­jes y pro­pues­tas opues­tas y coin­ci­den­tes. La colec­ción posee un amplio pano­ra­ma cul­tu­ral, pro­ve­nien­te de paí­ses y movi­mien­tos varia­dos, que se mues­tran por toda Cuba. El valor de esta colec­ción y el con­cep­to glo­bal con el cual el Museo Orgá­ni­co goza, le per­mi­te inser­tar­se con faci­li­dad en cual­quier entorno, más allá de las barre­ras idio­má­ti­cas y cul­tu­ra­les, como evi­den­cia­ron en tra­ba­jos rea­li­za­dos en Hai­tí y en Cuba; y en el inte­rés mos­tra­do por per­so­nas, polí­ti­cos, inte­lec­tua­les y aca­dé­mi­cos de todos los con­ti­nen­tes y paí­ses que visi­tan el lugar y evi­den­cian cómo des­de el Museo Orgá­ni­co es posi­ble derri­bar obs­tácu­los y trans­for­mar posi­ti­va­men­te la vida de las personas.

Se impar­ten talle­res per­ma­nen­tes y gra­tui­tos de artes plás­ti­cas, de cine, de gra­ba­do, de tea­tro, con una amplia par­ti­ci­pa­ción de públi­co y de estu­dian­tes. Cuen­tan con el pro­yec­to tea­tral La Col­me­ni­ta de Rome­ri­llo, tea­tro para niños, que invo­lu­cra a toda la fami­lia. Su obje­ti­vo es ubi­car el arte en el cen­tro de la vida, con­vir­tién­do­lo en un ele­men­to de pri­me­ra necesidad.

Par­te de la colec­ción se mues­tra en la vía públi­ca, en casas de per­so­nas y espe­cial­men­te en el Mer­ca­do Los Mari­nos, encla­va­do en el barrio Rome­ri­llo, en el cual las per­so­nas del entorno com­pran sus artícu­los de pri­me­ra nece­si­dad. Birn­dan­do la posi­bi­li­dad a la comu­ni­dad de con­vi­vir en su ambien­te con una colec­ción de ori­gi­na­les de insig­nes artis­tas de las artes visua­les cuba­nas y uni­ver­sa­les. Esta colec­ción tie­ne una pri­mor­dial fun­ción social y edu­ca­ti­va, que incen­ti­va el sen­ti­do de per­te­nen­cia en las per­so­nas de este barrio “mar­gi­nal”, que sien­ten el arte como suyo. Ese es el papel del arte en el Museo Orgá­ni­co, tra­ba­jar por y para las personas.

Todos los ser­vi­cios son gra­tui­tos. En un año de tra­ba­jo en Rome­ri­llo, el Museo Orgá­ni­co ha reci­bi­do visi­tan­tes de todos los con­ti­nen­tes, de dece­nas de paí­ses y tam­bién de toda Cuba, reci­bien­do alre­de­dor de 450000 per­so­nas. En la Biblio­te­ca Coman­dan­te de la Revo­lu­ción Juan Almei­da Bos­que, nació el pri­mer ser­vi­cio gra­tui­to de inter­net en Cuba. La pri­me­ra con­tra­se­ña fue: aqui­no­se­rin­de­na­die y la segun­da y actual con­tra­se­ña es aba­joel­blo­queo, que tuvo su aper­tu­ra en octu­bre de 2013, con­ver­ti­do tiem­po des­pués en el pri­mer ser­vi­cio Wifi gra­tui­to y libre de Cuba, y en un año esta posi­bi­li­dad brin­dó ser­vi­cio a alre­de­dor de 445 000 per­so­nas. Como par­te del tra­ba­jo rea­li­za­do se esta­ble­cen rela­cio­nes con la empre­sa nor­te­ame­ri­ca­na Goo­gle, así se creó el espa­cio dedi­ca­do al arte y la tec­no­lo­gía Goo­gle + Kcho. MOR que reci­bió apro­xi­ma­da­men­te 130 000 usuarios.

El Museo Orgá­ni­co tam­bién alber­ga Kcho Estu­dio, don­de está el taller de Kcho, en el cual desa­rro­lla su tra­ba­jo como artis­ta, pro­du­cien­do dibu­jos, escul­tu­ras e ins­ta­la­cio­nes, que cons­ti­tu­yen el sopor­te eco­nó­mi­co del lugar, sus­ten­ta­do con lo que pro­du­ce su obra artís­ti­ca. Es bueno acla­rar que el Museo Orgá­ni­co en sí mis­mo cons­ti­tu­ye una obra de arte que Kcho soñó, nació y se mate­ria­li­zó en su taller Kcho Estu­dio.

Otras de las labo­res pri­mor­dia­les del cen­tro son la ges­tión y a la miti­ga­ción del daño mate­rial y psi­co­ló­gi­co duran­te y des­pués de los fenó­me­nos y desas­tres natu­ra­les, como los hura­ca­nes suce­di­dos en Cuba, Gus­tav, Ike y Palo­ma, en el 2008. Así nació la Bri­ga­da Martha Macha­do, idea que agru­pa la ener­gía con la cual se ha ges­tio­na­do el tra­ba­jo de recu­pe­ra­ción en toda Cuba y tam­bién en Hai­tí, des­pués del terre­mo­to en el 2010, don­de la bri­ga­da tuvo la posi­bi­li­dad de tra­ba­jar para el per­so­nal de apo­yo médi­co, docen­te, mili­tar y de todo el que tra­ba­ja­ba en la recu­pe­ra­ción del pue­blo hai­tiano. Fue una impor­tan­te expe­rien­cia que los lle­vó un paso más allá. Hoy con­ti­núan desa­rro­llan­do ese tra­ba­jo, lue­go del paso de Matthew por Guan­tá­na­mo en el 2016 y el actual paso de Irma por la cos­ta nor­te de Cuba, en el 2017.

A cer­ca de su obra crea­ti­va la escri­to­ra y crí­ti­ca Rosa Lowin­ger expre­só en un artícu­lo publi­ca­do en la revis­ta Art­news, en el año 2000: En la actua­li­dad, Kcho es cono­ci­do como el artis­ta de la isla con mayor pres­ti­gio inter­na­cio­nal des­pués de Wifre­do Lam (1902−82). En la últi­ma déca­da, sus tra­ba­jos poé­ti­cos y en oca­sio­nes nos­tál­gi­cos han sido exhi­bi­dos en más de 50 expo­si­cio­nes colec­ti­vas y bie­na­les alre­de­dor del mun­do y en 15 mues­tras per­so­na­les, en sitios como el Museo de Arte Con­tem­po­rá­neo (MoCA) en Los Ánge­les (1997), el Jeu de Pau­me en París (1998), y el Pala­cio de Cris­tal del Rei­na Sofía (2000). Para olvi­dar, una ins­ta­la­ción com­pues­ta por un bote de remos colo­ca­do enci­ma de un mon­tón de bote­llas de cer­ve­za vacías y semi-vacías, ganó el gran pre­mio con­sis­ten­te en $50,000 de la Bie­nal de Kwang­ju, en Corea del Sur, en 1995. La pri­me­ra mues­tra del artis­ta en Esta­dos Uni­dos tuvo lugar en Nue­va York, en el año 1996, en la gale­ría Bar­ba­ra Glads­to­ne, la cual con­ti­núa repre­sen­tán­do­lo. Sus tra­ba­jos se ven­den por valo­res entre $4,000 por un dibu­jo y $75,000 por escul­tu­ras gran­des. Muchas de sus pie­zas per­te­ne­cen a colec­cio­nes de museos impor­tan­tes, inclu­yen­do el Museo de Arte Moderno de Nue­va York y el Museo de Bellas Artes en La Habana.

En todas sus ins­ta­la­cio­nes Kcho tien­de a usar el mis­mo voca­bu­la­rio bási­co de imá­ge­nes y obje­tos rela­cio­na­dos con el mar. “Él tra­ba­ja con pocos sím­bo­los, pero cada vez que miras un nue­vo dibu­jo o bote, es como si lo vie­ras por pri­me­ra vez.” –dice Alma Ruiz, cura­do­ra del MoCA en Los Ánge­les, quien orga­ni­zó la expo­si­ción de Kcho en 1997 lla­ma­da “Todo cam­bia”. El artis­ta creó dos ins­ta­la­cio­nes para la mues­tra. Una fue una serie de escul­tu­ras toté­mi­cas hechas de barro cru­do en for­mas de bal­sa, vele­ro, kayak, remo y cáma­ra de neu­má­ti­co. La otra con­sis­tía en un bote gran­de cons­trui­do con libre­ros de made­ra de los que usan los ven­de­do­res en La Haba­na, lle­nos de tex­tos en espa­ñol, inglés y fran­cés en repre­sen­ta­ción de una amplia gama de lite­ra­tu­ra dis­po­ni­ble en Cuba. Los visi­tan­tes eran alen­ta­dos a subir al bote y a pasar tiem­po allí leyen­do los libros. “Estos tra­ba­jos tie­nen una gran pre­sen­cia físi­ca”, comen­ta Ruiz. “Igual que él.”4 4

En sep­tiem­bre de 2015, su obra “Mila­gro”, expues­ta con ante­rio­ri­dad en el Vati­cano, fue obse­quia­da por el Pre­si­den­te de los Con­se­jos de Esta­do y de Minis­tros de Cuba Raúl Cas­tro Ruz al Papa Fran­cis­co, duran­te su gira papal por Cuba y Esta­dos Uni­dos. El Sumo Pon­tí­fi­ce deci­dió obse­quiar esta cruz de remos, bau­ti­za­da como “El Cris­to del Medi­te­rrá­neo” a la Igle­sia de Lam­pe­du­sa, isla de Ita­lia que es paso obli­ga­to­rio de miles de migran­tes que inten­tan lle­gar a cos­tas euro­peas. “Mila­gro” fue expues­ta el 13 de diciem­bre en la Igle­sia de San Agri­gen­to, como par­te de la aper­tu­ra de la Puer­ta San­ta de Sici­lia en el Jubi­leo Extra­or­di­na­rio de la Mise­ri­cor­dia.

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