Argentina.  Jueza María Florencia Maza: «No respetan los derechos de la víctima»

Argen­ti­na. Jue­za María Flo­ren­cia Maza: «No res­pe­tan los dere­chos de la víctima»

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Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 8 de octu­bre de 2021.

La jue­za María Flo­ren­cia Maza recha­zó un jui­cio abre­via­do en una cau­sa por Vio­len­cia de Género.

Por «no res­pe­tar­se los dere­chos de la víc­ti­ma», la jue­za de con­trol san­ta­rro­se­ña, María Flo­ren­cia Maza, recha­zó un acuer­do de jui­cio abre­via­do. El argu­men­to cen­tral de la nega­ti­va fue que no se tuvo en cuen­ta «el círcu­lo de vio­len­cia y vul­ne­ra­bi­li­dad» en el que está inmer­sa la mujer dam­ni­fi­ca­da en la causa.

En prin­ci­pio, la fis­ca­lía y la defen­so­ra habían con­ve­ni­do con­de­nar a la ex pare­ja de la víc­ti­ma, un hom­bre de 30 años, a un mes de pri­sión de cum­pli­mien­to efec­ti­vo por ser autor del deli­to de des­obe­dien­cia judi­cial y enmar­ca­ron los hechos en la ley 26.485 de Pro­tec­ción Inte­gral a las Mujeres.

Las par­tes habían dicho que el impu­tado ‑quien per­ma­ne­ce con pri­sión pre­ven­ti­va- con­cu­rrió hace menos de dos sema­nas a la casa de la mujer, con quien tie­ne dos hijos en común, y «lue­go de inge­rir jugo con alcohol etí­li­co, se tor­nó agre­si­vo y comen­zó a dis­cu­tir con ella, insul­tán­do­la y dicién­do­le que era una mala madre y que más valie­ra que le die­ra al nene por­que si no la iba a matar».

En ese momen­to la hija de la víc­ti­ma, de 11 años, lla­mó a una psi­có­lo­ga para con­tar­le que el acu­sa­do se había vuel­to vio­len­to y fue así que la poli­cía lle­gó al lugar. En el acuer­do de jui­cio abre­via­do se indi­có que, a esa fecha, el agre­sor tenía dic­ta­da una orden de res­tric­ción y acer­ca­mien­to a la damnificada.

El Minis­te­rio Públi­co y la defen­sa des­car­ta­ron, en el abre­via­do, el deli­to de ame­na­zas por enten­der que esas pala­bras «fue­ron pro­nun­cia­das en un con­tex­to de exal­ta­ción y dis­cu­sión de pare­ja» y que los dichos ame­na­zan­tes sur­gie­ron «de modo irre­fle­xi­vo, como pro­duc­to de una dis­cu­sión ver­bal o des­en­ca­de­na­dos por eno­jo, pero no fue­ron mani­fes­ta­cio­nes rea­li­za­das con la inten­ción de inti­mi­dar o amedrentar».

Ello fue ava­la­do por la víc­ti­ma, quien ase­gu­ró que no sin­tió «temor, sino bron­ca», que for­mu­ló la denun­cia por­que esta­ba eno­ja­da y que solo pidió que el impu­tado viva en otro domi­ci­lio, pero que no se le prohí­ba acer­car­se a ella ni a los hijos.

«No respetan los derechos de la víctima»
No res­pe­tan los dere­chos de la víc­ti­ma. María Flo­ren­cia Maza, jueza

Vul­ne­ra­bi­li­dad.
Maza, al recha­zar el acuer­do, expre­só que los hechos debían obli­ga­to­ria­men­te ana­li­zar­se en base a la ley 26.485, a la Con­ven­ción sobre la Eli­mi­na­ción de todas las For­mas de Dis­cri­mi­na­ción con­tra la Mujer (Cedaw) y a la Con­ven­ción Inter­ame­ri­ca­na de Belén Do Pará (para pre­ve­nir, san­cio­nar y erra­di­car la vio­len­cia con­tra la mujer) y agre­gó que, «si bien la nor­ma nacio­nal fue con­si­de­ra­da, no se le dio al caso el tra­ta­mien­to que requie­ren las cues­tio­nes de vio­len­cia de género».

En tal sen­ti­do, sub­ra­yó que al haber vio­la­do el acu­sa­do la res­tric­ción de acer­ca­mien­to que le habían dic­ta­do ape­nas 14 días antes, mos­tró «no solo su fal­ta de com­pro­mi­so al cum­pli­mien­to de una man­da judi­cial, sino que dejó en evi­den­cia una cla­ra situa­ción de vio­len­cia de géne­ro ‑hacia su ex pareja‑, quien, por encon­trar­se inmer­sa en un ciclo de vio­len­cia, no pudo ni siquie­ra visua­li­zar­se como víc­ti­ma, mini­mi­zan­do los hechos atri­bui­dos al impu­tado y qui­tán­do­le su impor­tan­cia, a los fines de colo­car­lo a él en una mejor situa­ción procesal».

«Ese círcu­lo de vio­len­cia y vul­ne­ra­bi­li­dad de la víc­ti­ma que­dó acre­di­ta­do no sola­men­te por sus pro­pios dichos, don­de tra­tó de mini­mi­zar los hechos denun­cia­dos, sino tam­bién por lo que sur­gió del infor­me de la Uni­dad Fun­cio­nal de Géne­ro, Niñez y Ado­les­cen­cia», aco­tó la magis­tra­da, y agre­gó que «una situa­ción de vul­ne­ra­bi­li­dad res­pec­to de la cual es nece­sa­rio tra­ba­jar, seria­men­te, a los fines de su protección».

Lue­go de remar­car que la hija de 11 años fue quien tuvo que adver­tir a un ter­ce­ro la situa­ción de vio­len­cia, Maza afir­mó que «esa cir­cuns­tan­cia mos­tró cla­ra­men­te que el con­tex­to en el que las mani­fes­ta­cio­nes del impu­tado fue­ron ver­ti­das, no se die­ron en el mar­co de una sim­ple dis­cu­sión, sino en un con­tex­to mucho más vio­len­to, que gene­ró que una niña peque­ña ‑ante el temor de lo que pudie­ra ocu­rrir­le a su madre- deci­dió lla­mar a la psi­có­lo­ga para que ella soli­ci­ta­ra auxilio».

Tres con­de­nas.
Maza valo­ró tam­bién, para refe­rir­se al «círcu­lo de vio­len­cia», los ante­ce­den­tes del acu­sa­do, quien reci­bió tres con­de­nas en 2018, 2019 y 2020 por los deli­tos de lesio­nes leves cali­fi­ca­das por el víncu­lo, ame­na­zas sim­ples y ame­na­zas agra­va­das por el uso de un arma impro­pia. En todos los casos fue­ron come­ti­dos en per­jui­cio de su ex pare­ja y en uno tam­bién con­tra la niña de 11 años.

Y agre­gó que «todas esas sen­ten­cias mues­tran un patrón de con­duc­ta, pues sien­do con­de­na­do a penas pri­va­ti­vas de liber­tad de cum­pli­mien­to efec­ti­vo, por deli­tos de vio­len­cia de géne­ro en con­tra de la mis­ma mujer, el impu­tado rein­ci­dió en su accio­nar, mos­tran­do cla­ra­men­te ese círcu­lo de vio­len­cia en el que la pro­pia víc­ti­ma se encuen­tra inmer­sa».
«Esa cir­cuns­tan­cia exhi­be, asi­mis­mo, la vul­ne­ra­bi­li­dad de la víc­ti­ma, quien cla­ra­men­te no pue­de salir de ese ciclo de vio­len­cia, más allá de encon­trar­se actual­men­te en tra­ta­mien­to psi­co­ló­gi­co, per­do­nan­do una y otra vez a su agre­sor, quien en cada opor­tu­ni­dad que se le brin­da, vuel­ve nue­va­men­te a tener un com­por­ta­mien­to agre­si­vo y vio­len­to hacia ella», indi­có la magistrada.

Recha­zo del abre­via­do.
Más ade­lan­te, con­si­de­ró que las mani­fes­ta­cio­nes del agre­sor debían ser ana­li­za­das, a dife­ren­cia de lo soli­ci­ta­do por la fis­ca­lía y la defen­sa, no «en un con­tex­to de una mera dis­cu­sión, como si las cir­cuns­tan­cias a las que me refe­rí ante­rior­men­te no hubie­ran exis­ti­do».
Final­men­te, Maza recor­dó que el artícu­lo 368 del Códi­go Pro­ce­sal Penal refor­ma­do de La Pam­pa, per­mi­te recha­zar un acuer­do de jui­cio abre­via­do «cuan­do no se hayan res­pe­ta­do los dere­chos de la víc­ti­ma, tenien­do en cuen­ta la natu­ra­le­za del deli­to». En este caso, y remi­tién­do­se a las nor­mas men­cio­na­das más arri­ba, ase­ve­ró que «no se res­pe­ta­ron los dere­chos de la víc­ti­ma a una vida sin vio­len­cia, don­de se res­pe­ten su segu­ri­dad per­so­nal y su dig­ni­dad inhe­ren­te a su per­so­na, su liber­tad y segu­ri­dad personales».

Fuen­te: Dia­rio femenino

Itu­rria /​Fuen­te

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