Cuando no se disfrazan las palabras bajos los cánones establecidos por el régimen, para poder ser considerado “políticamente correcto” (actitud que adopta un día sí y el otro también, el señor Willy Meyer) la burguesía fascista se incomoda, se le espantan todos los demonios. Y eso es lo que hace, al menos por ahora, Esther López Barceló una joven de 26 años, arqueóloga en paro, que se ha dado a conocer en el XVIII congreso del PCE y que, con su desparpajo, ha provocado que el periódico socialdemócrata, El País apunte sus cañones contra ella.
En su furibundo anticomunismo (pese a que el PCE esté enclaustrado hasta la médula en el sistema, lo cual lo lastra negativamente), no existen diferencias entre El País y el rotativo ultra Libertadigital. que se hizo eco del reporte del primero. Incomodan tanto las declaraciones de Esther López que vuelven a enarbolar el manido discurso de declarar rancio (más antiguo es el capitalismo y sigue asesinando) citar el concepto «democracia burguesa», como si esa aberración oligárquica no existiera. El recurso de considerar la plática de Esther anticuada y desfasada, tiene por objeto alienar a los jóvenes con inquietudes, aborregarlos, que sientan vergüenza de hablar sobre dictaduras del proletariado, ergo: democracia popular, donde decide la mayoría y no al revés como hacen ellos con su dictadura capitalista. Pero no olvidemos que quienes descalifican tienen miedo.
Bienvenida sea Esther Lopez Barceló que, aunque con matices- claras concesiones al sistema, que rechazo de plano- le reconozco su valentía al hablar sobre presos políticos y otras cuestiones tabúes para los políticos oficiales. Es como una bocanada de aire fresco que si avanza en conciencia (tendrá que abandonar a lamentables compañeros de viaje) y no se deja corromper, denunciará desde las entrañas del monstruo, sin medias tintas y con palabras claras, la pútrida democracia burguesa heredada del franquismo, salpicada por torturas, crímenes de estado y corrupciones. El tiempo lo dirá.