¿Para qué nos reunimos hoy aquí todos los sectores de la población de Yenán? Para denunciar al vendepatria Wang Ching-wei, y también para contribuir a la unidad de todas las fuerzas antijaponesas y a la lucha contra los recalcitrantes anticomunistas.
Los comunistas hemos señalado una y otra vez que el imperialismo japonés es inflexible en su política de subyugar a China. Cualesquiera que sean los cambios de gabinete que puedan producirse en el Japón, éste no cambiará su política fundamental de subyugar a China y convertirla en su colonia. Aterrorizado por esto hasta perder el juicio, Wang Ching-wei, representante político del sector projaponés de la gran burguesía china, se ha postrado ante el Japón y ha concluido con este un pacto entreguista vendiendo China al imperialismo japonés. Además, se dispone a establecer un gobierno y un ejército títeres para oponerlos al gobierno y los ejércitos antijaponeses. En los últimos tiempos, ya casi ni menciona su oposición a Chiang Kai-shek, y se dice que la ha sustituido por la «alianza con Chiang». El anticomunismo es el principal objetivo del Japón y de Wang Ching-wei. Conscientes de que el Partido Comunista es el más consecuente en la lucha antijaponesa y de que la cooperación entre el Kuomintang y el Partido Comunista hace crecer la fuerza de la resistencia, el Japón y Wang Ching-wei tratan por todos los medios de socavar esta cooperación y de este modo separar a los dos partidos, o mejor aún, de ponerlos a luchar entre sí. Con este fin, se valen de los recalcitrantes en el seno del Kuomintang para prender fuego por todas partes. En Junán, tuvo lugar la Matanza de Pingchiang1; en Jonán, la de Chueshan2; en Shansí, el viejo ejército atacó al nuevo3; en Jopei, Chang Yin-wu4 agredió al VIII Ejército; en Shantung, Chin Chi-yung atacó a las guerrillas5; en el Este de Jupei, Cheng Yu-juai asesinó entre quinientos y seiscientos comunistas6; respecto a la región fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia, se ha seguido la política de «establecimiento de puntos y líneas de apoyo»7 en el interior y «trabajo de bloqueo» en el exterior y se está preparando un ataque militar8. Además, los recalcitrantes han arrestado a un gran número de jóvenes progresistas y los han arrojado en campos de concentración9; contrataron al traficante en metafísica Chang Chan-mai para que formulara proposiciones reaccionarias tendientes a suprimir el Partido Comunista, la región fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia, el VIII Ejército y el Nuevo 4º Cuerpo de Ejército; compraron a Ye Ching y otros trotskistas para que escribieran libelos contra el Partido Comunista. Todo esto con el único propósito de sabotear la resistencia y convertir a todo el pueblo chino en esclavo de una nación extranjera10.
Así, los Wang Ching-wei y los recalcitrantes anticomunistas del Kuomintang han estado trabajando en colusión, aquéllos desde fuera y éstos desde dentro del frente único, y han hecho irrespirable la atmósfera.
Extremadamente indignados por este estado de cosas, muchos piensan que ahora ya no hay esperanzas para la resistencia y que los miembros del Kuomintang en su totalidad son unos miserables a los que es necesario combatir. Debemos señalar que se justifica totalmente su indignación, pues, ¿quién no se indigna ante hechos tan graves? Pero siguen existiendo esperanzas para la resistencia al Japón y no todos los miembros del Kuomintang son unos miserables. Hay que adaptar una política de trato distinto para con los diferentes sectores del Kuomintang. No podemos en absoluto tolerar a aquellos miserables que tuvieron la audacia de apuñalar por la espalda al VIII Ejército y al Nuevo 4º Cuerpo de Ejército, perpetrar las Matanzas de Pingchiang y Chueshan, sabotear la región fronteriza y atacar a ejércitos, organizaciones y elementos progresistas; tenemos que devolverles golpe por golpe, y en ninguna circunstancia podemos ceder ante ellos, pues son tan desalmados que, en momentos en que un enemigo de la nación ha penetrado profundamente en nuestro territorio, siguen creando «roces» y llevando a cabo matanzas y divisiones. No importa lo que piensen en su fuero interno, en realidad están haciendo el juego al Japón y a Wang Ching-wei, y puede ser que algunos hayan sido desde el comienzo colaboracionistas solapados. De no castigarlos cometeríamos un error; esto sería un estímulo para los colaboracionistas y vendepatrias, una deslealtad a la resistencia nacional y a nuestra patria, y una invitación a que estos miserables rompan el frente único; sería una violación de la política de nuestro Partido. Sin embargo, la política de golpear a los capituladores y a los recalcitrantes anticomunistas tiene por único objeto mantener la resistencia al Japón y salvaguardar el frente único antijaponés. En consecuencia, debemos mostrar buena voluntad hacia los miembros del Kuomintang que sean leales a la resistencia y no capituladores ni recalcitrantes anticomunistas; debemos unirnos con esos miembros, respetarlos y estar dispuestos a una cooperación a largo plazo con ellos a fin de poner en orden nuestro país. Quien actúe de otra manera, violará igualmente la política del Partido.
La política de nuestro Partido tiene dos aspectos: por un lado, unirnos con todas las fuerzas progresistas y con toda persona leal a la resistencia contra el Japón, y por el otro, oponernos a todos los miserables desalmados, a los capituladores y a los recalcitrantes anticomunistas. Estos dos aspectos de nuestra política persiguen un solo objetivo: lograr un cambio en la situación y vencer al Japón. La tarea del Partido Comunista y del pueblo entero reside en unir a todas las fuerzas de la resistencia y del progreso, combatir a las de la capitulación y el retroceso, y empeñarse en detener el actual deterioro de la situación y en obtener un cambio favorable. Esta es nuestra política básica. Somos optimistas, y nunca nos mostraremos pesimistas o desesperanzados. No tenemos miedo a ningún ataque de los capituladores o de los recalcitrantes anticomunistas. Debemos aplastar sus ataques, y así lo haremos. La nación china logrará su liberación y jamás será subyugada. Su marcha hacia adelante es ineluctable, mientras su actual retroceso no es más que un fenómeno temporal.
En este acto también queremos expresar ante todo el pueblo nuestra convicción de que la unidad y el progreso de toda la nación son indispensables para la resistencia. Algunos sólo ponen el acento en la resistencia, rehúsan hacer hincapié en la unidad y el progreso y hasta llegan a no mencionarlos. Eso está mal. ¿Cómo puede mantenerse la Guerra de Resistencia sin una unidad genuina y sólida, sin un progreso rápido y efectivo? Los recalcitrantes anticomunistas del Kuomintang subrayan la unificación, pero la «unificación» que preconizan no es genuina sino falsa, no es racional sino irracional, no es real sino formal. Vociferan en favor de la unificación, pero lo que realmente pretenden es suprimir el Partido Comunista, el VIII Ejército, el Nuevo 4º Cuerpo de Ejército y la región fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia, con el pretexto de que China no puede ser unificada mientras éstos existan. Quieren que todo, en el país, sea del Kuomintang, y no sólo pretenden continuar sino extender su dictadura unipartidista. Si esto ocurriera, ¿qué unificación podría haber? A decir verdad, si el Partido Comunista, el VIII Ejército, el Nuevo 4º Cuerpo de Ejército y la región fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia no hubieran salido a propugnar sinceramente el cese de la guerra civil y la unidad para la resistencia al Japón, no habría habido quien propusiera el frente único nacional antijaponés ni quien dirigiera el arreglo pacífico del Incidente de Sían, y entonces habría sido imposible la resistencia al Japón. Hoy reinaría en verdad un terrible caos si el Partido Comunista, el VIII Ejército, el Nuevo 4º Cuerpo de Ejército, la región fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia y las bases de apoyo democráticas antijaponesas no sostuvieran sinceramente la causa de la resistencia al Japón ni combatieran las peligrosas tendencias a la capitulación, la ruptura y el retroceso. Los varios cientos de miles de hombres del VIII Ejército y del Nuevo 4º Cuerpo de Ejército detienen a dos quintos de las fuerzas enemigas, o sea, combaten a diecisiete de las cuarenta divisiones japonesas11, ¿qué razón hay pues para suprimir estos Ejércitos? La región fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia es la región más progresista del país, una base de apoyo antijaponesa y democrática. Aquí, primero, no hay funcionarios corruptos; segundo, no hay déspotas locales ni shenshi malvados; tercero, no hay juegos de azar; cuarto, no hay prostitutas; quinto, no hay concubinas; sexto, no hay mendigos; séptimo, no hay esa clase de sujetos que se agavillan para sus viles intereses; octavo, no hay una atmósfera de abatimiento y relajación; noveno, no hay gente que viva de crear «rocesx, y décimo, no hay individuos que se enriquezcan a costa de los males de la nación. ¿Por qué, entonces, suprimir la región fronteriza? Sólo quien no tiene ningún sentido del pudor puede sugerir algo tan vergonzoso. ¿Qué derecho tienen esos recalcitrantes a proferir una sola palabra contra nosotros? ¡No, camaradas! Lo que hay que hacer no es suprimir la región fronteriza, sino hacer que todo el país siga su ejemplo, no es suprimir el VIII Ejército y el Nuevo 4º Cuerpo de Ejército, sino hacer que todo el país los imite, no es suprimir el Partido Comunista, sino hacer que todo el país aprenda de él, no es hacer descender a los avanzados al nivel de los atrasados, sino lograr que éstos se pongan a la altura de aquéllos. Los comunistas somos los más firmes partidarios de la unificación, los que hemos iniciado y mantenido el frente único y lanzado la consigna de una república democrática unificada. ¿Quién más habría sido capaz de proponer estas cosas? ¿Quién más las habría puesto en práctica? ¿Quién más se contentaría con una mensualidad de sólo cinco yuanes12? ¿Quién más habría podido crear un gobierno tan íntegro e incorruptible? Se grita: ¡Unificación! ¡Unificación! Los capituladores tienen su concepto de la unificación, quieren unificarnos en la capitulación; los recalcitrantes anticomunistas tienen su concepto de la unificación, pretenden unificarnos en la ruptura y el retroceso. ¿Podríamos aceptar jamás estas ideas? ¿Puede considerarse genuina cualquier unificación que no esté basada en la resistencia, la unidad y el progreso? ¿Puede considerarse racional? ¿Puede considerarse una unificación real? ¡Esto es un sueño! Nos reunimos hoy aquí para plantear nuestro propio concepto de la unificación, que es el concepto de todo el pueblo y de toda persona de conciencia, y que se basa en la resistencia, la unidad y el progreso. Sólo mediante el progreso podremos alcanzar la unidad, sólo mediante la unidad podremos resistir al Japón y sólo mediante el progreso, la unidad y la resistencia, podrá haber unificación. Tal es nuestro concepto de la unificación, una unificación auténtica, racional y real. El concepto de una unificación falsa, irracional y formal es un concepto que conduce a la subyugación nacional, y es sostenido por individuos carentes de toda conciencia. Esta gente intenta destruir el Partido Comunista, el VIII Ejército, el Nuevo 4º Cuerpo de Ejército y las bases de apoyo antijaponesas y democráticas y barrer todas las fuerzas antijaponesas locales, con el objeto de imponer la unificación bajo la férula del Kuomintang. Este es un complot, una tentativa de perpetuar su régimen autocrático bajo el nombre de unificación, de vender la carne de perro de su dictadura unipartidista poniendo como muestra la cabeza de cordero de la unificación; es una conspiración de descarados valentones que han perdido todo sentido de la vergüenza. Hoy estamos reunidos aquí precisamente para desenmascarar a este tigre de papel. ¡Combatamos resueltamente a estos recalcitrantes anticomunistas!
Mao Zedong
1 de enero de 1940
- Véase Los reaccionarios deben ser castigados, nota 1, en el presente tomo.
- El 11 de noviembre de 1939, más de 1.800 soldados y agentes secretos del Kuomintang atacaron el aparato de retaguardia del Nuevo 4º Cuerpo de Ejército en el poblado de Chukou, distrito de Chueshan, provincia de Jonán. Más de 200 personas fueron asesinadas, entre ellas oficiales y soldados del Nuevo 4º Cuerpo de Ejército que habían sido heridos en la guerra antijaponesa, así como familiares suyos.
- El viejo ejército lo componían las tropas al mando de Yen Si-shan, caudillo militar kuomintanista de Shansí; el nuevo ejército, conocido como el Cuerpo Antijaponés de Desafío a la Muerte, eran fuerzas antijaponesas populares de Shansí, creadas en los comienzos de la Guerra de Resistencia bajo la influencia y dirección del Partido Comunista. En diciembre de 1939, Chiang Kai-shek y Yen Si-shan, en un intento de aniquilar al nuevo ejército, concentraron seis cuerpos de ejército en el Oeste de Shansí y lanzaron un ataque, que fue rechazado. Al mismo tiempo, las tropas de Yen en el Sudeste de Shansí atacaron a los gobiernos distritales democráticos antijaponeses y a las organizaciones populares en la zona de Yangcheng y Chincheng y asesinaron a gran número de comunistas y progresistas.
- Comandante de las fuerzas de preservación del orden pertenecientes a la pandilla kuomintanista en Jopei. En junio de 1939 lanzó un ataque por sorpresa al aparato de retaguardia del VIII Ejército en el distrito de Shensien, provincia de Jupei, y asesinó a más de cuatrocientos cuadros y soldados.
- En abril de 1939, por instrucciones de Shen Jung-lie, gobernador kuomintanista de Shantung, las hordas de bandidos que actuaban a órdenes de Chin Chi-yung atacaron en Poshan al 3º Destacamento Guerrillero de la Columna de Shantung del VIII Ejército, matando a más de cuatrocientos hombres, incluidos oficiales de categorías inferiores a regimiento.
- En septiembre de 1939, Cheng Yu-juai, militar reaccionario del Kuomintang en el este de Jupei, concentró sus huestes de bandidos y atacó uno de los aparatos de retaguardia del Nuevo 4º Cuerpo de Ejército, asesinando entre quinientos y seiscientos comunistas.
- Para realizar su trabajo contrarrevolucionario, los espías y agentes secretos del Kuomintang que actuaban en la Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia tomaban como puntos de apoyo las ciudades de la región fronteriza y luego las ligaban entre sí formando una red. A esto lo llamaban «establecimiento de puntos y líneas de apoyo».
- Del invierno de 1939 a la primavera de 1940, las tropas del Kuomintang se apoderaron de las capitales distritales de Chunjua, Sunyí, Chengning, Ningsien y Chenyuan en la región fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia.
- Imitando a los fascistas alemanes e italianos, los reaccionarios del Kuomintang establecieron durante la Guerra de Resistencia contra el Japón muchos campos de concentración, desde Lanchou y Sían en el Noroeste, hasta Kanchou y Shangyao, en el Sudeste. Gran número de comunistas, patriotas y jóvenes progresistas fueron arrestados y arrojados allí.
- Después de la caída de Wuján, en octubre de 1938, el Kuomintang intensificó sus actividades anticomunistas. En febrero de 1939, Chiang Kai-shek emitió en secreto documentos reaccionarios tales como Medidas para solucionar el problema comunista y Medidas de protección contra las actividades comunistas en las zonas ocupadas por el Japón, y aumentó la represión política y sus ataques militares contra el Partido Comunista en las zonas dominadas por el Kuomintang y en el centro y norte de China. Todo esto culminó en la primera campaña anticomunista, que duró de diciembre de 1939 a marzo de 1940. Los ataques de las reaccionarias tropas kuomintanistas, en las provincias de Shensí y Kansú, contra la Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia y, en el Oeste de Shansí, contra el Cuerpo Antijaponés de Desafío a la Muerte, dirigido por el Partido Comunista ‑dos ataques de que habla el camarada Mao Tse-tung en esta obra- fueron grandes operaciones militares emprendidas por el Kuomintang durante esa primera campaña anticomunista. Más tarde, en febrero y marzo de 1940, Chiang Kai-shek volvió a ordenar al reaccionario kuomintanista Chu Juai-ping que, reuniendo bajo su mando las pandillas de Pang Ping-sun Chang Yin-wu y Jou Yu-yung, atacara en tres rutas al VIII Ejército en la zona de las montañas Taijang. En este ataque, que fue desbaratado por el VIII Ejército, resultaron aniquiladas tres divisiones kuomintanistas; de este modo, fue definitivamente aplastada la primera campaña anticomunista, iniciada por Chiang Kai-shek.
- El VIII Ejército y el Nuevo 4º Cuerpo de Ejército combatieron posteriormente contra un número aún mayor de tropas japonesas. En 1943 combatían al 64 por ciento de las fuerzas invasoras japonesas y al 95 por ciento de las tropas títeres.
- Mensualidad promedio de todos los que servían en las fuerzas armadas antijaponesas y en las oficinas del gobierno antijaponés bajo la dirección del Partido Comunista.