Nación Mapu­che. His­to­rias del cemen­te­rio mapu­che Eltu­we en la actual pla­za San Mar­tín de Villa La Angostura

Gerar­do Ghioldi/​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 30 de noviem­bre de 2020

Sepe­lio de Ange­lino Livio jun­to a las fami­lias dolien­tes Cal­fue­que, Livio, Lagos, Pai­ne­pe, Pafian, Piman y otras en Villa Tra­ful. Nóte­se el cue­ro de vaca envol­vien­do el ataúd.

En 1958 el cemen­te­rio fue tras­la­da­do al lugar actual. His­to­ria, leyen­das y tes­ti­mo­nios de la épo­ca. Cómo eran las ceremonias.

La pre­sen­cia del Pue­blo Mapu­che en la pro­vin­cia del Neu­quén es una ver­dad abso­lu­ta para la mayo­ría de los neu­qui­nos. Por supues­to hay opi­nio­nes mino­ri­ta­rias que ava­lan la nega­ti­va pero son tan absur­das y débi­les que no resis­ten el menor aná­li­sis.

Esta pre­sen­cia no está dada sola­men­te por las viven­cias de un Pue­blo vivo y rebel­de que se mani­fies­ta todos los días, sino tam­bién y en for­ma pri­mor­dial por sus ros­tros en cada ciu­dad, pue­blo o para­je del País de las Man­za­nas. Qué her­mo­so nom­bre para desig­nar a un territorio.

Expe­dien­te 11836 y la pre­sen­cia del cemen­te­rio jun­to a los pobla­do­res mapu­che y crio­llos del lote 9 de la Colo­nia Agrí­co­la Pas­to­ril Nahuel Hua­pi. Minis­te­rio Agricultura

Lo que si me lla­mó la aten­ción hace tres déca­das al lle­gar a la her­mo­sa Villa La Angos­tu­ra, cuan­do aún era un peque­ño pue­blo, es que no se habla­ba de lo mapu­ce. Esta­ba abso­lu­ta­men­te escon­di­do. Según me comen­ta­ba el lonk­go Ernes­to Antriao, “está­ba­mos prohibidos”.

Y jus­ta­men­te ese fue el pun­ta­pié ini­cial, la pri­me­ra pre­gun­ta con la cual sali­mos de nues­tro refu­gio occi­den­tal y cris­tiano que a tra­vés de la his­to­ria ofi­cial ase­ve­ra­ba: – “Acá no hubo nadie”, por lo cual la lle­ga­da de los pri­me­ros colo­nos de todas par­tes del mun­do a fines del siglo XIX y su esfuer­zo increí­ble para inten­tar domar a una natu­ra­le­za brio­sa no deten­ta­ba nin­gu­na cul­pa, nin­gu­na con­quis­ta, nin­gu­na usur­pa­ción a un pue­blo que ya vivía en estas cor­di­lle­ras hace muchí­si­mos años.

Los “indios ami­gos” como el gran Saihue­ke se con­vir­tie­ron en enemi­gos en muy poco tiem­po. Los tra­ta­dos de paz se incum­plie­ron y a tal pun­to fue así, que el Esta­do Argen­tino a tra­vés de su bra­zo arma­do deci­dió que había que exter­mi­nar­los por­que no per­mi­tían la “Civi­li­za­ción” en el lla­ma­do Trián­gu­lo de Oro. Estas pre­gun­tas serán revi­sa­dos en futu­ras colum­nas que tan gene­ro­sa­men­te el Dia­rio Andino nos cede para lle­gar a todos uste­des des­de Archi­vos del Sur.

Decía que en 1999 sali­mos por los barrios popu­la­res de Villa La Angos­tu­ra y a los para­jes del depar­ta­men­to Los Lagos en el sur neu­quino y empe­za­mos a inda­gar sobre la pre­gun­ta ini­ciá­ti­ca:- los Mapu­ce en Villa La Angos­tu­ra y la región ¿dón­de están?

Así fue que pudi­mos escu­char his­to­rias acer­ca del cemen­te­rio mapu­ce en la hoy lla­ma­da Pla­za San Mar­tín, pega­di­ta a la Muni­ci­pa­li­dad de Villa La Angos­tu­ra, lugar don­de fla­mea la ban­de­ra argen­ti­na a los cua­tro vien­tos cordilleranos.

Fue recién en 2006 que lle­gó a la Biblio­te­ca Popu­lar Osval­do Bayer el fas­ci­nan­te libro “Dos Sui­zos en el Nahuel Hua­pi” , com­pa­gi­na­do por Jor­ge Ardü­ser que refle­ja las viven­cias de Leonhard Ardu­sër y Paul Buol en lo que hoy es Puer­to Man­zano y sus andan­zas por la región des­de 1913, cuan­do recién se ponía en mar­cha el fra­ca­sa­do pro­yec­to de Colo­nia Agrí­co­la Pas­to­ril Nahuel Hua­pi a ins­tan­cias del gobierno nacio­nal intere­sa­do en poblar este territorio.

Dos sui­zos en el Nahuel Hua­pi por Jor­ge Ardüser

Decía que este libro al cual hay que leer y releer una y otra vez, en su pági­na 143 vie­ne des­cri­bien­do a los pobla­do­res des­de Bár­ba­ra Dräsc­kler, Pablo Man­ge, Manuel Bar­ba­ge­la­ta, don Estra­da, Anto­nio Tierno, Froi­lán Mon­sal­ve, José Mari­mon, Ernes­to Mer­moud, Elber­to Weeks, Igna­cio y Bau­tis­ta Antriao en Corren­to­so, tam­bién nom­bra a los Pai­chil, Cayun, Quin­ta­na, Var­gas, Domin­go Barria, Juliefs, San­tos, San­ta­na, Vidal entre otros. Pero lo rele­van­te para esta nota es…detrás del Cemen­te­rio indí­ge­na está Oli­ve­rio (Oli­ve­ro)…

Fue ese día que me dije:- ¡es ver­dad! todo lo que rela­ta­ron las segun­das y ter­ce­ras gene­ra­cio­nes de aque­llos pri­me­ros mapu­ce del lina­je Pai­chil y Antriao que logra­ron épi­ca­men­te resis­tir con su pobla­mien­to en uno de los lotes más impor­tan­tes de toda la Colo­nia Agrí­co­la Pas­to­ril Nahuel Hua­pi como fue el lote 9, hoy lla­ma­do el cen­tro urbano de Villa La Angos­tu­ra, y que des­pués de años de silen­cio logra­ron reor­ga­ni­zar­se y empe­zar a des­co­lo­ni­zar­se len­ta­men­te y ser Mapu­ce nuevamente.

Las pri­me­ras pre­gun­tas que se dis­pa­ra­ron en Archi­vos del Sur es que si el cemen­te­rio es indí­ge­na ¿cuan­tos años ten­dría para atrás?, ¿quié­nes esta­rían ente­rra­dos ahí?, ¿era ante­rior a la Cam­pa­ña del Desier­to y Villegas?

Eltu­we en Aluminé

El Rin­cón

En la sema­na le pre­gun­té a Loren­zo Lon­con, wer­ken del lof Pai­chil Antriao como eran los lla­ma­dos cemen­te­rios mapu­ce antes de la lle­ga­da del impe­rio espa­ñol a estas tie­rras y nos rela­tó que:- el Eltu­we es lo que cono­ce­mos como cemen­te­rio y el Elun es dejar, es cuan­do se deja el cuer­po en ese lugar. Toda la cere­mo­nia dura­ba 4 días por­que el Am, el espí­ri­tu se reti­ra­ba del cuer­po de a poco.

Era una cere­mo­nia colec­ti­va con toda la fami­lia y parien­tes que lle­ga­ban de luga­res leja­nos don­de todos los lina­jes o Kupan se acer­ca­ban a des­pe­dir­se. En el mun­do mapu­ce se ente­rra­ba el cuer­po, no se lo cre­ma­ba ya que si se lo hacía, el espí­ri­tu no des­can­sa bien. Era muy impor­tan­te plan­tar un árbol en espe­cial mai­tén en esta zona como es el caso del ente­rra­to­rio del long­ko Igna­cio Antriao ente­rra­do en 1936 fren­te al hoy edi­fi­cio de la Muni­ci­pa­li­dad en la Pla­za San Mar­tín. Hoy se pue­de ver un esplén­di­do Mai­tén a sus pies.

Tam­bién me con­tó que: – para el Pue­blo Mapu­ce la vida es un eterno retorno y que la vida no es lineal como la enten­de­mos noso­tros sino lo que es el pasa­do a veces resul­ta ser futu­ro por lo cual es tan tras­cen­den­te nacer como morir. Uno se pro­yec­ta en las nue­vas gene­ra­cio­nes por lo cual es fun­da­men­tal el valor edu­ca­ti­vo mapu­ce de lograr ser Kume Che, bue­na gente.

Por otra par­te le pedí sus pare­ce­res al perio­dis­ta y para mí gran his­to­ria­dor del mun­do mapu­ce en estos lares, Adrián Moyano y me cuen­ta:- que el momen­to de la muer­te no esta­ba regu­la­do por el Esta­do como en la actua­li­dad y no exis­tían ins­ti­tu­cio­nes como el cemen­te­rio en la vida mapu­ce. Antes de la Cam­pa­ña del Desier­to, los ente­rra­to­rios o eltu­we eran de cada fami­lia o Lof. Eran secre­tos por­que se sabía que los wing­ka esta­ban intere­sa­dos en el saqueo y no esta­ban con­cen­tra­dos en solo lugar como en las ciu­da­des que se levan­ta­ron sobre el terri­to­rio mapuce.


Eltu­we Ruca Cho­roy- Jor­ge Preloran

En los casos que el falle­ci­do tuvie­ra un rol impor­tan­te como long­ko o machi eran mul­ti­tu­di­na­rios, ade­más en el ente­rra­to­rio se daba un momen­to de inter­cam­bio y des­pe­di­da. Se acos­tum­bra­ba que un Gnem­pin (narra­dor mapu­ce) con­ta­ra sus haza­ñas en vida y ade­más se lo llo­ra­ba por sobre todas las cosas. Se ente­rra­ba a los difun­tos con sus mejo­res ves­ti­men­tas, con sus caba­llos, con los ape­ros, con pla­te­ría y con ali­men­tos para ayu­dar acom­pa­ñar al via­je­ro al Alwe Mapu o Terri­to­rio de las Almas. Estos ente­rra­to­rios no fue­ron res­pe­ta­dos por la “Civi­li­za­ción” y es tris­te­men­te céle­bre la figu­ra del Peri­to Pas­ca­sio Moreno al res­pec­to.

Con estas impor­tan­tes con­si­de­ra­cio­nes nos aden­tra­mos en un tra­ba­jo muy impor­tan­te que se reali­zó des­de el Obser­va­to­rio de Dere­chos Huma­nos de Pue­blos Indí­ge­nas lla­ma­do “Infor­me Final del Rele­va­mien­to Terri­to­rial, His­tó­ri­co, Social y Cul­tu­ral de la Comu­ni­dad Mapu­ce lof Pai­chil Antriao” coor­di­na­do por la Con­fe­de­ra­ción Mapu­che de Neu­quén, jun­to al lof Pai­chil Antriao, his­to­ria­do­res y antro­pó­lo­gos diri­gi­dos por Raúl Díaz de la Uni­ver­si­dad del Comahue y la Biblio­te­ca Popu­lar Osval­do Bayer.


Hue­llas y Senderos

Dicho infor­me se lla­ma “Hue­llas y Sen­de­ros” y fue rea­li­za­do entre los años 2012 – 2013. En dicho infor­me hay un capi­tu­lo don­de la comu­ni­dad Pai­chil Antriao narra sobre el Eltu­we en lo que hoy se lla­ma Villa La Angos­tu­ra y dice así:

Una de las prue­bas más cate­gó­ri­cas de la pre­sen­cia ances­tral Mapu­ce en la región nor­te del Nahuel Hua­pi es la exis­ten­cia del Eltu­we mapu­ce ubi­ca­do don­de actual­men­te está la Pla­za San Mar­tín, en pleno cen­tro de la ciu­dad de Villa La Angos­tu­ra, vecino a un mallín hoy trans­for­ma­do en el Barrio El Once y El Cruce.

El Eltu­we esta­ba ubi­ca­do estra­té­gi­ca­men­te entre los dos lagos Nahuel Hua­pi y Corren­to­so. Cada falle­ci­mien­to impli­ca­ba una pro­ce­sión que tras­la­da­ba al fina­do des­de el pri­mer lugar pobla­do, que fue la zona de Corren­to­so dis­tan­te a unos 4 km, has­ta el Eltuwe.

Den­tro del pro­ce­so de invi­si­bi­li­za­ción que impu­so el Esta­do, el tras­la­do de los mayo­res falle­ci­dos y la des­truc­ción del anti­guo cemen­te­rio fue un momen­to espe­cial­men­te dolo­ro­so para la Comunidad.

Como bien rela­ta el ex con­ce­jal Hugo Mon­tes: “Hablan­do de entie­rros, el que es un lugar difí­cil para el tema mapu­ce, por­que se tra­ta de uno de los luga­res en don­de están, es el cemen­te­rio mapu­ce. Exis­te un cemen­te­rio mapu­ce don­de está la pla­za, y ahí toda­vía está el log­ko (Igna­cio Antriao), no lo deja­ron mover nun­ca de ahí.” La exis­ten­cia de este cemen­te­rio que­dó asen­ta­da en nume­ro­sos infor­mes de las dis­tin­tas Ins­pec­cio­nes de Tie­rras que lle­ga­ban a la zona cuan­do este terri­to­rio pasó a la órbi­ta del Minis­te­rio de Agri­cul­tu­ra, espe­cí­fi­ca­men­te a Tie­rras y Colo­nias. En el Eltu­we estu­vo sepul­ta­da gran par­te de la comu­ni­dad mapu­ce ori­gi­na­ria has­ta el año 1958, momen­to en el cual se efec­ti­vi­za su traslado.

Juan Car­los Quin­tri­queo, quien fue peón de la cua­dri­lla muni­ci­pal, recuer­da así el momen­to en el cual se tras­la­dó el cemen­te­rio: “Nos tocó sacar el cemen­te­rio en la pla­ci­ta, a cada dolien­te le moles­tó, (…) noso­tros anda­mos arri­ba de una pla­za y no sabe­mos si hay un fina­do aba­jo, por­que nun­ca se alcan­za a sacar todo, yo me acuer­do por­que yo tra­ba­jé ahí, había cajo­nes que esta­ban des­ar­mán­do­se, y algu­nos ni esta­ban, eso fue…en el 58.”

El ex con­ce­jal Hugo Mon­tes inter­pre­ta este des­po­jo como una for­ma de ocul­tar la prue­ba más gran­de que había sobre la pre­exis­ten­cia mapu­ce: “Nun­ca se supo por­qué saca­ron el cemen­te­rio y era un cemen­te­rio mapu­ce por­que ahí esta­ba toda la prue­ba. (El juez de paz Rave­na es el que orde­na el tras­la­do) Tal es así que que­dó la leyen­da: el que toca el cemen­te­rio mapu­ce mue­re, por eso no lo quie­ren cam­biar aho­ra tam­po­co, porque…quien se ani­ma a cam­biar el cemen­te­rio des­pués de lo que pasó, pero entre la gen­te se comen­tó siem­pre que se murió (el juez Rave­na) por­que se metió con el cemen­te­rio mapuce”.

Glo­ria Antriao, sobri­na de Rosen­da Antriao y nie­ta de Juan Bau­tis­ta Antriao her­mano del long­ko Igna­cio Antriao, nos cuen­ta su con­ver­sa­ción con doña Rosen­da: “Que ahí esta­ban sepul­ta­dos toda la fami­lia ante­rior de ella y que des­pués fue­ron tras­la­da­dos al otro cemen­te­rio y que siem­pre tenía dudas de que hayan sido tras­la­da­dos todos bien ahí.”


Rosen­da Antriao hija de don Juan Bau­tis­ta Antriao

Es nece­sa­rio resal­tar que el tras­la­do de los cuer­pos de los mayo­res se hizo de mane­ra vio­len­ta, sin nin­gún cui­da­do ni res­pe­to. Dos tes­ti­mo­nios son evi­den­cia de esto: Cuan­do pasa­ron las máqui­nas las cabe­zas roda­ban, y los hue­sos se veían, ellos pasa­ron algo (al otro cemen­te­rio) como para decir “pasa­mos” pero cuan­do hicie­ron la Muni­ci­pa­li­dad había cabe­zas que roda­ban, me lo con­ta­ron eso, crá­neos, y por eso dicen que tie­ne tan mala leche la Villa, por­que esta­mos pisan­do todos nues­tros ances­tros”. (Sofia Antriao)

Sofia Antriao en el cemen­te­rio actual en el des­can­so de los vie­jos Antriao

El cemen­te­rio como uste­des deben saber, esta­ba acá, en la pla­ci­ta, don­de está la Muni­ci­pa­li­dad. (…) Deben que­dar uno o dos deba­jo de un mai­tén que hay toda­vía, por­que no qui­si­mos tirar el mai­tén, debe que­dar alguien aba­jo y bueno, los saca­mos y los lle­va­mos arri­ba (…) Los echa­mos en una fosa común de cua­tro o cin­co metros por dos de ancho y deja­mos todos. Los que tenían los dolien­tes, los que ya sabía la gen­te, lle­ga­ban y decían éste es fulano de tal y enton­ces se lo ente­rra­ba arri­ba, pero el res­to que uno no sabía, todos venían a una sola fosa y habrán cuán­tos.” (José Elgue­ta, capa­taz de la pri­me­ra Comi­sión de Fomen­to de Villa La Angostura)

Don José Elgueta

Doña Ali­cia Livio recor­da­ba en vida como se ente­rra­ban los mayo­res (ya con un sin­cre­tis­mo pro­nun­cia­do des­pués de la Con­quis­ta del Desier­to) antes que las cos­tum­bres cris­tia­nas ter­mi­na­ran por ocul­tar la dolen­cia: “Se jun­ta­ban toda la gen­te de antes, los Mapu­ce. Cuan­do se moría un fami­liar todos traían algo, azú­car, yer­ba. Antes se vela­ba 48 horas, no como aho­ra, lo vela­ban en la cama don­de se murió. Si dejó de exis­tir en otro lado lo ponían arri­ba de una mesa y se car­nea­ba el ani­mal que él más que­ría (…) los ente­rra­ban envuel­tos en un cue­ro de vaca y se traía en varo­nes, esas varas lar­gas al hom­bro, y se cami­na­ba al cemen­te­rio, y cada des­can­so que se hacía, se res­pe­ta­ba ese des­can­so y ponían una cruz y si se seguía ade­lan­te has­ta lle­gar al cementerio.”

Siem­pre los mayo­res, todo en mapu­ce. Se reza­ba, se le can­ta­ban los coros que ellos sabían, no es como aho­ra tan calla­do, que no le can­tan ni una ala­ban­za, nada. (…) des­pués de ente­rrar­lo vol­vían a almor­zar o cenar, des­pués se iban a sus casas, eran muy uni­dos, todos com­par­tían su par­te de dolen­cia”. (VER FOTO TAPA)

Sin embar­go, no todos los mayo­res fue­ron sepul­ta­dos en el Eltu­we anti­guo; muchas veces se lo sepul­ta­ba en las mis­mas tie­rras en las que morían. Es por esto que en la memo­ria de los hijos de los pri­me­ros colo­nos lle­ga­dos a la región des­pués de la crea­ción de la Colo­nia que­dó regis­tra­do el des­cu­bri­mien­to de enterratorios.

Don Mathias recuer­da: “El Mer­mouth (…) sacó entie­rro ahí en Mue­lle de Pie­dra. Si un entie­rro de oro, de pla­ta, así, cla­ro, si has­ta el día de hoy están los agu­je­ros, son los pozos, cla­ro, si la patrona…iban con la Rosa (su mujer) a bus­car fle­chas, a bus­car todo ahí, peda­zos de cán­ta­ros, de ollas de indios, cual­quier cosa había”.

Doña Coty Car­mo­ney tam­bién cuen­ta de los dis­tin­tos ente­rra­to­rios en la zona que demues­tran una exis­ten­cia per­ma­nen­te en el terri­to­rio: “Papá dice que cuan­do esta­ba tra­ba­jan­do la tie­rra (en Sel­va­na), encon­tró una pie­dra tra­ba­ja­da por indí­ge­nas, cuan­do él esta­ba aran­do sacó como un freno, un can­ta­ri­to, des­pués sacó un cin­to. Dijo ¡no! Des­pués escar­bó más y sacó un hue­so gran­de que dice que era de gen­te, tapó todo. Ahí debe estar todo, por­que dice que antes ente­rra­ban los caci­ques con todo, con caba­llo, con todo” “Sé que hay una per­so­na sepul­ta­da por Sel­va­na, cer­ca de los fram­bue­sa­les, cer­ca del Mes­si­dor, tam­bién por Cume­lén hay otros sepultados”.

A par­tir de la muer­te del long­ko Ernes­to Antriao de la Comu­ni­dad Pai­chil Antriao en el verano del 2016, la comu­ni­dad ini­ció un pro­ce­so de recu­pe­ra­ción de los valo­res del Eltu­we ente­rrán­do­lo por su pedi­do en las lade­ras del Bel­ve­de­re, terri­to­rio por el que luchó enér­gi­ca­men­te en los últi­mos años de su vida.

El padre Rubén Capi­ta­nio lo des­cri­bió de la siguien­te for­ma: -“Ha muer­to un hom­bre digno. Un lucha­dor por los dere­chos de su pue­blo ori­gi­na­rio. Un hom­bre hones­to que no se dejó ven­cer por ten­ta­do­ras ofer­tas de los corrup­tos de siempre…”

Hoy lo pro­te­ge y acom­pa­ña un Che Mamul miran­do al este.

Eltu­we del long­ko Ernes­to Antriao en Bel­ve­de­re – lof Pai­chil Antriao

Muchas pre­gun­tas que­dan abier­tas en el tin­te­ro de la his­to­ria del Nahuel Huapi.

El pró­xi­mo domin­go la baquea­na de Archi­vos del Sur, la his­to­ria­do­ra Mechi Pala­ve­cino nos rela­ta­rá que pasó con el cemen­te­rio mapu­ce deve­ni­do en cemen­te­rio públi­co y su tras­la­do al lugar actual en 1958.

Al día de hoy no hemos podi­do res­ca­tar nin­gu­na foto del cemen­te­rio en pleno cen­tro de la Villa has­ta 1958. Si tenés algu­na contactanos.

Para más infor­ma­ción : http://www.uchileindigena.cl/wp-content/uploads/2016/10/Tayin%CC%83-Mapuche-kimun_29092016‑1.pdf

Es impor­tan­te la pelí­cu­la docu­men­tal que rea­li­za­ra Jor­ge Pre­lo­ran en 1969 en Ruca Cho­roy sobre las memo­rias de don Dama­cio Cai­truz, lla­ma­da en su momen­to “Arau­ca­nos de Ruca Cho­roy” y renom­bra­da en los noven­ta como Dama­cio Cai­truz. Ver a par­tir del minu­to 23 la cere­mo­nia de des­pe­di­da de la renom­bra­da machi Mar­ga­ri­ta Calfuan.

Para comu­ni­car­se :

Face­book Archi­vos del Sur o al correo archivosdelsurbibliobayer@​gmail.​com

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