La palabra rusa «Soviet» significa sencillamente Consejo o Junta. Sin embargo, es aún corriente la ignorancia del significado de este término a pesar de que la Revolución rusa lo ha incorporado definitivamente al vocabulario de todos los países. El término, pues, no tiene nada de misterioso, y el Soviet no es una creación propia exclusivamente del «alma eslava», como pretenden los interesados en hacer aparecer la gran revolución de octubre como un fenómeno específicamente ruso, sino una forma de organización y combate que la clase obrera rusa creó y que el proletariado de todos los países se ha asimilado. Es posible que una gran parte de las masas explotadas desconozcan el verdadero sentido de este término, opero éstas saben perfectamente que fue con la divisa de «todo el poder a los soviets» que el proletariado ruso abatió el régimen capitalista en 1917, y que, con los Soviets como base, está edificando una nueva sociedad sin explotadores. Y esto, añadido al odio profundo que la burguesía siente por la idea de los Soviets, basta para que los trabajadores de todo el mundo comprendan que su emancipación está indisolublemente ligada al triunfo de esta idea.
Pero esta comprensión, dictada por el instinto de clase no basta. Para los obreros y campesinos españoles el problema de los Soviets adquiere un carácter eminentemente práctico, puesto que sin la creación de los mismos o de otros organismos análogos, su victoria será imposible. Es, pues, de una utilidad manifiesta que las masas trabajadoras tengan una idea clara del origen, desarrollo, funciones de esas organizaciones.
Los Soviets surgieron en el transcurso de la primera revolución rusa, la de 1905. Su creación no fue debida a la iniciativa de ningún partido ni grupo político, sino que fue obra espontánea de las masas durante el desarrollo de los acontecimientos revolucionarios. Los Soviets no surgieron de una vez, con las formas relativamente definidas que tomó octubre de dicho año, cuando el movimiento alcanzó su apogeo, sino que fue el resultado de la transformación de los distintos organismos de combate creados en el curso de la lucha. Se producía un proceso muy original. «La Historia —como dice el escritor ruso Nevski— por medio de las masas obreras que la creaban, parecía pasar de una forma de organización a otra, modificándola cada vez, eliminando unos elementos, introduciendo otros, ora simplificando, ora complicando la organización.» En unos puntos, surgieron Soviets como un desarrollo natural de los Comités de huelga creados por los obreros ferroviarios. En otros, el desarrollo de los mismos Comités de fábricas y talleres. Así ocurrió, por ejemplo, en Ekaterinos-lav, Rostov, Novorosisk, Kransnoyarsk, Kiev, Libau, Reval y otros puntos. Dichos comités, que en un principio no perseguían otra misión que dirigir el movimiento huelguístico, se transformaban paulatinamente, bajo el impulso de los acontecimientos revolucionarios, en organismos representativos de toda la clase obrera, que se ponían de acuerdo con los representantes de los distintos partidos proletarios estableciendo una coalición de combate. Un origen igual tuvieron los Soviets en Petersburgo. En un principio se trataba únicamente de un sistema de representantes de fábricas, delegados por sus compañeros para tratar con los patronos, recaudar dinero para los huelguistas, etcétera.
La parición de estas organizaciones desempeñó un papel inmenso en el desarrollo de la Revolución de 1905. Sin ellas, el movimiento habría escapado al control del proletariado, pues antes de su creación, al frente del movimiento, se hallaban organizaciones de carácter netamente burgués, que habrían desviado al movimiento, privándole de la hegemonía del proletariado y subordinándolo a la dirección de la burguesía liberal. Sin estas organizaciones creados por el proletariado en el fuego de la lucha, el poderoso movimiento de 1905 no se habría podido transformar en insurrección.
Sea como sea, el hecho es que la clase obrera rusa creó una organización completamente original que se distinguía de todas las demás organizaciones, tanto por el hecho de que fue iniciativa suya exclusivamente, como por los procedimientos empleados para su creación y los fines para que fueron constituidos. Los Soviets son creados únicamente por las clases revolucionarias (obreros, campesinos, empleados); se constituyen, no de acuerdo con la ley, sino por la vía revolucionaria, por la actividad directa de las masas explotadas, y se transforman en instrumentos de la insurrección y en el embrión del futuro Poder proletario. En realidad, son ya un Poder, la dictadura del proletariado en germen. «Obraban como si fueran ya poder —dice Lenin— apoderándose por ejemplo, de las imprentas (Petersburgo), deteniendo a los agentes de la policía que impedían que el pueblo revolucionario realizara sus derechos. Actuaban como poder al incitar al pueblo a no dar dinero al Gobierno. Confiscaban los fondos de este último (Comités de Huelga de Ferroviarios en el Sur) y los dedicaban a satisfacer las necesidades del Gobierno, del Gobierno Popular, revolucionario.» «Los órganos de Poder descritos por nosotros —dice asimismo Lenin— eran la dictadura en germen pues, pues ese Poder no reconocía ningún otro poder, ninguna otra ley, ninguna otra norma, procediera de donde procediera. Un poder limitado, extralegal, que se apoya en la fuerza en el sentido más directo de esta palabra, es la dictadura. Pero la fuera en que se apoya y aspiraba a apoyarse este nuevo Poder, era no la fuerza de las bayonetas, no la fuerza del dinero ni de cualquiera de las instituciones anteriores. Nada de esto. El nuevo Poder no tenía ni las armas, ni el dinero, ni las antiguas instituciones. ¿En qué se apoyaba esta fuerza? En la masa popular. He aquí el rasgo distintivo fundamental de este nuevo Poder en comparación con los órganos del Poder anterior. Estos eran órganos de Poder de la minoría sobre el pueblo, sobre la masa de los obreros y los campesinos, Aquéllos eran los órganos del Poder del pueblo, de los obreros y campesinos sobre la minoría, sobre un puñado de agentes policiacos, de nobles u funcionarios privilegiados.
En un principio, los partidos obreros no se dieron cuenta de la inmensa importancia de los Soviets. Hasta diciembre, cuando la lucha tomó la forma de insurrección armada, no comprendieron toda su profunda significación. Hubo incluso tentativas de los representantes de dichos partidos para retirarse de los nuevo órganos de nuevo Poder revolucionario. Pero, sin embargo, los bolcheviques fueron los primeros en comprender la importancia de los Soviets como órganos de la insurrección, como el marco más apropiado para realizar el frente único de todos los elementos revolucionarios del proletariado, y así, a medida que los acontecimientos tomaban un carácter decisivo, eran los bolcheviques los que desempeñaban el papel principal de los Soviets.
Lo que no ofrece la menor duda es que el proletariado ruso, al crear los Soviets, dio al proletariado internacional una nueva forma de organización de la clase obrera. Los Soviets son, en realidad, organismos netamente revolucionarios, inconcebibles en la época de desarrollo pacífico y que persiguen como fin la transformación inmediata y radical de todas las relaciones sociales. El prestigio de esa nueva forma de organización era inmenso entre la masa obrera rusa. Los trabajadores decían: «Lo que el Soviet diga, haremos»; y en efecto, lo consideraban como su propio Gobierno, y sus órdenes y decretos los llevaban a la práctica sin vacilar. Nunca ha existido organización alguna que contara con una confianza tan ilimitada de las masas y que estuviera ligada con ellas de un modo tan estrecho. Los obreros en las fábricas elegían a sus diputados al Soviet. Estos debían dar cuenta de su gestión a sus electores y era cosa corriente que el diputado que no cumpliera a satisfacción de estos últimos la misión que le había sido confiada, fuera destituido y sustituido por otro. Como veremos más adelante, al estudiar las estructuras de los Soviets, veremos que casi todos ellos contaban con un Comité Ejecutivo para el trabajo corriente; pero todas las cuestiones importantes eran ampliamente discutidas en las sesiones plenarias. Los Soviets era una organización de base y funcionamiento ampliamente democráticos.
Las funciones y el papel de los Soviets se modifican según las circunstancias del momento. En un principio, como hemos visto, no son más que simple Comité de Huelga; más tarde, se convierten en organismos representativos de toda la clase obrera; luego, en órganos de la insurrección y en embrión del Poder; finalmente, con la victoria de la revolución proletaria, la forma soviética es la que toma precisamente la dictadura del proletariado. Los forma soviética de la dictadura del proletariado es, pues, la forma del proletariado organizado como Poder estatal que da la posibilidad de la dominación política completa y se convierte en un poderoso instrumento de transformación social y política.