El «Consejo de Seguridad de Naciones Unidas»! ha votado a favor de imponer sanciones a Eritrea. Esta decisión descansa en una campaña de mentiras que acusa al país de apoyar militarmente a los rebeldes somalíes. En realidad, el objetivo de las sanciones es reforzar los intereses estratégicos de algunas superpotencias en el Cuerno de África. Mientras que Eritrea paga injustamente el precio de su independencia en el mundo se prevén manifestaciones de apoyo.
(michelcollon.info) Treinta y cuatro minutos es el tiempo que necesitó el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para decidir la suerte de Eritrea. En efecto, el Consejo votó la resolución 1907⁄2009 que impone sanciones a este pequeño país del Cuerno de África. Pero esta decisión descansa en unas informaciones inventadas y en una campaña de mentiras dirigida principalmente por Estados Unidos, Gran Bretaña y Uganda. Sólo China se abstuvo y Libia votó en contra.
A Eritrea se le reprocha proporcionar armas y munición a grupos armados en Somalia, y mantener relaciones conflictivas con sus vecinos de Etiopía y Djibuti. Es evidente que los miembros del Consejo que votaron a favor de la aplicación de sanciones no conocen ni la historia de Eritrea ni la situación de Somalia. Sin embargo, el gobierno de Asmara no ha dejado de repetir a Naciones Unidas que no proporciona armas a los grupos somalíes. No sólo no posee los medios de hacer sino que además propuso unas pistas de solución para resolver la crisis somalí: abrir a todos los actores del país el diálogo para la reconciliación, sin injerencia de, por ejemplo, potencias extranjeras.
Naciones Unidas no tuvo en cuenta estas propuestas y acusa a Eritrea. Sin embargo, este país no es quien ha creado el problema somalí, tampoco quien lo ha invadido ni quien ha violado el embargo de armas impuesto en 1992. Entonces, ¿quiénes son los verdaderos responsables (1)? Quienes dirigen hoy el barco del Consejo de Seguridad.
En efecto, el Cuerno de África es una región estratégica para Washington, que trata de instalar ahí una base militar. ¿Con que objetivo? Controlar Oriente Medio y el acceso africano al océano Índico. Se ha ganado a Etiopía y a Djibouti para la causa de Estados Unidos. En Somalia no hay gobierno desde hace veinte años y el país está sumido en el caos. Cuando el movimiento de los Tribunales Islámicos consiguió devolver la paz al país en 2006, el ejercito etíope apoyado por Washington invadió Mogadisco. Desde entonces la situación no ha dejado de deteriorarse. Queda Eritrea, que resiste a las políticas imperialistas llevando una política independiente.
Precisamente por eso se la ataca hoy. El gobierno de Asmara ha hecho cuanto ha podido con los pocos medios que tiene para proteger a su pueblo de los saqueos y continuos abusos de las potencias coloniales. La economía del país se basa esencialmente en una agricultura en pleno desarrollo, el gobierno apuesta mucho por elevar el nivel educativo y la red de infraestructuras está relativamente desarrollada. El país dispone además de importantes recursos en oro, cobre, gas y petróleo todavía sin explotar. Estas materias primas atraen el apetito de las potencias neocoloniales. Pero Eritrea elabora su propio modelo de desarrollo y desea disponer de sus riquezas a su manera.
También en el plano diplomático Asmara desea devolver la paz al Cuerno de África invitando a todos los actores de la zona a dialogar sin interferencia de las potencias extranjeras. Evidentemente, esta visión de la política no coincide con los intereses estadounidenses. En efecto, Washington teme perder totalmente el control del Cuerno de África. En primer lugar, porque no logra imponer el gobierno que desea en Somalia. A continuación, porque el actual régimen etíope, fiel a Estados Unidos, cada vez es más cuestionado dentro de sus fronteras y podría perder las próximas elecciones. Por último, porque el modelo eritreo, que se basa en una política independiente de las potencias extranjeras, podría tener imitadores en la zona.
Por consiguiente, Estados Unidos trata de marginar a Eritrea. Por ello ha hecho que se aprueben unas sanciones injustas contra este país. Pero los miembros del Consejo de Seguridad deben evaluar todos los hechos y las pruebas presentadas para encontrar una solución pacífica a los problemas del Cuerno de África. Se han previsto manifestaciones en Europa, Estados Unidos y Australia para pedir al Consejo de Seguridad que revise su decisión (2). Los países de África necesitan paz, no traficantes de armas, invasiones o sanciones.
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El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha votado a favor de imponer sanciones a Eritrea. Esta decisión descansa en una campaña de mentiras que acusa al país de apoyar militarmente a los rebeldes somalíes. En realidad, el objetivo de las sanciones es reforzar los intereses estratégicos de algunas superpotencias en el Cuerno de África. Mientras que Eritrea paga injustamente el precio de su independencia en el mundo se prevén manifestaciones de apoyo.
(michelcollon.info) Treinta y cuatro minutos es el tiempo que necesitó el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para decidir la suerte de Eritrea. En efecto, el Consejo votó la resolución 1907⁄2009 que impone sanciones a este pequeño país del Cuerno de África. Pero esta decisión descansa en unas informaciones inventadas y en una campaña de mentiras dirigida principalmente por Estados Unidos, Gran Bretaña y Uganda. Sólo China se abstuvo y Libia votó en contra.
A Eritrea se le reprocha proporcionar armas y munición a grupos armados en Somalia, y mantener relaciones conflictivas con sus vecinos de Etiopía y Djibuti. Es evidente que los miembros del Consejo que votaron a favor de la aplicación de sanciones no conocen ni la historia de Eritrea ni la situación de Somalia. Sin embargo, el gobierno de Asmara no ha dejado de repetir a Naciones Unidas que no proporciona armas a los grupos somalíes. No sólo no posee los medios de hacer sino que además propuso unas pistas de solución para resolver la crisis somalí: abrir a todos los actores del país el diálogo para la reconciliación, sin injerencia de, por ejemplo, potencias extranjeras.
Naciones Unidas no tuvo en cuenta estas propuestas y acusa a Eritrea. Sin embargo, este país no es quien ha creado el problema somalí, tampoco quien lo ha invadido ni quien ha violado el embargo de armas impuesto en 1992. Entonces, ¿quiénes son los verdaderos responsables (1)? Quienes dirigen hoy el barco del Consejo de Seguridad.
En efecto, el Cuerno de África es una región estratégica para Washington, que trata de instalar ahí una base militar. ¿Con que objetivo? Controlar Oriente Medio y el acceso africano al océano Índico. Se ha ganado a Etiopía y a Djibouti para la causa de Estados Unidos. En Somalia no hay gobierno desde hace veinte años y el país está sumido en el caos. Cuando el movimiento de los Tribunales Islámicos consiguió devolver la paz al país en 2006, el ejercito etíope apoyado por Washington invadió Mogadisco. Desde entonces la situación no ha dejado de deteriorarse. Queda Eritrea, que resiste a las políticas imperialistas llevando una política independiente.
Precisamente por eso se la ataca hoy. El gobierno de Asmara ha hecho cuanto ha podido con los pocos medios que tiene para proteger a su pueblo de los saqueos y continuos abusos de las potencias coloniales. La economía del país se basa esencialmente en una agricultura en pleno desarrollo, el gobierno apuesta mucho por elevar el nivel educativo y la red de infraestructuras está relativamente desarrollada. El país dispone además de importantes recursos en oro, cobre, gas y petróleo todavía sin explotar. Estas materias primas atraen el apetito de las potencias neocoloniales. Pero Eritrea elabora su propio modelo de desarrollo y desea disponer de sus riquezas a su manera.
También en el plano diplomático Asmara desea devolver la paz al Cuerno de África invitando a todos los actores de la zona a dialogar sin interferencia de las potencias extranjeras. Evidentemente, esta visión de la política no coincide con los intereses estadounidenses. En efecto, Washington teme perder totalmente el control del Cuerno de África. En primer lugar, porque no logra imponer el gobierno que desea en Somalia. A continuación, porque el actual régimen etíope, fiel a Estados Unidos, cada vez es más cuestionado dentro de sus fronteras y podría perder las próximas elecciones. Por último, porque el modelo eritreo, que se basa en una política independiente de las potencias extranjeras, podría tener imitadores en la zona.
Por consiguiente, Estados Unidos trata de marginar a Eritrea. Por ello ha hecho que se aprueben unas sanciones injustas contra este país. Pero los miembros del Consejo de Seguridad deben evaluar todos los hechos y las pruebas presentadas para encontrar una solución pacífica a los problemas del Cuerno de África. Se han previsto manifestaciones en Europa, Estados Unidos y Australia para pedir al Consejo de Seguridad que revise su decisión (2). Los países de África necesitan paz, no traficantes de armas, invasiones o sanciones.
Mohamed Hassan, Comité del Cuerno de África en Europa
Web de Michel Collon
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