Un total de 97 trabajadores y trabajadoras han muerto en el trabajo en 2021 (según los datos disponibles hasta agosto) en nuestro país, lo que supone que, cada 2,5 días, una persona ha perdido la vida trabajando. Suponen un incremento del 31% respecto al mismo periodo del año pasado según las cifras del Instituto de Estadística de Andalucía. Son las víctimas que necesita el capitalismo para engrasar sus mecanismos de valorización de capital.
Con respecto al 2020, se incrementan los accidentes con baja (12,53%), los accidentes en jornada (11,99%), los accidentes in itínere (16,74%), los accidentes graves (10,89%) y los accidentes mortales (31,08%). Dentro de los accidentes mortales, destaca la gran subida en los accidentes in itínere de un 150%. Los accidentes en jornada también suben un 16,67%.
La precariedad laboral, los turnos de trabajo extenuantes, las horas extras y la sobreexplotación de la clase trabajadora andaluza determinan unas condiciones en las que las muertes en el trabajo son una constante. Son los sacrificios al antiguo dios Moloch de los que hablaba Marx, que representaba a la sociedad capitalista burguesa.
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