La his­to­ria comien­za así…

En una oca­sión esta­ban muchos pre­sos en el patio. Alguien le dijo a Gerar­do que por ahí anda­ba el paja­ri­to posa­do en los alam­bres de púas. Gerar­do sil­bó y fren­te a todos los pre­sos, el peque­ño apa­re­ció de la nada y se posó en su hom­bro. Increí­ble. Todos habla­ban de esta historia.