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Dis­cur­so del líder de Irán, el imán Jamenei

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Salu­dos y salu­dos al que­ri­do y noble pue­blo de Irán.

En pri­mer lugar, hon­ro la memo­ria de los valio­sos már­ti­res de los recien­tes acon­te­ci­mien­tos —nues­tros coman­dan­tes y cien­tí­fi­cos már­ti­res — , quie­nes fue­ron un recur­so inva­lua­ble para la Repú­bli­ca Islá­mi­ca. Sir­vie­ron con gran dedi­ca­ción y aho­ra, si Dios quie­re, reci­ben la recom­pen­sa divi­na en pre­sen­cia del Todopoderoso.

Con­si­de­ro nece­sa­rio expre­sar algu­nas feli­ci­ta­cio­nes al noble pue­blo de Irán:

  1. Vic­to­ria sobre el fal­so régi­men sio­nis­ta. Este régi­men, con todo su albo­ro­to y sus pre­ten­sio­nes, fue casi aplas­ta­do por los gol­pes de la Repú­bli­ca Islá­mi­ca. Nun­ca se les ocu­rrió que tales ata­ques pudie­ran pro­ve­nir de Irán, pero ocu­rrió. Damos gra­cias a Dios por ayu­dar a nues­tras fuer­zas arma­das, que logra­ron elu­dir sus avan­za­dos sis­te­mas de defen­sa mul­ti­ca­pa y arra­sar muchas de sus zonas urba­nas y mili­ta­res con nues­tro arma­men­to avan­za­do. Esta es una de las mayo­res ben­di­cio­nes de Dios y demues­tra que cual­quier agre­sión con­tra Irán tie­ne un alto pre­cio para el agre­sor. Esta vic­to­ria per­te­ne­ce a nues­tras fuer­zas arma­das y a nues­tro pue­blo, que las for­mó, apo­yó y empoderó.
  2. Vic­to­ria sobre el régi­men esta­dou­ni­den­se. Esta­dos Uni­dos entró direc­ta­men­te en la gue­rra, temien­do que, de lo con­tra­rio, el régi­men sio­nis­ta sería des­trui­do. Sin embar­go, no obtu­vo nin­gún bene­fi­cio de esta gue­rra. Ata­ca­ron nues­tras ins­ta­la­cio­nes nuclea­res —lo cual, en sí mis­mo, está suje­to a accio­nes lega­les inter­na­cio­na­les — , pero no logra­ron nada sig­ni­fi­ca­ti­vo. El pre­si­den­te esta­dou­ni­den­se exa­ge­ró los acon­te­ci­mien­tos para encu­brir su fra­ca­so, algo evi­den­te para cual­quie­ra que lo escu­cha­ra. En res­pues­ta, Irán ases­tó un duro gol­pe a una de las bases cla­ve de Esta­dos Uni­dos en la región —la base aérea de Al-Udeid— y cau­só daños. Los mis­mos medios que exa­ge­ra­ron el ata­que esta­dou­ni­den­se inten­ta­ron mini­mi­zar la res­pues­ta ira­ní, pero fue un acon­te­ci­mien­to sig­ni­fi­ca­ti­vo. La capa­ci­dad de Irán para ata­car impor­tan­tes obje­ti­vos esta­dou­ni­den­ses en la región no es poca cosa, y pue­de repe­tir­se si se le provoca.
  3. Uni­dad del pue­blo ira­ní. Ha sur­gi­do una uni­dad extra­or­di­na­ria entre los casi 90 millo­nes de ira­níes. Uni­dos en pala­bra y obra, el pue­blo se man­tu­vo uni­do, expre­só su soli­da­ri­dad y apo­yó a las fuer­zas arma­das. Irán demos­tró su fuer­za y uni­dad, algo que el mun­do debe­ría reconocer.

Y aho­ra, un pun­to clave:

El pre­si­den­te de Esta­dos Uni­dos decla­ró recien­te­men­te que Irán debe «ren­dir­se». Ya no se tra­ta de enri­que­ci­mien­to de ura­nio ni de pro­gra­mas nuclea­res, sino de exi­gir la capi­tu­la­ción total de Irán. Seme­jan­te exi­gen­cia es ridí­cu­la. Un país con la his­to­ria, la cul­tu­ra y la férrea deter­mi­na­ción nacio­nal de Irán jamás se ren­di­rá. Quie­nes cono­cen al pue­blo ira­ní entien­den que esto es un insulto.

Duran­te déca­das, Esta­dos Uni­dos se ha opues­to a Irán con diver­sos pre­tex­tos: dere­chos huma­nos, demo­cra­cia, dere­chos de las muje­res, enri­que­ci­mien­to nuclear, misi­les… de todo. Pero, en reali­dad, solo quie­ren la ren­di­ción de Irán. Los líde­res esta­dou­ni­den­ses ante­rio­res ocul­ta­ron esta exi­gen­cia tras un len­gua­je diplo­má­ti­co. Este la reve­ló abiertamente.

El pue­blo ira­ní debe com­pren­der que el ver­da­de­ro pro­ble­ma de Esta­dos Uni­dos es que se nie­ga a acep­tar un Irán inde­pen­dien­te y sobe­rano. Pero la ren­di­ción jamás ocu­rri­rá. Jamás.

Irán es una nación pode­ro­sa con una pro­fun­da civi­li­za­ción, cuya rique­za cul­tu­ral e his­tó­ri­ca supera a la de Esta­dos Uni­dos. La expec­ta­ti­va de que Irán se some­ta es un absur­do del que la gen­te sabia solo se reirá.

El pue­blo ira­ní es y segui­rá sien­do hono­ra­ble y vic­to­rio­so. Que Dios pro­te­ja a esta nación con dig­ni­dad y honor, que ele­ve el ran­go de nues­tro difun­to gran imán, y que el Imán Mah­di (que nues­tras almas se sacri­fi­quen por él) se com­plaz­ca con esta nación y le con­ce­da la ayu­da divina.

«La paz y las ben­di­cio­nes sean contigo».

26 de junio de 2025

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