La reac­cio­na­ria ofen­si­va político-religiosa

«Creer que Dios no exis­te sig­ni­fi­ca que el dolor que he vis­to en mi fami­lia, y todo el dolor del mun­do, no están cau­sa­dos por nin­gu­na fuer­za omnis­cien­te, omni­pre­sen­te y omni­po­ten­te a quien le dé pere­za ayu­dar, o que solo nos esté ponien­do a prue­ba, sino que es algo en lo que todos podre­mos ayu­dar a los demás en el futu­ro. Que Dios no exis­ta entra­ña la posi­bi­li­dad de menos dolor en el futu­ro. Creer que Dios no exis­te me deja más espa­cio para creer en la fami­lia, la gen­te, el amor, la ver­dad, el sexo, los pos­tres de gela­ti­na y todas las otras cosas que pue­do demos­trar y que pue­den hacer que esta vida sea la mejor que ten­ga yo en mi vida.»1

Esta cita sobre la libe­ra­ción que supo­ne la cer­ti­dum­bre de que no exis­ten dio­ses ni espí­ri­tus que nos domi­nan a dis­tan­cia o des­de la leja­nía, nos per­mi­te entrar a saco en el tema de hoy por­que, antes que nada, nos exi­ge dilu­ci­dar no solo las acep­cio­nes con­tra­rias que se escon­den en el tér­mino «creer», con la con­fu­sión que ello gene­ra en bene­fi­cio de la irra­cio­na­li­dad de la fe, sino ade­más unir a lo ante­rior la nece­si­dad de la éti­ca y de los valo­res en su «dimen­sión obje­ti­va»2, en cur­si­vas en el ori­gi­nal, de la axio­lo­gía como un pilar de la teo­ría del cono­ci­mien­to y por ello de la liber­tad, como expon­dre­mos al final. Todo ello es irre­con­ci­lia­ble con las tesis expues­tas en el pro­gra­ma que voy a comentar.

1.

El colec­ti­vo elsud​ame​ri​cano​.word​press​.com me ha pre­gun­ta­do mi opi­nión sobre las ideas ver­ti­das en este pro­gra­ma3 cua­si-tri­den­tino que tra­ta sobre la «derro­ta de la Igle­sia Cató­li­ca» a manos del moder­nis­mo y del mar­xis­mo. Elsud­ame­ri­cano había col­ga­do en su por­tal digi­tal el tex­to La liber­tad es atea4, edi­ta­do ante­rior­men­te en for­ma­to libro por Boltxe5 cuya pri­me­ra fra­se dice así: «El ateís­mo mar­xis­ta es la expre­sión suma de la liber­tad, por­que recon­ci­lia a la espe­cie huma­na con ella mis­ma, con su mate­ria­li­dad». Como se apre­cia, exis­te una línea lógi­ca cla­ra entre la cita del enca­be­za­do, que no habla de ateís­mo, y la explí­ci­ta refe­ren­cia a esta con­cep­ción filo­só­fi­co-polí­ti­ca en la segun­da cita.

Según los inter­vi­nien­tes en el pro­gra­ma, la «liber­tad», sea enten­di­da des­de el moder­nis­mo o el mar­xis­mo, a pesar de que ambas con­cep­cio­nes son incon­ci­lia­bles entre sí, es la fun­da­men­tal enemi­ga de dios y la cau­sa de su derro­ta. La Igle­sia ha sido derro­ta­da por el avan­ce del pro­tes­tan­tis­mo en su núcleo, en el inte­rior de Roma, des­de don­de va liqui­dan­do la tarea civi­li­za­do­ra del cato­li­cis­mo; tam­bién ha sido derro­ta­da por la pene­tra­ción de tesis mar­xis­tas, así como por su exten­sión por el mun­do. Según el pro­gra­ma, el Vati­cano II (1959−1965) ofi­cia­li­zó esta derro­ta y asu­mió el avan­ce del mar­xis­mo y moder­nis­mo en muchos ejes, entre ellos: cole­gia­li­dad en vez de jerar­quía; no con­de­na del comu­nis­mo en vez de reafir­mar la ley de dios; el pro­ta­go­nis­ta es el hom­bre y sus len­guas y no dios y el latín; el avan­ce al celi­ba­to sacer­do­tal en vez de la cas­ti­dad divi­na; la no insis­ten­cia en la mario­lo­gía; la acep­ta­ción del ecu­me­nis­mo en vez de la reafir­ma­ción de la fe úni­ca y ver­da­de­ra; el eclec­ti­cis­mo entre Tomás o Lute­ro, etc.

Más aún, el Vati­cano II asu­me la «renun­cia a cons­truir una socie­dad cris­tia­na»; renun­cia que le lle­va, por un lado, a mani­pu­lar y cen­su­rar docu­men­tos de con­ci­lios ante­rio­res o del magis­te­rio papal que han «des­apa­re­ci­do» o cam­bia­do de orden de tal modo que es muy difí­cil encon­trar­los: sobre todo los doce o die­ci­séis docu­men­tos sobre la liber­tad de con­cien­cia del cre­yen­te, que está some­ti­da al dog­ma, a la fe y a la ver­dad de la reve­la­ción; y por otro lado, sobre todo le lle­va a Roma a negar la infa­li­bi­li­dad y la per­pe­tui­dad de la Igle­sia, pila­res de la rec­ta razón. El Vati­cano II anu­ló o cam­bió pro­fun­da­men­te el cul­to cató­li­co, el que había crea­do y sos­te­ni­do a Occi­den­te, y por tan­to el Vati­cano II sen­tó las bases para la des­apa­ri­ción de Occi­den­te. Dado que el cul­to y la litur­gia refle­jan el orden del cie­lo en la tie­rra, si se alte­ran estos en la tie­rra es por­que se han alte­ra­do en el cie­lo: dios ya no es el cen­tro, sino que lo es el «hom­bre».

Es muy sig­ni­fi­ca­ti­vo el des­pia­da­do ata­que al teó­lo­go K. Rah­ner (1904−1984) y su «nue­va teo­lo­gía», acu­sa­do de kan­tis­mo, uno de los ins­pi­ra­do­res en los años con­ci­lia­res de la lla­ma­da «demo­cra­ti­za­ción» de la Igle­sia cuyas ideas bási­cas han vuel­to a ser reto­ma­das en el pre­sen­te6 por un sec­tor pro­gre­sis­ta. Se insis­te una y otra vez en que se ha qui­ta­do a dios del cen­tro y se ha pues­to al «hom­bre». K. Rah­ner, par­tien­do de Kant, Hegel y Hei­deg­ger redu­ce la teo­lo­gía, es decir, la «dog­má­ti­ca» a la filo­so­fía idea­lis­ta ale­ma­na, desa­rro­llan­do el monis­mo pan­teís­ta y gnós­ti­co. Sobre esta deri­va actua­rá tam­bién el exis­ten­cia­lis­mo y la influen­cia de Kierkegaard.

Con el Vati­cano II se ha debi­li­ta­do has­ta tal pun­to la «capa­ci­dad racio­nal» para pen­sar sobre dios –«teo­lo­gía dog­má­ti­ca» – , que se pue­de hablar de la «des­apa­ri­ción de la teo­lo­gía», y su sus­ti­tu­ción por man­tras, glo­sas y esló­ga­nes, mien­tras que cre­ce el pas­to­ra­lis­mo, la reli­gión como sen­ti­mien­to, las modas orien­ta­lis­tas has­ta lle­gar a mez­clas como el «cris­tia­nis­mo budis­ta» y otras. La reli­gión como sen­ti­mien­to vie­ne de Kant como la ter­ce­ra poten­cia huma­na: la crí­ti­ca de la razón pura, el inte­lec­to; la crí­ti­ca de la razón prác­ti­ca, la volun­tad; y crí­ti­ca del jui­cio, el sentimiento.

En esta cues­tión se deba­te sobre si el inma­nen­tis­mo de Kant, que es el ideó­lo­go sub­te­rrá­neo del Vati­cano II por­que de él sur­ge la doc­tri­na de los «dere­chos huma­nos» que con­tra­di­ce la supre­ma­cía del dog­ma, es más impor­tan­te que Hegel, aun­que es el pan­teís­mo de este segun­do el que crea la peli­gro­sa con­fu­sión entre «natu­ra­le­za» y «gra­cia», con­fu­sión de la que sur­ge la «cano­ni­za­ción de la demo­cra­cia». La meta­fí­si­ca kan­tia­na lo redu­ce todo a la razón huma­na, mien­tras que Tomás de Aquino se sir­ve de Aris­tó­te­les para arti­cu­lar la teo­lo­gía cató­li­ca, lue­go hay que vol­ver a fines del siglo XIII.

La defen­sa del tomis­mo es cohe­ren­te con la ideo­lo­gía ultra­con­ser­va­do­ra del pro­gra­ma. A raíz de los escán­da­los sobre la pedofi­lia con­sus­tan­cial a las reli­gio­nes, pero cen­trán­do­se en la Igle­sia cató­li­ca, Feli­pe Por­ta­les nos ha recor­da­do el esen­cial auto­ri­ta­ris­mo de Tomás de Aquino7 y de la tra­di­ción dog­má­ti­ca bimi­le­na­ria que pre­pa­ró las con­di­cio­nes para la «caza de bru­jas» des­ata­da en el Con­ci­lio Vati­cano I (1869−1870) y que se reini­ció con el pon­ti­fi­ca­do de Juan Pablo II en todo excep­to en la lucha con­tra la podre­dum­bre eco­nó­mi­ca del Vati­cano8. Des­de el papa Fran­cis­co I pare­ce que se reac­ti­va otra de las muchas ver­sio­nes del cato­li­cis­mo, lo que gene­ra una resis­ten­cia deses­pe­ra­da de los sec­to­res defen­so­res de la «Ver­dad Reve­la­da» como vere­mos luego.

Este y no otro es el sub­sue­lo sobre el que se sos­tie­ne la par­ti­cu­lar «liber­tad» supe­di­ta­da abso­lu­ta­men­te a la volun­tad divi­na, que se defien­de en este pro­gra­ma. ¿Qué poder interno y fuer­za exter­na tie­nen aho­ra mis­mo estas corrien­tes en la Igle­sia? No lo sabe­mos, pero sos­pe­cha­mos que cre­cien­te entre fran­jas de la buro­cra­cia ecle­siás­ti­ca que asis­ten impo­ten­tes al sur­gi­mien­to y expan­sión de otras creen­cias y al retro­ce­so del cato­li­cis­mo. Sí sabe­mos que apro­xi­ma­da­men­te una déci­ma par­te de los casi 2.500 par­ti­ci­pan­tes en el Vati­cano II eran con­tra­rías a las deci­sio­nes toma­das ofi­cial­men­te. Des­de 1965 el mun­do ha cam­bia­do mucho: mien­tras que decre­ce la prác­ti­ca de los ritos cató­li­cos, se refuer­za la ofen­si­va ultra con­tra el papa Fran­cis­co9 y sus medi­das para vigi­lar de muy cer­ca a gru­pos todo­po­de­ro­sos has­ta hace poco, como el Opus Dei y otros tan­to o más reac­cio­na­rios como los Heral­dos del Evangelio…

La fuer­za socio­po­lí­ti­ca del com­ple­jo ideo­ló­gi­co más amplio en el que se ubi­can las ideas desa­rro­lla­das por el pro­gra­ma que esta­mos ana­li­zan­do, es muy amplia en el Esta­do espa­ñol. Por ejem­plo, en octu­bre de 2021 «El fun­da­men­ta­lis­mo cató­li­co vive un buen momen­to en Espa­ña. La Igle­sia cató­li­ca ha para­do las denun­cias sobre su infil­tra­ción entre sus fie­les, ha gana­do espa­cio en los medios de comu­ni­ca­ción has­ta el pun­to de poner en mar­cha una cade­na de tele­vi­sión, y Vox repre­sen­ta la cul­mi­na­ción de su pro­gra­ma polí­ti­co»10.

Más: la Igle­sia, que dis­fru­ta de un ver­da­de­ro paraí­so fis­cal11, no rin­de cuen­tas del uso del dine­ro públi­co que le rega­la el Esta­do. Por lo que se sabe, el 76% va a suel­dos de obis­pos y otro per­so­nal, y solo el 2,3% va a Cári­tas. En el canal 13TV la Igle­sia gas­ta más que en Cári­tas. Por el Con­cor­da­to, el Esta­do man­tie­ne a 110 obis­pos y car­de­na­les, 16.960 sacer­do­tes, semi­na­rios, con­gre­sos, 22.993 parro­quias y demás gas­tos de los deno­mi­na­dos «de cul­to y cle­ro», inde­pen­dien­te­men­te de las «X» que mar­quen los y las con­tri­bu­yen­tes. Los pri­vi­le­gios eco­nó­mi­cos de la Igle­sia suc­cio­nan más del 1% del PIB12. Mien­tras des­cien­de el estu­dio de la reli­gión aumen­ta el gas­to públi­co que el Esta­do dedi­ca a los suel­dos de los pro­fe­so­res de reli­gión, yen­do el 95% de ese dine­ro al cato­li­cis­mo y el 5% a otras reli­gio­nes13.

En efec­to, a pesar de que en la pri­ma­ve­ra de ese mis­mo año la asig­na­tu­ra de reli­gión cató­li­ca era la peor valo­ra­da por el estu­dian­ta­do «por pri­me­ra vez el por­cen­ta­je de los alum­nos que optan por esta mate­ria está a pun­to de des­cen­der de la barre­ra del 60%; baja tres pun­tos des­de el año ante­rior y más de 10 pun­tos en una déca­da, cuan­do el por­cen­ta­je de estu­dian­tes era del 71%»14. Por si fue­ra poco, en estas mis­mas fechas se agu­di­za­ba el des­pres­ti­gio del Vati­cano al cono­cer­se la podre­dum­bre finan­cie­ra de la Secre­ta­ría de Esta­do15.

Pese a esto, la bur­gue­sía espa­ño­la sabe­do­ra del fun­da­men­tal papel socio­po­lí­ti­co juga­do por la Igle­sia des­de la muer­te del dic­ta­dor Fran­co16, ayu­dan­do pri­me­ro a fre­nar las ansias de liber­tad de las cla­ses y nacio­nes explo­ta­das y, segun­do, res­ta­ble­cien­do las sóli­das cade­nas de la «obe­dien­cia cris­tia­na», no quie­re redu­cir aho­ra su enor­me poder, sino que sobre todo quie­re que su alie­na­do­ra indus­tria edu­ca­ti­va17, ade­más de sus indus­trias pro­pa­gan­dís­ti­cas, sani­ta­rias, etc., se adap­ten a las nece­si­da­des actua­les del capi­ta­lis­mo y del nacio­na­lis­mo español.

2.

Puen­te Ojea ya expli­có el por qué y el para qué del Vati­cano II, mos­tran­do cómo por deba­jo de la bús­que­da de una razón que unie­se a las prin­ci­pa­les ver­sio­nes del cris­tia­nis­mo, y lo acer­ca­se a otras reli­gio­nes aun a cos­ta de aban­do­nar o debi­li­tar su iden­ti­dad bimi­le­na­ria, por deba­jo de esta cons­cien­te y deses­pe­ra­da bús­que­da vati­ca­na se encon­tra­ba no tan­to esa «liber­tad», sino «la inter­na­cio­nal de las reli­gio­nes […] pre­si­di­da uni­ver­sal­men­te por el Dine­ro»18, en cur­si­vas en el original.

El aca­pa­ra­mien­to de dine­ro es una obse­sión his­tó­ri­ca del cris­tia­nis­mo: en su via­je de 1226 a Roma el frai­le agus­tino Gerhoh apren­dió que la Curia se había con­ver­ti­do «en un arca de legu­le­yos y en una buro­cra­cia de comer­cian­tes obse­sio­na­dos por reco­ger dine­ro de don­de sea»19, pero para ese 1226 sus pro­pie­da­des eran ya fabu­lo­sas por­que des­de el siglo X el dine­ro y por tan­to su ado­ra­ción feti­chis­ta, empe­zó a expan­dir­se a la par que lo hacía el mer­ca­do20. Aho­ra mis­mo y al mar­gen de las dispu­tas teo­ló­gi­cas, el aca­pa­ra­mien­to de dine­ro agu­di­za todas las ten­sio­nes: «El car­de­nal gui­neano Sarah, recien­te­men­te defe­nes­tra­do por el papa, se une al gru­po de Bur­ke, Müller y Brand­mü­ller y exi­ge a Ber­go­glio que revo­que la orden de aca­bar con estas cele­bra­cio­nes en la basí­li­ca vati­ca­na por la que los ofi­cian­tes cobra­ban sin ape­nas fis­ca­li­za­ción»21.

El Dine­ro une en la prác­ti­ca a todas las corrien­tes cris­tia­nas, no solo las cató­li­cas: las inma­tri­cu­la­cio­nes en el Esta­do espa­ñol; las resis­ten­cias tena­ces de todas las buro­cra­cias reli­gio­sas a pagar impues­tos o mul­tas por pede­ras­tia22 o librar­se de las inves­ti­ga­cio­nes sobre el robo de niños y niñas des­pués de la dic­ta­du­ra fran­quis­ta evi­tán­do­se así el pago de mul­tas e indem­ni­za­cio­nes23; sus rela­cio­nes con las altas finan­zas capi­ta­lis­tas y con la indus­tria inmo­bi­lia­ria; los nego­cios y rela­cio­nes oscu­ras con gru­pos ultra­con­ser­va­do­res, y sus rela­cio­nes con la extre­ma dere­cha y con los Esta­dos burgueses…

Por poner un ejem­plo, la Inter­na­cio­nal Reli­gio­sa con­de­na la gue­rra defen­si­va de Rusia con­tra las agre­sio­nes de la OTAN y en apo­yo de la gue­rra de libe­ra­ción nacio­nal de cla­se de las repú­bli­cas popu­la­res del Don­bass24 por­que sabe de las ganan­cias eco­nó­mi­cas que ya está obte­nien­do el impe­ria­lis­mo, de las inmen­sas que se obten­drían si es derro­ta­da y lue­go des­mem­bra­da Rusia, y muy en espe­cial, si triun­fa la estra­te­gia de aco­so y derri­bo de Chi­na Popu­lar, paso segun­do tras la bal­ca­ni­za­ción de Rusia. Pode­mos hablar por tan­to de que, en las actua­les con­di­cio­nes, las Igle­sias cris­tia­nas han relan­zan­do una nue­va «Cru­za­da» en post del dios dine­ro, pero disi­mu­la­da con la labia paci­fis­ta de Francisco.

Otro ejem­plo más lace­ran­te aún lo tene­mos en la per­ver­sa éti­ca que jus­ti­fi­ca la rela­ción entre la cari­dad-dine­ro y la sexua­li­dad libre: «El papa de Roma ha enca­be­za­do cada año cam­pa­ñas muy com­ba­ti­vas con­tra los dis­tin­tos méto­dos anti­con­cep­ti­vos al mis­mo tiem­po que denun­cia­ba la per­sis­ten­cia de las des­igual­da­des socia­les y del ham­bre en el mun­do. Se podría decir que nun­ca hubo tan abis­mal dis­tan­cia entre la bon­dad de los fines ver­bal­men­te decla­ra­dos por el Vati­cano (repar­tir más equi­ta­ti­va­men­te los recur­sos, cam­biar los modos de vida, eli­mi­nar el peso asfi­xian­te de la deu­da de los pobres) y la inani­dad de los medios que pro­pug­na para ello»25.

Es sabi­do que fre­cuen­te­men­te el abor­to es la úni­ca for­ma de garan­ti­zar un míni­mo de cali­dad de vida para la madre y para evi­tar otra vida des­gra­cia­da más en este «valle de lágri­mas» que es el capi­ta­lis­mo, pero la Igle­sia dedi­ca gran­des esfuer­zos polí­ti­co-eco­nó­mi­cos para com­ba­tir ese ele­men­tal derecho/​necesidad, mien­tras que no gas­ta ape­nas nada en cari­dad y menos aún en la lucha con­tra la pro­pie­dad capi­ta­lis­ta. Otras veces tener mucha des­cen­den­cia es la úni­ca garan­tía para vivir con menos penu­rias, como expli­ca Fer­nán­dez Buey al cri­ti­car tan­to el cinis­mo éti­co cris­tiano con­tra los anti­con­cep­ti­vos como el cinis­mo éti­co del FMI a favor del con­trol de nata­li­dad26. Ambas éti­cas pare­cen incom­pa­ti­bles, pero con­flu­yen por diver­sas vías en la defen­sa del capi­ta­lis­mo, como lo hacen tam­bién las corrien­tes que pode­mos incluir en el amplio uni­ver­so del «evan­ge­lis­mo», que son un ver­da­de­ro «peli­gro»27 para la liber­tad por su fana­tis­mo obse­si­vo con­tra todos los dere­chos28.

3.

A lo lar­go del deba­te que ana­li­za­mos, se reite­ra la con­de­na cris­tia­na de la liber­tad de pen­sa­mien­to en su ver­da­de­ro sen­ti­do, el de la crí­ti­ca radi­cal de todo lo que exis­te como requi­si­to para dar el sal­to revo­lu­cio­na­rio de la liber­tad abs­trac­ta, for­mal y fun­cio­nal a la pro­pie­dad bur­gue­sa, a la liber­tad con­cre­ta, sus­tan­ti­va en cuan­to expo­nen­te de la pro­pie­dad comu­nis­ta. Hablan­do sobre la liber­tad, G. Com­ni­nel afir­ma que «no esta­mos some­ti­dos por el peso muer­to del pasa­do»29 sino que pode­mos y debe­mos inter­ve­nir en las con­tra­dic­cio­nes socia­les para aca­bar con la explo­ta­ción: en esto con­sis­te la liber­tad como pro­ce­so que se rea­li­za a sí mis­mo. La supera­ción del peso muer­to del pasa­do es un paso en la liber­tad como ejem­plo de la capa­ci­dad crea­ti­va huma­na: la liber­tad se con­quis­ta, se crea día a día en una lucha per­ma­nen­te con­tra las cade­nas del pasa­do, con­tra la teo­lo­gía en nues­tro caso.

El terror y el mie­do son con­sus­tan­cia­les al peca­do, al infierno y al arre­pen­ti­mien­to en el cris­tia­nis­mo, y por eso mis­mo son sus ancla­jes pro­fun­dos, irra­cio­na­les, que atan al «peso muer­to del pasa­do». B. Bos­teels, estu­dia el influ­jo de Agus­tín de Hipo­na (354−430) en la san­ti­fi­ca­ción del terror cris­tiano, afir­ma tam­bién que la izquier­da no ha supe­ra­do del todo el res­to de cris­tia­nis­mo en su visión polí­ti­ca e inclu­so de mili­tan­cia, lo cual es un serio obs­tácu­lo en la lucha con­tra el capi­tal. Y se pre­gun­ta: «¿Cuál es enton­ces la tarea de la teo­ría o de la filo­so­fía ante esta per­sis­ten­cia de la matriz cris­tia­na del terror y la gra­cia? ¿Cómo pode­mos recon­ci­liar­nos con la bús­que­da de la filo­so­fía cuan­do no sería difí­cil demos­trar que en la base de toda ver­dad domi­na­da yace la car­ne apa­lea­da de un cuer­po gol­pea­do, ate­rro­ri­za­do en nom­bre del espí­ri­tu?»30.

Y la res­pues­ta es: «Cuan­do los pode­res mili­ta­res del mun­do dejan de ocul­tar las semi­llas del terror y de angus­tia ante la muer­te que sub­ya­ce en todo prin­ci­pio de auto­ri­dad, la tarea de la teo­ría o de la filo­so­fía solo pue­de con­sis­tir en bus­car y des­ha­cer los espa­cios de pen­sa­mien­to don­de esta semi­lla encuen­tra la mane­ra de cons­truir su nido […] Pen­sar con­tra este lími­te no sig­ni­fi­ca aban­do­nar ni el suje­to ni el con­cep­to, sino diri­gir el poder del suje­to con­tra el domi­nio de la sub­je­ti­vi­dad cons­ti­tui­da, así como abrir el con­cep­to a aque­llo que nun­ca pue­de con­cep­tua­li­zar­se»31.

Lle­ga­dos a este pun­to, recor­de­mos que al ini­cio de este tex­to hemos cita­do dos ideas cen­tra­les para nues­tro obje­ti­vo: una, «que Dios no exis­ta entra­ña la posi­bi­li­dad de menos dolor en el futu­ro»; y otra, la nece­si­dad de intro­du­cir la axio­lo­gía, los valo­res como «dimen­sión obje­ti­va» en nues­tra exis­ten­cia coti­dia­na guián­do­la al futu­ro. La éti­ca mar­xis­ta tie­ne como eje cen­tral el enri­que­ci­mien­to del poder de crea­ción de nues­tra espe­cie, crea­ti­vi­dad que exi­ge la des­alie­na­ción, el fin de la pro­pie­dad bur­gue­sa y el comu­nis­mo. Está en lo cier­to L.E. Pri­me­ro Rivas al decir que la ena­je­na­ción es el «acto típi­ca­men­te per­ver­so» del capi­tal, y que la pér­di­da de la crea­ti­vi­dad es la «esen­cia del mal exis­ten­te en el capi­ta­lis­mo»32.

Pero dios con­de­nó la crea­ti­vi­dad huma­na al prohi­bir­nos comer del árbol de la cien­cia del bien y del mal por­que, si lo hubié­ra­mos hecho hubié­se­mos sido como dio­ses, como dicen que le dijo un tal Luci­fer a una tal Eva. Dios no quie­re que sea­mos como él sino sim­ples huma­nos obe­dien­tes e igno­ran­tes, La «esen­cia del mal», prohi­bir la crea­ti­vi­dad y la liber­tad es así la esen­cia de dios. De aquí la impor­tan­cia crí­ti­ca de intro­du­cir los valo­res, la éti­ca como «dimen­sión obje­ti­va» en la vida huma­na en sí y en espe­cial en lo rela­cio­na­do con esos con­cep­tos cla­ves que nos guían en la lucha crea­ti­va por la liber­tad, como ver­dad, cer­te­za, creencia…

Pero el aca­de­mi­cis­mo sien­te pavor cuan­do ha de enfren­tar­se a la «dimen­sión obje­ti­va» de los valo­res por­que ello le exi­ge enfren­tar­se a la obje­ti­vi­dad de la explo­ta­ción, de la opre­sión y de la domi­na­ción. Vea­mos algu­nos de los mala­ba­ris­mos ver­ba­les que se hacen para elu­dir las con­tra­dic­cio­nes: Según Gar­zan­ti la creen­cia es «el esta­do sub­je­ti­vo que se con­tra­po­ne a la duda, pero que es infe­rior al esta­do de cer­te­za. Loc­ke la defi­ne como la for­ma más inten­sa que pue­de tener el asen­ta­mien­to diri­gi­do a cuan­to es con­si­de­ra­do sola­men­te pro­ba­ble. Se tra­ta, en cual­quier caso, de la creen­cia natu­ral, opues­ta a la creen­cia que se con­si­de­ra ins­pi­ra­da sobre­na­tu­ral­men­te, o “fe”»33. Ade­más, cer­te­za o cer­ti­dum­bre es «el esta­do de con­vic­ción sub­je­ti­va con­si­de­ra­do gene­ral­men­te como efec­to de una evi­den­cia»34.

Según Jaco­bo Muñoz: «El saber es, en efec­to, garan­tía de ver­dad, por defi­ni­ción, en tan­to que es posi­ble que crea­mos algo y este­mos total­men­te equi­vo­ca­dos res­pec­to a ello. Siem­pre que sabe­mos algo, lo cree­mos racio­nal­men­te, pero no a la inver­sa; siem­pre que cree­mos algo, lo cree­mos a secas, pero no a la inver­sa»35. Sobre la cer­te­za, Luís Are­nas Llo­pis afir­ma que: «La opi­nión, la fe reli­gio­sa, la mera creen­cia de sen­ti­do común, etc.; podrían pre­sen­tar­se como ejem­plos de cer­te­za psi­co­ló­gi­ca […] A dife­ren­cia de la cer­te­za psi­co­ló­gi­ca, la cer­te­za epis­té­mi­ca deman­da cri­te­rios obje­ti­vos inter- o supra-sub­je­ti­vos (cri­te­rio) y, por tan­to, coin­ci­de apro­xi­ma­da­men­te con la creen­cia jus­ti­fi­ca­da (jus­ti­fi­ca­ción)»36.

Estan­do de acuer­do en el for­ma­lis­mo asép­ti­co de estas defi­ni­cio­nes, sin embar­go, debe­mos pro­fun­di­zar en la con­tex­tua­li­za­ción que envuel­ve a esos con­cep­tos mer­man­do su poten­cial cog­ni­ti­vo y heu­rís­ti­co. Pocos asa­la­ria­dos de la indus­tria de la ideo­lo­gía, se atre­ven a desa­rro­llar el poten­cial libe­ra­dor de los con­cep­tos de ver­dad, cer­ti­dum­bre, etc., por­que, entre otras razo­nes, exis­te una pre­sión social a favor de los dog­mas reli­gio­sos. J. Allen Pau­los expli­ca por qué exis­te en Esta­dos Uni­dos un recha­zo social al ateís­mo, por qué muchas per­so­nas muy cul­tas, cien­tí­fi­cos, filó­so­fos, etc., escon­den su ateís­mo por­que no quie­ren enfren­tar­se a una socie­dad pro­fun­da­men­te irra­cio­nal e igno­ran­te some­ti­da al «por des­gra­cia robus­to matri­mo­nio entre Igle­sia y Esta­do»37.

Esta es una de las razo­nes por las que las reli­gio­nes ape­nas tie­nen que enfren­tar­se a una crí­ti­ca demo­le­do­ra des­de el ateís­mo. J. Allen Pau­los recu­rre las muy sóli­das dudas acer­ca de la exis­ten­cia de un tal Jesu­cris­to: en las con­di­cio­nes actua­les hace fal­ta «un cora­zón más bra­vo»38 para argu­men­tar en públi­co las muchas razo­nes que ponen en duda la exis­ten­cia de ese per­so­na­je míti­co, que para afir­mar su existencia.

Con­cep­tua­li­zar lo que «no pue­de con­cep­tua­li­zar­se», es una tarea ardua por­que la mis­ma base dog­má­ti­ca tie­ne vacíos impo­si­bles de lle­nar, como son los con­cep­tos de muer­te, resu­rrec­ción, pur­ga­to­rio, etc.: «El pro­ble­ma es que no está del todo cla­ro el con­cep­to y el momen­to en el que según el cris­tia­nis­mo comien­za la vida eter­na […] Tam­po­co exis­te una­ni­mi­dad a la hora de inter­pre­tar la resu­rrec­ción de los cuer­pos, ya que, para algu­nos sería a tra­vés del rena­ci­mien­to del cuer­po físi­co, mien­tras que otros lo defien­den en for­ma de espi­ri­tual glo­ri­fi­ca­da, lo que nos acer­ca­ría a la esca­to­lo­gía de las reli­gio­nes pri­mi­ge­nias como la egip­cia. […] Nos inter­na­mos aho­ra en aguas tur­bu­len­tas para tra­tar de com­pren­der el sen­ti­do de un con­cep­to reli­gio­so, el del pur­ga­to­rio, que a lo lar­go de la his­to­ria ha sido obje­to de no pocos deba­tes y dis­cu­sio­nes teo­ló­gi­cas»39.

La ver­dad o la cer­ti­dum­bre con­te­ni­das en esta fra­se: «Que Dios no exis­ta entra­ña la posi­bi­li­dad de menos dolor en el futu­ro», nos per­mi­te luchar con­tra el dolor obte­nien­do vic­to­rias que aumen­tan la feli­ci­dad; pero el fra­ca­so del cris­tia­nis­mo para con­cep­tua­li­zar la muer­te, la resu­rrec­ción, el pur­ga­to­rio, etc., le abo­ca a la impo­ten­cia defi­ni­ti­va ante los mis­te­rios del mal, de la iniqui­dad –mys­te­rium iniqui­ta­tis–, y de la muer­te o mys­te­rium mor­ten. Sin embar­go, es impo­si­ble avan­zar en la libre crea­ti­vi­dad sin resol­ver­los en la pra­xis, en la acción y en el pensamiento.

El sale­siano G. Girar­di inten­tó encon­trar la solu­ción a los pro­ble­mas de la muer­te y del mal en su sen­ti­do defi­ni­ti­vo: la gue­rra, lo que le cau­só la expul­sa­do de su orden en 1977 por sus ideas pro­gre­sis­tas y por su peca­do de des­obe­dien­cia40, de pen­sa­mien­to libre sobre las rela­cio­nes entre mar­xis­mo y cris­tia­nis­mo. Par­tien­do del Vati­cano II, Girar­di reco­no­ce cier­tas simi­li­tu­des exter­nas entre mar­xis­mo y cris­tia­nis­mo, pero insis­te en que el cris­tia­nis­mo tie­ne una visión más «ple­na» y «pro­fun­da» por­que, fren­te al ateís­mo mar­xis­ta que ve el mis­te­rio del mal en las con­tra­dic­cio­nes socio­his­tó­ri­cas, sos­tie­ne que la cau­sa del mal es el «peca­do»41, egoís­mo, sober­bia, envidia…

La his­to­ria mues­tra que es la pra­xis social y la revo­lu­cio­na­ria, sobre todo, la que redu­cen el mal, el sufri­mien­to, obli­gan­do con la lucha socio­po­lí­ti­ca a las cla­ses domi­nan­tes a intro­du­cir o tole­rar medi­das que ata­jan el dolor. Son avan­ces cien­tí­fi­cos, eco­nó­mi­cos, cul­tu­ra­les, etc., que palían, sua­vi­zan o inclu­so pue­den aca­bar con la angus­tia y el mie­do que van uni­dos al supues­ta­men­te «eterno mis­te­rio de la muer­te». Alfre­do Tama­yo, bus­can­do en Ernst Bloch –«el poder de la más fuer­te anti-uto­pía: la muer­te […] El gozo de vivir»42– una posi­ble vía para sal­var a dios de la derro­ta, afir­ma: «Cier­to que la hipó­te­sis Dios tie­ne difi­cul­ta­des para ser fácil­men­te admi­ti­da. Esta­mos de acuer­do. Sin embar­go, cree­mos que ella es la úni­ca que pue­de crear con­di­cio­na­mien­tos obje­ti­vos para una autén­ti­ca supera­ción de la muer­te tan­to por par­te de los hom­bres que han muer­to como por los que han de morir aún. Tan solo la omni­po­ten­cia del autor de la vida pue­de lle­gar a res­ti­tuir­la a los que la han per­di­do»43.

La «hipó­te­sis Dios», una entre las muchas dis­po­ni­bles en el mer­ca­do de la ideo­lo­gía, nun­ca sal­ta­rá al ran­go supe­rior de ver­dad por­que exi­ge la prohi­bi­ción de pen­sar crí­ti­ca y crea­ti­va­men­te, de des­cu­brir y com­ba­tir la cau­sa real del mal que no es otra que la explo­ta­ción social, la opre­sión polí­ti­ca y la domi­na­ción cul­tu­ral, espe­cial­men­te duras con­tra la mujer tra­ba­ja­do­ra y las nacio­nes saquea­das. Es la pro­pie­dad pri­va­da el ori­gen de todo ello, y en la medi­da en que no sea des­trui­da, se per­pe­tua­rá el dolor, la vio­len­cia y la guerra.

Pero, para los teó­lo­gos esco­lás­ti­cos la liber­tad de eco­no­mía pri­va­da era «un ele­men­to esen­cial de la éti­ca cris­tia­na. Sin embar­go, sabían que la bon­dad o mal­dad de las accio­nes debía ser juz­ga­da en rela­ción con el fin de la exis­ten­cia huma­na: Dios. Según la éti­ca cris­tia­na, será bue­na toda acción que nos acer­que a nues­tro Crea­dor y mala toda aque­lla que nos ale­je […] La pro­pie­dad pri­va­da está fun­da­men­ta­da en la liber­tad huma­na, que a su vez se des­pren­de de la natu­ra­le­za huma­na que, como toda natu­ra­le­za, es crea­da por Dios. La pro­pie­dad pri­va­da en un pre­rre­qui­si­to esen­cial para el res­pe­to de las liber­ta­des eco­nó­mi­cas. La mis­ma segui­rá sien­do ame­na­za­da des­de varios fren­tes y su defen­sa depen­de­rá de una nue­va gene­ra­ción de esco­lás­ti­cos, hom­bres de bue­na for­ma­ción en el cam­po de la filo­so­fía moral y de las cien­cias socia­les»44.

Esta corrien­te cris­tia­na com­pren­de que la pro­pie­dad bur­gue­sa esta­rá siem­pre ame­na­za­da, aun­que en nin­gu­na pági­na del libro se ana­li­ce la lucha de cla­ses: dos refe­ren­cias a Marx y alre­de­dor de cua­ren­ta a Tomás de Aquino, por nom­brar un solo esco­lás­ti­co. Pero la razón de esa ame­na­za no es otra que el «peca­do», no la explo­ta­ción ni la injus­ti­cia, lo que per­mi­te a la «hipó­te­sis Dios» mover­se en la máxi­ma abs­trac­ción por­que el «peca­do» no entien­de de cla­ses socia­les, de patriar­ca­do, de racis­mo, de fas­cis­mo…, sino de «ser humano en pecado».

La teo­lo­gía de la libe­ra­ción tie­ne aquí uno de sus gran­des lími­tes: «La teo­lo­gía de la libe­ra­ción se enfren­ta con una nue­va pre­gun­ta. Esta pre­gun­ta nace de la prác­ti­ca pas­to­ral de libe­ra­ción den­tro de un con­tex­to en el que al mis­mo tiem­po coexis­ten la explo­ta­ción drás­ti­ca y la domi­na­ción, por un lado, y los movi­mien­tos de libe­ra­ción en cur­so por otro. Unos cris­tia­nos com­pro­me­ti­dos en este con­tex­to plan­tean pre­gun­tas a su fe. Aun­que algu­nas pre­gun­tas de la teo­lo­gía de la libe­ra­ción tie­nen un ori­gen pare­ci­do a las del mar­xis­mo, sin embar­go, se diri­gen a una ins­tan­cia total­men­te dis­tin­ta: la fe. El mar­xis­mo bus­ca una res­pues­ta en la línea de la prác­ti­ca eco­nó­mi­ca y polí­ti­ca, mien­tras que la teo­lo­gía de la libe­ra­ción encuen­tra en la reve­la­ción su res­pues­ta, con con­se­cuen­cias evi­den­tes para las prác­ti­cas pas­to­ra­les de alcan­ce eco­nó­mi­co y polí­ti­co»45.

Aun­que en tér­mi­nos gene­ra­les, el comu­nis­mo tie­ne como obje­ti­vo la liber­tad de la «espe­cie huma­na gené­ri­ca», asu­me que su pun­to cen­tral de ata­que es la pro­pie­dad bur­gue­sa y el capi­ta­lis­mo como rela­ción social de explo­ta­ción, lo que deter­mi­na que sean las cla­ses tra­ba­ja­do­ra, el pue­blo obre­ro el suje­to deci­si­vo, lo que hace que asu­ma el ele­men­tal prin­ci­pio del «par­ti­dis­mo de la lógi­ca dia­léc­ti­ca mar­xis­ta»46 según argu­men­ta con­tun­den­te­men­te Zai­ra Rodrí­guez Ugi­dos, y que es otra for­ma de refe­rir­se a la «dimen­sión obje­ti­va» de los valo­res que demues­tra su impor­tan­cia en los momen­tos de pasar de lo posi­ble a lo pro­ba­ble en la lucha con­tra el mal.

En la reso­lu­ción del pro­ble­ma de la iniqui­dad es impor­tan­te domi­nar el pro­ce­so de lo posi­ble a lo pro­ba­ble como avan­ce a la cer­ti­dum­bre, a la ver­dad que se con­fir­ma en el des­cen­so del mal y ascen­so del bien por­que «no exis­ten cono­ci­mien­tos abso­lu­ta­men­te cier­tos, que no con­ten­gan un saber pro­ba­ble (si no son ver­da­des de un hecho o jui­cios dema­sia­do gene­ra­les). Cada cono­ci­mien­to cier­to, esto es, ver­da­de­ro, con­tie­ne ele­men­tos no sólo de error, sino tam­bién de lo pro­ba­ble»47. Los acier­tos y la inten­si­fi­ca­ción de la lucha de cla­ses logran que la posi­ble vic­to­ria sobre el mal sal­te a pro­ba­ble y se con­vier­ta en vic­to­ria real. En el avan­ce de la creen­cia a la cer­ti­dum­bre para ter­mi­nar en la ver­dad, la prác­ti­ca social es deci­si­va, por esto, la ver­dad es el «saber fide­digno cuya corres­pon­den­cia con los fenó­me­nos y obje­tos del mun­do cir­cun­dan­te es con­fir­ma­da por la prác­ti­ca»48.

Se ven­ce al sufri­mien­to allí don­de el impe­ria­lis­mo es derro­ta­do si no del todo y en una pri­me­ra y defi­ni­ti­va fase, sí en los núcleos de poder que se enri­que­cían con el dolor humano, vic­to­rias que deben ser acu­mu­la­ti­vas, que deben for­ta­le­cer el avan­ce y pre­ci­sar los obje­ti­vos que se bus­can corri­gien­do erro­res. Es por esto que el comu­nis­mo es ateo, por­que sabe que la lucha de cla­ses es inma­nen­te al capi­tal, inter­na a él mis­mo como uni­dad y lucha de con­tra­rios, que no exis­ten fuer­zas exter­nas, espí­ri­tus tras­cen­den­tes que, des­de fue­ra, impon­gan el futu­ro a la huma­ni­dad bajo ame­na­za de cas­ti­go por el «peca­do» de sober­bia y des­obe­dien­cia a dios, sea la con­de­na el infierno o el pur­ga­to­rio. Y de la mis­ma for­ma en que es ateo, no es ni pue­de ser agnóstico:

Lenin acu­sa a Ple­ja­nov de hacer una con­cep­ción al agnos­ti­cis­mo, o a la idea de que la rela­ción de cau­sa­li­dad entre los fenó­me­nos no refle­ja las cosas en sí mis­mas, sino sola­men­te el mun­do de la con­cien­cia. Lenin, como Engels antes que él, recha­za el prin­ci­pio sub­je­ti­vis­ta según el cual sería nece­sa­rio deci­dir­se por un divor­cio defi­ni­ti­vo entre el obje­to por cono­cer y el suje­to cog­nos­cen­te. El mate­ria­lis­mo pue­de así defi­nir­se como una igual­dad de las cosas entre sí. Nega­ti­va­men­te, es la lucha con­tra el idea­lis­mo que quie­re redu­cir lo real al pen­sa­mien­to. Posi­ti­va­men­te, afir­ma la iden­ti­dad y la igual­dad de los ele­men­tos del mun­do, res­pon­sa­bles ellos mis­mos de su ser y de su inte­li­gi­bi­li­dad. El inma­nen­tis­mo filo­só­fi­co de Lenin es ante todo un com­ba­te eman­ci­pa­dor49.

Iña­ki Gil de San Vicente

Eus­kal Herria, 16 de agos­to de 2022

  1. Penn Jillet­te: «Dios no exis­te», Dios no exis­te, Ch. Hit­chens, Deba­te, Madrid 2009, p. 481.
  2. osé Ramón Fabe­lo Cor­so: Los valo­res y los desa­fíos actua­les, José Mar­tí, Cuba, 2003, pp. 271 y ss.
  3. https://​www​.you​tu​be​.com/​w​a​t​c​h​?​v​=​i​E​H​N​W​l​A​Y​Rqs
  4. https://​elsud​ame​ri​cano​.word​press​.com/​2​0​2​0​/​0​6​/​2​6​/​l​a​-​l​i​b​e​r​t​a​d​-​e​s​-​a​t​e​a​-​p​o​r​-​i​n​a​k​i​-​g​i​l​-​d​e​-​s​a​n​-​v​i​c​e​n​te/
  5. https://​www​.boltxe​.eus/​2​0​1​9​/​1​2​/​1​6​/​l​a​-​l​i​b​e​r​t​a​d​-​e​s​-​a​t​ea/
  6. https://​www​.publi​co​.es/​p​o​l​i​t​i​c​a​/​j​u​a​n​-​j​o​s​e​-​t​a​m​a​y​o​-​a​l​i​a​n​z​a​-​u​l​t​r​a​d​e​r​e​c​h​a​-​f​u​n​d​a​m​e​n​t​a​l​i​s​m​o​-​r​e​l​i​g​i​o​s​o​-​c​o​n​s​o​l​i​d​a​-​e​s​p​a​n​a​.​h​tml
  7. https://​kao​sen​la​red​.net/​v​a​t​i​c​a​n​o​-​p​e​d​o​f​i​l​i​a​-​y​-​a​u​t​o​r​i​t​a​r​i​s​m​o​-​e​x​t​r​e​mo/
  8. Pier­gior­gio Odi­fred­di: Por qué no pode­mos ser cris­tia­nos y menos aún cató­li­cos, RBA, Bar­ce­lo­na 2008, p. 168.
  9. https://​www​.eldia​rio​.es/​o​p​i​n​i​o​n​/​t​r​i​b​u​n​a​-​a​b​i​e​r​t​a​/​c​o​m​p​l​o​t​-​o​c​u​l​t​o​-​p​a​p​a​-​f​r​a​n​c​i​s​c​o​_​1​2​9​_​8​5​5​9​8​9​8​.​h​tml
  10. https://​www​.elsal​to​dia​rio​.com/​e​x​t​r​e​m​a​-​d​e​r​e​c​h​a​/​e​l​-​m​o​m​e​n​t​o​-​d​u​l​c​e​-​d​e​-​e​l​-​y​u​n​q​u​e​-​e​n​-​e​s​p​ana
  11. https://​www​.publi​co​.es/​p​o​l​i​t​i​c​a​/​p​a​r​a​i​s​o​-​f​i​s​c​a​l​-​i​g​l​e​s​i​a​-​e​s​p​a​n​o​l​a​-​e​x​e​n​c​i​o​n​-​i​m​p​u​e​s​t​o​s​-​b​e​n​d​i​c​i​o​n​-​v​a​t​i​c​a​n​o​.​h​tml
  12. https://​lai​cis​mo​.org/​l​a​-​i​g​l​e​s​i​a​-​c​a​t​o​l​i​c​a​-​n​o​-​j​u​s​t​i​f​i​c​a​-​l​a​s​-​c​a​n​t​i​d​a​d​e​s​-​r​e​c​i​b​i​d​a​s​-​p​o​r​-​e​l​-​e​s​t​a​d​o​/​2​5​0​928
  13. https://​www​.eldia​rio​.es/​s​o​c​i​e​d​a​d​/​s​u​e​l​d​o​-​p​r​o​f​e​s​o​r​e​s​-​r​e​l​i​g​i​o​n​-​p​a​g​a​-​b​a​t​e​-​r​e​c​o​r​d​-​1​1​5​-​m​i​l​l​o​n​e​s​-​e​u​r​o​s​_​1​_​9​2​1​8​7​0​3​.​h​tml
  14. https://​lai​cis​mo​.org/​l​a​-​c​l​a​s​e​-​d​e​-​r​e​l​i​g​i​o​n​-​c​a​t​o​l​i​c​a​-​o​b​t​i​e​n​e​-​e​l​-​p​e​o​r​-​d​a​t​o​-​d​e​-​m​a​t​r​i​c​u​l​a​c​i​o​n​-​d​e​-​s​u​-​h​i​s​t​o​r​i​a​/​2​4​5​452
  15. https://​lai​cis​mo​.org/​g​u​e​r​r​a​-​t​o​t​a​l​-​e​n​-​e​l​-​v​a​t​i​c​a​n​o​-​l​o​s​-​e​s​c​a​n​d​a​l​o​s​-​f​i​n​a​n​c​i​e​r​o​s​-​s​a​l​p​i​c​a​n​-​a​-​l​a​-​s​e​c​r​e​t​a​r​i​a​-​d​e​-​e​s​t​a​d​o​/​2​4​4​225
  16. https://​lai​cis​mo​.org/​a​n​t​o​n​i​o​-​g​o​m​e​z​-​m​o​v​e​l​l​a​n​-​l​a​-​g​r​a​n​-​b​a​s​e​-​s​o​c​i​o​l​o​g​i​c​a​-​d​e​l​-​c​a​t​o​l​i​c​i​s​m​o​-​e​n​-​n​u​e​s​t​r​o​-​p​a​i​s​-​a​p​o​y​a​-​e​l​-​l​e​g​a​d​o​-​h​i​s​t​o​r​i​c​o​-​d​e​-​l​a​-​d​i​c​t​a​d​u​r​a​-​f​r​a​n​q​u​i​s​t​a​/​2​6​5​501
  17. https://​vien​to​sur​.info/​d​e​l​-​n​a​c​i​o​n​a​l​c​a​t​o​l​i​c​i​s​m​o​-​a​l​-​c​a​t​o​l​i​c​i​s​m​o​-​l​i​b​e​r​al/
  18. Gon­za­lo Puen­te Ojea: El mito del alma. Cien­cia y Reli­gión, Siglo XXI, Madrid 2000, p. 475.
  19. Anto­nio Cas­tro Zafra: Los círcu­los del poder, Edi­to­rial Popu­lar, Madrid 1987, p. 171.
  20. Ron­do Came­ron: His­to­ria eco­nó­mi­ca mun­dial, Alian­za Uni­ver­si­dad, Madrid 1995, p. 86.
  21. http://​www​.redes​cris​tia​nas​.net/​n​u​e​v​a​-​o​f​e​n​s​i​v​a​-​u​l​t​r​a​-​e​n​-​e​l​-​v​a​t​i​c​a​n​o​-​a​n​t​e​-​l​a​-​p​r​o​h​i​b​i​c​i​o​n​-​d​e​-​l​a​s​-​m​i​s​a​s​-​i​n​d​i​v​i​d​u​a​l​e​s​-​e​n​-​s​a​n​-​p​e​d​r​o​-​f​o​c​o​-​d​e​-​n​e​g​o​c​i​o​-​s​i​n​-​c​o​n​t​r​o​l​j​e​s​u​s​-​b​a​s​t​a​n​te/
  22. https://​con​tra​in​for​ma​cion​.es/​m​a​y​o​r​i​a​-​c​o​n​d​e​n​a​s​-​p​e​d​e​r​a​s​t​i​a​-​i​g​l​e​s​i​a​-​s​e​-​l​i​b​r​a​-​i​n​d​e​m​n​i​z​a​r​-​v​i​c​t​i​m​as/
  23. https://​blogs​.publi​co​.es/​v​e​r​d​a​d​-​j​u​s​t​i​c​i​a​-​r​e​p​a​r​a​c​i​o​n​/​2​0​2​2​/​0​8​/​1​3​/​v​i​o​l​e​n​c​i​a​-​l​e​g​i​t​i​m​a​-​y​-​a​p​r​o​p​i​a​c​i​o​n​-​d​e​-​b​e​b​e​s​-​e​n​-​e​l​-​e​s​t​a​d​o​-​e​s​p​a​n​o​l​/​#​m​d​=​m​o​d​u​l​o​-​p​o​r​t​a​d​a​-​f​i​l​a​-​d​e​-​m​o​d​u​l​o​s​:​2​x​3​;​m​m​=​m​o​b​i​l​e​-​big
  24. https://​www​.reli​gion​di​gi​tal​.org/​o​t​r​a​s​-​c​o​n​f​e​s​i​o​n​e​s​/​C​o​n​s​e​j​o​-​M​u​n​d​i​a​l​-​I​g​l​e​s​i​a​s​-​v​i​s​i​t​a​-​U​c​r​a​n​i​a​-​g​u​e​r​r​a​-​p​u​t​i​n​_​0​_​2​4​7​6​5​5​2​3​2​5​.​h​tml
  25. Fran­cis­co Fer­nán­dez Buey: Éti­ca y filo­so­fía polí­ti­ca, Bella­te­rra, Bar­ce­lo­na 2000, p. 98.
  26. Fran­cis­co Fer­nán­dez Buey: Idem, pp. 111 – 114.
  27. https://​blogs​.publi​co​.es/​d​o​m​i​n​i​o​p​u​b​l​i​c​o​/​3​7​3​8​0​/​e​v​a​n​g​e​l​i​c​os/
  28. https://​www​.nodo50​.org/​c​e​p​r​i​d​/​s​p​i​p​.​p​h​p​?​a​r​t​i​c​l​e​2​508
  29. Geor­ge Com­ni­nel: «Marx, la teo­ría social y la liber­tad huma­na», De regre­so a Marx, Bella­te­rra, Bar­ce­lo­na 2020, pp. 99 – 116.
  30. Bruno Bos­teels: «Sobre la cues­tión cris­tia­na», La idea de comu­nis­mo, Akal, Madrid 2014, p. 70.
  31. Bruno Bos­teels: Idem, pp. 70 – 71.
  32. Luís Eduar­do Pri­me­ro Rivas: El pen­sa­mien­to éti­co en Marx, Pri­me­ro Edi­to­res, Méxi­co 2003, p. 173.
  33. Gar­zan­ti: «Creen­cia», Enci­clo­pe­dia de filo­so­fía, Edi­cio­nes B, Bar­ce­lo­na 1992, p. 197.
  34. Gar­zan­ti: «Cer­te­za», idem, p. 147.
  35. Jaco­bo Muñoz: «Creen­cia», Com­pen­dio de epis­te­mo­lo­gía, Trot­ta, Madrid 2000, p. 160.
  36. Luís Are­nas Llo­pis: «Cer­te­za», idem, p. 99.
  37. John Allen Pau­los: Elo­gio de la irre­li­gión, Tus­quets, Méxi­co 2009, p. 158.
  38. John Allen Pau­los: Idem, p. 110.
  39. Javier Mar­tí­nez-Pin­na: Muer­te y reli­gión en el mun­do anti­guo, Luciér­na­ga, Bar­ce­lo­na 2020, pp. 257 – 258.
  40. Giu­lio Girar­di: Mar­xis­mo y cris­tia­nis­mo, Laia-Tau­rus, Bar­ce­lo­na, Madrid 1977, pp. 374 – 375.
  41. Giu­lio Girar­di: Idem, pp. 291 – 295.
  42. Ernst Bloch: El prin­ci­pio espe­ran­za, Agui­lar, Madrid 1980, tomo III, pp. 203 y ss.
  43. Alfre­do Tama­yo: La muer­te en el mar­xis­mo, Edi­cio­nes Fel­mar, Madrid 1979, pp. 173 – 174.
  44. Ale­jan­dro A. Cha­fuen: Eco­no­mía y éti­ca, Rialp, Madrid 1991, pp. 201 – 202.
  45. Joâo B. Libá­nio: «Teo­lo­gía moder­na y TL», La Teo­lo­gía de la libe­ra­ción, Edic. Cul­tu­ra His­pá­ni­ca, Madrid 1990, p. 41.
  46. Zai­ra Rodrí­guez Ugi­dos: Pro­ble­mas de la lógi­ca dia­léc­ti­ca, Edit. Pue­blo y Edu­ca­ción, La Haba­na 1986, pp. 131 – 138.
  47. I. Andréiev: Pro­ble­mas lógi­cos del cono­ci­mien­to cien­tí­fi­co, Pro­gre­so, Mos­cú 1984, p. 277.
  48. AA.VV.: Lógi­ca: en for­ma sim­ple sobre lo com­ple­jo, Pro­gre­so, Mos­cú 1991, p. 295.
  49. Pas­cal Char­bon­nat: His­to­ria de las filo­so­fías mate­ria­lis­tas, Buri­dán, Bar­ce­lo­na 2010, pp. 529 – 530.

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