Resumen Latinoamericano*/ 3 de mayo 2020 . — — — — — –
EL QUINTO MANDAMIENTO NO TIENE SELLO
Con un horizonte de pandemia que se prolonga en el tiempo, la lucha no es retórica
Pero, papá, preguntó Josep, llorando, si Dios no existe, ¿quién hizo el mundo?
Y el obrero, cabizbajo, casi en secreto, dijo:
¡Tonto, tonto! ¡Al mundo lo hicimos nosotros, los albañiles!
EDUARDO GALEANO
El homenaje a los trabajadores ejecutados por la justicia clasista norteamericana en 1887 tiene cada año un renovado contenido de reivindicaciones sociales y laborales. El Día Internacional de los Trabajadores es una jornada de homenaje a los sindicalistas anarquistas ahorcados en los Estados Unidos por participar en las manifestaciones por la jornada de ocho horas. Este año, el Covid-19 pone en el centro de la discusión la confrontación entre la salud y la economía, entre la continuación de la miseria creciente bajo el capitalismo y la vida digna. Interpela la vida misma.
Un mensaje solidario de los metalúrgicos del cordón industrial ABC de San Pablo, doloroso centro de la pandemia en nuestra Sudamérica, convoca a la solidaridad con todos aquellos que sufren las pérdidas de vidas humanas. “En el Día del Trabajador vamos a continuar homenajeando a nuestra clase, pero con un cariño especial para quienes se fueron y a quienes tal vez perdieron seres queridos en el marco de la pandemia del coronavirus. Este 1º de mayo en Brasil y en el mundo coloquemos un pañuelo blanco a la vista en respeto por las vidas perdidas».
Se avizora un futuro de extendida miseria para millones de personas. Centenas de millones de niñes para los que el presente es sufrimiento y el futuro indignación. Centenares de millones de mujeres cuyas condiciones de vida se deteriorarán a causa de la combinación de capitalismo y patriarcado. El mito de una globalización neoliberal a favor del desarrollo humano se derrumba bajo los golpes de la pandemia de los pobres. El Primero de Mayo exige la demostración de que el fracaso está en relación directa con lo actuado a fin de fundar una alternativa cierta y evitar un patético remiendo del sistema.
Como si fuera un tributo adelantado al 1º de mayo, 28 represores fueron condenados a prisión perpetua y otros 7 con penas de 7 a 25 años. Los miles de militantes obreros alcanzados por el genocidio cívico militar de la dictadura encuentran justicia luego de más de 40 años de aquella persecución. El Tribunal Federal de Mar del Plata juzgó a represores implicados en la tortura y desaparición de centenares de militantes obreros y populares. Fue en una audiencia sin público a causa de las medidas de restricción vigentes en medio de la pandemia de coronavirus. Los delitos puestos en debate fueron perpetrados en la llamada “Subzona 15”, un área de operaciones de las fuerzas de la represión con eje en la ciudad de Mar del Plata y sus alrededores.
Existen más de mil casos registrados de los desaparecidos que tenían responsabilidad sindical al momento de su detención, según consigna el Registro de Víctimas del Terrorismo de Estado (RUVTE).
En el ojo del huracán
El gobierno de CABA (Juntos por el Cambio) confirmó al menos 124 casos (en aumento exponencial) de coronavirus solo en villas y barrios humildes. La mayor cantidad de casos se concentran en la Villa 31 de Retiro y la 1−11−14, de Bajo Flores. “Todas las villas tienen al menos un caso confirmado”, sostuvo el ministro porteño de salud. La explosión de casos en los geriátricos paraliza de terror a la población con mayores internados.
En ese gravísimo marco sanitario la TV pública dio a conocer el reclamo del personal del Hospital Fernández (y otros nosocomios como el Hospital Rivadavia), uno de los mayores centros de urgencias del país. En el centro de la distancia social y los aplausos de protesta, la enfermera Zulma Lobay, a su vez directiva de ATE Capital, habló con calidez fuera de cámara: “Donde hay una enfermedad, hay un derecho… Donde esté el trabajador de salud como un Quijote luchando contra la furia de esta pandemia, nos armamos con paz, amor y ternura para ir a la guerra contra un enemigo invisible. Cuando atendemos a un paciente pasan cosas difíciles de explicar: para que no nos roben la alegría ni los virus ni los tiranos, a veces cantamos bajito como un salmo, más bien un himno: ‘Vamos compañeros /La vida espera /Con la Salud /Como bandera’”.
“Estamos trabajando con falta de elementos de protección personal (EPP). Somos culpables si nos enfermamos por ir a trabajar afiebrados. ¡Tenemos un director que trata de ignorantes a los enfermeros!”, sonríe irónicamente. “Dice que hay EPP para médicos y otros para enfermería, como si nos hiciera falta comprobar técnicamente la necesidad de elementos que cumplan con las condiciones de bioseguridad adecuadas después de los ríos de tinta escritos sobre barbijos vencidos. Los trabajadores de salud del Fernández, no solo enfermería, sufrimos de estrés, pánico, depresión e ira. Todo junto y revuelto, como en el ojo de un huracán”.
Miles de estatales pelean en la primera línea de contención de esta crisis sin precedentes. Lo hacen en tareas de toda índole, esenciales y estratégicas. Sólo como ejemplo, la actividad sanitaria involucra a personas que se desempeñan en muchas disciplinas. Todas y todos son esenciales. Pero no gozan todes del mismo reconocimiento, de los elementos de protección necesarios, ni de iguales o equitativas condiciones de trabajo. Merecen ese reconocimiento porque se juegan la vida.
ATE Capital reclamó por largos meses el cumplimiento de las leyes de seguridad e higiene en el trabajo en los Hospitales de la Ciudad, particularmente con la entrega de EPP (ambos, calzados de seguridad, protecciones faciales, barbijos, etc.) para los y las trabajadoras del sector. Horacio Rodríguez Larreta hizo caso omiso. En el marco de desprotección habida en los hospitales y CeSACs de la Ciudad, se pidió una medida cautelar a los fines de ordenarle al GCBA y Provincia ART que cumplan con el cuidado de la salud no solo a favor de los y las trabajadoras, sino también de la salud pública de la Ciudad. Al fin se consiguió la cautelar, que está pendiente de cumplimiento. Tras tomar conocimiento de la facultad plenipotenciaria con que buscan dotar en la legislatura a Larreta entregándole un ilimitado poder para contratar, despedir, pagar sueldos en cuotas y demás, Daniel el Tanito Catalano expresó con contundencia a quien quisiera escuchar: “Si hay despidos, no hay cuarentena”.
Es probable que cuando termine esta pandemia gran parte del mundo haya cambiado. Se valorizará el rol de un Estado activo, se habrán estrechado los vínculos de solidaridad hacia el interior de las sociedades. Y, aunque nos encontrará más pobres, nos dará la posibilidad de construir una sociedad más igualitaria, cuyo destino tiene que estar en sus propias manos y no en manos de los poderosos.
Arreglos por arriba y protestas por abajo
Decenas de protestas que no son televisadas suceden todos los días: por insumos de salud, contra el creciente desempleo, contra el hambre.
Los trabajadores empiezan a sentir que el aislamiento social obligatorio, decretado por el gobierno para preservar la salud de todos, empieza a ser materia de negociación entre una cúpula sindical y lo más granado de los empresarios locales. La política de salud implementada que evitó hasta hoy la letalidad masiva de la pandemia, comienza a ser motivo de encono para quienes quieren abandonarla, volver a la producción a como dé lugar y dejar librado al darwinismo social el futuro de la humanidad.
La pandemia dejó en evidencia a los miserables de siempre. A quienes despiden, suspenden y rebajan los salarios, para defender sus ganancias. Toma registro del sindicalismo cómplice que aprueba quitas salariales y destaca a quienes desde organizaciones y centrales impulsan el impuesto a las grandes fortunas. La salud y la vida de la mayoría por sobre la economía de unos pocos. Para que el día después de la pandemia nada vuelva a ser como era antes.
La semana pasada fueron las seccionales de la UOM las que rechazaron la rebaja de los salarios percibidos durante la crisis por los trabajadores suspendidos. Trabajadores textiles de Trelew se movilizaron masivamente rompiendo la cuarentena. Cuestionaron el recorte salarial del 30% al 50% acordado por la Asociación Obrera Textil y la Federación de Industrias Textiles Argentinas.
La cúpula cegetista decidió por su cuenta acordar con la UIA la reducción por debajo del 70% del monto salarial de las suspensiones a cambio de no despedir trabajadores (que ya están amparados por el decreto antidespidos del gobierno). Profundizar la diferencia de lo que perciben quienes prestan servicios y quienes están en sus casas por imposición de la pandemia es una obsesión de los empresarios porque “el que no trabaja no cobra”. Amén de desembolsar apenas un 25% de lo que se paga pretenden obligar a los que están alcanzados por la cuarentena a clamar por volver a sus trabajos. Acindar busca ejemplificar en su planta de La Tablada, en represalia porque la seccional local no firmó el convenio acordado en otras plantas. Hugo Melo, secretario general de La Matanza, manifestó que “junto con la comisión interna y el cuerpo de delegados realizamos una consulta virtual y el 60% de los trabajadores rechazó la rebaja salarial que pretende la empresa. En represalia dejaron a 6 trabajadores en la calle y a los que trabajan en 3 y 4 turnos le aplicó una forma de pago que representa una pérdida cercana al 40%”.
Los perdedores de la cuarentena
El escarmiento sigue siendo la principal línea de pensamiento patronal en esta Argentina. Para corolario la frase lapidaria del laboralista Héctor Recalde: “El 14 bis de la Constitución Nacional prevé la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas. De ninguna manera participación en las pérdidas”. Algunos piensan que no es así.
Con aumentos de precios imparables y empresarios presionando contra el ASPO y dirigentes sindicales nacionales acordando rebaja en las suspensiones, tras cuarenta y pico de días de encierro, el futuro inmediato se nos muestra incierto. La paralización del aparato productivo impone condiciones difíciles para los trabajadores organizados y su resistencia organizada será determinante para la etapa que se abre.
La cuarentena perfila perdedores. Pese al ya desdibujado DNU presidencial hay despidos, violación de permisos a mayores y enfermos crónicos, suspensiones y faltas de pago de sueldos en empresas de todo el país. Techint, Farmacity, Frigorífico Penta (incluye represión ilegal), Craveri, Cinemark y GSA (tercerizada de Cablevisión) achicaron planteles. General Motors, Siderar, Neverland, EMA e Imant suspendieron personal y Pol-ka, Verónica, Atlántida, América liquidan haberes en cuotas.
Hacen lo que se les canta. Los recortes salariales entre el 30 y el 50% son sin siquiera validar argumentos. Danone, Wendy’s, McDonald’s, Burger King, Starbucks, Tenaris-SIAT, Garbarino, Flybondi, LATAM, Pecom, Plusmar, Vía Bariloche y las turísticas online Despegar, Al Mundo y Avantrip. Indalo y Diario Popular directamente se negaron a pagar sueldos.
La oposición parlamentaria alineada con las grandes patronales opera en el mismo sentido. La intención de eliminar los aportes sindicales en el contexto de la crisis apunta no a un alivio para el trabajador sino el debilitamiento de la estructura de representación de los trabajadores. Desde la Ley Mucci en adelante, el sueño de la derecha radical apuntó siempre a desestructurar al movimiento sindical. La pandemia se les aparece como una nueva oportunidad para lograrlo. Esta pelea silenciosa, de baja intensidad, no debe poner en un plano secundario a la exigencia principal de cara a los empresarios que es la preservación de la vida y la salud de los trabajadores.
Clarín hizo saber a sus empleados que este mes pagará los salarios en dos veces. Ninguna crisis explica que el grupo en cuestión no pueda pagar los sueldos en tiempo y forma. El Sipreba realizó un encuentro de delegados frente al diario para señalar la continuidad de sus luchas y reivindicar el carácter esencial de los derechos de los trabajadores de prensa.
El periodista de Infogremiales Jorge Duarte reveló que “la ministra de Trabajo bonaerense, Mara Ruiz Malec, tomó la determinación de asumir la responsabilidad de encontrarle una vía de solución al extenso conflicto del frigorífico quilmeño Penta. El establecimiento mantiene sin cobrar sus salarios a algo más de 240 empleados, que todavía no saben cuál será su futuro laboral”. El lunes tendrá la primera audiencia en la modalidad virtual entre las partes enfrentadas, la Federación de Sindicatos de Trabajadores de la Carne (Fesitcara) y al oscuro empresario Ricardo Bruzzese. El frigorífico ya acumula una deuda de tres quincenas con sus empleados y mantiene la amenaza latente de bajar definitivamente las persianas. Al parecer, Axel Kicillof busca enviar una fuerte señal a los empresarios descarriados, como ya lo hizo en el caso de Danica.
Los trabajadores de la fábrica de colchones BedTime continúan con la ocupación pacífica de la fuente de trabajo en repudio a los despidos y exigiendo el pago de los salarios adeudados, ya que no pueden alegar falta de demanda de colchones en épocas de pandemia y contratos para proveer a hospitales. Sin embargo suspenden y despiden, a pesar de las prohibiciones legales.
Al llamado presidencial y a las generosas ofertas de ayuda para cubrir los salarios, con préstamos a tasa cero la respuesta que logra, por ahora, es más presión, más exigencias, más críticas. En este escenario crecientemente colérico y con un horizonte de pandemia que se prolonga en el tiempo, la lucha no es mera retórica porque detrás de un error se nos va la vida de muchos compañeros.
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La economía post-pandemia.
Los cambios que llegaron para quedarse en el mundo del trabajo luego del aislamiento
Teletrabajo, distanciamiento social, fin de los viajes laborales; trabajo por objetivos son algunas de las tendencias que los analistas avizoran que permanecerán luego del Covid-19
Por Natalia Donato
La conmemoración del 1 de mayo, Día Mundial del Trabajador, tuvo este año un condimento especial. El coronavirus COVID-19 y las medidas de aislamiento obligatorias que rigen en todo el mundo ‑en algunos lugares, ya con algo de flexibilidad- modificaron, a la fuerza, las políticas a las que el mercado laboral venía acostumbrado. Trabajo remoto en muchas actividades; protocolos y y esquemas de distanciamiento físico; menor movilidad por viajes, reuniones y eventos; y extremos cuidados sanitarios son algunos de los cambios más notorios que se produjeron en el mundo del trabajo, y que, según coinciden muchos analistas, llegaron para quedarse.
“En un contexto en el que se extiende el aislamiento preventivo y obligatorio, donde muchas empresas están imposibilitadas de operar o debieron modificar radicalmente sus pautas de funcionamiento, con muchos trabajadores confinados en sus hogares y teniendo que conciliar su vida profesional y laboral en un mismo espacio, y muchos otros sobre-exigidos por prestar servicios en actividades consideradas esenciales, es indiscutible que el mundo del trabajo ya no será el mismo y todo indica que algunos cambios llegaron para quedarse”, destaca un informe realizado por Randstad, compañía global de servicios de recursos humanos.
Andrea Ávila, CEO de la firma para la Argentina y Uruguay, dijo a Infobae: “de un día para el otro se armó el mayor experimento mundial de home office que ni la mente más visionaria pudo imaginar jamás, y eso no tiene vuelta atrás, muchas cosas no volverán a ser como antes en el mundo del trabajo cuando la cuarentena termine y volvamos a una cierta, y nueva, normalidad”.
Al respecto, desde la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advirtieron sobre los riesgos de esa “nueva normalidad” y plantearon que, como sucedió en otras crisis globales, “se requiere de una respuesta internacional que sea integral y coordinada y que tenga como eje prioritario a las personas”, aseguró, ante la consulta de Infobae, el director de la OIT Argentina, Pedro Furtado de Oliveira.
“Necesitamos dejar atrás la desigualdad, la falta de garantías y de acceso a derechos, con sistemas más amplios de protección social, entendiendo que la seguridad y la salud en el trabajo son derechos, apostando a una transición justa, el aprendizaje permanente y una mayor formalización. Hoy 6 de cada 10 trabajadores del mundo están en la informalidad”, aseguró Oliveira, al agregar que “la experiencia de 2008 muestra el riesgo que existe al final de la catástrofe, de restablecer una normalidad que ya era injusta«.
“Por esto, cuando superemos esta crisis, debemos procurar que esta experiencia nos deje como legado una mejor normalidad, que elimine las injusticias reveladas por la COVID-19 y nos dé herramientas para construir un futuro del trabajo más inclusivo y sostenible”, remarcó el titular de la OIT en el país.
Cuando superemos esta crisis, debemos procurar que esta experiencia nos deje como legado una mejor normalidad, que elimine las injusticias reveladas por la COVID-19 y nos dé herramientas para construir un futuro del trabajo más inclusivo y sostenible (Pedro Furtado de Oliveira ‑OIT Argentina-)
Los expertos de Randstad aseguran que las principales tendencias que sentarán las bases de un nuevo escenario laboral a nivel mundial cuando pase la pandemia son las siguientes:
1) Pautas de distanciamiento en oficinas, plantas y ámbitos laborales
El estudio sostiene que, aún cuando se levante de cuarentena y se reanude la actividad productiva, habrá que seguir conviviendo con los protocolos de distanciamiento físico que afectarán sustancialmente la forma de vinculación en los distintos ámbitos laborales. Las empresas deberán esforzarse para generar ambientes de trabajo seguros para los trabajadores, adecuando sus instalaciones, procesos y estándares de trabajo en línea con los nuevos parámetros de distanciamiento. Así, mamparas divisoras, zonas de seguridad y circulación monitoreada, estaciones de sanitización, kits de elementos de protección personal y estrictos protocolos de ocupación en espacios comunes serán protagonistas de la nueva normalidad en el trabajo, creen en Randstad.
2) Home Office y trabajo remoto
La situación de aislamiento preventivo obligó a muchas organizaciones a generar las condiciones para que sus colaboradores realicen teletrabajo, incluso cuando la cultura predominante se orientaba hacia el trabajo presencial, el control y el cumplimiento de horarios. “Lo positivo de esta situación forzada es que colaboró para derribar barreras culturares, prejuicios y mitos en relación al trabajo remoto y la productividad, la autogestión y el compromiso de los colaboradores. Es altamente probable que después de haber transitado esta experiencia, muchas empresas no quieran volver a tener a todos sus trabajadores en sus oficinas frente al escritorio como antes, e incluso habrá muchos trabajadores que tampoco quieran hacerlo”, dice el informe.
3) Desplazamientos, viajes, eventos y reuniones
La pandemia COVID-19 paralizó el mundo de los viajes y el turismo y se espera que sea una de las industrias que más demore en recuperarse. Esta situación, trasladada al mundo del trabajo, impactará directamente en la organización de convenciones, congresos, capacitaciones y otros eventos corporativos que dejarán de ser presenciales y pasarán a entornos virtuales. Lo mismo ocurrirá con los formatos típicos de reuniones cotidianas en las organizaciones, que mutarán a videoconferencias para sostener el distanciamiento físico que será norma en adelante.
Por otra parte, dice la consultora, “las empresas deberán adaptar con creatividad y flexibilidad los esquemas de horarios laborales para evitar el traslado de los trabajadores en transporte público en horas pico”, así como implementar días alternativos de concurrencia y otras estrategias que permitan cumplir con el distanciamiento de seguridad entre personas en los distintos espacios de trabajo.
4) Se consolida el trabajo por objetivos
El teletrabajo instaurado masivamente por las circunstancias sanitarias tuvo como efecto secundario que muchas empresas se den cuenta de que no requieren basarse en el control de horas para asegurar la productividad de su fuerza laboral. Muchas organizaciones con culturas de gestión que desconfiaban de los formatos de trabajo flexibles, que priorizaban el “estar” por sobre el “hacer”, han podido vivir la experiencia empírica y comprobar que el presentismo no es garantía de resultados. La confianza en el desempeño a distancia y la productividad sostenida durante el aislamiento han puesto en evidencia que el trabajo por horas está quedando obsoleto y va ganando terreno el trabajo por objetivos.
5) Crece el trabajo freelance y otras opciones de formatos de trabajo flexible
Con una menor dependencia de la presencialidad, mayores posibilidades de trabajo remoto y la consolidación de la gestión por objetivos, el mundo del trabajo post COVID-19 ofrecerá mayores posibilidades para formatos y experiencias de trabajo más flexibles y la inclusión de los freelancers como parte del pool de talento de las organizaciones, aseguran los analistas de Randstad.
Con la tecnología como facilitadora, se verá un nuevo crecimiento de la “Gig Economy”, como se denomina la nueva economía del trabajo móvil, remoto, a demanda e independiente. En este sentido, dado que la especialización y el conocimiento no reconocen formatos de contratación, la incorporación de talentos en formato freelance, por proyecto o part-time crecerá de la mano de un contexto en el que las organizaciones necesitarán más que nunca ser competitivas para recuperarse del impacto económico que dejará la pandemia, plantea el informe.
Dado que la especialización y el conocimiento no reconocen formatos de contratación, la incorporación de talentos en formato freelance, por proyecto o part-time crecerá
El abogado laboralista, vicepresidente de la UIA y titular de la Coordinadora de Industrias de Productos Alimenticios (Copal), Daniel Funes de Rioja, coincidió en que el mundo del trabajo sufrirá transformaciones, que ya se venían gestando desde antes de la COVID-19 por el cambio tecnológico.
El sector de la alimentación fue considerado esencial desde un primer momento y tuvo que adecuar las jornadas de trabajo para respetar la distancia social, ajustar la producción al nivel real de demanda, y contratar personal eventual o dar horas extras por todos los trabajadores que por ser mayores o ser “de riesgo” no asisten a sus lugares de trabajo, además de aplicar todos los protocolos sanitarios correspondientes.
Según Funes de Rioja, “esto no es un viento zonda que pasó; hay cosas que no volverán a ser como antes”. Planteó dudas sobre cómo se reactivarán rubros como el turismo, la gastronomía, las companías aéreas: “En primer lugar, no sé cuándo pasará esto. Estoy monitoreando 16 países emergentes y desarrollados y coinciden que no será en menos de seis meses. Segundo: esas actividades no sé si levantarán la cabeza como lo hacían antes”, dijo.
Tengo dudas sobre cómo se reactivarán rubros como el turismo, la gastronomía, las companías aéreas. Estoy monitoreando 16 países emergentes y desarrollados y coinciden que no será en menos de seis meses; y no sé si levantarán la cabeza como la levantaban antes (Daniel Funes de Rioja)
También planteó el dirigente de la alimentación y vicepresidente de la Unión Industrial Argentina la posibilidad de que se reduzcan los viajes corporativos para participar de congresos o conferencias. “¿Cuántas demostraciones estamos teniendo de que las cosas se pueden hacer distintas?«, se preguntó el abogado, al remarcar que se la pasa conectado a videoconferencias por trabajo.
En las fábricas, en tanto, Funes de Rioja imagina “turnos más rotativos para evitar grandes concentraciones urbanas”. “Esta situación nos vino a plantear alternativas que tal vez sean mejores, por ejemplo, para evitar el hacinamiento”, dijo. Con respecto al teletrabajo, afirmó que “tiende a expandirse”, aunque habrá que ver luego en qué tipo de actividades tendrá mayor participación.
Matías Cremonte, presidente de la Asociación de Abogados Laboralistas, es “escéptico de que después de la pandemia pueda llegar algo bueno”. “¿Realmente el teletrabajo, si vino para quedarse, va a mejorar las condiciones laborales y el trabajador va a disponer más de su tiempo? Le ahorrás al empleador el alquiler de un lugar, los servicios, y la persona se paga su Internet, su teléfono. No hay una regulación en la Argentina del teletrabajo; y veo relativo eso de que la tecnología llegó para mejorar la sociedad”, manifestó el abogado.
Por otra parte, agregó Cremonte, hoy se están firmando acuerdos de suspensiones con reducciones del 25% de los ingresos, por lo que será difícil recomponer el mercado de trabajo una vez que pase la pandemia. “Cuando los trabajadores vuelvan al mercado, lo harán con salarios del 2019 y una importante pérdida real; en algunos casos, inclusos con bajas nominales. Entonces, ¿cómo se regenera el consumo?, y si no hay demanda, ¿cómo abren las empresas?”, se preguntó. Un factor positivo que consideró que podría permanecer es que por la pandemia algunas actividades tuvieron que incorporar elementos de prevención y eso funcionó muy bien donde existen comité mixtos de seguridad e higiene.
“Creo que esta pandemia va a acelerar muchos cambios que estaban ya en curso. En primer lugar, hubo una aceleración de los procesos de digitalización masiva. Los gobiernos de la región están operando en remoto diariamente. Y muchas empresas han reorganizado sus operaciones. Y por otra parte, se abre una oportunidad para cambiar modelos de negocio, el consumo y la producción, hacia sistemas sustentables desde el punto de vista del medio ambiente», aseguró el economista y ex director de la Argentina en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Federico Poli.
Poli sostiene que los grandes rescates públicos pueden incluir condicionalidades verdes y que al tener un escenario de hasta dos años con movilidad controlada y medidas de seguridad, habrá que repensar organización del trabajo y movilidad, lo que podría permitir romper las barreras existentes.
Los grandes rescates públicos pueden incluir condicionalidades verdes y que al tener un escenario de hasta dos años con movilidad controlada y medidas de seguridad, habrá que repensar organización del trabajo y movilidad, lo que podría permitir romper las barreras existentes
“Además, la digitalización junto con la presión para el cuidado del medio ambiente permitirían modificar el modo de producción (con la trazabilidad de la producción y la exigencia de formas de producción cuidadosas del medio ambiente y de standards laborales) y al mundo del trabajo (con mayor uso del teleworking y las reuniones virtuales)”, añadió.
Está claro que la pandemia y los efectos que está generando en la economía no se resolverán en tres meses, y quizá tampoco en seis, como avizoran en muchos países. Y que el mundo laboral, que ya venía cambiando por el avance tecnológico, será diferente. El desafío será compatibilizar las nuevas formas de trabajo que se avecinan con la necesidad de los trabajadores de contar con una mayor protección social.
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Usados en la cosecha, abandonados en cuarentena
El estigma que cargan los trabajadores cíclicos
La construcción histórica de exclusión de estos sectores de la sociedad es analizada por una investigadora del CONICET. Desde el Inadi también pidieron que no se los estigmatice.
Imagen: Red por los Derechos Humanos Mendoza
Si hay un grupo que ha sido expuesto a la pandemia desde sus cuerpos, el desarraigo, lo económico y la discriminación, es el de los llamados trabajadores cíclicos, migrantes o golondrina. A miles de kilómetros de sus casas, fueron llevados a trabajar con permiso para la cosecha de temporada, pero olvidados a la hora del retorno en cuarentena.
Sus reclamos rara vez ocupan un lugar en los medios, más interesados, en general, en los varados en el exterior. Muchas veces, la situación de este sector de la economía sólo llegó a visibilizarse para soportar humillaciones. Inclusive el propio gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, trató de “delincuentes” e “inconscientes” a dos trabajadores golondrina que desesperados por retornar a su hogar evadieron los controles pertinentes. Uno de ellos resultó ser portador asintomático del virus, de lo que se enteró luego del análisis hecho en Salta.
Para Soraya Ataide, becaria posdoctoral del CONICET, quien realiza sus trabajos en el Instituto de investigaciones en Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Nacional de Salta (UNSa), la coyuntura está desenmascarando “una racialización naturalizada sobre los cuerpos de estos grupos y que justifica históricamente los discursos y prácticas de los sectores dominantes”.
La especialista dividió el trabajo en tres ejes de análisis. El primero, se relaciona con el contexto de origen de esa población “¿Por qué migran? ¿Qué condiciones de empleo, subempleo y exclusión viven en su lugar de origen?”.
Explicó que hay sectores cuya movilidad es histórica, “con un hábitus migratorio”, que data de los años 60 y está directamente vinculado al despojo de campesinos e indígenas de sus tierras. “La migración es una estrategia de reproducción y de vida de las familias”.
El segundo eje de análisis es el de las redes migratorias, los mecanismos que activan para desplazarse y las estrategias utilizadas para realizarlas, “nadie se mueve desde y hacia la nada”.
Por lo general aparecen aquí una serie de actores a lo largo de esa historia que generan el vínculo y abren las puertas a este tipo de trabajos y sus nexos. “Está, por ejemplo, el cuadrillero, que es un peón de la zona ya establecido y vinculado al patrón pero con más llegada a los trabajadores, por lo que lograba su disciplinamiento”. Luego aparecieron cooperativas de trabajo y por último, las agencias, “todas intermediarias del verdadero empleador».
El tercer eje de análisis tiene que ver con las características de producción, “ligadas a actividades dinámicas que generan muchas riquezas pero vinculadas a un mercado de trabajo informal, precario y sin registro”.
En Mendoza, cuenta la investigadora, «esa producción es diversificada, hay frutales, aceituna, uva, ajo”. En tanto, en el valle de Río Negro y Neuquén, predomina la extracción de frutales y hortalizas (tomate) para industria. “Son empresas con alto dinamismo, muchas de exportación y muy importantes que hacen a la riqueza de la región y del país”, añadió.
A pesar de las grandes ganancias a las que accede este sector de la economía, el mercado de trabajo de estas actividades, “así como todo el trabajo rural en Argentina”, tiende a ser informal, poco regularizado y sacrificado, y los trabajadores cíclicos en ese eslabón son los más vulnerabilizados. “Quien llega a un lugar desconocido está más expuesto a las condiciones que se le ofrezcan y con menor capacidad de presión y negociación que un trabajador local”.
Naturalizar la explotación
Todas estas condiciones, que significan vivir trasladándose, la precariedad laboral, el hacinamiento “van de la mano de un tipo de construcción ideológica que subyace al modo de cómo se articulan sus relaciones laborales y están ligadas a una cierta pertenencia de clase y racialización de los cuerpos”, sostuvo la investigadora del CONICET.
“Se supone que esos cuerpos pueden soportar esos trabajos y por eso se naturaliza que se pueden explotar”, añadió. Una mirada vinculada directamente a un ideario occidental europeo que racializa a esos grupos por su origen, el color de la piel y sus antepasados.
Lo importante y la cuarentena
Es en este momento de aislamiento preventivo cuando se vio claramente la diferencia que hicieron gobernadores y productores para garantizar que puedan movilizarse para trabajar y la indiferencia a la hora de pensar en el retorno de los trabajadores ante el cierre de las fronteras.
“Rápidamente los bodegueros y gobernadores lograron el permiso para que puedan seguir con la vendimia, pero cuando terminaron de trabajar, todos se lavaron las manos y nadie se hizo cargo de esos trabajadores”, manifestó Ataide.
“Mientras que para el resto de la población era tratar de estar aislados, esta gente estaba en terminales compartiendo baños, comida, durmiendo en el piso con sus hijos”, y concluyó, “eso habla de todos nosotros como sociedad y evidencia el racismo que se mantiene en Argentina y cómo muchas personas transitan su vida”.
En definitiva, como adelantó la filósofa Judith Butler, “El virus por sí solo no discrimina, pero los humanos seguramente lo hacemos, modelados como estamos por los poderes entrelazados del nacionalismo, el racismo, la xenofobia y el capitalismo”.
El Inadi pidió erradicar la estigmatización
En el informe del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) que se elaboró para el 1 de mayo, atravesado por la pandemia de Covid-19, se analizó la particular situación que atraviesan los trabajadores “estacionales o temporarios”.
“Las expresiones que ponen en los trabajadores provenientes de otros pueblos o provincias el origen de los problemas deben ser erradicadas y esos trabajadores deben ser recibidos con los brazos abiertos y se les deben garantizar todas las instancias de protección requeridas en pos de minimizar el riesgo de contagio en el ámbito del trabajo”, señala en dicho documento.
Desde el Inadi se destacó que al ser trabajadores de la alimentación y, por lo tanto, esenciales, no se debe perder de vista que se trata de un colectivo históricamente vulnerabilizados. A esa característica se sumaron en la pandemia “altos niveles de estigmatización”.
También se añadió que a la falta de elementos de protección para minimizar el contagio y los inconvenientes para el traslado entre jurisdicciones ‑muchas de ellas a cientos de kilómetros‑, se incorporó un nuevo motivo de discriminación: la potencialidad de contraer o adquirir el virus a partir de un posible contacto con personas con Covid-19 debido a la circulación desde su hogar de origen hasta la región donde se desarrolla la actividad productiva.
“Tanto la comunidad de origen como la comunidad receptora encuentran en este tipo de situaciones motivos no fundados para los actos discriminatorios que se registran en la estigmatización a diferentes colectivos de trabajadores/as exceptuados/as del aislamiento, entre ellos los/as agrarios/as”, afirmó el organismo nacional.
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Fuerte crítica de abogados laboralistas al acuerdo CGT-UIA: sugieren participación de los trabajadores en ganancias
Diferentes gremios establecieron que los trabajadores suspendidos en empresas en crisis por la pandemia tendrán un ajuste en su salario del 25%.
Por LUCAS BO
Avanzan los acuerdos por suspensiones de trabajadores con reducción salarial. En este contexto, surgen críticas respecto a los puntos establecidos en el documento y al perjuicio que significa para el trabajador por el recorte en su poder adquisitivo ya golpeado por la inflación de más del 50% que dejó Mauricio Macri solo en 2020. Abogados laboralistas sugieren que así como el trabajador cede parte de su salario en el contexto de la crisis por coronavirus, también participe de las ganancias de los empresarios cuando la actividad productiva se recomponga.
Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) indicó que, entre el 15 de marzo y el 15 de abril, se produjeron en el país 5.386 cesantías, 7.223 suspensiones, 3.070 atrasos de pago de salarios, 54.030 reducciones de haberes, 8.480 suspensiones y 231.483 convenios obrero-patronales de baja de ingresos, y puntualizó que «no obstante la crítica realidad nacional no se percibió en ese período una cantidad numerosa de casos de despidos».
Esto generó que un acuerdo entre la CGT y la UIA, avalado por el Gobierno, para llevar a cabo suspensiones de trabajadores de empresas en crisis por la cuarentena con un recorte salarial del 25% del neto a cambio de una garantía de estabilidad que regirá para el período abril-mayo. El Destape consultó a los abogados laboralistas Héctor Recalde y Álvaro Ruiz y ambos compartieron críticas a los términos del acuerdo y al contexto en el que se dio cuando el Gobierno implementó medidas para garantizar el 50% del salario del trabajador, créditos y suspensión del pago de contribuciones patronales.
«La Constitución nacional en su art.14 bis establece que los trabajadores tienen derecho a participar en las ganancias de las empresas», aseguró Recalde. «No se puede admitir que se los los haga participar en las pérdidas», sumó.
«No está claro qué pierde el sector empresario y cómo compensa lo que pierden los trabajadores de acá para delante», consideró Ruiz y señaló que «comprometerse a mantener el personal no significa nada porque ya están prohibidos los despidos por decreto». Sobre esto, agregó: «El mantenimiento del puesto de trabajo tendría sentido como beneficio para el trabajador post pandemia. Si se comprometen de acá a un año a mantener el puesto de trabajo y a una devolución de lo que trabajadores pierden una vez que se reactive la actividad sería compensatorio. De eso no hay nada».
En la semana, en diálogo con Maldita Suerte (El Destape Radio), el presidente de la Asociación de Abogados Laboralistas, Matías Cremonte, expresó: “Es un mensaje, una suerte de carta de intención que avala la reducción de salarios”. Y siguió: “Veníamos en la defensa de que la crisis por el aislamiento no debía significar ningún tipo de pérdidas en el salario de ningún trabajador, va en el sentido contrario de lo que dicen los primeros decretos del Gobierno. Inclinan la balanza para un lado en la discusión de quién debe pagar los costos de la crisis”.
Por último, en cuanto al respaldo del acuerdo por parte del Gobierno, Ruiz objetó: «El gobierno no debería homologarlo porque no es una expresión sindical que se pueda tomar como general tal como se lo plantea. No es la expresión de una decisión de la central sino de algunos de los que están en el consejo directivo. Corrientes internas no han tenido partcipación. por lo que esto demuestra un debilitamiento del movimiento obrero».
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El mercado de trabajo argentino: entre la precarización y la pandemia
Ilustración: Alejandra Andreone | Intervención: Andrea Sosa Alfonzo
La crisis global expuso la precarización del mercado de trabajo argentino y la situación de vulnerabilidad que viven millones de asalariados. La merma en los ingresos y la imposibilidad de aislarse marcó, en gran medida, su realidad. Los más de 160 mil trabajadores de las aplicaciones móviles se convirtieron en la conexión con “el afuera” de muchos. Los “héroes” en bicicleta y sin poderes que reclaman medidas de protección. Por Jorge Duarte.
El parate económico global producto de la pandemia de Coronavirus tiene un inmediato impacto en el mercado de trabajo. Alrededor del mundo se están destruyendo millones de empleos y, como efecto dominó, caen industrias y comercios. Las pérdidas de horas trabajadas se cuentan por decenas de millones en estudios que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) hace circular semana a semana entre los especialistas. Los gobiernos se debaten entre laissez faire, la ayuda para sostener los puestos de trabajo y la estatización. Incluso algunos ya exploran todo eso junto.
La Argentina no es ni será la excepción a esa realidad. En lo que se perfila como la crisis más importante de la historia reciente de la humanidad, habrá que tomar decisiones trascendentales frente al cierre de empresas, la suba de la desocupación, el crecimiento de la subocupación, la destrucción de los ingresos de las mayorías y el aumento de la vulnerabilidad. Toda una prueba de fuego para testear la capacidad del peronismo en el Gobierno de poner al Estado como motor de una economía que quedará en uno de sus pisos históricos.
Sin embargo, el país arriba a esta crisis en condiciones particulares, con un mercado de trabajo fragmentado y altamente precarizado. De hecho esa cuestión, que tiene tintes estructurales, fue la tendencia que se profundizó en toda la gestión de Cambiemos, la cual se caracterizó por destruir el empleo formal y con derechos, para reemplazarlo, en el mejor de los casos, por empleos informales y sin protección, o por mero cuentapropismo. Todo esto bajo el paraguas general de bajas remuneraciones. Ese proceso no fue gratuito. Estuvo acompañado por un deterioro progresivo de los ingresos y de la participación de las remuneraciones en el valor de producción: de quedarse con el 51,8% de la “torta” en 2016, cayó al 45,7% en 2019.
Si tenemos en cuenta el empleo informal, las trabajadoras de casas particulares (4 de cada 5 están “en negro”), los monotributistas sociales, los/as monotributistas de diversas categorías y la clase no asalariada, tenemos un universo de más de 7 millones de personas que el 17 de marzo, día en el que inició el aislamiento social, preventivo y obligatorio, se quedaron sin ingresos.
Esa aproximación se confirmó semanas más tarde cuando el Gobierno aprobó un plan que integraba a más de 7.8 millones de beneficiarios/as para percibir el Ingreso Familiar de Emergencia. Hablando en criollo: uno de cada dos hogares en el país se quedó automáticamente sin sustento y con necesidad de asistencia estatal para poder cubrir algún gasto mínimo.
Como decíamos: una crisis global con características locales. La informalidad le suma matices propios y dramáticos a la odisea del sector asalariado argentino. Los miles y miles que migraron “del blanco al negro” en los últimos tiempos, en su gran mayoría perdieron en el camino la cobertura de salud, tan necesaria en este contexto de emergencia sanitaria, y también la posibilidad de tener el acceso a licencias pagas que podrían garantizar un piso de ingresos mínimos para encarar la etapa más crítica del aislamiento. De hecho para muchos no fue una opción el #QuedateEnCasa.
El trasfondo de los ‘rapihéroes’ y el mercado de trabajo precarizado en el contexto de la pandemia
El caso testigo es el de los ahora visibilizados trabajadores de aplicaciones móviles, por algunas semanas únicos moradores de calles vacías y silenciosas de los grandes centros urbanos. Héroes para algunos medios.
Un trabajo elaborado el año pasado por CIPPEC, BID Lab, y la OIT, único exhaustivo sobre el tema en el país hasta el momento, relevó que las plataformas empleaban al 1% de los ocupados a escala nacional. Eso hasta mayo del año pasado por lo que se puede inferir que muy probablemente esa cifra haya aumentado en los últimos 12 meses. De ese conjunto de más de 160 mil trabajadores, más 60 mil estaban dedicados estrictamente al reparto. A ellos se le sumaron los que se reconvirtieron por los sucesos recientes (Uber Eats, por ejemplo). El estudio también reflejó que el 45% de ese universo no tiene aportes previsionales de ningún tipo y que menos del 10% está registrado en relación de dependencia. Precarización al palo.
Ese ejército de más de 60 mil ciclistas informales y monotributistas es el que en los últimos 24 meses encaró una serie de protestas e intentos de sindicalización, pioneros a nivel regional y mundial, que encontraron fuertes resistencias de las empresas. También se toparon con una pasividad estatal funcional a las firmas. Los gobiernos mostraron coincidencia ideológica con las denominadas economías colaborativas, o temor de intervenir en el único sector que en la práctica generaba empleo en un contexto de recesión. Toda una señal de los tiempos. A pesar de eso fundaron gremios, crearon agrupaciones y dinamizaron a los sindicatos que los tenían marginados.
En el marco de la pandemia, estos empleados sin empleadores formales ni cobertura de ART, vestidos de estricto rojo, amarillo o naranja, según el caso, se convirtieron en el nexo entre los productos y miles y miles de consumidores de las urbes. Sin chances económicas de optar por aislarse, tuvieron que exponerse al contagio y hacerse cargo de sus propias medidas de seguridad. Según los propios testimonios de los repartidores, las empresas entregaron pocos elementos sanitarios y muy tarde. Como si se tratara de un último recurso para evitar alguna acción legal por venir.
A principios de abril Rappi lanzó una campaña publicitaria para promocionar sus servicios. Ahí hablaba de sus repartidores como “RappiHéroes” de la pandemia. Horas más tarde la Asociación del Personal de Plataformas (APP), gremio ceteísta de la actividad, inscripto en el Ministerio de Trabajo en 2018, emitió un comunicado para responderle: “No somos héroes ni heroínas, queremos insumos de seguridad”.
Ese mismo reclamo, entre varios otros, motivó que el 22 de abril se coordine una protesta regional de repartidores, con fuerte anclaje en Argentina. En 6 países en simultáneo pidieron ser reconocidos como trabajadores formales y ser protegidos del posible contagio de Covid-19. Mientras tanto, se espera algún tipo de regulación estatal que impida la consolidación de un status quo que eternice a una pequeña élite vinculada a las nuevas tecnologías apoyada sobre una marea de trabajadores/as con empleos poco calificados, de bajos ingresos y sin derechos laborales.
Jorge Duarte es Lic. en Comunicación Social de la Universidad Nacional de Quilmes. Periodista, Director del portal InfoGremiales
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Entrevista al Dr. Reynaldo Saccone, ex presidente de CICOP
«El Gobierno echa la culpa a los trabajadores de la salud de los problemas que no puede resolver»
Por Mario Hernandez |
M.H.: Reclaman test masivos para todos los trabajadores de salud, hay un proyecto presentado a fines de marzo por el FIT, hay 40 trabajadores contagiados en la Clínica Providencia, 19 en el Hospital Italiano y la Argentina con una tasa muy alta de trabajadores de la salud infectados del 14%, 374 sobre 2669 casos.
R.S.: Es bastante complicado. Es un problema de salud pública que tiene que tomar el gobierno nacional. Para sorpresa de muchos, no mía porque lo conozco hace muchos años, el ministro de Salud, Ginés González García, se tira contra los trabajadores del área, el famoso recurso de que el culpable es la víctima. Eso es grave.
Hasta ahora venía comportándose con decoro, acá se le soltó la cadena porque el gobierno no puede resolver el problema de proteger a los trabajadores del sistema público y menos del privado, porque el caso que comentás de la Clínica Providencia es la punta del iceberg porque detrás de la Providencia está el Hospital Italiano, el Sanatorio Güemes que viene piloteando el silencio mediático pero donde hay muchísimas quejas también, y después los geriátricos que, como se rebeló en Córdoba, en la ciudad de Saldán, no se cumplen los protocolos.
Hay un problema grave, en el lado privado porque el cuidado de los trabajadores implica un gasto y es un gasto improductivo y la lógica del negocio capitalista que tienen las empresas privadas propietarias de clínicas y geriátricos, no están dispuestas a gastar en eso ni licenciar al personal. Los hacen trabajar, por ejemplo, los trabajadores de la Clínica La Providencia, que queda en la calle Tucumán entre Callao y Riobamba acá nomás en pleno centro de la Ciudad; cuando tenían fiebre les decían que no fueran a la guardia porque la fiebre era causada por la vacuna anti gripal.
Entonces, a trabajadores con fiebre que pedían ser atendidos en la guardia les negaban la atención. Así lo declararon delegados de ATSA. En el lado privado está eso, que es un gasto improductivo y baja la ganancia de la dinámica del negocio privado y en el sector estatal también, en este caso no es por la no ganancia sino para no gastar.
Entonces, nos encontramos con situaciones muy complicadas y si los trabajadores cometen errores o por falta de entrenamiento o por imprudencia o por lo que sea, entonces la actitud de las autoridades de lanzarse sobre los trabajadores en el mismo momento en que no les proveen los elementos necesarios, ya muestra la entraña de este gobierno que es echarle la culpa a los trabajadores de los problemas que no pueden resolver.
En la provincia de Buenos Aires la CICOP logró implementar los comités de crisis después que el ministerio de Salud se negara por mucho tiempo, y también los directores de hospital.
M.H.: Pero escuchamos al director del hospital Belgrano de San Martin que dice “CICOP y ATE ponen palos en la rueda”
R.S.: Sí, porque defienden a los trabajadores, entonces eso es poner palos en la rueda para ellos. Lo que quería comentar es que el lunes 20 se realizó la primera reunión, CICOP logró que se hiciera una comisión central de crisis en La Plata donde participan los sindicatos y las autoridades del Ministerio para discutir toda la problemática. Ahí empezó a discutirse la provisión de barbijos, se sacó la resolución que indica que todo el personal de salud tiene que usar barbijos y una serie de medidas acordadas con los trabajadores porque ellos quieren defenderse, quieren trabajar sin enfermarse.
Eso indicaría un gasto, que es lo que no quiere hacer el gobierno pero los trabajadores a nivel del Ministerio lograron imponerse, entonces es de esperar que baje la normativa a todos los hospitales que acepten la conformación de los Comité de crisis con representantes de los trabajadores y de la autoridad. Porque hasta ahora los Comité de crisis los hacía el director con algunos jefes de servicio, obviamente los más adeptos para poder manejar las cosas, en una situación de escasez de recursos y de ninguna voluntad para resolver esa escasez, obviamente la presencia de gente que clama por su protección es una molestia; es un paso muy grande que se ha dado.
Y por otro lado está el entrenamiento y el desarrollo de la conciencia, muchos trabajadores no están acostumbrados a cuidarse frente a la pandemia en el hospital, se sienten seguros, muchos hacen como siempre y eso tiene que cambiar, pero cambia si hay una actitud educativa y no represiva como acaba de hacer Ginés González García.
M.H.: Acabo de leer una nota muy dura de la Dra. Cortés, del hospital Tornú, pidiendo que “no la aplaudan más”. Parece ser algo generalizado. Hoy me enteré de la situación del hospital Penna, donde también hubo una comunicación de los directivos responsabilizando al personal, inclusive planteando sanciones. Tengo entendido que el día viernes hubo una asamblea del personal, pero hay un reclamo generalizado en los hospitales porteños por la falta de elementos de protección.
R.S.: Así es. Lo nuevo es que en las últimas dos semanas hay una reacción del personal, porque en realidad ya se veía venir, porque los reclamos empezaron antes de que empezara la cuarentena, y hemos hablado que el gobierno se estuvo moviendo con dos estrategias, una la cuarentena, que es una estrategia exitosa y otra, no gastar un centavo y mantener el sistema de salud sin hacer las modificaciones e inversiones que debiera. Eso se manifiesta de manera concreta en los reclamos de los trabajadores que ven en peligro su salud. Acá hay un problema grande, es la defensa de su salud por la que protestan en todo el país, no solo en Buenos Aires, el área metropolitana, sino también en Córdoba, Santa Fe; sobre todo en los grandes conglomerados que es donde está más presente la virosis pandémica.
Es una lucha infernal para lograr un reclamo de los trabajadores que es muy sensato, la participación en los Comités de crisis, que haya en todos los hospitales, con participación de los trabajadores. Eso en la provincia de Buenos Aires, después de los episodios del hospital Belgrano, el ministro de Salud retrocedió porque se negaban rotundamente y habían bajado la negativa todos los directores de hospital pero terminó cediendo porque se dio cuenta que era inmanejable. Sin la participación de los interesados en mantener las condiciones de protección no lo podés lograr.
Finalmente en la paritaria que se hizo con la CICOP el ministro aceptó, se hizo una comisión central que se reunió en La Plata, ya tuvo dos reuniones que tomaron resoluciones. En la primera reunión el Ministro elaboró una resolución ministerial que bajó a todos los hospitales para que en todos los hospitales de la provincia se hicieran los Comité de crisis con intervención de los trabajadores. Generalmente es con los sindicatos, el delegado de ATE, el de FATSA y el representante de CICOP o alguna otra entidad que también participa. Eso es muy interesante, tengo el informe del Hospital Estévez que es monovalente de salud mental en Témperley que tiene 600 internos, es decir, pacientes que viven en el hospital porque es un hospital de crónicos, tiene una parte de agudos también. Ahí se reúne la comisión y trata distintos problemas como las normas de bioseguridad al interior del hospital, además están elaborando un protocolo de cómo manejarse en los hospitales monovalentes de internación crónica. Los cuidados que deben tomarse en relación a los pacientes, porque se infecta uno y se infectan todos.
M.H.: El 60% de las muertes, por ejemplo en España, se dieron en residencias de ancianos.
R.S.: En Nueva York el 72%.
M.H.: Hablaste de paritaria, ¿abordaron el tema salarial?
R.S.: Sí, se habló en forma integral dentro de la paritaria y uno de los temas fue el Comité de crisis, lo que pasa es que se convirtió en algo muy importante en estas condiciones de pandemia. Estamos en una situación salarial muy difícil pero las asambleas de base de los hospitales aceptaron bajo protesta la oferta del gobierno que fue de entre 21 y 25%. El mayor porcentaje para el ingresante y el menor para las categorías más altas. Insuficiente claramente, en relación a todo y por debajo de lo que se pedía. No obstante lo cual, en las condiciones actuales los profesionales optaron por aceptarlo, a desgano, pero el 82% aceptó y el resto lo rechazó. Así que quedó pero con un paquete, en el que está la creación de las comisiones, el funcionamiento de otras comisiones, el funcionamiento de nombramientos y concursos; y lo que es interesante es ver cómo se compuso ese aumento, porque el aumento de toda la administración pública provincial ya estaba estipulado. Lo que pasa es que nuestra paritaria particular, del sector de profesionales de salud, permite dentro de ese marco algunas cosas, entonces logramos unos cuantos puntos más que el resto de la administración pública provincial. Por ejemplo, logramos que los 5.000 pesos que daba el gobierno nacional para los que trabajan estrictamente con una persona enferma de Coronavirus, desconociendo que el hospital es una entidad, entonces el que barre el piso o el camillero o la enfermera que pone el termómetro, quedaba por fuera. El concepto nuestro, es que como el hospital es una totalidad y trabaja allí un equipo de salud, el aumento va para todos. Que es contrario a todo ese estilo de focalización de estímulos que preconiza el Banco Mundial. Nosotros tenemos una trayectoria de oponernos a esos incentivos por sector. El Ministerio y el gobierno de la provincia aceptaron. Todo esto yo lo cuento brevemente pero son reuniones y reuniones.
M.H.: El viernes pasado realizaron una asamblea virtual médicos residentes de la provincia de Buenos Aires reclamando insumos, protección personal, falta de personal y elementos de limpieza. ¿Tenés alguna información al respecto?
R.S.: Ese es un problema general, es muy bueno que los residentes empiecen a reunirse en torno a este problema porque hasta ahora no lo habían hecho. Hasta ahora la CICOP resumía esos reclamos, pero los residentes que siempre tienen una posición más independiente de los organismos sindicales, aunque gran parte de ellos están afiliados a la CICOP, toman esta medida porque de verdad hay escasez. Voy a dar ejemplos, una guardia contaminada en un hospital de la provincia fue declarada en cuarentena, todos sus integrantes, y alguno que tenía síntomas quedó internado en el hospital. Esa guardia tuvo que ser reemplazada con profesionales de otras guardias o de otros sectores. Cuando se produce una contaminación en un servicio o en un equipo de trabajo, todo el equipo de trabajo queda en cuarentena y se produce un vacío. Ese es el problema que vio Ginés hace unos días y dijo “hay que cuidar al personal” ese es el problema real que existe, no es solamente que se enfermen, sino que todos los contactos pasan a cuarentena y se produce un vaciamiento de personal. Y eso que ya era crítico, porque ya hay una crisis estructural de años de déficit en todo el sistema público de la Argentina y en particular de la provincia de Buenos Aires, llega a límites inimaginables, porque si nosotros veníamos diciendo durante los veranos antes de esta epidemia que no están las guardias completas en casi ningún hospital, imaginate que sobre ese déficit hay una sobre exigencia entonces el sistema no puede responder.
M.H.: ¿El Covid19 es reconocido como enfermedad profesional?
R.S.: Esa es una discusión. Lo que estamos reclamando desde CICOP es que sea inscripta en el registro de enfermedades profesionales, eso no ha sido hasta ahora, lo que sí se hizo fue conferirle un estatus que hace que quede a resolución caso por caso del comité de la comisión médica suprema. No es lo que nosotros queremos, pero se le reconoce un estatus suficiente como para ir a ese consejo, después lo que resuelva ese consejo depende de muchas variables.
M.H.: Esto solo para los trabajadores de la salud ¿verdad?
R.S.: Hasta ahora sí, no sé si se amplifica o si el texto de la resolución lo deja abierto a trabajadores que actúen en contacto con el público, que sean susceptibles de contagiarse.
El 90% de los casos de dengue es autóctono
M.H.: Quiero volver sobre el tema del dengue. Hay una serie de análisis que apuntan a que no pasó lo peor aún.
R.S.: La información que yo manejo viene del boletín epidemiológico del ministerio de Salud de la Ciudad, que es información oficial, no creo que haya otra más completa pero puede haberla. En lo que va del año hay 5.000 casos confirmados de dengue, hay más de 6.000 denunciados por profesionales, pero confirmados 5.000.
M.H.: En la Ciudad de Buenos Aires.
R.S.: Otro dato interesante es que la Comuna que va a la cabeza es la 12 (Coghlan, Saavedra, Villa Urquiza y Villa Pueyrredón), pero también está en las comunas del sur de la Ciudad, los barrios de La Boca, Barracas, Soldati, Lugano, Parque Patricios y Pompeya. Hay algo más interesante aún, que es que de los 5.000 casos confirmados, el 90% son autóctonos, la persona afectada no tiene antecedentes de viaje, como era años atrás. Mucha gente que es de países limítrofes que vuelve de ver a su familia, vuelve contagiado, pero en este caso no, el 90% es autóctono, contagiado aquí. Y el mosquito hace tiempo que es autóctono, el Aedes aegypti, el mismo que contagia la fiebre amarilla.
M.H.: ¿Cómo combatimos el dengue? Hoy leía que en Brasil hay 500.000 casos.
R.S.: En Brasil es endémico, pero debe haber un sub registro por las características de la población, socio demográficamente hablando. Lo que sé es que acá trabajamos sobre el mosquito, tratando de eliminar lo que favorezca a su reproducción, el famoso “descacharramiento” que hace años que se viene propagandizando.
En Brasil tratan de avanzar sobre la vacuna, hay un instituto famoso de enfermedades tropicales que trabaja sobre la vacuna, ellos y otros grupos. El tema con todas las virosis es la vacuna, que genera las defensas, porque es casi imposible eliminar a todos los mosquitos y el virus sigue existiendo y reproduciéndose en los mosquitos y después pasando a la población.
La vacuna, igual que para el Coronavirus es lo que hay que esperar. Pero entran otros factores, el problema de la industria farmacéutica, que al estar en competencia no se puede hacer un trabajo colaborativo que sume esfuerzos, capacidades y experiencias para acelerar la vacuna, los estudios, ensayos y pruebas.
M.H.: ¿Cuál es la relación del gobierno nacional con la industria farmacéutica en este momento?
R.S.: Toda la industria farmacéutica siempre tiene un sostén en el gobierno tanto la nacional como la extranjera. Hay una industria farmacéutica nacional que es importante en la Argentina más que en otros países, que se ha desarrollado mucho porque la legislación argentina hace un pequeño desvío a la Ley de protección de patentes y da cierta independencia para la producción nacional, que es cada vez menor.
En los 60 era de una manera, en la época del florecimiento de la industria farmacéutica, ahora es mucho menor; porque hay también una presión internacional dada en forma directa por EE UU. Cada vez que viene un embajador nuevo se presenta con el Presidente y le plantea que quiere cambiar la Ley de patentes farmacéuticas.
Y desde el otro punto de vista todas las conferencias internacionales de comercio de la OMC, lo mismo que los pactos que se firman, que van haciendo perder derechos en el patentamiento de la industria argentina a favor de la penetración de la industria extranjera.
La industria argentina farmacéutica necesita apoyarse en el Estado para no ser borrada del mapa. Siempre está esa relación. Esto hablando en términos muy generales. En términos prácticos lo que busca la industria farmacéutica, como toda empresa, es hacer negocios y sacar la mayor renta posible. Ese es también un límite porque una cantidad de fármacos que se podrían fabricar a precio muy barato no se puede hacer porque la industria farmacéutica fija los precios. Y solamente aquellos fármacos que no le dan ganancia o que la patente está vencida hace muchos años, es producida por el Estado. Por ejemplo, hay un fármaco muy importante para el mal de Chagas, el Albendazol que lo fabrica el laboratorio estatal de Río Negro a un precio incomparablemente menor que la industria farmacéutica. Y así en todos los rubros.
Por eso la industria farmacéutica ha llegado el momento en el que se constituye como traba para el desarrollo de las vacunas, entonces es necesario cada vez más la intervención del Estado para terminar con la apropiación privada de la industria farmacéutica y convertirla en un instrumento que pueda trabajar científicamente y sin espíritu de lucro para resolver los problemas de la salud de la población.
M.H.: ¿Qué pasa con las otras patologías? Se habla exclusivamente del Coronavirus pero la gente se sigue enfermando. Igual ha disminuido mucho la presencia física en los centros de salud.
R.S.: Exacto, hay una auto restricción de la demanda sanitaria por parte de la gente. Que la piensa dos veces antes de ir al médico. Eso puede ser bueno cuando elimina las consultas ociosas pero puede ser malo también porque las patologías no desaparecen de la noche a la mañana.
Lo mismo pasa con las consultas cardiológicas y de distintas especialidades. Además se ha dificultado porque los mismos prestadores de las obras sociales y los hospitales públicos se han reorganizado de tal manera que es difícil atenderse. Es un problema que está pendiente de resolución.
M.H.: ¿Querés agregar algo?
R.S.: Creo que el problema de la protección al personal de salud es grave, porque hay dos sectores que han aparecido claramente como sectores de riesgo, que son por un lado los habitantes de los geriátricos y, por otro lado el personal de salud. Y además el personal de salud circula, está a la mañana en el hospital a la tarde en un geriátrico y el fin de semana en una clínica privada. Los médicos hacen guardia en uno, guardia en otro. Ese punto es grave, porque además de ser vectores, trasladan el virus con ellos mismos, se enferman y hasta pueden morir.
Desgraciadamente la semana pasada murió un médico de Cañuelas, dirigente de Cicop de la seccional de Cañuelas y hoy una doctora de Escobar, que se jubiló del hospital a fines del año pasado, pero siguió trabajando en una clínica privada donde se contagió y falleció.
Esto quiero remarcar, que el personal de salud está en riesgo y que el otro sector que corre peligro es la población de los geriátricos. Y hay que tomar medidas estrictas. En esos casos el testeo con el PCR para determinar si está o no presente el virus es decisivo para tener un punto de partida para elaborar cualquier estrategia de aislamiento o segmentación del personal.
*Fuente: Cohete a la Luna/InfoBae/ANRed/Tiempo Argentino/Agencias