La guerra revolucionarla de China, que comenzó en 1924, ha pasado ya por dos etapas: la etapa de 1924 – 1927 y la de 1927 – 1936; la siguiente etapa será la de la guerra revolucionaria nacional contra el Japón. En las dos primeras, la guerra revolucionaria ha sido realizada bajo la dirección del proletariado chino y su partido, el Partido Comunista de China, y en la siguiente etapa también será así. Los enemigos principales de la guerra revolucionaria de China son el imperialismo y las fuerzas feudales. Aunque en ciertos momentos históricos la burguesía china puede participar en la guerra revolucionaria, no quiere ni puede, debido a su egoísmo y a su falta de independencia política y económica, conducir la guerra revolucionaria de China por el camino de la victoria total. Las masas de campesinos y de la pequeña burguesía urbana de China desean participar activamente en la guerra revolucionaria y llevarla a la victoria total. Ellas constituyen las fuerzas principales de la guerra revolucionaria; pero, siendo pequeños productores, su visión política es limitada (y una parte de las masas de desempleados posee ideas anarquistas), por eso no pueden dirigir correctamente la guerra. Por consiguiente, en la época en que el proletariado ha aparecido en el escenario político, la responsabilidad de dirigir la guerra revolucionaria en el país le incumbe necesariamente al Partido Comunista de China. En esta época, cualquier guerra revolucionaria que no sea dirigida por el proletariado y el Partido Comunista o se aparte de su dirección, terminará inevitablemente en la derrota. Esto se debe a que de todas las capas sociales y grupos políticos de la China semicolonial, el proletariado y el Partido Comunista son los más libres de estrechez mental y egoísmo, son los que poseen la más amplia visión política y el más alto espíritu de organización, y los más capaces de asimilar con modestia la experiencia de la clase de vanguardia del mundo entero, el proletariado, y su partido político y aplicar esa experiencia en su propia causa. De ahí que sólo el proletariado y el Partido Comunista sean capaces de dirigir a los campesinos, a la pequeña burguesía urbana y a la burguesía, a superar la estrechez mental del campesinado y la pequeña burguesía, la inclinación a la destrucción propia de los desocupados y también la vacilación e inconsecuencia de la burguesía (siempre que la política del Partido Comunista no sea errónea), y conducir la revolución y la guerra por el camino de la victoria.
La guerra revolucionaria de 1924 – 1927 se desarrolló, fundamentalmente, en condiciones en que el proletariado internacional y el proletariado chino y sus partidos ejercían influencia política sobre la burguesía nacional china y sus partidos y mantenían una cooperación política con ellos. Sin embargo, en el momento crítico de la revolución y de la guerra, debido en primer lugar a la traición de la gran burguesía y también a que los oportunistas dentro de las filas revolucionarias renunciaron voluntariamente a la dirección de la revolución, esta guerra revolucionaria fracasó.
La Guerra Revolucionaria Agraria, que se prolonga desde 1927 hasta ahora, se desarrolla bajo nuevas condiciones. En esta guerra, el enemigo no es sólo el imperialismo, sino también la alianza de la gran burguesía y los grandes terratenientes. La burguesía nacional se ha convertido en un apéndice de la gran burguesía. Esta Guerra Revolucionaria la dirige sólo el Partido Comunista, que ya tiene establecida su hegemonía absoluta en ella. Esta hegemonía absoluta del Partido Comunista es la condición más importante para conducir firmemente y hasta el fin la guerra revolucionaria. Sin esta hegemonía absoluta del Partido Comunista, sería inconcebible que la guerra revolucionaria pudiera hacerse con tal perseverancia.
El Partido Comunista de China ha dirigido valiente y resueltamente la guerra revolucionaria de China. Durante quince largos años1 ha demostrado a todo el pueblo chino que es su amigo y que lucha siempre en la primera línea de la guerra revolucionaria, en defensa de los intereses del pueblo y por su libertad y su emancipación.
Con sus arduas luchas y la sangre y el sacrificio de cientos de miles de sus heroicos militantes y decenas de miles de sus heroicos cuadros, el Partido Comunista de China ha desempeñado un gran papel educativo entre los cientos de millones de habitantes de toda la nación. Los grandes éxitos históricos conseguidos por el partido en la lucha revolucionaria han creado la condición indispensable para la salvación y la supervivencia de China en este momento crítico en que nuestro país es invadido por un enemigo de la nación. Esta condición es la existencia de una dirección política que goza de la confianza de la inmensa mayoría del pueblo y que éste ha elegido en el curso de largos años de prueba. Ahora el pueblo da crédito al Partido Comunista más que a ningún otro partido político. Sin las arduas luchas sostenidas por el Partido Comunista de China en los últimos quince años, sería imposible salvar a la nación de la nueva amenaza de subyugación.
Además de los errores de oportunismo de derecha de Chen Tu-siu2 y de oportunismo de «izquierda» de Li Li-san3, el Partido Comunista de China ha cometido otros dos errores en el curso de la guerra revolucionaria. El primero fue el oportunismo de «izquierda» de 1931 a 19344, que ocasionó pérdidas extremadamente serias a la Guerra Revolucionaria Agraria, y cuyo resultado fue que no logramos derrotar al enemigo en nuestra lucha contra su quinta campaña de «cerco y aniquilamiento», y, por el contrario, perdimos nuestras bases de apoyo y el Ejército Rojo se debilitó. Este error fue corregido en la reunión ampliada del Buró Político del Comité Central celebrada en Tsunyi en enero de 1935. El segundo error fue el oportunismo de derecha de Chang Kuo-tao5 de 1935 a 1936, que se desarrolló hasta socavar la disciplina del partido y del Ejército Rojo y causó graves pérdidas a una parte de las fuerzas principales del Ejército Rojo. Sin embargo, gracias a la correcta dirección del Comité Central, a la conciencia política de los miembros del partido en el Ejército Rojo y de sus mandos y combatientes, este error también fue finalmente rectificado. Por supuesto, todos estos errores han sido perjudiciales para nuestro partido, nuestra revolución y la guerra, pero al fin los hemos superado. Y, superándolos, nuestro partido y nuestro Ejército Rojo se han templado y fortalecido aún más.
El Partido Comunista de China ha dirigido y continúa dirigiendo la impetuosa, gloriosa y triunfante guerra revolucionaria. Esta guerra no sólo es la bandera de la liberación de China, sino que también tiene significación revolucionaria internacional. Los pueblos revolucionarios del mundo entero dirigen su mirada hacia nosotros. En la nueva etapa, etapa de la guerra revolucionaria nacional contra el Japón, conduciremos la revolución china a su culminación y ejerceremos una profunda influencia sobre la revolución en Oriente y en el mundo entero. Nuestra guerra revolucionaria ha demostrado que no sólo necesitamos una justa línea política marxista, sino también una correcta línea militar marxista. Quince años de revolución y de guerra han forjado ya esta línea política y esta línea militar. Estamos convencidos de que de ahora en adelante, en la nueva etapa de la guerra, estas líneas se desarrollarán, completarán y enriquecerán aún más bajo las nuevas circunstancias, y nos conducirán a nuestro objetivo: la victoria sobre el enemigo de nuestra nación. La historia nos enseña que una línea política y una línea militar justas no surgen ni se desarrollan espontánea y apaciblemente, sino en la lucha. Estas líneas tienen que luchar contra el oportunismo de «izquierda» por una parte, y contra el oportunismo de derecha por la otra. Sin combatir estas nocivas desviaciones que minan la revolución y la guerra revolucionaria, y sin superarlas completamente, es imposible establecer una línea correcta y lograr la victoria en la guerra revolucionaria. Es por esta razón que en este folleto me refiero con frecuencia a los puntos de vista erróneos.
- Habían transcurrido justamente quince años desde la fundación del Partido Comunista de China, en julio de 1921, hasta el momento en que el camarada Mao ZeDong escribió la presente obra en 1936.
- Por algún tiempo profesor de la Universidad de Pekín, se hizo famoso como redactor en jefe de la revista Nueva juventud. Fue uno de los fundadores del Partido Comunista de China y, debido a su renombre en la época del Movimiento del 4 de Mayo y a la inmadurez del Partido en sus primeros años, llegó a ser su Secretario General. En el último período de la revolución de 1924 – 1927, las ideas de derecha dentro del Partido, representadas por Chen Tu-siu, se convirtieron en línea capitulacionista. Los capitulacionistas de ese tiempo «renunciaron voluntariamente a la dirección de las masas campesinas, de la pequeña burguesía urbana y la burguesía media y, en particular, de las fuerzas armadas, causando así la derrota de la revolución» (La situación actual y nuestras tareas). Después de la derrota de la revolución en 1927, Chen Tu-siu y un puñado de otros capitulacionistas se volvieron pesimistas, perdieron la fe en el futuro de la revolución y cayeron en el liquidacionismo. Adoptaron la posición reaccionaria de los trotskistas y, junto con ellos, formaron un pequeño grupo antipartido. En consecuencia, Chen Tu-siu fue expulsado del Partido en noviembre de 1929. Murió en 1942. Con referencia al oportunismo de derecha de Chen Tu-siu, véanse las notas preliminares a Análisis de las clases de la sociedad china e Informe sobre una investigación del movimiento campesino en Junán y el artículo Con motivo de la aparición de El Comunista .
- Comúnmente llamado «línea de Li Li-san», se refiere a la línea oportunista de «izquierda» que imperó en el Partido aproximadamente durante cuatro meses, a partir de junio de 1930, y que era representada por el camarada Li Li-san el principal dirigente en ese entonces del Comité Central del Partido Comunista de China. Esta línea tuvo las siguientes características: violaba la política establecida por el VI Congreso Nacional del Partido; rechazaba la necesidad de preparar a las masas para la revolución y negaba el desarrollo desigual de ésta; consideraba como «localismo y conservatismo sumamente erróneos, característicos de la mentalidad campesina» las ideas del camarada Mao Zedong que consistían en prestar la principal atención, durante un largo período, a la creación de bases de apoyo en las zonas rurales, utilizar el campo para rodear las ciudades y servirse de esas bases para acelerar el auge de la revolución en todo el país; y sostenía que debían hacerse preparativos para levantamientos inmediatos en todo el país. Sobre la base de esta línea errónea, el camarada Li Li-san trazó un plan aventurero para organizar inmediatamente levantamientos armados en las principales ciudades de China. Al mismo tiempo, esta línea no reconocía el desarrollo desigual de la revolución mundial, sosteniendo que el estallido general de la revolución china conduciría inevitablemente al de la revolución mundial, y que sólo con el estallido general de la revolución mundial podría triunfar la revolución china; tampoco reconocía el carácter prolongado de la revolución democrático-burguesa en China, sosteniendo que las primeras victorias de la revolución en una o varias provincias señalarían el comienzo de la transición al socialismo. Por lo tanto, formuló una serie de medidas políticas extemporáneas, aventureras e «izquierdistas». El camarada Mao Zedong se opuso a esta línea errónea, y las grandes masas de cuadros y militantes del partido también exigieron su rectificación. En septiembre de 1930, en la III Sesión Plenaria del Comité Central elegido en el VI Congreso Nacional del Partido, el camarada Li Li-san reconoció los errores que se le señalaron y abandonó su posición dirigente en el Comité Central. Habiendo corregido en el curso de un largo período sus puntos de vista erróneos, fue reelegido miembro del Comité Central en el VII Congreso Nacional del Partido.
- La III Sesión Plenaria del Comité Central elegido en el VI Congreso Nacional del Partido, celebrada en septiembre de 1930, y el Comité Central, después de la Sesión, adoptaron muchas medidas positivas para poner fin a la línea de Li Li-san. Pero luego de dicha Sesión Plenaria, un grupo de camaradas que carecían de experiencia práctica en la lucha revolucionaria, encabezados por Chen Shao-yu (Wang Ming) y Chin Pang-sien (Po Ku), se manifestaron en contra de las medidas del Comité Central. En un folleto publicado entonces y titulado Dos líneas o lucha por la ulterior bolchevización del Partido Comunista de China, declararon en la forma más enfática que el principal peligro existente entonces en el partido no era el oportunismo de «izquierda», sino el «oportunismo de derecha» y, para justificar sus propias actividades, «criticaron” la línea de Li Li-san calificándola de «derechista». Presentaron un nuevo programa político que continuaba, restablecía o desarrollaba, bajo nuevas formas, la línea de Li Li-san y otros puntos de vista y medidas políticas «izquierdistas», contraponiéndolo a la correcta línea del camarada Mao Zedong. La presente obra fue escrita principalmente para criticar los errores cometidos en el terreno militar por los partidarios de esta nueva línea oportunista de «izquierda». Esta línea errónea dominó en el partido desde la IV Sesión Plenaria del Comité Central elegido en el VI Congreso, celebrada en enero de 1931, hasta la reunión del Buró Político del Comité Central efectuada en Tsunyi, provincia de Kuichou, en enero de 1935, reunión que puso término al dominio de esta línea errónea y estableció una nueva dirección del Comité Central, con el camarada Mao Zedong a la cabeza. Esta línea errónea de «izquierda» dominó en el partido durante un período particularmente largo (cuatro años), ocasionando daños extremadamente graves al partido y a la revolución. Sus desastrosas consecuencias fueron: se perdió aproximadamente un noventa por ciento de los militantes del Partido Comunista de China de los efectivos del Ejército Rojo de China y del territorio de las bases de apoyo del Ejército Rojo; decenas de millones de personas de las bases de apoyo revolucionarias fueron sometidas a la cruel represión del Kuomintang, y el progreso de la revolución china se retardó. La gran mayoría de los camaradas que se habían desviado hacia esa errónea línea de «izquierda», a través de una larga experiencia personal, comprendieron y corrigieron sus errores, y trabajaron mucho en beneficio del partido y del pueblo. Sobre la base de una comprensión política común, estos camaradas se unieron con todos los demás militantes del partido bajo la dirección del camarada Mao Zedong.
- Véase Sobre la táctica de la lucha contra el imperialismo japonés.