Giovanny Bermúdez Mendoza /Resumen Latinoamericano /26 de abril de 2020
Esta cuarentena no ha sido fácil para los 14.243. 223 de hogares del país. Sus múltiples índices de pobreza, desempleo[1] y carencia estructural ya habían fijado parte de estas dificultades. Aunque ineludibles las repercusiones sociales de la pandemia, hasta hora empiezan a contornearse y a mezclarse con las ya graves problemáticas que afectan a las clases trabajadoras y populares del país.
La situación ha sido aprovechada hasta el descaro por los sectores del gran capital financiero que tras bambalinas han orientado y monitoreado cada movimiento que el gobierno nacional ha realizado en materia de emergencia sanitaria, económica y social, hasta el punto que el pasado 16 de abril de 2020 el ministro de Salud de Colombia Fernando Ruiz llegó al pico de la mediocridad y deshonestidad, al afirmar por la televisión a millones de colombianos y colombianas que, “…que dados los resultados en el índice de trasmisión en Colombia podríamos decir que ya estamos en una etapa de supresión, esto indica que estamos muy cercanos al aplanamiento completo de la curva, consecuencia de este proceso de aislamiento preventivo, que hemos hecho toda la ciudadanía, todos los colombianos para tratar de contener la epidemia.”[2]
Las afirmaciones no podrían ser más desafortunadas para el conjunto de colombianos y colombianas que han puesto sus esperanzas en la manada de ineptos y oportunistas que hacen parte del ilegítimo e inflado gobierno nacional. Las prioridades no fueron disimuladas cuando el ministro, sin dejar escapar el segundo de optimismo que dicha mentira generaría en la audiencia, agregó: “…eso implica indudablemente ir restaurando de alguna manera las actividades económicas y sociales del país, apertura que haremos a partir del 27 logrando entrar secuencialmente diferentes sectores sociales de la economía…teniendo un control desde lo epidemiológico para controlar cualquier eventualidad que nos incremente el riesgo como país y el riesgo de un disparo en la epidemia.”
Paso seguido, recitó el manual que los banqueros pragmáticamente han planeado para administrar el presente estado de emergencia sanitaria y de quiebra económica del país. El ministro justificó esta estrategia de adecuación del pillaje capitalista a la calamidad sanitaria, tergiversando evidencia científica y estadística utilizada para sobredimensionar los efectos de las medidas de contención y mitigación tomadas hasta la fecha frente a la opinión pública, argumentando arbitrariamente la salida inteligente de la cuarentena diseñada desde los gremios económicos y propuesta por el gobierno de Iván Duque.
Con descaro, el ministro hizo cama a las propuestas de los gremios económicos más poderosos del país. Una etapa de supresión como lo afirmó el señor ministro podría darse en la medida que el índice de contagios disminuya de 1 a 0 durante un rango prolongado de tiempo efectivo de 300 días según informes del Instituto Nacional de Salud ‑INS‑, tiempo promedio que de no asegurase efectivamente, tan solo aplazará el momento de ascenso del pico, sin disminuir su altura. Él ‑INS- en su modelo Covid–19 Colombia considera que las estrategias: “… no farmacológicas de distanciamiento social resultarían siendo efectivas en la reducción del pico si se mantienen por periodos prolongados (300 días) … estas por dos o cuatro semanas, solo se lograría un aplazamiento del pico de requerimientos de servicios, pero no su reducción.”[3]
La especialista Sulma Cucunubá del Imperial College London disimuladamente controvirtió la afirmación oficial, al plantear a medios nacionales: «El confinamiento hace que se aplace este pico, si se levanta la cuarentena se volvería a la velocidad original, no existe aplanamiento de la curva en mi concepto porque en la región la curva es muy pequeña, no ha empezado, para eso hay que esperar meses«[4].
Para esta investigadora una vez se levanten las medidas de confinamiento la tendencia es a recuperar la dinámica exponencial del índice de contagio, que ha pasado engañosamente de 2,5 del 11 de marzo a 1,2 al 22 de abril del 2020, sin evidenciar un proceso de aplanamiento de la curva de contagios, sino una etapa de regulación de los tiempos de crecimiento de la curva epidemiológica.
Lejos del escenario de optimismo agitado por el ministro de Salud Fernando Ruiz la situación actual es extremadamente preocupante. Las medidas dispuestas para asumir el descalabrado intento de retoma inteligente de la economía nacional presionarán el desarrollo de la epidemia en el país y la crisis sanitaria que esta presupone. La opción del mal menor, lleva a la práctica las recomendaciones de los gremios económicos, que en varios informes gremiales han salido al paso de las recomendaciones epidemiológicas. Los banqueros del país plantean tajantemente su posición:
“… el país ha venido debatiendo sobre la idea que la economía debe “apagarse” por lo menos tres meses para contener la infección del SARS–Cov2. En ANIF no estamos de acuerdo con esa postura. Esto no se trata de una dicotomía entre economía y salud … Extender mucho más el aislamiento obligatorio, por ejemplo, en tres meses, sería una medida inefectiva que tendría efectos en toda la economía nacional.”[5]
Efectos que el gremio estima en una baja de 5,8 billones a marzo–abril de los ingresos laborales y familiares que podrían ascender a 12,8 billones y de ‑0,7 en el PIB de extenderse la cuarentena hasta junio[6]. La caída de la economía nacional se contrasta con el ascenso del pico epidémico.
Las proyecciones oficiales han sido alarmantes contemplando hasta 31, 539,000 de infectados, 5221,000 hospitalizados y 321,000 fallecidos, valores que disminuirían con el efecto de las medidas de intervención, pero que aún están por encima de las capacidades del sistema sanitario del país.
Según las estimaciones de diferentes estudios el pico epidémico en el país podría darse durante los meses de mayo o junio, dependiendo del tipo de medidas que se implementen para contrarrestar su desenvolvimiento. En la siguiente gráfica del ‑INS- se asimilan cuatro escenarios posibles. 1) sin intervención 2) mitigación 3) supresión y 4) cuarentena, todos sobre el estimativo de 300 días de análisis.
En informes de la Asociación Nacional Instituciones Financieras ‑ANIF- se presupuesta mayo y junio como punto de contracción de los pagos de nómina del 80% del sector de las Mypimes que oferta la mayor cantidad de empleos nacional, y los pagos de deuda de los hogares llegaría a los 20, billones.
El panorama no parece alentador y los malabares del señor ministro no solo ponen en evidencia la mediocre gestión de control que se ha hecho de la emergencia sanitaria, sino la terrible manera en que el gran capital pretende sacar provecho del actual descalabro nacional.
La propuesta es simple y consiste en iniciar un supuesto proceso de reactivación selectiva de la economía en varias fases: 1) aislamiento para los más vulnerables según sectores poblacionales y actividad social; 2) retorno paulatino a las actividades económicas de la población no vulnerable para “reiniciar” la economía: infraestructura y construcción, transporte, industria y manufactura, comercio y servicios con imposibles enfoques territoriales; 3) simultáneamente pruebas masivas, aislamiento y recursos tecnológicos; 4) atención hospitalaria y clínica de casos que lo requieran[6].
La paradoja no es que lo mínimamente viable para la regulación de la crisis sanitaria es contra sentido para los banqueros, sino que para millones de familias colombianas ambos picos, el epidemiológico y el económico, ya hicieron metástasis, lo que hace que para muchos la propuesta no sea tan mala. La cuarentena ha sido horrible para millones que no han tenido cómo comer o se han visto presa de la incertidumbre del oscuro panorama.
Por necesidad de supervivencia o autodestrucción ¿No tendrá la clase trabajadora y popular más opciones? A confinarse para no enfermar sin evitar perecer en este intento debido a su condición de carencia estructural, o salir a trabajar para no perecer sin poder asegurar no enfermarse en el intento.
[1]Según información del Departamento de Estadística Nacional en su último censo los índices de pobreza de esas familias colombianos son de pobreza multidimensional de 17.8%, pobreza monetaria de 27.0% y de pobreza extrema 7.2% respectivamente.
[2] El ministro de Salud afirma que Colombia está cerca de aplanar la curva del COVID–19 •16 abr. 2020
[3]Modelo COVID-19 – Colombia Published on Apr 21, 2020
[4]Aplanamiento de la curva no existe, estamos lejos de eso: epidemióloga Colombia
[5]No cambiemos un mal muy malo, por otro peor: decisiones clave para superar los impactos del SARS-Cov2 – Abril 1º de 2020
** Las opiniones, análisis y/o similitudes expresadas por los autores son su responsabilidad, por tanto Trochando Sin Fronteras no se hace responsable