En el último período las agresiones y amenazas fascistas se han intensificado de forma importante. El 22 de septiembre el grupo ultraderechista autodenominado Falange y Tradición, reivindicó 25 ataques, el envío de una bala en un sobre a la txupinera de las fiestas de Bilbao, las pintadas contra el monolito ubicado en el cementerio de Tolosa en recuerdo de Lasa y Zabala asesinados por los GAL en las que se leía “Gora Galindo” y “Cerdos comunistas”, la colocación de artefactos explosivos en Tutera y Arguedas, las amenazas de muerte a Koldo Pla, conocido miembro de la Asociación de Fusilados de Navarra, o las pintadas en el monte San Cristóbal. La noche del sábado 18 al 19 de octubre volvieron a aparecer pintadas de signo fascista en los locales de la Fundación Federico Engels y de Ikasle Sindikatua en la c/San Antonio de Vitoria-Gasteiz.
Esta nuevas agresiones están relacionadas directamente con el recorte de los derechos democráticos en Euskal Herria, que ha envalentonado a los grupos ultraderechistas.
El 14 de octubre la Audiencia Provincial de Madrid condenó a 26 años de cárcel, al fascista y exmilitar Josué Estébanez por el asesinato del joven Carlos Palomino el 11 de noviembre del 2007. Pero esta sentencia se debe a las movilizaciones y a la enorme indignación y presión social que ha habido entorno a este caso. Sin embargo, la justicia deja impunes la gran mayoría de las agresiones fascistas.
Aunque el 22 de octubre el Parlamento Vasco se pronunció contra los ataques y amenazas de Falange, fruto del gran rechazo social que despiertan, estos grupos fascistas no van a frenar su actividad porque se hagan unas cuantas declaraciones parlamentarias.
La defensa contra las agresiones fascistas pasa por la organización de respuestas colectivas por el conjunto de las organizaciones sociales y políticas de izquierdas. La ventaja con la que cuentan habitualmente los grupos fascistas es el silencio y la impunidad que acompaña sus actuaciones..
La actividad de todos estos grupos se está incrementando en toda Europa en paralelo a la crisis del capitalismo con un incremento muy abrupto del paro, la pobreza y las desigualdades sociales. Aunque la clase trabajadora es hoy mil veces más fuerte que en los años 30 y estos grupúsculos no puedan alcanzar la relevancia del pasado, no por ello dejan de ser peligrosos para la clase trabajadora y sus organizaciones. Su objetivo es crear miedo y dividir a los trabajadores y a los jóvenes y debilitar así su capacidad de contestación social. Estos grupos no podrían actuar si no tuviesen el amparo, cuando no el apoyo directo, de sectores del aparato del Estado, dentro de la justicia y la policía, así como de sectores del capital, como demuestra que ni la policía ni la justicia actúan de la misma forma con las diferentes expresiones de lo que ellos consideran violencia, siendo mucho más tolerantes con la que vienen de grupos de ultraderecha
Por eso, la única fuerza en la que debemos confiar para frenar estas agresiones y obligar al gobierno a actuar, desmantelando estas bandas, es mediante la denuncia, la movilización y la organización.
ELA, LAB, CCOO, ESK, STEE-EILAS, CGT, HIRU, BOLTXE,
EUSKALHERRIA SOZIALISTA,GAZTE KOMUNISTAK,
ASOCIACIÓN DE VECINOS GASTEIZ TXIKI, IKASLE SINDIKATUA, EL MILITANTE,
FUNDACIÓN FEDERICO ENGELS, EMAKUME LANGILEAREN DEFENTSAN
Boltxe