Ante todo, gracias al departamento de estudios étnicos y a Townsend Center for the Humanities por esta invitación y, sobretodo, por la confianza que me han acordado desde hace cuatro años. Hace algunos años que colaboramos y, cada vez, el reencuentro con los estudiantes y militantes del departamento es muy estimulante. Lo es sobre todo porque aquí la raza
como fenómeno social y político no choca, o en todo caso, mucho menos que en Francia. Por eso me siento mucho más cómoda para tratar y profundizar estas cuestiones. Preciso que una parte de esta intervención la he hecho en un coloquio en Tánger el 6 de diciembre de 2013. El título de esta intervención, ¿Feministas o no?
lo cojo de las organizatrices de Gendre en action
.
Debo confesar que no tengo una respuesta definitiva a esta preguna: Hay que ser feminista o no hay que serlo?
. No me choca cuando mujeres indígenas dicen que son feministas, como tampoco me choca cuando rechazan esta identidad. Vivimos en un momento complejo y esta complejidad hace más difícil nuestra autodefinición. De todas maneas, existe una necesidad de clarificar, de analizar para realizar luchas adaptadas a nuestra condición de mujeres no blancas viviendo en Occidente. Por las necesidades del análisis, voy a utilizar el concepto de feminismo descolonial
a pesar de que no me satisface completamente, pero es un compromiso entre una cierta resistencia al feminismo experimentado a la vez en Occidente entre las poblaciones no blancas y en el Tercer Mundo y la realidad masiva e inquietante de las violencias multidimensionales realizadas contra las mujeres no blancas, violencias producidas por los Estados y el neoliberalismo1. En otros términos, es un compromiso entre el racismo y el sexismo institucionales, es un compromiso entre la resistencia al feminismo, a sus formas occidental-centristas2 y su penetración efectiva en los mundos no-blancos, su adopción, su reapropiación por una parte de las mujeres indígenas. En esta reflexión, me he permitido invitar a Audre Lorde y a James Baldwin, y a inspirarme del debate que acordaron en 1984 a la revista Essence Magazine3. Un intercambio apasionante entre una mujer negra y un hombre negro, entre dos militantes radicales de la causa negra, una feminista y otro probablemente no desde el punto de visto de lo que se entiende por feminismo
en Occidente.
El feminismo descolonial
es por lo tanto un concepto que se elabora en el marco de un Estado, de instituciones y de una sociedad blancas, imperialistas, burguesas y patriarcales. Es igualmente un concepto que ambiciona rendir cuentas de la condición concreta de las mujeres no blancas a través de sus urgencias teniendo en cuenta la interrelación de las relaciones de clase, de raza y de género. Añado que soy miembro de una organización política descolonial que lucha contra el racismo estructural y el imperialismo. Y en tanto que tal abordo la cuestión específica de las mujeres.
Si este feminismo debe ver la luz en Francia, ¿cuáles serán sus fundamentos? Por mi parte veo cinco principales.
Reescribir el feminismo como fenómeno político en el espacio y en el tiempo y comprender sus condiciones de emergencia histórica
A menudo, las feministas del sur, feministas islámicas incluidas, aprehenden el movimiento feminista como un fenómeno a‑histórico, universal y natural. Se le ve también como un signo intrínseco de progreso. La subyugación es tal que feministas musulmanas, por ejemplo, no dudan en plantear anacronismos históricos para inscribir el feminismo en la génesis de la historia islámica. La dignidad del islam se encuentra contenida en la capacidad de estas militantes en probar que el islam es feminista en la letra y sexista en la lectura que realiza el patriarcado local. El único problema en esta construcción retórica es que el feminismo como movimiento político no existía en la época de la revelación. De todas maneras a sus ojos es una muestra de modernidad y rinde el islam, religión que ha precedido al feminismo en el tiempo, tributario de ello (lo que debería ser el no va más para los creyentes). Quisiera precisar que no estoy en contra de este intento que puedo defender cuando las mujeres lo reivindican y que es necesario ante los poderes cada vez más coercitivos y misóginos, que no dudan en movilizar la legitimidad coránica. Solamente pienso que peca por una adhesión ciega al paradigma de la modernidad, por la idea de que los conflictos de género son en primer lugar determinados por la naturaleza de las sociedades islámicas y menos por las estructuras económicas y políticas globales y las relaciones Norte/Sur. Volveré a esta idea más adelante. Así, se considera que las sociedades en donde el movimiento feminista es inexistente o marginal son sociedades que tienen un retraso civilizacional. Desde ese punto de vista, conviene corregir ese retraso e insertar situaciones en los espacios/tiempos diferentes ignorando las realidades socio-históricas, es decir geopolíticas de los países en cuestión, del impacto de la modernidad en las relaciones de género y en su transformación, pero descuidando las condiciones históricas de la aparición del feminismo que es un fenómeno específico de Europa y más ampliamente a este espacio geopolítico que se llama Occidente y que comprende Europa del Oeste, Estados Unidos de América, Canadá y Australia.
Si se define el feminismo como:
-
un fenómeno político que tiene como horizonte destruir el patriarcado y acabar con la dominación estructural del género masculino sobre el género femenino,
-
en el marco de un Estado de derecho igualitario y ciudadano, entonces, sí el feminismo es realmente un fenómeno occidental.
Mi hipótesis, que someto a vuestra crítica, es que las condiciones de emergencia del feminismo no son un simple juego de azar o el fruto de una consciencia feminista espontánea de las mujeres blancas. Pienso que esta consciencia feminista puede igualmente ser analizada como producto de un sistema político y económico ya existente. Por lo tanto, conviene remontar a las condiciones estructurales e históricas que han permitido el feminismo. Así, me parece, que se puede resituar las premicias de la posibilidad del feminismo en un momento geopolítico preciso: el de la expansión capitalista y colonial, posible por el descubrimiento de América
, y en otro momento fundador: la revolución francesa, que es ella misma condición de emergencia del Estado de derecho y del individuo ciudadano. La revolución francesa constituye una promesa: la del reconocimiento de la ciudadanía universal, plena y completa. Esta promesa evidentemente no se mantuvo puesto que esta ciudadanía era al principio reservada a los hombres, pero por la fuerza de las cosas constituía un horizonte posible para las mujeres puesto que en lo sucesivo, gracias a los principios de la revolución, podrían resolver la ecuación: si el individuo es un ciudadano y que la mujer es un individuo, entonces la mujer es una ciudadana de pleno derecho… No es un azar si el club de ciudadanas republicanas revolucionarias se fundó oficialmente el 10 de mayo de 1793, es decir cuatro años después de la revolución y que reclamara el derecho de constituirse en cuerpo del ejército al servicio de la revolución. Era una manera de reclamar la ciudadanía. Ellas dirán probemos a los hombres que hacemos política tan bien como ellos
4.
El feminismo tal como lo hemos definido antes tardará mucho tiempo en desarrollarse (su apogeo se sitúa en los años 70), pero se encontrará siempre dentro del marco de las democracias liberales fundadas en base a la idea de la igualdad de los ciudadanos y en las cuales las mujeres blancas han obtenido derechos, ciertamente por su propia lucha, pero también gracias a la dominación imperial. No olvidemos que en la época de la revolución, la trata negrera ya existía y que Francia era parte activa en este comercio. Precisemos que los conflictos de interés de raza
entre el sur y el norte no se manifiestaban todavía en esta época. Los pueblos del norte que todavía no eran totalmente blancos
podían plantearse convergencias peligrosas con los pueblos colonizados.
En Francia, la Revolución Francesa coincide con al Revolución de Haití e interactúa con ella. Los sans-culottes manifiestan para pedir la abolición de la esclavitud contra la aristocracia de la epidermis
. Pero los Estados coloniales en vía de constitución siempre han sabido muy hábilmente integrar ciertas capas del proletariado y de las mujeres a través de su brazo social o político. De esta manera fue inventada, igualmente, la raza blanca.
Para volver a la cuestión de las condiciones de la aparición del feminismo, hay que señalar dos fenómenos que van a estructurar los futuros Estados-naciones: la expansión capitalista y colonial y el advenimiento de las democracias. No está de más recordar que Europa se convertirá en el teatro de luchas que se resolverán a través de guerras espantosas, de conflictos de clase extremadamente duros y de negociaciones en el interior de las fronteras de los Estados-nación coloniales, que estas luchas reforzarán los derechos ciudadanos gracias, y la mayoría de las veces, en detrimento de los pueblos colonizados.
La historia de Occidente ‑escribe Domenico Losurdo- se encuentra ante una paradoxa. La línea neta de demarcación, entre blancos de una parte, negros e indios de la otra, favorece el desarrollo de las relaciones de igualdad en el interior de la comunidad blanca
5.
Y Sadri Khiari sigue: El principio de la democracia capitalista es la libertad individual y la igualdad política. Las razas son la negación. Son indisociables. La modernidad burguesa, que se instala hacia los siglos XVIII y XIX, se desarrolla en efecto en el cruce de dos movimientos contradictorios y sin embargo complementarios, la liberación de los individuos de la cortapisa de las jerarquías estatutarias indispensables para la afirmación del Estado moderno y del florecimiento del Capital, y de la expansión imperial que les es igualmente necesaria
6. Retengamos en esta parte que la promoción de las mujeres blancas se realiza después de la Revolución francesa y durante la expansión colonial. Podemos decir lo mismo del movimiento obrero. Es lo que llamo como subtítulo las condiciones de emergencia histórica
.
Comprender las condiciones de penetración del feminismo en las sociedades del Sur y en los Sur en el interior de los Norte
Audre Lorde interpela a James Baldwin que le reprocha de cargar demasiado contra los hombres negros: Yo no ataco a los hombres negros. Lo que digo es que es necesario que revisemos nuestras formas de combatir nuestra opresión común, porque si no lo hacemos, nos destruiremos entre nosotros. Es necesario que empecemos por redefinir lo que es una mujer, lo que es un hombre y cómo trabar nuestras relaciones
. Él le responde: Pero eso exige redefinir los términos de Occidente
.
Prolonguemos la reflexión de Baldwin: Es la expansión del capitalismo a través del mundo que ha exportado los sistemas políticos, los conflictos que estructuran el mundo blando entre la izquierda y la derecha y entre progresistas y conservadores, los Estados-nación, las lenguas, llas formas de vida, los códigos vestimentarios, las epistemologías, las estructuras del pensamiento… No hay ninguna razón de pensar que el feminismo pueda escapar de esta situación.
Para mi, el feminismo forma parte de los fenómenos europeos exportados. La potencia del imperialismo es tal que el conjunto de los fenómenos que estructuran el campo político, económico, cultural occidental se ha impuesto en el mundo con más o menos acierto: algunas veces chocan con la resistencia de los pueblos, otras penetran como si nada. Son una realidad. Informan y dan forma a la vida cotidiana. Pero, todos estos países tienen sus historias específicas y tienen, sobre todo, sistemas económicos y políticos específicos que determinan y dan forma, entre otras, a las relaciones de género. Precisemos que antes del gran encuentro
con Occidente, había espacios en donde las relaciones de dominación de género no existían, incluso hay regiones del mundo en donde el género femenino no existía7. Hay regiones en las que, todo lo contrario, había un patriarcado local específico, es decir no cristiano y no necesariamente hetero sexista. En realidad, antes de la gran noche colonial, había una gran cantidad de diversidad en las relaciones humanas que no hay que idealizar pero que es necesario señalar. Como lo recuerda Paola Bacchetta8, los colonizadores no han impuesto solamente sus propias nociones de género y de sexualidad a los sujetos colonizados. El resultado de esta imposición ha sido el de empeorar especialmente la situación de las mujeres y de las minorías sexuales
.
Con una perspectiva de cincuenta años, sabemos, especialmente gracias a los intelectuales descoloniales de América Latina que si las independencias formales existieron, la colonialidad del poder
no desapareció. En efecto, las jóvenes naciones liberadas fueron tras los pasos de sus antiguas metrópolis, copiaron sus sistemas políticos sin criticarlos, adoptaron las formas de los Estados-naciones europeos, y del francés en particular, cuyos límites fueron puestos a prueba dolorosamente durante las dos guerras llamadas mundiales, las formas de jurisdicción, de democracia, de relación con la ciudadanía, con la libertad, con la emancipación… La diversidad de las formas sociales dio paso a una homogenización progresiva. La diversidad o desapareció o se metamorfoseó. Algunas veces resistió y se recompuso. Esto es lo que pasó en la mayoría de los casos.
El feminismo como idea pero también como forma de lucha llega a ser, algunas veces, una realidad que hay que aceptar cuando las mujeres se la apropian y la redefinen, ya sea secular, islámico o unido a las culturas locales, pero que hay que rechazar si las mujeres lo rechazan. Esto es lo que ha pasado en la mayoría de los casos. Señalemos que aparece, al inicio del siglo XX, en el Tercer Mundo, en el momento de las grandes movilizaciones anticoloniales y de la formación de las grandes utopías liberadoras (socialismo, nacionalismo, islam político…) pero que se ha apoyado siempre en la crítica radical del imperialismo9. Precisemos igualmente que en Egipto será concomitante del feminismo europeo. Se podría pensar que este azar debilita el argumento de los orígenes occidentales del feminismo. Pensar eso sería dejar de lado el papel de la propaganda colonial que no había cesado de acusar Oriente de su supuesta misoginia ontológica (sin dejar de ser fundamentalmente patriarcal) y, por otra parte, los primeros pasos de los países colonizados hacia la construcción de los Estados-nación democráticos
.
En este contexto, los movimientos revolucionarios o reformistas se iban a amoldar sin reducirse a esquemas predefinidos (nacionalismo, marxismo, feminismo). Pero sigamos: antes de pensar estrictamente el feminismo, estrictamente las relaciones de clase, hay que pensar qué sistema político, la forma del Estado, las relaciones Norte-Sur y evidentemente el capitalismo y sus formas neoliberales.
Esto es lo que sugiere Baldwin cuando condiciona la redefinición de la feminidad y de la masculinidad poniendo en tela de juicio a Occidente. Mi postulado es que no se puede pensar el tipo de relaciones sociales, la familia, las relaciones de género o la sexualidad si no se piensa en la naturaleza del Estado y si no se piensa en las relaciones Norte-Sur, el neoliberalismo y sus metamórfosis. Todavía mas, hay que cuestionar la noción de igualdad, de emancipación, de libertad, de progreso, y negarse a conformarse con el modelo liberal del individuo. Un individuo que no sufre ninguna traba a su libertad de disfrutar y de realizarse, un modelo de la modernidad que se hace eco al deseo de consumir, sirve de motor al mercado y permite desviar la atención de las injusticias económicas y sociales resultantes de la discriminación y de las formas estructurales de inegualdad
10. Tenemos necesidad de un pensamiento global que piense una alternativa a una civilización occidental en declive y que ha alcanzados sus límites. En otros términos, pensar el género y qué tipos de relaciones hombres/mujeres no puede plantear una economía de una puesta en tela de juicio radical de la modernidad occidental o de una reflexión sobre su alternativa de civilización.
Tener en cuenta la imbricación de las opresiones que las mujeres sufren en tanto que sujetos coloniales en el interior de las metrópolis imperialistas o en tanto que sujeto del imperio en los países del Sur
Las mujeres blancas sufren en el peor de los casos dos opresiones: de clase si son pobres y de género. Las mujeres del sur sufren prácticamente siempre y sistemáticamente las tres opresiones: de género, de raza y de clase. La interrelación de las tres hace que a menudo se encuentren rebasadas por su condición11. Pongo un ejemplo que me ha impresionado mucho. A la pregunta, ¿por qué no ha presentado una denuncia? la víctima de color de una violación contesta al entrevistador negro: No he presentado nunca una denuncia porque quería protegerlos. No podía soportar ver otro hombre negro en la cárcel
12. Os dejo meditar sobre este ejemplo.
Añado el de numerosas amigas chicanas que viven en Estados Unidos con las que he aprendido mucho, especialmente cómo se organizan ante la amenaza de violación en el interior de su comunidad. Entre la violencia masculina interna y la presión de la policía contra, esencialmente, los hombres, ellas ponen en marcha sistemas de vigilancia y de alarma que pueden disuadir a los agresores, pero que son precarias. Pero entre ellas, la cosa está clara. Nunca se llaman a las fuerzas del orden. Ustedes comprenden bien que esta situación es insostenible y que el margen de maniobra de muchas mujeres no blancas es extremadamente pequeño.
Es lo que Audre Lorde dice: Es vital tratar sin descanso la cuestión del racismo, y del racismo blanco contra el pueblo negro ‑reconocerlo como un dominio legítimo de investigación. Debemos examinar, igualmente, cómo hemos absorbido el sexismo y el heterosexismo. Son las normas del dragón en el que hemos nacido- y debemos examinar estar distorsiones con la misma apertura y la misma implicación que las utilizadas contra el racismo…
. Audre Lorde se muestra exigente en tanto que mujer y tiene razón. Nuestras comunidades no pueden hacer economía de esta introspección. Y yo añado que los hombres de color deben aprender a amar a las mujeres de color y comprender su sacrificio como ellas comprenden la necesidad de protegerlos13.
Decía anteriormente que el feminismo es un fenómeno político occidental. Pero esto no significa que las mujeres del Sur no hayan desarrollado antes de la era colonial, durante y después, estrategias y formas de lucha que le son propias y que son adaptadas a su medio y a su condición material. Por mi parte creo, gracias a la experiencia de nuestros modelos históricos, nuestras madres, abuelas, hermanas mayores, que las mujeres de color siempre han resistido y que nos han transmitido un sentido agudo de la dignidad. Los relatos, las poesías, las canciones testimonian de su lucidez en cuanto a la violencia masculina. No tienen por qué recibir lecciones. Muchas veces oigo a muchas mujeres de mi entorno decir:mi modelo, es mi madre
o nuestros verdaderos modelos son nuestras mujeres
. Es importante considerar nuestro bienestar en cuanto mujeres a partir de esta herencia sensible.
Integrar la opresión específica del género masculino no blanco
James Baldwin: Las mujeres saben mucho más que los hombres
. Audre Lorde: Y ¿por qué? Por las mismas razones que hace que los negros sepan lo que los blancos piensan. Es una cuestión de supervivencia
.
í, las mujeres, por su condición, saben más, y por esta razón siempre han sido más estrategas… o astutas dirán otros. Saben especialmente que no es solamente el género femenino el que está dominado. El género masculino no blanco lo es tanto o más, sobre todo en el medio blanco.
¿Sabes qué le pasa a un hombre cuando tiene vergüenza de sí mismo, cuando no encuentra trabajo? ¿Cuándo sus calcetines huelen mal? ¿Cuándo no puede proteger a nadie? ¿Cuándo no puede hacer nada? ¿Sabes lo que le pasa a un hombre cuando no puede mirar de frente a sus hijos porque tiene vergüenza de sí mismo? No es como ser una mujer…
, dice James Baldwin.
El hombre no blanco era y continúa siendo la diana privilegiada del racismo colonial. Su sexualidad es bestial, es un ladrón, violador y tapa a las mujeres con un velo. En Europa, las cárceles están llenas de negros y de árabes, los controles según el físico concierne solamente a los hombres y son los hombres no blancos los que están en el punto de mira de la policía. Es frente a los ojos de las mujeres de su comunidad que los hombres no blancos son menospreciados. Y son estas mismas mujeres a las que intentan desesperadamente reconquistar muy a menudo por la violencia. En una sociedad castradora, patriarcal y racista (o bajo la bota del imperialismo), existir, es existir virilmente. Un feminismo descolonial debe tomar en cuenta este trastorno en el género
masculino indígena, pues la opresión de los hombres cae inmediatamente sobre las mujeres. Yo diría, incluso, que es un dato cardinal. Es aquí que la afirmación el hombre indígena no es nuestro enemigo principal
toma todo su sentido.
James Baldwin dice: El hombre negro tiene un pene. Se lo han arrancado. Un hombre negro es un ***** cuando intenta ser un modelo para sus hijos y que intenta proteger a su mujer. Es un gran crimen en esta república. Y todos los hombres negros lo saben. Y todas las mujeres negras pagan por ello. Y todos los niños negros también
. Audre Lorde añade: La policía mata a los hombres y los hombres matan a las mujeres. Hablo de violación, hablo de asesinato
.
En efecto, son ellas las que sufren de lleno la humillación que se les hace. La castración viril, consecuencia del racismo estructural, es una humillación que los hombres hacen aguantar a sus mujeres, hermanas, hijas. En otros términos, cuanto más diga el pensamiento hegemónico que los hombres de raza distinta de la blanca son bárbaros, más oprimirán estos a las mujeres de su entorno. Son los efectos del patriarcado blanco y racista que agravan las relaciones de género entre los indígenas. Por eso un feminismo descolonial tiene que rechazar radicalmente los discursos y prácticas que estigmatizan a los hombres no blancos y que en el mismo movimiento exculpe el patriarcado blanco estructural en Europa. Pienso que Audre Lorde es consciente de ello cuando dice a Baldwin: Es vital para mi ser capaz de escucharte, de comprender lo que te define, y para ti de escucharme y de comprender lo que me define. Puesto que cuanto más nos desarrollemos dentro de este viejo modelo, este no servirá a nadie como no nos ha servido nunca
.
Esto tiene implicaciones políticas y estratégicas. Significa que debemos comprometernos con los hombres, una reflexión sobre la masculinidad como nos invita el muy lúcido James Baldwin cuando dice a Lorde: No hay ningún modelo de masculinidad en este país que se pueda respetar. Una parte del horror de ser negro americano es el de estar atrapados en el hecho de tener que realizar el papel de la imitación de una imitación.
Así un feminismo descolonial debe plantearse como objetivo destruir la imitación de la imitación. Lo que será necesariamente un trabajo largo y difícil. Será necesario adivinar en la virilidad testosterónica del macho indígena, la parte que resiste a la dominación blanca, canalizarla, neutralizar la violencia sexista para orientarla hacia un proyecto de liberación común. No se nace hombre indígena, se llega a serlo.
Repensar la solidaridad internacional y favorecer las alianzas Sur-Sur
Pienso en primer lugar que antes de pensar la solidaridad del Norte hacia el Sur, es prioritario pensar la solidaridad y el diálogo Sur-Sur. es urgente recrear una fraternidad de los condenados de la tierra y de reinsertar las luchas en la historia anticolonial y antiimperialista, renovar con el espíritu de la tricontinental, por ejemplo. ¿Por qué? Si es verdad que los conflictos de interés, fracturas y divisiones son muy numerosos (entre Estados-naciones, étnicas, religiosas, de género, de color), existe una unidad de condición de la mayoría de los pueblos del sur que sufren una doble violencia: militar, política, económica y cultural de Occidente, y la autoritaria y dictatorial de sus propios gobiernos. La convergencia de las luchas de mujeres malienses, marroquíes y guatemaltecas es más coherente que la más artificial entre mujeres del Sur y mujeres europeas. En efecto, pienso que existe un universal femenino ya que los intereses que unen a los hombres blancos y las mujeres blancas son más fuertes que los que pueden unir las mujeres blancas con las mujeres del Sur. Pensemos esto: por primera vez en la historia de la humanidad, la minoría de las mujeres occidentales (dominadas por el patriarcado de su sociedad respectiva) tienen un capital económico, político y simbólico diez veces más importante que la mayoría de los hombres del planeta14.
Este hecho que es completamente irrefutable pero no pensado abre una brecha en la idea de una sonoridad universal fundada en la opresión de género. Pensar que pueda haber una solidaridad pura entre las mujeres del Sur y las mujeres del Norte simplemente porque son mujeres y víctimas del patriarcado sin que los conflictos de interés no aparezcan, es creer que pueda haber convergencia de intereses entre burgueses y proletarios.
Sin embargo, yo no pienso que haya que rechazar la solidaridad del Norte hacia el Sur. Al contrario, es necesario desarrollarla. Pero me gustaría aportar un matiz. Existe un Norte de color y un Norte blanco anti-imperialista. Y cada uno de estos grupos tiene su propia misión. El grado de dependencia de los pueblos del Sur es tal que muchas veces esta solidaridad se negocia a partir de las condiciones puestas por los progresistas occidentales. El papel de los no blancos de Occidente, que tienen globalmente una sensibilidad termundista más fuertes y más auténtica (por su estatuto de víctimas históricas del colonialismo) pueden llegar a ser fuerzas de influencia a la vez para hacer progresar el anti-imperialismo en el medio blanco, pero igualmente para obligar a los anti-imperialistas blancos a no condicionar su apoyo a cambio de la adhesión de los pueblos del Sur a sus valores
, a sus agendas. es decir combatir su imperialismo por lo que es y cesar de exigir a las víctimas que den certificados de buena conducta anticapistalista, feminista, marxista, secular, progresista…
Esto podría empezar, como sugiere la estimulante Silvia Federici15, a través de una crítica radical de la nueva división internacional del trabajo cuyo carácter antifeminista es ampliamente resentido y que integra a las mujeres del Tercer Mundo en la economía mundial para explotar ferozmente la fuerza de trabajo en provecho del Norte: sustitución del patriarcado local por un patriarcado neoliberal, pauperización extrema, vuelta a las nuevas formas de esclavitud, tráfico internacional de bebés, masificación del trabajo doméstico, masificación de la prostitución y de la industria del sexo… Dicho esto, nosotros mismos, los no blancos del Norte, somos unos privilegiados. Nuestros intereses objetivos divergen de los de los pueblos del Sur. Nosotros debemos tener conciencia y no sustituirnos a sus luchas.
Si tuviera que resumir la situación, preconizaría tres pasos complementarios: los pueblos del Sur bajo dominación imperialista deben establecer su propia agenda, cesar de mirar hacia el Norte y privilegiar las alianzas Sur-Sur. Los no blancos del Norte tienen que aliarse prioritariamente con los no blancos del Norte. Es urgente acelerar el desarrollo de las fuerzas de resistencia descoloniales en el Norte. Deben tener como objetivo: luchar contra el racismo estructural de las sociedades blancas y combatir el imperialismo de sus Estados respectivos creando sinergías a través de Europa, Australia y Estados Unidos. Es necesario desde ahora proyectar grandes concentraciones internacionales de los pueblos no blancos del interior de Occidentes. Los blancos antirracistas y anti-imperialistas tienen, como los no blancos, que combatir las políticas imperialistas y neoliberales de su país, ayudar a descolonizar sus organizaciones y renunciar a imponer la mejor manera de luchar. El conjunto de estas acciones podría aparentarse a una división internacional del trabajo militante para a la vez que contener los efectos devastadores de la crisis del capitalismo que es también una crisis de civilización y participar en la transición hacia un modelo más humano, simplemente.
Quisiera acabar con una citación de Baldwin que hago mía y en la cual veo una fuerte espiritualidad y al mismo tiempo un potencial liberador: Creo que el sentido negro de la masculinidad y de la feminidad es más sofisticado que el sentido occidental
.
Houria Bouteldja
Berkeley, 15 de abril de 2014
Fuente:
[Traducido del francés por Boltxe Kolektiboa.]
-
Leer el excelente
Comprendre la violence sexiste à l’ère du néolibéralisme
de Tithi Bhattacharya (http://revueperiode.net/comprendre-la-violence-sexiste-a-lere-du-neoliberalisme/). -
El feminismo europeo es evidentemente plural. Puese ser del Estado, liberal, neoliberal, imperialista o por el contrario radical, antiliberal, antiimperialista y antirracista. Hablaremos de su versión dominante.
-
Eric Hazan: Une histoire de la révolution française, éditions La Fabrique.
-
Domenico Losurdo: Le péché original du XXe siècle, éditions Aden.
-
Sadri Khiari: La contre-révolution coloniale en France de de Gaulle à Sarkozy, éditions La Fabrique, presentación del libro (http://indigenes-republique.fr/un-livre-de-sadri-khiari-la-contre-revolution-coloniale-en-france-de-de-gaulle-a-sarkozy/).
-
Oyéronké Oyewumi: The invention of women, University of Minnesota Press.
-
Paola Bacchetta:
Réflexions sur les alliances féministes transnationales
, Le sexe de la mondialisation. Genre, classe, race et nouvelle division du travail, Presses de Sciences Po, 2010. -
De Vijay Prashad: Les nations obscures. Une histoire populaire du tiers monde, Editions Ecosociété.
-
Joan Scott: Emancipation et Egalité: une généalogie critique
-
Sobre los límites de la noción de interseccionalidad (http://indigenes-republique.fr/race-classe-et-genre-lintersectionalite-entre-realite-sociale-et-limites-politiques/).
-
Sobre la noción de sacrificio, leer: Universalisme gay, homoracialisme et
mariage pour tous
(http://indigenes-republique.fr/universalisme-gay-homoracialisme-et-mariage-pour-tous‑2/). -
Ramon Grosfoguel:
La cartographie du pouvoir colonial
(http://www.youtube.com/watch?v=mVC5G49Ps4M), -
Silvia Federici: Reproduction et lutte féministes dans la nouvelle division internationale du travail (http://revueperiode.net/reproduction-et-lutte-feministe-dans-la-nouvelle-division-internationale-du-travail/).