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a locura de ocupación sangrienta que azota a Irak y Afganistán (un «manicomio en el infierno», como dicen algunos corresponsales) no es un fenómeno únicamente atribuible al espectáculo de la muerte diaria con ataques y atentados, sino que tiene otra expresión más oculta en el desarreglo mental de los soldados ocupantes que cada vez más frecuentemente protagonizan masacres de civiles que son silenciadas por el Pentágono.
Tanto en Irak como en Afganistán, se estima que un alto número de muertes
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En 2004 hubo 32 suicidios confirmados o posibles de marines estadounidenses, sobrepasando así a los 28 ocurridos en 2001, cuando EEUU invadió Afganistán.
Aunque los marines son el cuerpo militar más reducido de EEUU, en lo que respecta al número de sus efectivos, han venido teniendo la tasa de suicidios más alta, una media de 25 al año, de entre los distintos cuerpos militares de EEUU desde 1999, año en que el gobierno estadounidense comenzó a conservar registros detallados.
Por otra parte, el jefe del Estado Mayor señaló que además del aumento de los suicidios se ha advertido un incremento en el número de soldados que consumen una mayor cantidad de fármacos y alcohol tras su regreso desde zonas de combate.
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Dementes de «gatillo fácil»
Hay una campaña montada sutilmente en las grandes cadenas mediáticas estadounidenses (destinada particularmente a los sectores pacifistas y «antiguerra» de todo el mundo) consistente en presentar a los marines invasores como «víctimas» de las propias invasiones que generan.
Esta estrategia sutil de «victimizar al victimario» está claramente expresada en la propaganda realizada con la «madre de Irak», Cindy Sheehan, cuyo hijo murió en Irak formando parte del ejército genocida de EEUU en el cual de enganchó por una paga y un «futuro profesional».
The New York Times y las cadenas autodeclaradas «progresistas» de EEUU la inmortalizaron mediáticamente en su apostolado de exigirle a Bush que le explique porqué su hijo «murió engañado» en Irak.
En las fuerzas invasoras de EEUU no hay ningún «engañado»: desde que comienzan sus primeros ejercicios de entrenamiento los futuros marines ya saben cual van a ser sus funciones en los países que les toque actuar.
Aparte de trazar una clara diferencia entre los marines (invasores asesinos) con los iraquíes y afganos (víctimas de los invasores asesinos) hay que puntualizar que un marine cuando se enrola conoce perfectamente lo que va a hacer en Irak.
Sabe que su función primordial consiste en matar gente, sean rebeldes o civiles acusados de apoyar a la resistencia, matar gente, esa es la única función valida que le compete a un marine invasor de EEUU en Irak o Afganistán.
Como en Vietnam, esos marines mercenarios consumen drogas, violan, torturan, se bestializan, se corrompen, y cumplen las órdenes de sus superiores convencidos de que detrás de cada iraquí o de cada afgano hay un «terrorista», como en Vietnam, donde detrás de cualquier vietnamita se escondía un «comunista».
Un video difundido por el sitio http://www.animalweb muestra que la faceta asesina de los marines invasores no solamente se manifiesta con civiles inocentes o combatientes que defienden su país, sino que también se extiende a animales inocentes en los cuales descargan su adrenalina de invasores alienados.
La nota que acompañaba el Video que envió un mercenario invasor a una página web decía:
«Hola, mi nombre es M. D., formalmente de A TRP 1 – 10 CAV 4ID y mientras estuve en Irak tuvimos una competición de matar perros cuando los iraquíes nos disparaban a nosotros.
Cuando le disparé a éste desde unas 50 yardas con mi M4 y huyó a duras penas a zonas más bajas, tuvimos que rematarlo y por ello mis amigos y yo fuimos a junto él y empezamos a dispararle. Nunca he visto a un perro llevarse tantos tiros en la cabeza, al menos 4 como éste, y después de pensar que estaba muerto cavamos un hoyo y cuando lo cogimos con la azada volvió a la vida y le disparamos un par de veces más…es bastante divertido».
Las balas y los misiles del ejercito invasor norteamericano mataron o mutilaron el cuerpo de decenas de miles de iraquíes o de afganos, pero la desesperación, la marginalidad, las drogas, la alienación consumista y las lacras del capitalismo introducidas con las fuerzas invasoras están causando el otro emergente de la conquista imperialista: el genocidio cerebral y psicológico de los propios pueblos ocupados.
Desocupación masiva, infraestructura del país destruida, hospitales y servicios de salud colapsados, desprotección social y marginalidad mayoritaria y creciente, con la droga y el consumismo inducido arrasando el cerebro y la psicología de la juventud iraquí.
Como se puede apreciar, los marines dementes y asesinos se suicidan, pero se llevan con ellos a sus propias víctimas
IAR – Noticias