Cul­tu­ra. Alfre­do Gómez-Muller abor­da en su últi­mo libro la visión del «comu­na­lis­mo andino y el buen gobierno» del Inca Garcilaso

Por Car­los Azná­rez, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 2 de noviem­bre de 2021.

Alfre­do Gómez-Muller nació en Bogo­tá y actual­men­te resi­de en Fran­cia, don­de ejer­ce como pro­fe­sor de Estu­dios Lati­no­ame­ri­ca­nos y de Filo­so­fía en una Uni­ver­si­dad de la loca­li­dad de Tours. Autor de varias obras como “Anar­quis­mo y anar­co­sin­di­ca­lis­mo en Amé­ri­ca Lati­na” (2009), “La Recons­truc­ción de Colom­bia” (2008) y “Nihi­lis­mo y capi­ta­lis­mo” (2016), entre otros. Recien­te­men­te, la Edi­to­rial Tin­ta Limón, den­tro de su Colec­ción Nocio­nes Comu­nes, ha publi­ca­do su últi­ma obra: “La memo­ria utó­pi­ca del Inca Gar­ci­la­so. Comu­na­lis­mo andino y buen gobierno”, que nos per­mi­te visua­li­zar un per­fil muy par­ti­cu­lar de quien escri­bie­ra a prin­ci­pios del Siglo XV una obra (Comen­ta­rios Reales) que ha teni­do una gran reper­cu­sión a lo lar­go de la historia.

-En prin­ci­pio vamos a tra­tar de acer­car­nos a quien era el Inca Gar­ci­la­so de La Vega, una figu­ra que está con­si­de­ra­da como fun­da­men­tal en la nue­va lite­ra­tu­ra americana.

-Hace más de 20 años comen­cé a inte­re­sar­me por el Inca Gar­ci­la­so y en esa épo­ca era sobre todo por el pro­ble­ma que plan­tea­ba su pro­pia iden­ti­dad. Gene­ral­men­te cuan­do se leen muchas his­to­rias de las ideas e his­to­rias de la cul­tu­ra lati­no­ame­ri­ca­na uno encuen­tra que inva­ria­ble­men­te se pre­sen­ta al Inca como mes­ti­zo y pre­cur­sor de las nacio­nes moder­nas. Pero él no se reco­no­cía como mes­ti­zo, cuan­do se lee lo que el Inca escri­be, espe­cial­men­te en Comen­ta­rios Reales, que es su obra más impor­tan­te, publi­ca­da en 1609, nos damos cuen­ta que él insis­te mucho y lo reite­ra en cada pági­na sobre su iden­ti­dad india, dice: «soy indio». 

Estas fue­ron una de las razo­nes que me lle­va­ron, pri­me­ro a inda­gar y tra­tar de enten­der cuál es el pro­ce­so que lle­va a este per­so­na­je, que era hijo de un espa­ñol y de una mujer inca y como esto se deri­va en el reco­no­ci­mien­to como indio, no como mes­ti­zo y mucho menos como espa­ñol. Leyen­do sobre el Inca me di cuen­ta que hay una inter­pre­ta­ción de su obra y de la vida mis­ma del per­so­na­je, que me pare­ce que no tie­ne en cuen­ta aspec­tos fun­da­men­ta­les de su com­pro­mi­so. Por ejem­plo se le apre­cia tam­bién como un autor que jus­ti­fi­có la inva­sión de Amé­ri­ca por los espa­ño­les y en reali­dad eso es mucho más com­pli­ca­do. Ocu­rre que en el Inca Gar­ci­la­so hay varios nive­les de escri­tu­ra, hay una escri­tu­ra en que dice cosas de mane­ra muy explí­ci­ta, direc­ta y lite­ral, pero tam­bién hay un nivel de escri­tu­ra más implí­ci­to y laten­te. Cuan­do uno com­pa­ra los nive­les de escri­tu­ra se da cuen­ta que lo que dice implí­ci­ta­men­te está negan­do lo que antes ha afir­ma­do explí­ci­ta­men­te. En lo explí­ci­to uno pue­de encon­trar efec­ti­va­men­te que jus­ti­fi­ca la inva­sión, que los espa­ño­les tra­je­ron el cris­tia­nis­mo, etc. Pero cuan­do uno lee aten­ta­men­te se da cuen­ta de que en su escri­tu­ra secre­ta, laten­te e implí­ci­ta eso se pue­de ana­li­zar muy cla­ra­men­te y uno des­cu­bre que con­tra­di­ce lo que ha dicho en su pri­mer nivel. Enton­ces, todo esto ha favo­re­ci­do una figu­ra bas­tan­te uni­la­te­ral y a mi modo de ver muy equi­vo­ca­da del per­so­na­je, y esa fue la razón prin­ci­pal que me lle­vó espe­cial­men­te a inte­re­sar­me por el Inca Garcilaso. 

Esto es intere­san­te por­que hay una can­ti­dad de auto­res que lo iden­ti­fi­can como pro-Con­quis­ta, o sea que él de algu­na mane­ra se iden­ti­fi­ca con su padre que en reali­dad era un con­quis­ta­dor y por otro lado, como nos estás con­tan­do has des­cu­bier­to que en reali­dad tie­ne más ape­go a todo lo que ha sido la exis­ten­cia de su madre que era una mujer vin­cu­la­da al poder de los Incas.

-Si, él real­men­te no se iden­ti­fi­ca con el padre en el sen­ti­do habi­tual de la pala­bra, pero lo res­pe­ta, e igual­men­te aquí tam­bién encon­tra­mos varios nive­les de len­gua­je y tam­bién cosas muy explí­ci­tas. Esto ha sido ana­li­za­do por otros inves­ti­ga­do­res, hay un autor peruano que demos­tró que la rela­ción con el padre es muy curio­sa, en par­ti­cu­lar a par­tir del tex­to del Inca que se encuen­tra en la His­to­ria Gene­ral del Perú, que es un tex­to fic­ti­cio en el cual el Inca des­cri­be lo que era su padre, lo pre­sen­ta y mues­tra el autor peruano como un inca real­men­te. Es decir, este hom­bre que fue con­quis­ta­dor y enco­men­de­ro el inca le da otro sig­ni­fi­ca­do por­que le qui­ta lo enco­men­de­ro y lo lla­ma “Cura­ca”. 

-¿Qué sig­ni­fi­ca esa denominación?

-El Cura­ca era un gober­nan­te Inca y caci­que, como otra pala­bra que emplea al Inca que es una pala­bra que vie­ne del cari­be y el Inca Gar­ci­la­so india­ni­za a su padre; esta inves­ti­ga­ción me intere­só mucho y tra­té de desa­rro­llar­la un poco más. Eso reve­la un poco más que su rela­ción con los padres era extre­ma­da­men­te com­ple­ja e insis­te mucho en que su padre, al que él india­ni­za y pre­sen­ta como un sabio Cura­ca, que se ocu­pa de los pobres, de la jus­ti­cia y que no come­tía actos de injus­ti­cia etc, ese per­so­na­je que èl des­cri­be así, en reali­dad es excep­cio­nal. Allí está otro aspec­to intere­san­te de notar, y esta­ble­ce un con­tras­te muy gran­de entre su padre y los otros españoles.

Por el lado de la madre, lo que uno obser­va es un ape­go a toda la memo­ria Incai­ca, y algo muy sig­ni­fi­ca­ti­vo en su des­crip­ción de la socie­dad Incai­ca es el hecho de lla­mar «buen gobierno de los Incas», como des­cri­be en el libro quin­to en los Comen­ta­rios Reales. Se refie­re al Gobierno de los Incas que él pone en con­tras­te con el gobierno de los pri­me­ros años de la colo­nia, el gobierno de los espa­ño­les. Uno pue­de ver que el «buen gobierno de los Incas» era bueno por­que esta­ble­cía jus­ti­cia, en cam­bio el de los espa­ño­les no era un gobierno jus­to en la medi­da en que pre­do­mi­na el inte­rés per­so­nal, las luchas intes­ti­nas, las gue­rras civi­les, el afán de enri­que­cer­se, y todo eso pre­do­mi­na sobre lo demás, en par­ti­cu­lar sobre el bien común. En reali­dad, cuan­do uno com­pa­ra los Comen­ta­rios Reales del libro que des­cri­be la socie­dad de los Incas antes de la inva­sión, con su últi­mo libro “His­to­ria gene­ral de la Con­quis­ta”, don­de des­cri­be la lle­ga­da de los espa­ño­les a la región, uno obser­va el con­tras­te que es muy visi­ble e impac­tan­te. En el pri­mer libro se ve orden, jus­ti­cia y cier­tas armo­nía social que ges­tio­na un buen gobierno. Pero en el segun­do libro uno encuen­tra una suce­sión inin­te­rrum­pi­da de crí­me­nes, ase­si­na­tos y volen­cia de todo tipo, vio­la­cio­nes y otros actos en con­tra del bien común. El mis­mo hecho de orga­ni­zar su obra esta­ble­cien­do este con­tras­te tan fuer­te entre la his­to­ria de los Incas y la his­to­ria sobre la inva­sión, demues­tra que el Inca está dicien­do algo, no lo dice de mane­ra explí­ci­ta por la épo­ca peli­gro­sa y por­que vivía rodea­do de espa­ño­les, por lo cual que toca­ba escri­bir con cier­ta cau­te­la para no expo­ner­se a la hoguera. 

Biografía del Inca Garcilaso de la Vega - Inca Garcilaso de la Vega

-Es lla­ma­ti­vo tam­bién, hablan­do de su des­crip­ción de los incas, que él des­mien­te algo que has­ta el pre­sen­te vivi­mos cada vez que se habla de las socie­da­des incai­cas, en el sen­ti­do que ellos hicie­ran sacri­fi­cios huma­nos o que real­men­te fue­ran bár­ba­ros. Al con­tra­rio, el Inca Gar­ci­la­so los defi­ne como civi­li­za­do­res de los pue­blos bár­ba­ros y crí­ti­ca a esos pue­blos que de algu­na mane­ra prac­ti­ca­ban la antro­po­fa­gia. El es un gran des­crip­tor de una civi­li­za­ción que has­ta hoy, leyen­do a muchos auto­res lati­no­ame­ri­ca­nos y euro­peos, se ha esta­ble­ci­do esta idea de que los incas tenian un buen gobierno pero eran impe­ria­lis­tas y asesinos.

-Mi aná­li­sis está cen­tra­do en el tema de la jus­ti­cia socio­eco­nó­mi­ca, diga­mos que es el pun­to más impor­tan­te del libro 5 de los 16 pri­me­ros capí­tu­los de los Comen­ta­rios Reales. Allí el Inca Gar­ci­la­so pro­po­ne un gran rela­to y se apo­ya en tex­tos de Blas Vare­la, otro peruano de la épo­ca, para mos­trar lo que era el orde­na­mien­to social y eco­nó­mi­co de la socie­dad Inca de la épo­ca. Des­cri­be un sis­te­ma socio­eco­nó­mi­co orga­ni­za­do de tal mane­ra que cada per­so­na tie­ne lo nece­sa­rio para su sub­sis­ten­cia, en una socie­dad, como dice en uno de los capí­tu­los, don­de no había pobres ni men­di­gos, no había pobres en el sen­ti­do de los mise­ra­bles, como en la Euro­pa de esa épo­ca. Se refie­re a aque­lla Euro­pa don­de eran cen­te­na­res de miles sufrien­do que las ham­bru­nas eran per­ma­nen­tes y la gen­te vaga­ba en las carre­te­ras, pedía limos­na, las niñas se pros­ti­tuian para tener algo para comer, etc. Era un régi­men de extre­ma des­truc­ción y un sis­te­ma letal del nacien­te capi­ta­lis­mo euro­peo. Fren­te a eso, el sis­te­ma Inca pro­po­ne otra for­ma de orga­ni­za­ción social y eco­nó­mi­ca en el cual todo el mun­do tie­ne lo nece­sa­rio para vivir. Esto no es una crea­ción de los incas como lo pre­sen­ta el autor Gar­ci­la­so, acá hay algo de etno­cen­tris­mo y de par­cia­li­dad en su jui­cio. No lo inven­ta­ron los incas, en reali­dad se tra­ta de una memo­ria muy anti­gua ante­rior a ellos, una memo­ria andi­na de orga­ni­za­ción, de pro­pie­dad colec­ti­va y común de la tie­rra, de sis­te­ma de ayu­da mutua, de reci­pro­ci­dad, que se encuen­tra en todo el hori­zon­te andino. Enton­ces, los incas lo que hacen es repro­du­cir ese sis­te­ma, no lo des­tru­yen y levan­tan una espe­cie de Esta­do, crean­do un impe­rio, aun­que se pue­de dis­cu­tir este últi­mo tér­mino, pero en todo caso crean un Esta­do bas­tan­te cen­tra­li­za­do que favo­re­ce a un gru­po domi­nan­te. De todas mane­ras, no se pue­de idea­li­zar y no se pue­de decir que era un socie­dad sin cla­ses socia­les, per­fec­ta, don­de no había explo­ta­ción. Sí la había y exis­tía una noble­za, y gen­te que se apro­pia­ba de una par­te del exce­den­te del tra­ba­jo de otros. A pesar de eso, había un sis­te­ma redis­tri­bu­ti­vo de la rique­za pro­du­ci­da social­men­te, que ase­gu­ra­ba a cada cual lo nece­sa­rio para vivir y que res­pe­ta­ba la pro­pie­dad comu­nal que hoy se lla­ma Ayllu, es decir la comu­na de esa tie­rra pro­duc­ti­va no se pue­de divi­dir. Tan­to el Inca como otros estu­dios y algu­nos cro­nis­tas espa­ño­les con­fir­man estos datos: la tie­rra era colec­ti­va y per­te­ne­cía al Ayllu, per­te­ne­cía a la comu­ni­dad y se redis­tri­buía año tras año en fun­ción de las nece­si­da­des de cada fami­lia. A esta últi­ma se le daba su par­te de tie­rra para que pudie­ra tra­ba­jar y ganar con sus cose­chas lo nece­sa­rio para vivir y tener su techo y tri­go entre otras cosas. Este sis­te­ma de redis­tri­bu­ción se hacía anual­men­te y exis­te des­de antes de la crea­ción del Tawan­tin­su­yo, de ese gran esta­do inca que algu­nos lla­man impe­rio Inca.

Crean­do ese esta­do se dis­tor­sio­na en par­te la hori­zon­ta­li­dad del sis­te­ma más bien igua­li­ta­rio de la comu­na o del Ayllu tra­di­cio­nal pero a pesar de esto, ha sido demos­tra­do por inves­ti­ga­cio­nes de la antro­po­lo­gía y arqueo­lo­gía con­tem­po­rá­neas des­de el siglo XX, se man­te­nía un sis­te­ma de redis­tri­bu­ción basa­do en un prin­ci­pio fun­da­men­tal que es que hay una res­pon­sa­bi­li­dad social y por con­si­guien­te públi­ca en rela­ción con la vul­ne­ra­bi­li­dad de cada ser humano. Cada ser humano nece­si­ta para poder vivir, ali­men­tar­se, pro­te­ger­se de la intem­pe­rie, aten­ción médi­ca, etc. Es el prin­ci­pio bási­co que no está escri­to en nin­gún esta­do pero si está en las prác­ti­cas y en las ins­ti­tu­cio­nes incai­cas y de otros gru­pos étni­cos andi­nos. Prin­ci­pios que advier­ten que a cada cual se le debe ase­gu­rar lo nece­sa­rio para poder vivir dig­na­men­te, no con lujos pero con dignidad. 

Inca Gar­ci­la­so

-¿Cuán­to, esos prin­ci­pios vol­ca­dos en los tex­tos del Inca Gar­ci­la­so influ­ye­ron en las socie­da­des euro­peas de la época?

-En Euro­pa, a par­tir del siglo XVII, el tex­to del Inca Gar­ci­la­so fue tra­du­ci­do al fran­cés en 1633. En Fran­cia, en ese con­tex­to de cri­sis social per­ma­nen­te, en don­de la pobre­za es una cala­mi­dad públi­ca, hubo gen­te intere­sa­da por la refor­ma social, por la jus­ti­cia. Gen­te que se intere­sa por el libro del Inca Gar­ci­la­so y encuen­tran un mode­lo, comen­zan­do a decir: “aquí, en Fran­cia y en Euro­pa en gene­ral, podría­mos ins­pi­rar­nos en los Incas y cons­truir ins­ti­tu­cio­nes más jus­tas, con un sis­te­ma de jus­ti­cia social que fun­cio­ne de tal mane­ra que pue­da resol­ver el pro­ble­ma cró­ni­co de la pobre­za y la mise­ria». Los pri­me­ros tra­duc­to­res de los Comen­ta­rios Reales lo dicen tex­tual­men­te. En 1633, (Jean) Bau­doin que es el pri­mer tra­duc­tor fran­cés, dice que es un mode­lo, pos­te­rior­men­te otros tra­duc­to­res en el siglo XVIII o filó­so­fos como Mobe­li, sos­tie­nen esto. Mobe­lí es con­si­de­ra­do como uno de los pre­cur­so­res del pen­sa­mien­to socia­lis­ta moderno, de las ideas socia­les que se desa­rro­llan en el Siglo XIX en Euro­pa a par­tir del movi­mien­to obre­ro. Estos auto­res se intere­san mucho por el Inca Gar­ci­la­so y en el libro tra­to de recons­truir esa his­to­ria, tan­to en Amé­ri­ca Lati­na como en Europa.

¿Quié­nes son los lec­to­res del Inca Gar­ci­la­so y por qué lo leen? ¿Qué hacen con lo que encuen­tran en el libro el Inca Gar­ci­la­so?, pues allí encon­tré que el inca Gar­ci­la­so, para resu­mir­lo en una pala­bra, es una de las fuen­tes no es la úni­ca de las diver­sas for­mas del pen­sa­mien­to polí­ti­co moderno social, es decir del socia­lis­mo y sus diver­sos modos como tam­bién del comu­nis­mo, del anar­quis­mo, coope­ra­ti­vis­mo. Hay toda una serie de for­mas con­tem­po­rá­neas que hoy en día son actua­les y están en el cen­tro de deba­te social públi­co en muchas par­tes del mun­do, esas ideas y prác­ti­cas encuen­tran una de sus fuen­tes en los escri­tos del Inca Gar­ci­la­so y en par­ti­cu­lar en el libro quin­to de los comen­ta­rios reales.

-Comen­ta­rios Reales, es una obra que fue prohi­bi­da en las colo­nias duran­te muchos años por la Coro­na espa­ño­la, por con­si­de­rar­la “sub­ver­si­va y peli­gro­sa”. Para­dó­ji­ca­men­te, tie­ne mucho que ver con las dis­cu­sio­nes que esta­mos tenien­do en los últi­mos años, cuan­do el Coman­dan­te Hugo Chá­vez habla­ba de la Comu­na. O cuan­do inclu­so se lee a Mariá­te­gui, o cuan­do se habla de la per­se­cu­ción de los pue­blos ori­gi­na­rios en el con­ti­nen­te. Muchas de las cosas que están plan­tea­das en Comen­ta­rios Reales tie­ne una vigen­cia muy gran­de, ¿ver­dad?

Si, Mariá­te­gui es efec­ti­va­men­te una figu­ra cen­tral y en el libro hay un capí­tu­lo sobre él. Hay refe­ren­cia explí­ci­ta al Inca Gar­ci­la­so en la obra de Mariá­te­gui y hay otras más implí­ci­tas por ejem­plo cuan­do habla de la eco­no­mía incai­ca, en la épo­ca ante­rior a la inva­sión y se apo­ya en par­ti­cu­lar en un gran eco­no­mis­ta peruano que escri­bió una his­to­ria eco­nó­mi­ca del Perú que se lla­ma­ba (César Anto­nio) Ugar­te. Una de las fuen­tes prin­ci­pa­les de Ugar­te es el Inca Gar­ci­la­so, y pre­sen­ta al Inca como uno de los auto­res más impor­tan­tes para recons­truir ese pasa­do incai­co. Efec­ti­va­men­te, está Mariá­te­gui, y tam­bién en la corrien­te anar­quis­ta en el Perú, en el perió­di­co La pro­tes­ta que se publi­có a par­tir de 1912, don­de se dio un gran deba­te sobre los indí­ge­nas, qué rela­ción podían tener entre el anar­quis­mo y los indí­ge­nas, eso fue un deba­te que se plan­teó en esa épo­ca. Enton­ces ahí tam­bién encon­tra­mos ele­men­tos de esa memo­ria que lla­mó utó­pi­ca, la memo­ria utó­pi­ca del inca Gar­ci­la­so que reco­rre no sola­men­te Amé­ri­ca Lati­na sino tam­bién Europa.

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