Resumen Latinoamericano, 05 de octubre de 2020.
El gobierno de Estados Unidos continúa hoy sin condenar públicamente el reciente ataque terrorista contra la Embajada de Cuba, país que mañana rendirá tributo a las víctimas de un mortal atentado ocurrido en 1976.
Más de cuatro décadas separan al derribo en pleno vuelo de un avión comercial de Cubana de Aviación con 73 personas a bordo frente a las costas de Barbados, del ataque con arma de fuego que realizó el pasado 30 de abril contra la legación diplomática de la isla en Washington D.C. por Alexander Alazo, de origen cubano.
En el primero de esos hechos, que en 1976 conmocionó a la nación caribeña y otros países de la región, perdieron la vida 11 guyaneses, cinco coreanos y 57 cubanos, y a raíz de tal acto el 6 de octubre fue designado en Cuba de manera oficial como Día de las Víctimas del Terrorismo de Estado.
Los hechos acontecidos en la Embajada, en tanto, no provocaron víctimas mortales ni dejaron heridos, pero en el momento en que Alazo abrió fuego y realizó 32 disparos contra la sede diplomática, se encontraban al interior del edificio 10 funcionarios del territorio caribeño.
Más allá de las diferencias entre uno y otro suceso, ambos tienen en común el formar parte de las acciones violentas contra la mayor de las Antillas organizadas desde Estados Unidos en las últimas seis décadas, a raíz de las cuales perdieron la vida más de tres mil 400 cubanos, según denuncias de las autoridades de la isla.
Además, el conocido como Crimen de Barbados y el ataque contra la Embajada también han tenido como respuesta del gobierno de Estados Unidos el silencio y la complicidad.
El 23 de mayo de 2018 falleció en el sureño estado de Florida el terrorista de origen cubano Luis Posada Carriles, quien vivió libremente en territorio norteamericano pese a las continuas denuncias de sus actividades criminales y los pedidos de extradición en su contra.
Un documento de 1976 desclasificado por el Departamento de Estado señaló a Posada como el autor más probable del derribo de la aeronave de Cubana de Aviación.
Materiales revelados en este país a finales de 2017 sobre el asesinato del expresidente John F. Kennedy contenían el expediente secreto del terrorista, quien fue informante de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), pero era visto como tan peligroso que esa propia entidad lo tenía vigilado.
Según esos documentos, la organización consideró terrorismo los planes del criminal confeso y estuvo muy preocupada de que su relación con él se hiciera pública a raíz del sabotaje al avión de Cubana.
La agencia norteamericana estuvo al tanto, asimismo, de los envíos de armas a insurgentes guyaneses en 1969, de la participación de Posada en un intento de derrocar al gobierno de Guatemala y de su rol en varios complots para asesinar al líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro.
En 2005 entró ilegalmente a Estados Unidos y fue encarcelado por esta acción, pero dos años después pagó una fianza y salió en libertad, aun cuando continuaban los llamados internacionales que reclamaban su extradición a Venezuela, donde era prófugo de la justicia.
Asimismo, en 2011 la jueza Kathleen Cardone lo libró del delito migratorio por considerarlo ‘viejo e inválido’ y desde entonces radicó en este país amparado por el ejecutivo estadounidense.
En el caso del autor del ataque contra la Embajada, en tanto, un jurado federal lo acusó en julio pasado de cargos por ataque violento contra un funcionario extranjero o local oficial con el uso de un arma mortal; y por herir o dañar deliberadamente los bienes pertenecientes u ocupados por un gobierno extranjero en Estados Unidos.
También fue imputado por el transporte interestatal de un arma de fuego y municiones con la intención de cometer un delito grave; y por usar, portar, blandir y descargar un arma de fuego durante un delito de violencia.
Sin embargo, ninguno de los cargos presentados contra el agresor tipifica como terrorismo, lo cual fue denunciado una vez más este lunes por las autoridades cubanas.
En una declaración emitida hoy, el Ministerio de Relaciones Exteriores de la isla reclamó que la administración de Estados Unidos condene públicamente el hecho y juzgue a Alazo por atentado terrorista.
Hasta este momento, denunció la cancillería, no se ha producido ninguna declaración pública de condena ni de rechazo, cuando el gobierno de Washington como país sede tiene la obligación de garantizar la protección de las instalaciones diplomáticas en su territorio.
Es responsabilidad del ejecutivo de Estados Unidos reconocer y denunciar públicamente el carácter terrorista de ese ataque y compartir con Cuba toda la información sobre el mismo, de lo contrario equivale a silencio cómplice sospechoso y a la tolerancia del terrorismo, advirtió la nación caribeña.
Fuente: Prensa Latina