Eco­lo­gía social. La COP26 apues­ta por la tran­si­ción ener­gé­ti­ca basa­da en el litio: ¿por qué no es toda­vía una solución?

Por Tha­les Sch­midt y Fer­nan­da Pai­xão, Bra­sil de Fato | Resu­men Lati­no­ame­ri­cano | 13 de Noviem­bre de 2021.

La apues­ta de la COP26, el litio y los autos eléc­tri­cos pue­den ser una fal­sa solu­ción climática

Para redu­cir el uso de hidro­car­bu­ros, las empre­sas ini­cian una «carre­ra por el litio», que requie­re un uso exce­si­vo de agua

La COP26 ha ele­gi­do el 10 de noviem­bre como «Día del Trans­por­te». La cum­bre cli­má­ti­ca más impor­tan­te del mun­do emi­tió una decla­ra­ción fir­ma­da por paí­ses, inver­so­res, ciu­da­des ‑y fabri­can­tes de auto­mó­vi­les- que esta­ble­ce el obje­ti­vo de con­ver­tir los «vehícu­los de emi­sio­nes cero» en la «nue­va nor­ma­li­dad» para 2040.

La pro­pues­ta, sin embar­go, igno­ra los impac­tos ambien­ta­les de la extrac­ción de las mate­rias pri­mas nece­sa­rias para estos vehícu­los y el mode­lo de ciu­dad que impone. 

El docu­men­to fue fir­ma­do por empre­sas como Ford, Mer­ce­des-Benz y Vol­vo, y esta­ble­ce el obje­ti­vo de que este tipo de trans­por­te sea «acce­si­ble» y «sos­te­ni­ble» en todas las regio­nes del mun­do para 2030. El docu­men­to resul­tan­te del «Día del Trans­por­te» ape­nas men­cio­na en sus últi­mas líneas la nece­si­dad de «apo­yar los sis­te­mas de trans­for­ma­ción del trans­por­te públi­co» y la impor­tan­cia de los «via­jes activos».

La decla­ra­ción no fue fir­ma­da por Esta­dos Uni­dos y Chi­na, aun­que sí por los fabri­can­tes de auto­mó­vi­les de ese país y de otros mer­ca­dos emer­gen­tes, como India y Bolivia.

La apues­ta, que mere­ció una fecha en el calen­da­rio, for­ma par­te de la tran­si­ción ener­gé­ti­ca que dis­cu­ten y pla­nean las gran­des empre­sas y los Esta­dos dis­pues­tos a faci­li­tar la inver­sión pri­va­da, sus­ti­tu­yen­do el com­bus­ti­ble de auto­mo­ción a base de petró­leo por vehícu­los eléctricos.

Los autos del futu­ro, desa­rro­lla­dos por empre­sas como la esta­dou­ni­den­se Tes­la y la chi­na BYED, fun­cio­nan con bate­rías recar­ga­bles de iones de litio. Estas bate­rías tam­bién son res­pon­sa­bles de la auto­no­mía de dis­po­si­ti­vos como los telé­fo­nos móvi­les y computadoras.

Según datos de Bloom­berg, el mer­ca­do mun­dial de vehícu­los eléc­tri­cos supe­ra­rá ya en 2021 los 260 millo­nes de uni­da­des par­ti­cu­la­res y más de un millón de uni­da­des en el trans­por­te público.

Según una pre­vi­sión de la Agen­cia Inter­na­cio­nal de la Ener­gía, lle­var a cabo una tran­si­ción ener­gé­ti­ca que cum­pla con las exi­gen­cias del Acuer­do de París supon­drá aumen­tar has­ta 40 veces la deman­da actual de litio para 2040. El gra­fi­to, el cobal­to y el níquel, otros mine­ra­les estra­té­gi­cos, verán aumen­tar su deman­da entre 20 y 25 veces.

Por ello, el litio se ha con­ver­ti­do en una mate­ria pri­ma fun­da­men­tal para la tran­si­ción ener­gé­ti­ca que el mun­do glo­ba­li­za­do de hoy codi­cia. No sin razón el des­cu­bri­mien­to de nue­vos yaci­mien­tos y las inver­sio­nes para su explo­ta­ción en los terri­to­rios de las reser­vas ya iden­ti­fi­ca­das hayan aumen­ta­do en los últi­mos cin­co años. Y es tam­bién por esta razón que este metal entra en jaque en las dis­cu­sio­nes de la COP26.

¿Cuál es la ciu­dad del auto eléctrico?

El urba­nis­ta y pro­fe­sor de la Uni­ver­si­dad Fede­ral de Minas Gerais (UFMG) Rober­to Andrés eva­lúa como un «escán­da­lo» el enfo­que de las auto­ri­da­des en la COP26 y la dis­cu­sión sobre la tran­si­ción ener­gé­ti­ca que se con­cen­tra en los autos eléctricos.

Para el inves­ti­ga­dor, este acuer­do «bus­ca ase­gu­rar el man­te­ni­mien­to de las ganan­cias de una indus­tria que ha sido extre­ma­da­men­te depre­da­do­ra y que tie­ne una enor­me res­pon­sa­bi­li­dad en la cri­sis cli­má­ti­ca que esta­mos viviendo».

Una coa­li­ción de más de 300 orga­ni­za­cio­nes publi­có una car­ta en la que se pide a los líde­res mun­dia­les de la COP26 que tomen medi­das para que el uso de la bici­cle­ta y el trans­por­te públi­co ten­gan un mayor papel a la hora de afron­tar la emer­gen­cia climática.

El tex­to des­ta­ca que el trans­por­te es res­pon­sa­ble del 24% de todas las emi­sio­nes de CO2 del pla­ne­ta y que la con­ta­mi­na­ción atmos­fé­ri­ca es res­pon­sa­ble de unos sie­te millo­nes de muer­tes al año. Los datos sobre la con­ta­mi­na­ción pro­ce­den de la Agen­cia Inter­na­cio­nal de la Ener­gía y los de las muer­tes por con­ta­mi­na­ción atmos­fé­ri­ca de la Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud.

«El auto es un vehícu­lo de una o dos tone­la­das que trans­por­tan a una o dos per­so­nas. Por lo tan­to, el des­per­di­cio de ener­gía, sea cual sea la fuen­te de ener­gía de este modo de trans­por­te, es un enor­me des­per­di­cio de ener­gía», dice Andrés a Bra­sil de Fato. 

Vehícu­lo eléc­tri­co fabri­ca­do en Boli­via, por Quan­tum Motors, uno de los fir­man­tes de la decla­ra­ción COP26 «Día del Trans­por­te». /​Moto­res cuánticos

El pro­fe­sor de la UFMG eva­lúa el auto eléc­tri­co como una «fal­sa solu­ción» que sólo intere­sa a la indus­tria del sec­tor y que ocu­pa un espa­cio vital en las ciudades. 

«Todo este espa­cio [ocu­pa­do por el coche], ade­más de ser esen­cial para la vida urba­na, es aho­ra cada vez más esen­cial para la vida de las ciu­da­des en un con­tex­to de cri­sis cli­má­ti­ca. En los cen­tros urba­nos, los impac­tos de la cri­sis cli­má­ti­ca son dobles: por un lado, las inun­da­cio­nes y las ria­das, y por otro, las islas de calor. Por mucho calor que haga, nece­si­ta­mos más árbo­les, más ver­de en la ciu­dad. Para el pro­ble­ma del exce­so de llu­via, nece­si­ta­mos absor­ber el agua de llu­via, nece­si­ta­mos espa­cio urbano y dis­tri­bu­ción en el terri­to­rio», dice el urbanista.

Una tran­si­ción ener­gé­ti­ca que no se enfren­ta a los ver­da­de­ros pro­ble­mas de nues­tro tiem­po es lo que Bruno For­ni­llo, doc­tor en geo­po­lí­ti­ca e inves­ti­ga­dor de los recur­sos natu­ra­les en Suda­mé­ri­ca, iden­ti­fi­ca como «capi­ta­lis­mo verde».

«Estas pro­pues­tas reci­clan la cri­sis cons­tan­te del capi­tal por­que así fun­cio­na: para­si­tan­do las ideas que se ges­tan en las fuer­zas más acti­vas y crea­ti­vas de la socie­dad civil, se las apro­pia y las mer­can­ti­li­za. Por eso, hoy en día, el mer­ca­do se está vol­vien­do «ver­de»», seña­la Fornillo.

Dife­ren­tes modelos

Ya no pode­mos, enton­ces, hablar sim­ple­men­te de una «tran­si­ción ener­gé­ti­ca». Exis­te, por un lado, lo que los sec­to­res acti­vis­tas obser­van como la dife­ren­cia fun­da­men­tal entre la tran­si­ción ener­gé­ti­ca cor­po­ra­ti­va y, por otro, la tran­si­ción ener­gé­ti­ca popular.

«La tran­si­ción ener­gé­ti­ca cor­po­ra­ti­va es la domi­nan­te, don­de las empre­sas y los orga­nis­mos mul­ti­la­te­ra­les uti­li­zan la sos­te­ni­bi­li­dad de for­ma ideo­ló­gi­ca y ocul­tan lo que en reali­dad es un con­trol y domi­nio del coman­do cor­po­ra­ti­vo de la tran­si­ción. Así, la tran­si­ción cor­po­ra­ti­va no ata­ca las cau­sas que con­du­cen a la cri­sis ambien­tal y a la des­igual­dad en la dis­tri­bu­ción de los recur­sos natu­ra­les», expli­ca Fornillo. 

En cam­bio, la tran­si­ción popu­lar se redu­ce a cin­co pun­tos prin­ci­pa­les rela­cio­na­dos con la ener­gía: des­mer­can­ti­li­za­ción, des­cen­tra­li­za­ción, des­con­cen­tra­ción, demo­cra­ti­za­ción y des­pa­triar­ca­li­za­ción. «Las ener­gías reno­va­bles ata­can direc­ta­men­te el pre­do­mi­nio cor­po­ra­ti­vo, ya que pue­den ser ges­ta­das por una pro­duc­ción popu­lar y social», des­ta­ca Fornillo.

Nue­va ener­gía, vie­ja minería

El gran dile­ma del mode­lo empre­sa­rial, base de la COP26, es que la sali­da de una socie­dad basa­da en los com­bus­ti­bles fósi­les pare­ce recaer, de nue­vo, en el vie­jo mode­lo extractivista. 

En Amé­ri­ca Lati­na, las zonas de reser­va de litio ya iden­ti­fi­ca­das han abier­to sus puer­tas a las empre­sas extrac­ti­vis­tas des­de hace más de 20 años, como afir­ma el geó­gra­fo Joa­quín Deon, de la Uni­ver­si­dad de Córdoba.

«La pro­duc­ción de litio pare­ce nue­va, pero ya lle­va varias déca­das en mar­cha. La estra­te­gia de obten­ción de sal para el con­su­mo domés­ti­co fue la que se empe­zó a ana­li­zar para obte­ner un metal no tan con­ven­cio­nal, ya que la sal no se acu­mu­la en la super­fi­cie. Por lo tan­to, hay que some­ter­la a un pro­ce­so de tra­ta­mien­to con enor­mes can­ti­da­des de agua y la adi­ción de pro­duc­tos quí­mi­cos», expli­ca. «En este pro­ce­so , el agua resul­tan­te no es ade­cua­da para el desa­rro­llo de la vida en estos ecosistemas».

Debi­do al alto volu­men de agua del pro­ce­so, en 2019, Chi­le enfren­tó la mayor sequía en más de 60 años y el inci­den­te dis­mi­nu­yó la pro­duc­ti­vi­dad de sus minas.

Ade­más, una explo­ta­ción mine­ra de litio media eva­po­ra unos 10 millo­nes de metros cúbi­cos de agua al año, lo que equi­va­le al con­su­mo de una ciu­dad de 70.000 habi­tan­tes, según seña­ló la exper­ta en elec­tro­quí­mi­ca Veró­ni­ca Fle­xer a Tie­rra Viva.

Litio, el «petró­leo del siglo 21»

El valor del litio está en auge y la con­ti­nua explo­ra­ción de nue­vas fuen­tes del mine­ral ha aumen­ta­do con­si­de­ra­ble­men­te las reser­vas mun­dia­les esti­ma­das del mine­ral: de los 14 millo­nes de tone­la­das iden­ti­fi­ca­das en 2018, hoy esa cifra ascien­de a 21 millo­nes de tone­la­das, según el Ser­vi­cio Geo­ló­gi­co de Esta­dos Uni­dos (USGS).

Aus­tra­lia lide­ra actual­men­te el ran­king de extrac­ción de mine­ral, y Chi­na es su prin­ci­pal com­pra­dor. El país asiá­ti­co lide­ra toda la cade­na de pro­duc­ción de bate­rías de litio y otros mine­ra­les estratégicos.

«Chi­na domi­na toda la cade­na de pro­duc­ción y pro­du­ce actual­men­te el 43% de los coches eléc­tri­cos», afir­ma For­ni­llo. «Todo su desa­rro­llo se cen­tra en la cues­tión ener­gé­ti­ca. La gran noti­cia recien­te fue el anun­cio del gobierno de Chi­na, el país que más gases de efec­to inver­na­de­ro emi­te, de des­car­bo­ni­zar su eco­no­mía para 2060».

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