Coll: O XV. Tip: Ya ni llevo la cuenta. C: La culpa la tiene la gente que nos pide «tipicoleandos» de cuando en vez. T: Ya no se puede ni fumar. ¡Esto no pasaba ni con Franco! C: Usted siempre hablando de política. T: Es que hoy he comido coliflor. C: Se ha puesto vuesa merced a dieta… T: Atlántica, caracolillos y quisquillas. C: Así está usted, esmirriado. T: Como Babieca. C: Metafísico. Tip: Ufa, qué alivio, acabo de evacuar consultas con el Tío Roca. C: Comprendo. T: La escatología ayuda a pensar. C: Unamuno pensaba mejor ‑eso decía- con el estómago vacío. T: Nunca me he fiado de los abstemios. C: Como decía Baudelaire. T: Ése era medio bobo. C: ¡Blasfemia! T: Bah, un fantasma, nunca se sabrá la verdad de las cosas. C: Usted, sí, claro. T: ¡Cagoendios, puta gastroenteritis, discúlpeme! C: Vaya, vaya usted con Dios. T: ¡Maldita coliflor! C: Una sustancia dopante. T: Yo es que me he metido de todo, hasta los programas de Argiñano. C: ¡Qué horror! ¡Y ahora monje! T: Secum esse. C: Dícese del que habla consigo mismo. T: Yo siempre del Athletic. C: ¿Hace un chupito de güisqui? T: Venga.
Coll: Lo que no acabo de entender es por qué le gusta tanto a la plebe estos «tipicoleandos», según referencias, que nos marcamos vos y yo. Tip: Ni yo, porque no se entiende nada. C: Igual por eso. T: ¡Pero yo sí me entiendo! C: Igual por eso. T: Ite missa est. C: Y con tu espíritu. T: ¿No sabe usted latín? C: No. T: Pues hay quien sí lo sabe, y decían que era una lengua muerta, ja, me río yo. C: No sabía que Marx escribiera en latín. T: Marx nunca escribió con renglones torcidos. C: Igual que usted, maestro. T: Por eso me he metido monje, para pellizcar culos de monjas. C: O sea, para hacer política. T: ¡Cómo me conoces, ladrón! C: Sos mi milord. T: Auguro tiempos de euforia y luego de bostezo. C: Habrá quien haga una tesis doctoral sobre su eminencia. T: Yo sólo espero la mano de nieve. C: La muerte, que decía Bergamín, que ni dios sabe quién era y está enterrado en Hondarribia. T: Es divertido, un bululú. C: Un esperpento. C: Amén. T: Lo que fue tragedia se repite como comedia. C: Ora pro nobis. T: La culpa es de Jon Odriozola, que nos hace decir cosas incomprensibles. C: Deberíamos pedirle explicaciones. ¿Quién se ha creído que es ese individuo? T: Nuestro autor, nuestro creador. C: ¿Y eso le convierte en nuestro dios, con qué derecho? T: No lo sé. C: Me rebelo. T: Pues dígaselo a él. C: ¿A ese ángel caído? T: Sí. C: Mejor, no. T: ¿Le teme? C: Sí.
Coll: ¡Odriozola, gran cabrón, grandísimo hijodeputa, ¿porqué nos haces decir estas cosas? T: No se esfuerce, está viendo «Bonanza», es un crío. C: O sea, un hombre sin piedad. T: Baje la voz, que nos puede oír. C: Un hippie, seguro que ni se ducha. T: Ni se corta el pelo, nunca se ha cortado un pelo y sigue con la misma chaqueta. C: Al menos habrá felicitado al nuevo director de GARA, Iñaki Soto, con quien hablara y le llamara, de buena gente que es, «teólogo» no hace muchas lunas. T: Sí, lo hice, supongo que borracho. C: ¡Pelota!