Por Fernanda Paixao, Resumen Latinoamericano, 16 de octubre de 2020.
Conversamos con el infectólogo Martín Hojman, del Hospital Rivadavia, sobre el nuevo escenario del contagio del coronavirus en Argentina, ahora más crítico en toda la extensión del país, en contraste con una leve caída en los índices del AMBA. También contó cómo está la situación en los hospitales, el papel de la manipulación de la opinión pública a través de los medios de comunicación en la percepción de riesgo en la pandemia y las políticas adoptadas en Argentina frente a la emergencia sanitaria.
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Argentina fue el primer país en adelantarse y tomar la cuarentena como medida de precaución contra la pandemia. Pero a partir de julio se observó un cuadro que apuntaba a un incremento importante de contagios por covid-19, y hoy figura entre los principales países más críticos del mundo en la pandemia. ¿Qué aspectos son importantes para entender este cambio de escenario?
Tal vez por el tiempo que está durando la pandemia, quizás por el hartazgo por la gente, sumada a la manipulación política, la gente no cumplió demasiado las restricciones.
Primero, decir que esta es la cuarentena más larga del mundo exige definir más estrictamente de qué estamos hablando. Hay medidas de aislamiento y de distanciamiento, pero hoy, por ejemplo, en la ciudad y en la provincia de Buenos Aires hay muy pocas actividades que no están permitidas. Se dice que no hay cuarentena en Europa, y se permite que la gente coma en la calle, los lugares públicos están liberados. No hay tanta diferencia
Segundo, como en otros países, la situación acá también es muy variable de acuerdo a la regionalidad. La mayoría de los casos que se están teniendo en el país no son lo que fue al principio, acá en la ciudad y el AMBA, sino que se diseminó a otras provincias en donde las medidas de aislamiento también fueron distintas. Este país tuvo una medida general, pero fueron aplicadas de diferentes maneras de acuerdo a la situación epidemiológica de cada lugar.
Eso hace, por ejemplo, que con el tiempo, la gente se comportara distinto, y que el virus se haya corrido a otros lugares. Creo que la cuarentena, sí, funcionó y funciona, porque, si no, la situación estaría mucho peor. Compararlo con Europa es comparar a sistemas de salud distintos, con idiosincrasias y poblaciones distintas. Me parece que es un error.
Pensar que se iba a parar la circulación viral entre la población era medio utópico. El objetivo de todas esas medidas epidemiológicas es evitar que se colapse el sistema de salud. El sistema de salud no colapsó como en otros lados, de tener gente muriendose en la calle, internadas en pasillos de hospitales.
Considerando que Argentina venía de un contexto en donde el gobierno anterior desarmó incluso el Ministerio de Salud, ¿el tiempo de cuarentena sirvió para mejorar el sistema de salud en el país?
Si a nosotros nos hubiese pasado lo que pasó en Europa, o en China, o Francia, esto hubiese sido una catástrofe absoluta. No somos esos países, y se ganó tiempo.
Algunos gobiernos anteriores decidieron que no hacía falta más hospitales. Se inauguraron hospitales, se mejoraron otros, se contrató más gente. El sistema de salud estaba muy mal en el país, sin Ministerio de Salud, aunque la salud pública está olvidada hace mucho tiempo. Pero creo que el trabajo que se hizo fue muy bueno. Se puso a punto con lo que había, que era muy poco, lo mejor que se pudo. Y eso no quiere decir que las cosas estén bien, quiere decir que estamos mucho mejor que estábamos al principio, y que ese tiempo se ganó y se utilizó bien.
¿Hay alguna particularidad en cuanto a la capacidad sanitaria en el interior del país en relación a AMBA, que podría apuntar a un escenario más preocupante respecto al colapso del sistema de salud?
Argentina es un país muy centralizado, en donde todo pasa por la Capital Federal. Y también es un país muy grande, con muchas distancias. Cómo se diseminó el virus es cómo se disemina todo en el país: todo entra por la ciudad de Buenos Aires o por otras pocas grandes ciudades. De a poco, y sobre todo por comercio, la gente que iba y volvía de otras provincias, aunque con restricciones de circulación, hizo con que el virus se diseminara de esa manera.
Lamentablemente, en algunos lugares lejanos de la ciudad de Buenos Aires, en algunas provincias, la situación es desesperante. Por pobreza y niveles socioeconómicos muy bajos. En esa población, la diseminación viral es muy difícil de parar, y el sistema sanitario es precario en algunos lugares. En algunas provincias, hay hospitales grandes en dos o tres ciudades y nada más. La gente tiene que hacer grandes distancias para atenderse, y no por covid, por cualquier cosa. Es preocupante que el sistema de salud colapse en esos lugares. No parece ser algo todavía general, pero hay anécdotas de lugares que ya no tienen capacidad de internación. Ese es el riesgo más grande.
¿Podemos atribuir el repentino incremento de contagio en las provincias al aumento de contactos estrechos?
Me parece que por dos motivos: uno porque se permitió más actividades y otro porque la gente no cree más en la situación. Creo que el permiso para realizar más actividades terminó dando un mensaje equivocado a la gente, porque, en realidad, el problema de la circulación viral no son las actividades que se permiten, si no las que no se permiten, pero que se hacen igual. Por ejemplo, las fiestas y reuniones en lugares cerrados. En términos de responsabilidad individual, dejamos mucho que desear.
Además, la utilización de la pandemia políticamente acá fue brutal, identificando a la gente que quiere mantener las medidas de aislamiento con el oficialismo y la gente que no, con la oposición.
Hay mensajes contradictorios en los medios, de los políticos, que confunde mucho a la gente. Creo que eso cambió la noción de la gente. Primero, la negación de la situación, que es normal, una defensa psicológica; pero también hubo una ideologización de la situación. Todo eso conspira con tratar de disminuir la circulación viral. Hoy, si uno camina por la ciudad de Buenos Aires, parece estar como antes. La única diferencia es que está todo el mundo con tapa bocas.
¿Sería relacionado a lo que se llama el hartazgo social?
Sí, pero hay que tener cuidado con el término «hartazgo». Hay mensajes subliminales que pasa todo el tiempo, que hablan en contra de la medida, para decir que no hay libertad. Hay cosas muy complicadas que me parece que vamos a tener que analizar con el tiempo. Sociológicamente, es muy complejo mantener medidas de cuidado. Pero la verdad es que en los hospitales, la gente se sigue muriendo, compañeros de profesión se siguen muriendo, hay gente internada.
Cuando hablamos de hartazgo, hay que ver si a la gente se les informó bien, si les explicó las consecuencias. Hay que ver cómo se manejó la información. Si no, contribuye a esa idea de «hartazgo».
Un asesor de la OMS dijo estos días que la cuarentena no puede ser la principal medida de contención de los contagios, y mencionaba como consecuencia directa el aumento de la pobreza. En términos de medidas sanitarias, ¿cómo podemos evaluar la implementación del aislamiento social en la eficacia para contener los contagios de coronavirus?
Los diarios titularon que la OMS dice que la cuarentena no se debe hacer. Pero si se dice lo que dijo el asesor – y no la OMS –, dijo que no debería ser la única opción, la única arma, porque con eso solo no alcanza, que tiene que haber más testeos, seguimiento. Y después, la gente no lee la nota, lee los títulos y los epígrafes.
Esa manipulación de la información me deja enojado y alarmado. La gente repite lo que escuchan en televisión, y afirma que «esto es así».
Con respecto al aislamiento, nosotros no sabemos mucho del virus, pero sabemos que se transmite por vía aérea y que la distancia es un factor importantísimo en la posibilidad de contagio. No necesariamente el único, pero tal vez el más importante.
Yo, como infectólogo, tengo que decir que las personas tienen que estar separadas a dos metros una de la otra y taparse la boca y la nariz, porque es por donde el virus sale. Es muy sencillo, sobre eso no hay mucha duda. Después, uno puede analizar todo lo demás, que la gente necesita tener otras actividades, y es largo el análisis.
La gente necesita trabajar porque necesita comer, esto es indiscutible: pero ¿la gente necesita ir a correr, ir a comer afuera? Parece que sí. Pero si a cada persona que decide ir a tomar una cerveza a una terraza que está llena de gente, se le diera un papel para firmar diciendo que sabe que puede terminar así, y se le muestra a una persona internada, ventilada, no sé si lo harían.
Son necesidades sociales, pero sobre el aislamiento no hay ninguna discusión. La percepción de riesgo – y no el miedo –, se desdibujó. Yo veo pacientes internados todos los días, gente que fallece sin tener factores de riesgo, jóvenes. Es espantoso.
¿Y los testeos, deben ser parte de las medidas de prevención?
Con respecto a los testeos, siempre se habla de qué porcentaje de positividad tiene que tener un testeo para que sea tomado como adecuado, que lo dice la OMS. Lo que pasa es que no hay experiencia en la pandemia. ¿Hay que salir a la calle y testear a todos que pasan caminando? ¿Se gana algo con eso? ¿Hay que atacar por grupos? ¿Hay que atacar por lugares de riesgo? Son todas cosas que no se saben.
Primero, el test tiene que estar disponible y rápido para todas las personas que tienen síntomas. Después, ver medidas epidemiológicas. Hay lugares acá en Argentina con el programa Detectar, donde en algunos casos funcionó muy bien como contención, en ir a buscar a los contactos estrechos. Y eso funcionó muy bien en los lugares más humildes, porque tiene sentido en lugares donde la gente no se puede aislar.
Cuando se comparan países es un error grave. Hay que comparar políticas. La única respuesta clara es el aislamiento social.
También hubieron casos en que el manejo y la interpretación de los testeos fue manejada por políticos, y se hizo de forma errónea. Siempre es bueno que se encargue el personal que entiende bien cómo se interpreta un resultado y qué hacer al respecto.
El testeo es necesario. En determinadas situaciones, no sé qué valor tiene en todo el mundo en la población y el porcentaje de positividad. Te dice que tiene un porcentaje de efectividad muy alto. ¿Pero eso quiere testear que se está testando poco o que se está testeando bien? ¿Quiere decir que se apunta bien y se buscan los casos de más probabilidad y se los testea? ¿O quiere decir que se está testeando poco? Es difícil de analizar. En Argentina, en algunos lugares se podría haber hecho mejor. Siempre se podría haber hecho mejor, este es un país subdesarrollado que no tiene recursos infinitos, entonces, con los recursos que hay, hay que administrarlos bien, y en algunos lugares se administró bien. Una política racional de testeos es lo que hay que aplicar. Pero cuando vienen con recetas, hay que evaluar bien la población, las posibilidades y los recursos.
¿Cómo está el escenario de atención en los hospitales y centros de atención en Buenos Aires? ¿Hay agotamiento del personal de salud?
La situación en los hospitales en Buenos Aires está mejor que hace un mes y medio atrás. Nunca se llegó al 100% de la capacidad, teniendo en cuenta que se ampliaron camas. Las dificultades que hubo fueron más que nada por falta de personal. Ahora, los hospitales están empezando a reabrir la atención de otras cosas, que en algunos casos se habían suspendido o derivado a otros lados. Al haber más capacidad, o menos gente destinada a pacientes con covid-19, ya se puede hacer. Eso es muy positivo.
Somos pocos, mal pagados, mal considerados por las condiciones de trabajo. Hay algo más que hace que la salud se mueva, y no es la plata. En la pandemia, la mayoría de los trabajadores de salud se comprometieron a full, de quedarse sin dormir, trabajando todos los días.
Muchos se enfermaron y murieron. Es tristisimo que haya gente que se muera trabajando en un hospital tratando de salvar a la gente: es un tema para analizar que, creo, va a llevar un tiempo para entender. En mi hospital, murió una médica joven y un enfermero. Esperemos que de una vez se conozca y se vea la situación del personal de salud, y lo que se debe estimular. Pero la verdad es que estamos muy cansados, agotados, física y mentalmente, y parece que el resto de la gente no lo cuenta.