A lo largo de la historia, toda gran iniciativa siempre ha tenido algo que la represente. La parte por el todo. En la construcción del socialismo, cada plan económico también se ha reflejado en un elemento central, sin que éste sea necesariamente algo crucial en la economía, pero sí una metáfora del éxito o fracaso del proyecto.
Por ejemplo, es imposible pensar en el Primer Plan Quinquenal de la URSS sin la imagen de la Presa de Dnipropetrovsk, o los años 70 y 80 sin la edificación de la línea férrea entre el lago Baikal y el río Amur. Dentro de lo que cabe, la importancia de estas obras fue sólo marginal dentro de la gigantesca economía soviética, pero su valor simbólico era enorme.
Pues bien, el Tercer Plan Quinquenal coreano ya tiene su proyecto emblema: la gigantesca presa hidroeléctrica de Huichón.
La presa de Huichón es el mayor proyecto hidraúlico de los últimos 20 años. Consta de dos diques y está construida a casi 1500 metros sobre el nivel del mar, en torno al pico Toyang, en la provincia de Changan. Algunas de las montañas de la zona tienen una inclinación de 45º, lo que dificulta enormemente todas las tareas. Su construcción es una labor compleja, ya que las obras incluyen la edificación de nuevas carreteras y el transporte de gigantescas cantidades de recursos a una de las provincias más remotas y gélidas del norte de Corea.
Simultáneamente, se deben construir dos diques enormes, los tuneles de paso del agua de decenas de kilometros de largo, las carreteras, los edificios de la central,… Todo esto requiere un esfuerzo en mano de obra muy importante, que está siendo asumido en buena medida por soldados del Ejército Popular.
El esfuerzo consciente de los constructores, junto al desarrollo de mejoras tecnológicas adaptadas a la orografía de Corea, han permitido acelerar la construcción de la presa. A ritmos normales, la presa de Huichón debería construirse en 10 años, pero los trabajadores se han propuesto el objetivo de que en 2012 esté terminada.
Una de las fases fundamentales de las obras se terminó en tan sólo 12 días, durante los cuales la brigada de trabajo construyó los muros de contención ‑de más de 38 mil metros cúbicos‑, 90 conductos subterráneos y decenas de puentes, deshaciendo más de 103 mil metros cúbicos de tierra y mas de 54 mil metros cúbicos de roca.
Los medios coreanos están haciendo un seguimiento constante a la construcción de la presa. Según explican, una de las claves para tener éxito en el objetivo de construir la presa en tres años es olvidar todos los convencionalismos y revolucionar la técnicas y los diseños para adaptarlos a la realidad propia del país
Recientemente, Corea impulsó una campaña para desplegar el esfuerzo consciente de la clase trabajadora, buscando el desarrollo económico y la innovación. Esta campaña se conoce como la “Batalla de los 150 días”. Una de las consignas fue extender la “Velocidad de Huichón” al resto de sectores económicos. De hecho, la construcción de la presa está adquiriendo proporciones míticas dentro de la cultura política norcoreana. Brigadas de trabajadores jóvenes han sacado poemas y canciones en honor a su experiencia: “Hacia el 2012” o “Te veré de nuevo en Huichón”.
Varios miembros del gobierno coreano han visitado las obras de Huichón. Kim Jong Il se ha desplazado dos veces a la zona, el 25 de marzo y el 18 de octubre. Allí, aprovechó la ocasión para comprobar el desarrollo del proyecto, informarse y corregir algunos defectos.
También se dirigió a numerosos trabajadores y explicó el sentido que tiene la presa de Huichón dentro del plan de desarrollo hasta 2012. La electricidad es, junto a la metalurgia, la extracción de carbón y el transporte ferroviario, las cuatro bases del plan de desarrollo coreano. La energía es clave, ya que sin ella, no funcionan el resto de sectores industriales.
La economía norcoreana busca la autosuficiencia y, por eso, la energía se basa en las oportunidades locales. Históricamente, la producción eléctrica dependía en Corea de la hidroeléctrica y la térmica del carbón. Pero tras la aprobación de una estricta ley de protección del Medio Ambiente a finales de los 80, la energía térmica ha ido perdiendo peso.
Corea del Norte es un país montañoso, con muchos ríos cortos y de gran caudal. Es una zona muy apropiada para la producción energética hidroeléctrica. Con la contrarrevolución en el bloque socialista a principios de los años 90, Kim Il Sung diseñó un plan progresivo y a largo plazo de construcción de una gran infraestructura basada en el agua.
Por un lado, el plan prevee la construcción de numerosas presas hidroeléctricas distribuidas por todo el país. Por otro lado, el plan busca el ahorro de energía a todos los niveles. De esta forma, se han construido canales de gravitación natural de hasta 200 km de largo, para la irrigación de los cultivos. Estos canales no necesitan estaciones de bombeo, sino que se diseñan para que el agua fluya por la inclinación del terreno, lo que permite ahorrar mucha electricidad.
Este plan, diseñado a principios de los años 90, sigue vigente a día de hoy. La presa de Huichón es un paso más dentro de este ambicioso proyecto para dotar a Corea de autosuficiencia energética.
Y por finalizar con la autosuficiencia, dentro del Tercer Plan Quinquenal es reseñable un segundo proyecto emblemático: la gasificación del enorme Complejo de Fertilizantes de Hungnam. Este centro industrial, cuyo tamaño es similar al de una ciudad mediana, está siendo ampliado para incorporar procesos de producción de fertilizantes que no dependen del petróleo, sino de gases abundantes en Corea.
Estos procesos de producción han sido descubiertos recientemente por científicos coreanos y supondrán un impulso considerable al principal centro de fertilizantes del país. Esto, junto a los canales de irrigación, marcan el rumbo hacia una nueva autosuficiencia alimenticia en 2012.