Por Gabriel Fernández* y Lautaro Fernández Elem **, 28 junio 2020
Las principales firmas agroalimentarias argentinas, en dificultades. Las verdades escondidas, explican cada proceso.
Los desequilibrios evidenciados por compañías que durante largos años tuvieron un rol destacado en nuestro país, permiten sacar algunas conclusiones interesantes. Por un lado, lo que todos saben y nadie dice para no colisionar con el sentido común liberal: ser “grande” no implica ser eficaz. Por otro, que a pesar de las algaradas públicas de los directivos, el desarrollo concreto se genera en los tramos en los que crece el poder adquisitivo promedio de las capas populares. También, que el empresariado productivo es permeable a la influencia de su contracara lumpen y rentística. Y claro: que el Estado es la empresa más confiable, perdurable… y rentable. ¿Cuáles son las herramientas que podrían superar esta encrucijada? Asómese, lector.
El caso Vicentin explotó con celeridad debido a la
difusión de la estafa contra el fisco coordinada por sus responsables
con el anterior titular del Poder Ejecutivo Mauricio Macri, el jefe del área económica Nicolás Dujovne y el jefe del Banco Nación Javier González Fraga. Pero hay otros dramas equivalentes aunque con rasgos propios. Uno de ellos viene de larga data y es el de la súper Coooperativa SanCor (Santa Fe y Córdoba); otro es más reciente y da cuenta de las dificultades de la monopólica Molino Cañuelas. Aunque las tres representan situaciones distintas, todas merecen encuadrarse dentro de las secuelas de cuatro años orientados al deterioro del mercado local.
Al abordar estos desajustes evidentes se pretende esquivar responsabilidades estructurales mencionando una y otra vez la pandemia y hasta derivando en los “daños” provocados por la cuarentena. Ni siquiera la ecuación planteada por el gobierno es cierta: la
crisis interior de esas firmas se basa en el derrumbe de la economía
nacional provocado por una política de ajuste impuesta con furia por el
macrismo durante el tramo reciente. Reducir ese proceso a los
últimos tres meses es una táctica simple que equipara la molestia de los
ciudadanos por el encierro con un camino extenso, pletórico de tasas
altas, tarifazos, caída del poder adquisitivo, inflación, evasión,
transferencia de recursos, fugas e irregularidades.
![](https://www.boltxe.eus/wp-content/uploads/2020/06/Argentina-Nuestro-horizonte-Juntas-Nacionales-IAPI-Flota-Mercante-%E2%80%A6-o.jpg)
VICENTIN. Nuestras Fuentes Seguras del ámbito santafesino observaron que si la iniciativa planteada originalmente por Alberto Fernández
hubiera sido acompañada por una acción política profunda y sostenida,
se hubiera concretado sin los retrocesos perceptibles. Eso significa que
el gobierno nacional debería haber desplegado una labor semejante a la
que, con sagacidad, realizó el gobernador Omar Perotti: diálogo intenso con todos los protagonistas. Pero ¿porqué Perotti actuó con esmero en segunda instancia, en vez de usar su influencia para sostener la idea presidencial? Lo veremos más adelante.
Ni bien se difundió a través de la recordada conferencia de prensa la propuesta de intervenir y expropiar Vicentin se organizaron reuniones con la senadora nacional Anabel Fernandez Sagasti en representación de la administración nacional, el gobernador Perotti y sus funcionarios, los representantes gremiales, los intendentes de la zona y varios productores
perjudicados por la situación. La legisladora se percibió en
dificultades para desarrollar la iniciativa porque en esos encuentros
fue observando, progresivamente, que la propuesta alterna del jefe distrital contaba con respaldos articulados antes de los mismos.
¿Qué hizo Perotti para hegemonizar los cónclaves? Operó como buen puntero provincial, llamó
a los sindicatos y subrayó: “Ustedes tienen que preocuparse por
garantizar los puestos de trabajo. Con esta propuesta están
garantizados”. Luego, se juntó con los productores pequeños de la
provincia, a quienes dijo: “Vicentín les debe plata. Con nuestra
propuesta ustedes van a cobrar lo que se les debe”. En la misma línea de
trabajo, juntó a los intendentes del norte de Santa Fe, a quienes
Vicentín debe un vasto volumen de impuestos. Les prometió: “Bánquenme
que yo les garantizo que les paguen lo que les deben” y añadió “a los
proveedores también”.
Vamos al detalle, pues la situación es más compleja de lo bastante compleja que parece. El andar delictivo
de los responsables de la firma dejó un tendal de damnificados. Esos
hombres que merecieron algún banderazo de una zona turbia y encapsulada
de la población tienen deudas con los almaceneros del lugar, los
proveedores de viandas para el personal, y hasta con la estación de
servicio de San Lorenzo, donde dejaron un muerto en concepto de combustible para sus vehículos de ¡25 millones de pesos!. La confiabilidad de las empresas más grandes de la Argentina, conducidas por meritócratas, está a la vista.
Pero sí se ocuparon de mantener en orden el vínculo con los representantes del Poder Judicial en la región.
El asunto no es menor; evidencia la despojada confianza del Poder
Ejecutivo Nacional en el corroído funcionamiento institucional
argentino. El lector recordará que en nuestro artículo previo
anticipamos que la causa Vicentin corría serios riesgos debido a los alineamientos históricos de jueces y fiscales. Fuimos el único medio que advirtió la cuestión, mientras todos debatían sobre asuntos filosóficos ligados a la propiedad privada y la intervención estatal. Dicho y hecho, el juez Fabián Silvano Lorenzini fue a fondo. No sólo se permitió anular la iniciativa presidencial, sino que también desdeñó la sugerencia del gobernador, al reponer en sus cargos a los impresentables directivos de la firma.
Entonces, la falta de “militancia” albertista derivó en la
precisa jugada anticipatoria de Perotti, a pesar de contar con gremios,
intendencias y hasta proveedores que esperaron “línea” desde Nación.
Así, el gobernador se dio el gusto de revivir su época de jugador,
cuando barría en tiempo y forma mientras defendía con ahínco los colores
del Club Juventud Moderna de Nuevo Torino, sin dejar de alentar apasionadamente al Sportivo Norte de Rafaela. Ese sesgo bien porteño de Alberto Fernández y sus funcionarios, creer que una conferencia de prensa lanzada desde Olivos releva la comunicación directa con los actores concretos, jugó en contra de una iniciativa que tuvo amplias posibilidades de ser asumida y aplicada.
Finalmente, en este tramo nomás, vamos a la respuesta de nuestras Fuentes
acerca del empeño del jefe distrital en una dirección, en vez de
cooperar con la propuesta del que debería ser “su” gobierno nacional. “Perotti
es liberal. Es anti expropiación. Su relación con el empresariado es
sólida y aprovechó esta circunstancia para enviarle un mensaje claro de
confianza, previendo futuros apoyos”. Duro impacto para quienes, desde adentro del movimiento nacional, evaluaron que Perotti encarnaba “el peronismo” mientras Alberto resultaba una variante “liberal”. Nos permitimos insistir: por sus actos los conoceréis. La verba es apenas una fase del dirigente; y ni siquiera es la más importante.
MOLINO CAÑUELAS. Aquellas personas que enfatizan, café de por medio, que en la Argentina el problema radica en una “política” que no deja actuar libremente al empresariado,
bien podrían tomar en cuenta este presente con oleaje variado y
protagonistas desconocidos que intentan seguir adelante aspirando
oxígeno a través del snorkel. Y recordar que una cosa es zambullirse con ánimo recreativo y otra, llevar adelante una gran embarcación.
El sentido hondo del grave y oculto problema suscitado en Molino Cañuelas, es que sus
acreedores llevan meses sin cobrar y no ven posible que un acuerdo
privado les permita recuperar parte de la multimillonaria deuda. Nuestras Fuentes indicaron que “en septiembre de 2018 los problemas financieros de Molino Cañuelas
llevaron a la inauguración de un proceso de 25 meses de conversaciones
con los bancos, que al mes de marzo de 2019 redundaron en el pedido de
concurso por parte del Macro”.
Añadieron que “Molino Cañuelas, dirigida por Aldo Navilli,
tiene deudas por 19 mil cien millones de dólares. Esto consta en los
registros del Banco Central. El Banco Macro pidió la quiebra de la firma, en medio de rumores sobre retiros y giros al exterior de hasta 300 millones de dólares de las cuentas de la empresa”. El señor del pan,
como se apoda a Navilli, no tiene un pan bajo el brazo. Al menos no
para acreedores y trabajadores, pero es presumible que su familia se
encuentre lejos de padecer necesidades.
Los informantes precisaron que “entre los 40 acreedores están el Banco Nación, el HSBC, Rabobank, el Provincia y el Galicia
‑le otorgó un crédito de 30 millones de dólares apenas días antes de
que la empresa decidiera suspender los pagos-. Designaron un delegado
para negociar con la empresa. Es el contador Juan José López Forastier,
experto de agronegocios”. Pero los directivos de Molino Cañuelas no le dieron bolilla, argumentando que carece de poder para una gestión de tal naturaleza.
Molino Cañuelas es dueño de las marcas “9 de oro”, de la harinas Pureza, Cañuelas, Trigalia y Molinos Florencia, la línea Mamá Cocina, los aceites Cañuelas y también de los panificados congelados que se venden a supermercados. Todos sabemos lo que implica el aceite de girasol Cañuelas en las góndolas. Pero además posee, como Vicentin, un brazo agroexportador. Mediante la Compañía Argentina de Granos y la terminal portuaria Las Palmas
en Zárate, una vez consolidado como productor de alimentos, se volcó al
negocio de la asistencia a los productores de trigo para exportación.
En estos momentos, los funcionarios del área económica nacional, así como miembros de AFIP, Banco Central y Banco Nación, están analizando la situación y comparando ingresos y egresos para arribar, sin prisa, a una conclusión. Aunque Molino Cañuelas sufrió como el resto de las empresas la caída del mercado interno propiciada por la administración liberal macrista –“soy apolítico” gusta decir Navilli-, el volumen de endeudamiento sin afrontar sólo puede conducir a certificar alguna variante de fuga. “La deuda de 19 mil cien millones de dólares está comprobada por el Central –advirtieron nuestras Fuentes-. No se explica por una caída en la venta de bizcochitos”. Siempre, algo de humor filoso.
Finalmente, por ahora: los bancos acreedores no están mostrando apego por la “propiedad privada” tal y como presentan el tema los grandes medios. Así como se quedan con los hogares de quienes no logran abonar su hipoteca, están analizando la posibilidad de absorber el 80 por ciento del capital de la compañía. Imagine lector a los gerentes del HSBC
–Banco Roberts, cómplice de José Alfredo Martínez de Hoz-: “Vengan y
paguen, ¿o creían que los créditos eran subsidios? ¡Para eso está el
Estado!”. El dilema es que el desmanejo empresarial puede
afectar la estabilidad laboral de unos tres mil 500 empleados. Sólo para
informar acerca de las víctimas directas.
SANCOR. Aquí estamos ante un panorama igual de conflictivo, pero con rastro diferente. El problema de SanCor se asienta en su deuda financiera.
La cooperativa láctea perdió numerosas unidades productivas en los
últimos cinco años. Los bancos no están directamente involucrados: la
deuda se divide en 6.000 millones de pesos con el Estado, otros 6.000
millones en deudas con proveedores, el gremio y los empleados. A esa
cantidad hay que sumarle la deuda en dólares con privados que está
repartida entre u$s33 millones con un fondo de inversión holandés, u$s71
millones con el fondo de inversión local BAF y otros u$s18 millones con
Sancor seguros.
La crisis de SanCor arranca durante la Convertibilidad cavallista. Sobre el año 2007 la empresa no había logrado saldar sus acreencias y las versiones de quiebra surcaban el espacio económico. George Soros quiso meter mano a través de Adecoagro, presentando una oferta tentadora. Por entonces SanCor lideraba las empresas lácteas. Digamos, como “El Paraíso Lácteo” en Los Simuladores. Pero la lucidez de quien ejercía la presidencia de la Nación por aquél entonces, Néstor Kirchner, lo resolvió:
su par venezolano Hugo Chávez ofreció a Sancor un préstamo de 70
millones de dólares, que la empresa cobró de inmediato y fue saldando
con envíos de leche en polvo hacia Venezuela en un largo plazo de pago.
Hoy, a pesar de conseguir algo de oxígeno a comienzos de 2019 con la venta de algunas fábricas y marcas –finalmente- a Adecoagro, la
cooperativa láctea atraviesa un momento muy complicado. Uno de los
últimos problemas registrados, fue hace pocos meses, con el freno de la
actividad en la Planta de la Cooperativa en la localidad de San Guillermo, provincia de Santa Fe. El sindicato ATILRA
lo comprendió rápidamente, y al tiempo que presentó una propuesta para
el salvataje de la compañía inició una serie de gestiones que se
intensificaron las últimas semanas.
¿En qué consiste la iniciativa? El primer objetivo es, claro, conseguir dinero. En la actualidad la empresa tiene bajo su órbita seis plantas ubicadas las localidades de Sunchales, Gálvez, San Guillermo, (Santa Fe), y en La Carlota, Balnearia y Devoto ( Córdoba). En este marco, el otro objetivo es sostener intacto el plantel de personal.
¿Cómo? Se ofrecerá a los acreedores privados y estatales “una
capitalización” en la firma. Cuando se indaga sobre el eventual origen
del dinero para reposicionar SanCor en
el mercado interno y cubrir algunas deudas, aunque las respuestas
incluyen a “inversores privados”, el eje de las mismas se dirige al Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES).
El secretario general de ATILRA, Héctor Ponce, destacó que “el primer paso importante del Gobierno nacional vino de la AFIP y su titular, Mercedes Marcó del Pont,
que cambió los parámetros para que se pueda refinanciar su pasivo,
tomando en cuenta que es una empresa de la economía solidaria y que ha
sido un factor clave en el desarrollo de la lechería nacional”. No fue
el único contacto. Ya se registraron reuniones con los ministros de Trabajo, de Desarrollo Productivo y de Agricultura, y hasta con el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.
Las Fuentes Seguras de Nación, nos explicaron que “El
Gobierno está preocupado por lo que representa SanCor para la lechería
argentina y además la gente de ATILRA se ha puesto muy insistente con el
asunto. Por eso Alberto Fernández está al tanto del tema e instruyó a
varios miembros del gabinete para que se involucren activamente tratando
de buscar alternativas de solución”. A diferencia de los casos precedentes, las autoridades tienen dos de los tres grandes problemas resueltos.
La configuración de la firma, al ser una cooperativa –histórica, además- no ofrece complicaciones organizativas. Si bien se observaron algunos “desajustes” (atenti con eso), una acción estatal sólo exigiría una renovación de mandatos dentro de los parámetros estatutarios y un monitoreo continuo que se plasmaría con la designación de los ahora famosos veedores. En el otro perfil, los sindicalistas
que representan más de dos mil trabajadores están más que dispuestos a
colaborar para sostener los puestos de labor y se preocuparon por
aclarar hace un mes que no existe conflicto en puerta mientras las
acciones se desarrollen sin despidos. El factor restante demanda más análisis, pues no es otro que el dinero.
Para eso se aguarda una definición “razonable” de la AFIP, la obtención de un subsidio
muy básico para adquirir materias primas que permitan reiniciar el
ciclo productivo y posicionar nuevamente los productos en los espacios
de venta. En la misma línea los responsables de SanCor estiman posible acceder a capital de trabajo
para operar, especialmente cuando debido a la lentitud del proceso de
recuperación económica general se aplace la recepción de pagos de ventas
o servicios y no haya efectivo para cubrir las inversiones urgentes.
Suponen, además, que el INAES puede completar una zona de capital faltante. Con ese objetivo propusieron hacer un fideicomiso en el Banco BICE y que ese fideicomiso sea el que trabaje sobre las cuestiones financieras para llegar a un acuerdo de quita de deuda con sus acreedores.
Si hasta aquí el asunto parece encarrilado, la situación no es sencilla.
Por un lado, hace falta más que dinero; básicamente productores que
estén dispuestos a confiar nuevamente en la cooperativa y entregar su
producción. Para entender eso hay que observar que cuando una
empresa del volumen de SanCor se pone en marcha, la exigencia de
recursos primarios es extraordinaria. Así, los proveedores –tamberos,
por caso- necesitan saber que la ampliación de la actividad se sostendrá
en el tiempo, pues el riesgo de instalar maquinarias, adquirir animales
y contratar personal para luego quedar sin comprador, implica la ruina. Ya sucedió, y si bien la cooperativa puede culpar genuinamente a las políticas de ajuste del menemismo y del macrismo por tales interrupciones, lo cierto es que quien se quema con leche, cuando ve la vaca, llora. Nunca tan exacta la metáfora.
Hay más trabas. Por eso aquél “atenti”. Nuestras Fuentes
afirmaron que “lápiz en mano, no todos los funcionarios involucrados en
el intento de salvataje están conformes con la propuesta de ATILRA.
Entienden que el sindicato se exija al máximo y proponga salidas que
garanticen los puestos de trabajo, pero no están dispuestos a embarcar
al Estado en gastos superiores a los imprescindibles. Y no terminan de
creer en la inocencia de los responsables de la cooperativa”. Como la
duda no nos quedaba clara, insistimos. Y saltó la liebre: “los que objetan estas negociaciones están
preocupados por que SanCor tiene entre sus pasivos una deuda de 1.200
millones de pesos con el Fondo Nacional de Desarrollo Productivo
(FONDEP) de la gestión anterior”. El fantasma de Vicentin, recorre la Argentina.
A las tres compañías aquí analizadas se les puede recordar, con
distinta intensidad, el consejo que alguna vez brindara la mamá de Joan
Manuel Serrat.
“Cuídate mucho, Juanito, de las malas compañías”.
![](https://www.boltxe.eus/wp-content/uploads/2020/06/1593394625_345_Argentina-Nuestro-horizonte-Juntas-Nacionales-IAPI-Flota-Mercante-%E2%80%A6-o.jpg)
PROYECTOS. Como el horizonte del gobierno orientado por Alberto Fernández presenta un dibujo –algo borroneado– que incluye inversión, producción y consumo,
es probable que pese a las embestidas propagandísticas de quienes
necesitan el hundimiento para vivir, las difíciles realidades de estas
tres empresas alcancen soluciones parcialmente satisfactorias. Ahora
bien: estudiando la historia reciente, es necesario indicar que
las interrupciones liberales a los senderos de crecimiento generan
catástrofes que obligan al espacio pro industrial nacional popular a
correr para poner parches de urgencia.
Hay otros balances pertinentes. Esos parches demandan la canalización de grandes energías nacionales para resolver problemas a empresas que, de haberse desempeñado en los marcos de normalidad económica relativa que suele ofrecer el peronismo, se hubieran desplegado sin mayores tropiezos. Asimismo, que el proceso monopólico común a todas las actividades perjudicó el potencial de la economía argentina
y facilitó los desequilibrios de esas firmas al relevarlas de una
competencia adecuada. También, que la presencia de sectores
antinacionales al frente de las entidades financieras del Estado ha impedido que el crédito fuera orientado a las necesidades reales.
Pero sobre todo, es válido estimar que la acción estatal en
el área alimenticia y en la exportación no se releva con los parches
indicados sino con la creación de entidades específicas que, como las
Juntas Nacionales y el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI), operen directamente en beneficio del Pueblo y la Nación. Al desmontarse estas herramientas, el país quedó inerme ante las empresas del sector. Es preciso añadir: frente
al volumen de las exportaciones nacionales, junto a esas instituciones
es lógico promover la reconstrucción de la Flota Mercante Argentina, ya
que una gran parte de los beneficios obtenidos son destinados al pago de
fletes de origen externo en vez de nutrir las arcas locales. Esto incluye un factor singular: impulsaría la labor de los astilleros, gestora de empleo, ciencia y técnica puertas adentro.
Mientras se analiza el andar de esas firmas, entre otras, es imprescindible insertar en el debate la discusión sobre el Proyecto Nacional. Sin vociferar poses patrioteras carentes de contenido; con propuestas concretas que representen el interés de la Patria.
- Area Periodística Radio Gráfica /Director La Señal Medios /Sindical Federal
- * Desde el Barrio /Sindical Federal /La Señal Medios