Gre­cia: más ele­men­tos para un balan­ce de Syriza

Ale­xis Tsi­pras y el par­ti­do Syri­za gana­ron las elec­cio­nes grie­gas, en enero de 2015, en medio de una ola de entu­sias­mo. Habían pro­me­ti­do aca­bar con las medi­das de aus­te­ri­dad, recu­pe­rar la eco­no­mía y per­ma­ne­cer en el euro. Pero en julio Tsi­pras acep­tó un pro­gra­ma de res­ca­te de la Unión Euro­pea, el FMI y el Ban­co Cen­tral Euro­peo, de 86.000 millo­nes de euros, a cam­bio de apli­car un gigan­tes­co plan de ajus­te. La alter­na­ti­va era aban­do­nar el euro. Enton­ces, en sep­tiem­bre, Tsi­pras vol­vió a ganar las elec­cio­nes, pero ya no hubo entu­sias­mo. En tiem­po récord Syri­za había pasa­do de ser la fuer­za pro­gre­sis­ta y reno­va­do­ra enfren­ta­da al neo­li­be­ra­lis­mo y los ban­que­ros, a ser la eje­cu­to­ra del ajus­te del neo­li­be­ra­lis­mo y los ban­que­ros (sobre la Syri­za y la cri­sis de deu­da de 2015, aquí, aquí, aquí, aquí).

Des­de enton­ces la eco­no­mía grie­ga no da sig­nos de recu­pe­rar­se. Des­pués de caer más del 20% en los tres años de 2011 a 2013, el PBI subió solo 0,75% en 2014 y bajó 0,2% en 2015; des­de 2009 la eco­no­mía se con­tra­jo un 29%. En 2015 la inver­sión cayó 13%, y en el últi­mo tri­mes­tre la eco­no­mía entró en rece­sión. La des­ocu­pa­ción se man­tie­ne en el 25%, y entre los jóve­nes alcan­za casi el 50%. El défi­cit fis­cal en 2015 equi­va­lió al 7,2% del PBI. La deu­da públi­ca, que repre­sen­ta­ba el 178% del PBI en 2013, era el 177% el año pasa­do. Muchas empre­sas se están mudan­do a Bul­ga­ria, Alba­nia, Ruma­nia y Chi­pre. En febre­ro de este año salie­ron 500 millo­nes de euros de los depó­si­tos. Los ban­cos grie­gos tie­nen una car­te­ra de prés­ta­mos en pro­ble­mas (non per­for­ming) de 100.000 millo­nes de euros, y a comien­zos de año sus accio­nes caye­ron más del 50%. La Comi­sión Euro­pea pro­nos­ti­ca una con­trac­ción del PBI del 0,7% para este año.

En este mar­co se están desa­rro­llan­do las nego­cia­cio­nes por la nue­va fase del plan de res­ca­te. Es que por cada por­ción de dine­ro entre­ga­da ‑del paque­te de 86.000 millo­nes de euros‑, Gre­cia debe apro­bar refor­mas dic­ta­das por la Comi­sión Euro­pea. Aho­ra, para hacer la nue­va entre­ga, los acree­do­res exi­gen revi­sar el avan­ce en las refor­mas. La Comi­sión quie­re un supe­rá­vit fis­cal del 3,5% del PBI para 2018. El FMI, en cam­bio, pien­sa que Gre­cia no podrá cum­plir seme­jan­te obje­ti­vo, ni pagar el total de su deu­da, y pro­po­ne 1,5% del supe­rá­vit. Para eso pide que Ale­ma­nia y otros paí­ses den con­ce­sio­nes (exten­der los pla­zos de pago, limi­tar los repa­gos anua­les y las tasas de inte­rés), o no apor­ta­rá al plan de res­ca­te. De todas mane­ras, el FMI exi­ge que Ate­nas ins­tru­men­te un paque­te con­tin­gen­te de medi­das adi­cio­na­les para redu­cir el défi­cit en dos pun­tos por­cen­tua­les. Esas medi­das inclu­yen nue­vos recor­tes en las pen­sio­nes, aumen­to de impues­tos a gran­je­ros y avan­ces en los pro­gra­mas de pri­va­ti­za­cio­nes. Los recor­tes a la segu­ri­dad social y el aumen­to impo­si­ti­vo fue­ron apro­ba­dos por el Par­la­men­to el 9 de mayo, en medio de una huel­ga de dos días y mani­fes­ta­cio­nes de pro­tes­ta. El Gobierno dice que aho­rra­ría 5400 millo­nes de dóla­res anuales.

Ten­ga­mos pre­sen­te tam­bién que en julio deben pagar­se 2400 millo­nes de euros en prin­ci­pal e intere­ses por prés­ta­mos del Ban­co Cen­tral Euro­peo y el Ban­co de Inver­sión Euro­peo. Exis­ten muchas pro­ba­bi­li­da­des de que Gre­cia vaya a un default. Lo cual replan­tea­ría la posi­bi­li­dad de una nue­va cri­sis finan­cie­ra abier­ta y la sali­da del euro.

Todo esto debe entrar aho­ra en un balan­ce de la expe­rien­cia de Syri­za. Como suce­de con todos los socia­lis­tas bur­gue­ses y peque­ño bur­gue­ses, la direc­ción de Syri­za ha enga­ña­do a la gen­te con pro­me­sas que sabía que no podía cum­plir, y ha lle­va­do a la des­mo­ra­li­za­ción y la con­fu­sión. Syri­za no solo no hizo avan­zar un milí­me­tro algu­na alter­na­ti­va anti­ca­pi­ta­lis­ta, sino inclu­so fue un fac­tor de derro­ta del pro­gra­ma socia­lis­ta. Por eso, sería bueno saber qué tie­nen para decir aho­ra los pro­gres nacio­nal-popu­lar-izquier­dis­tas que salu­da­ron el triun­fo del No en el refe­rén­dum del año pasa­do dicien­do que los tra­ba­ja­do­res y el pue­blo grie­go derro­ta­ron al impe­ria­lis­mo y a los ban­que­ros; o los que anun­cia­ron que los bui­tres fue­ron ven­ci­dos. Pero es inú­til pedir­le peras al olmo. Esta gen­te jamás hace balan­ce a fon­do. Es que hacer­lo deman­da­ría ir a las raí­ces socia­les de la cri­sis; y esto cues­tio­na­ría toda esta des­mo­ra­li­za­ción orga­ni­za­da vía socia­lis­mos utó­pi­cos y bur­gue­ses. Es la lógi­ca de todo opor­tu­nis­ta, a la caza del nue­vo pro­gre­sis­mo bur­gués que se opon­ga a la dere­cha neo­li­be­ral recal­ci­tran­te para dar­le el corres­pon­dien­te apo­yo crí­ti­co. No hay mejor rease­gu­ro para la per­pe­tua­ción del sis­te­ma capitalista.

Rolan­do Astarita

10 de mayo de 2016

Fuen­te: Rolan­do Astarita

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