Por­tu­gal 2013- Miguel Urbano

Por­tu­gal ofre­ce estas sema­nas a extran­je­ros recién des­em­bar­ca­dos la ima­gen de un país don­de el absur­do y lo irra­cio­nal mar­can el coti­diano, empu­jan­do al pue­blo para una catás­tro­fe social sin precedentes.

Los perió­di­cos y la tele­vi­sión publi­can dia­ria­men­te noti­cias que cons­ta­tan el agra­va­mien­to de una pavo­ro­sa cri­sis. El des­em­pleo aumen­ta cada día, alcan­zan­do ya más de un millón de tra­ba­ja­do­res; las quie­bras de empre­sas se suce­den en cade­na; escue­las, cen­tros de salud, far­ma­cias, res­tau­ran­tes cie­rran las puer­tas; cen­te­na­res de fami­lias son des­alo­ja­das de las casas don­de resi­dían por no pagar a la ban­ca las hipo­te­cas; el cos­te de las tasas fuer­za a miles de estu­dian­tes a aban­do­nar las uni­ver­si­da­des; la pro­duc­ción indus­trial y la agrí­co­la dis­mi­nu­yen; el ham­bre se pro­pa­ga en las ciu­da­des y las aldeas del país.

El Ban­co de Por­tu­gal infor­ma que la caí­da del PIB este año será casi el doble de la pre­vis­ta en el Pre­su­pues­to del Esta­do; las rece­tas fis­ca­les dis­mi­nu­yen a pesar del aumen­to de los impues­tos; las expor­ta­cio­nes tam­bién caen.

El pano­ra­ma es deso­la­dor. Pero el jefe del Gobierno, su minis­tro de Finan­zas y miem­bros del gabi­ne­te, pro­cla­man dia­ria­men­te que la estra­te­gia de la coa­li­ción bicé­fa­la es un éxi­to abso­lu­to. Y anun­cian, ale­gre­men­te, que 2014 será un año magnífico.

La agre­sión semán­ti­ca com­ple­men­ta la social y eco­nó­mi­ca. La polí­ti­ca de saqueo impues­ta en nom­bre de la troi­ka es cali­fi­ca­da de «aus­te­ri­dad». La des­ver­güen­za es tan gran­de que los gober­nan­tes, igno­ran­do las gigan­tes­cas pro­tes­tas popu­la­res y huel­gas en serie, elo­gian los tra­ba­ja­do­res por el estoi­cis­mo con que sopor­tan los «sacri­fi­cios», es decir el robo.

Mien­tras se espe­ra que el Tri­bu­nal Cons­ti­tu­cio­nal se pro­nun­cie sobre la incons­ti­tu­cio­na­li­dad de medi­das cons­tan­tes del Pre­su­pues­to de Esta­do, el país tomó cono­ci­mien­to de un infor­me del FMI –encar­ga­do por el gobierno‑, que con­si­de­ra insu­fi­cien­te la «aus­te­ri­dad» en cur­so y sugie­re como indis­pen­sa­ble un paque­te que des­trui­ría lo que res­ta del Ser­vi­cio Nacio­nal de Salud y de la Segu­ri­dad Social y gol­pea­ría mor­tal­men­te la Edu­ca­ción. Pro­po­ne expre­sa­men­te el des­pi­do de 150.000 tra­ba­ja­do­res de la Admi­nis­tra­ción Publi­ca y de unos 50.000 profesores.

Reac­cio­nan­do al coro de indig­na­ción nacio­nal, el pri­mer-minis­tro derra­mó elo­gios sobre ese docu­men­to, anun­cian­do una inten­si­fi­ca­ción de la ofen­si­va con­tra el pueblo.

El PSD pro­mo­vió una con­fe­ren­cia «abier­ta a la socie­dad civil, libre» para deba­tir la “Refor­ma del Esta­do”. Pero los medios de comu­ni­ca­ción no fue­ron auto­ri­za­dos a seguir los debates.

Pas­sos, Por­tas y los minis­tros se diri­gen al mun­do y a los por­tu­gue­ses como per­so­na­jes de Jarry e Iones­co en el esce­na­rio del tea­tro de lo absurdo.

El gobierno pro­vo­ca la rebel­día de los ciu­da­da­nos y des­co­no­ce la exis­ten­cia de una opo­si­ción. Pero el vice­pre­si­den­te del PSD, Sr. Jor­ge Morei­ra de Sil­va, com­pa­re­ció en la “SIC Noti­cias” para afir­mar que, devo­to de la demo­cra­cia, el Eje­cu­ti­vo ha ele­va­do el nivel de la par­ti­ci­pa­ción popu­lar y nada deci­de sin con­sul­ta al pueblo.

Los medios de comu­ni­ca­ción, con­tro­la­dos hege­mó­ni­ca­men­te por el gran capi­tal, demues­tran inca­pa­ci­dad para cum­plir su fun­ción. En los ser­vi­cios infor­ma­ti­vos, polí­ti­cos del sis­te­ma, miem­bros del gobierno son blan­co de crí­ti­cas, a veces seve­ras. Pero las direc­cio­nes de los medios per­ma­ne­cen vigi­lan­tes. Una con­tra­dic­ción anta­gó­ni­ca favo­re­ce el obje­ti­vo prio­ri­ta­rio: anes­te­siar la con­cien­cia social, impe­dir la rup­tu­ra de los meca­nis­mos de la alienación.

Los for­ma­do­res de opi­nión, en pro­gra­mas de gran audien­cia, ata­can lo acce­so­rio, se suble­van con­tra medi­das, sugie­ren cam­bios, defien­den una remo­de­la­ción del gobierno, cri­ti­can, a veces con dure­za a Pas­sos, Por­tas y otros. Pero con­ver­gen en coro afi­na­do en la con­clu­sión de que la «aus­te­ri­dad» es nece­sa­ria, que el memo­ran­do con la troi­ka, fir­ma­do por Sócra­tes y apro­ba­do con entu­sias­mo por Pasoss & Por­tas, debe ser res­pe­ta­do. Coin­ci­den en la opi­nión de que, final­men­te, el ori­gen del mal está en el esta­do Moloch, el mons­truo que debe ser des­mon­ta­do, recons­trui­do. El len­gua­je no es el de Pas­sos y de su gurú Gas­par. Pero ellos reco­no­cen, dolo­ro­sa­men­te, que cor­tar miles de millo­nes de euros en los sec­to­res socia­les es una exi­gen­cia inde­cli­na­ble de la His­to­ria, una nece­si­dad impues­ta por la logi­ca de la super­vi­ven­cia. Poco fal­ta para adhe­rir a la tesis de Pas­sos sobre la Refun­da­ción del Estado.

Entre otros for­ma­do­res de opi­nión que cri­ti­can lo acce­so­rio, pero son soli­da­rios con el gobierno en lo fun­da­men­tal, cito a Mar­ce­lo Rebe­lo de Sou­sa, Miguel Sou­sa Tava­res, José Manuel Fer­nan­des, José Gomes Ferrei­ra. Pache­co Perei­ra, el más inte­li­gen­te, es tal vez el úni­co comen­ta­dor que, en la hues­te de los poli­tó­lo­gos de la bur­gue­sía, demues­tra luci­dez en la crí­ti­ca de la esco­ria huma­na que des­go­bier­na Portugal.

En este con­tex­to con mati­ces de surrea­lis­mo, el dis­cur­so del pri­mer-minis­tro y el de su gurú Gas­par van a mere­cer, en el futu­ro, así lo espe­ro, estu­dio esme­ra­do de psi­có­lo­gos y psiquiatras.

Ambos, muy dife­ren­tes, mere­cen el cali­fi­ca­ti­vo de rara avis. Pas­sos es una inflo­res­cen­cia. Poco dota­do inte­lec­tual­men­te, igno­ran­te, pero des­co­no­ce­dor de su incom­pa­ti­bi­li­dad con cul­tu­ra, tenaz, aún fir­me en la defen­sa del absur­do ‑cree, admito‑, en los bene­fi­cios de su pro­yec­to de des­truc­ción del país. Sus opi­nio­nes, arro­gan­tes, sin­co­pa­das, son cada vez más un mon­tón de pala­bras sin nexo. No hace mucho tiem­po aconsejó´los jóve­nes a emi­grar. La sema­na pasada,en Paris, afirm+o que nun­ca havia dicho tal cosa.

El meli­fluo Gas­par, arit­mé­ti­ca­men­te sabe­dor e irra­cio­nal en la apli­ca­ción de las leyes de la eco­no­mía, es un dis­cí­pu­lo aten­to del aus­tría­co Frie­drich Hayek y del ame­ri­cano Mil­ton Fried­man. Polí­ti­ca­men­te poco inte­li­gen­te, sus aren­gas en defen­sa de deci­sio­nes catas­tró­fi­cas, su ter­ca insis­ten­cia en enmas­ca­rar de rotun­dos éxi­tos fra­ca­sos trans­pa­ren­tes, su habi­li­dad en ejer­cer el man­do del gobierno en los bas­ti­do­res me traen a la memo­ria per­so­na­jes odio­sos del tea­tro de Moliè­re y Sha­kes­pea­re y de nues­tro Gil Vicente.

Es com­pren­si­ble que pocos extran­je­ros con­si­gan enten­der Por­tu­gal del año 2013. Un día, sin fecha pre­vi­si­ble en el calen­da­rio, la far­sa dra­má­ti­ca en esce­na­rio aca­ba­rá, antes que, espe­ro, des­em­bo­que en tragedia.

Será el pue­blo en las calles, en la fide­li­dad a la gran­des rup­tu­ras de nues­tra his­to­ria, serán las masas tra­ba­ja­do­ras la palan­ca del fin de la pesadilla.

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