El de Morlans no es un suceso aislado, y a pesar de lo que diga el relato oficial, esta masacre que necesariamente hay que guardar en la memoria histórica de Euskal Herria, es un claro reflejo del conflicto que por medio de la violencia nos imponen los Estados Español y Francés: la actividad de ETA, con sus errores y sus aciertos, ha sido contra esos sanguinarios que sistemáticamente vulneran los derechos de las naciones oprimidas y de su clase obrera, y por lo tanto no podemos ver a sus miembros como otra cosa que militantes políticos.
Hoy se cumplen 30 años desde que la Guardia Civil rodeara una vivienda del barrio donostiarra de Morlans y tiroteara y asesinara a los tres miembros de ETA que se encontraban en su interior. Horas antes habían iniciado una operación contra el Comando Donosti. Como consecuencia de ella, además de los tres asesinados, 10 personas fueron detenidas y otras ocho tuvieron que huir de sus casas.
La operación de la Guardia Civil fue dirigida por Galindo y por Roldán, siendo Felipe González Presidente del Gobierno Español y José Luis Corcuera Ministro del Interior, ambos del PSOE. Todos los detenidos fueron salvajemente torturados: electrodos, la bañera, la bolsa, golpes…
Los asesinados en Morlans fueron Jokin Leunda, Patxi Itziar e Iñaki Ormazabal. Después de aguantar durante 4 horas en un tiroteo contra la Guardia Civil, fueron asesinados cuando estaban desarmados y mediante disparos a bocajarro.
Si algo destaca de esta operación, además de los muertos y los detenidos, es la relación entre el Estado Español (no solo el PSOE), la guerra sucia, las fuerzas de ocupación, los partidos institucionales, los jueces y los mayores medios de comunicación. Mientras estos últimos difundían y defendían la versión oficial, el resto de los anteriores ofrecieron aspecto y apoyo legal a esos asesinos, que no son otra cosa que mercenarios.
Lo que entonces no contaron ni los medios de comunicación ni los políticos profesionales, lo contaron en 2018 dos de los mercenarios de la Guardia Civil que participaron en la operación: «Yo tuve el placer de escupir a las tripas de los etarras (sic). (…) A esos ya nunca los va a llevar Pedro Sánchez a su casa, ya no tendrán ni gusanos. Fueron vilmente acribillados. (…) Se disparaba sin mirar. (…) En las paredes había más de 600 impactos de bala. (…) Había compañeros que llevaban las tripas de los etarras en los tacones de las botas, se las hundieron en el pecho».
El de Morlans no es un suceso aislado, y a pesar de lo que diga el relato oficial, esta masacre que necesariamente hay que guardar en la memoria histórica de Euskal Herria, es un claro reflejo del conflicto que por medio de la violencia nos imponen los Estados Español y Francés: la actividad de ETA, con sus errores y sus aciertos, ha sido contra esos sanguinarios que sistemáticamente vulneran los derechos de las naciones oprimidas y de su clase obrera, y por lo tanto no podemos ver a sus miembros como otra cosa que militantes políticos.
La consecución de la amnistía total será la única garantía para la liberación de estos y estas militantes y para que la dignidad de nuestro pueblo y nuestra clase social sea respeta da. Jokin, Patxi e Iñaki: sois ejemplo de dignidad. ¡El pueblo no va a perdonar lo que os hicieron!
Jatorria /Origen