Tras el pacto entre el Gobierno de España (PSOE-Unidas Podemos) y la Casa Real, esta anunciaba el pasado lunes que el Rey emérito Juan Carlos I abandonaba el Estado español, sin especificar el destino ni mayores condiciones. Todo hace suponer que estaría en una finca de lujo en la República Dominicana, propiedad de un potentado caribeño amigo personal del Borbón donde desde hace meses se preparaba su llegada. Ante estos acontecimientos desde Nación Andaluza queremos señalar:
1º La huída tiene como motivación evadir la acción de la justicia que podría procesar a Juan Carlos I. Y como objetivo salvar la institución monárquica, con un grado cada vez mayor de impopularidad a pesar de la inacción de la justicia del Estado español ante delitos flagrantes y la complicidad de la prensa que ha guardado silencio durante décadas. Con esta maniobra el Régimen del 78 intenta salvar por segunda vez a la monarquía: la primera fue la abdicación de Juan Carlos I en su hijo Felipe. Luego Felipe, en un acto de cinismo, renunció a la herencia de su padre. Una renuncia en falso puesto que no se puede renunciar a una herencia hasta que no se abre el testamento tras el fallecimiento del otorgante. Y tampoco renunciaba a la corona heredada de su padre y de Franco, ni los privilegios que ella conlleva. El “exilio” del Rey emérito es el segundo intento por salvar la monarquía, y por tanto el Régimen del 78.
2º Que Juan Carlos I haya podido salir del Estado, anunciándolo una vez se encontraba fuera de sus fronteras, es responsabilidad directa del gobierno español y los partidos que lo conforman. PSOE y Unidas Podemos han dejado escapar al Borbón. Que Unidas Podemos e IU declararan tras el anuncio de Juan Carlos I que había que “retirarle el pasaporte” sabiendo ‑por ser parte del gobierno- que ya estaba fuera del Estado y por lo tanto era imposible hacerlo demuestra el carácter pusilánime y traidor de la izquierda socialdemócrata española. Juan Carlos I no está exiliado, está huido con el consentimiento de PSOE y Podemos.
3º La realidad de la monarquía borbónica es la de una institución heredera e impuesta por el franquismo a través de la tramposa maniobra ‑que confesó Adolfo Suárez- de incluir la institución en el referéndum sobre la Ley de Reforma Política. La monarquía es la cabeza visible del Régimen del 78 caracterizado por amparar el neofranquismo político y económico, impidiendo juzgar los crímenes del franquismo y preservando sus intereses económicos en la monarquía parlamentaria.
Por estos motivos, desde NACIÓN ANDALUZA, denunciamos el pacto entre el Gobierno español y la Casa Real y exigimos que el padre de Felipe asuma cada una de las responsabilidades derivadas de los delitos cometidos. Su futuro no puede estar en un “resort” de lujo sino en la cárcel.
Ante el agotamiento del régimen del 78, y la previsible caída de la monarquía, se alzan voces exigiendo un referéndum que decida entre monarquía y república. Nuevamente, el españolismo de izquierdas y de derechas pretende prescindir de la monarquía transitando a un régimen repúblicano burgués y centralista para que todo siga igual, tal y como sucedió en la primera y la segunda república, en las que la clase trabajadora andaluza sufrió la represión “republicana” cuando reclamaba sus derechos nacionales y sociales.
Para la militancia de Nación Andaluza carece de racionalidad luchar por “otra España”, porque esa “España” nunca ha existido, no existe, ni podrá existir. Existe el españolismo como variable geopolítica peninsular del imperialismo y el capitalismo. Una III República solo serviría para que las clases trabajadoras de las naciones sometidas al Estado continúen pagando la crisis del capital y sufriendo los recortes que exigen desde Bruselas para el pago de la deuda contraída para salvar al capital. La dicotomía en la que se encuentra inmersa la izquierda revolucionaria y las fuerzas soberanistas e independentistas andaluzas, no es elegir entre Monarquía o República Española, sea esta de carácter “unitaria”, “federal” o “confederal”. La elección es entre dictadura o democracia, entre la libertad de nuestro pueblo o el mantenimiento de su negación, entre capitalismo o socialismo. Al modelo neo-centralista y reformista del republicanismo españolista contraponemos el del republicanismo libertador y transformador andaluz.
Del Estado español nada ¡Ni monarquía ni república!
¡POR LA REPÚBLICA ANDALUZA DE TRABAJADORAS!
Permanente de la C.N. de Nación Andaluza.
Andalucía, 5 de agosto de 2020.
Francisco Vílchez
Andaluz de Granada (1980). Grado en Humanidades en la UGR. Pluriempleado en el sector servicios y aficionado a hablar de lo que la prensa no dice ni pío.
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