La actitud cómplice de la dictadura encubierta española con la dictadura abierta marroquí en el caso de la expulsión de Aminetu Haidar, activista saharahui detenida en Lanzarote, es obvia y así lo han entendido varias asociaciones, que están realizando concentraciones de apoyo a la huelga de hambre iniciada por aquella.
La Coordinadora Estatal de Asociaciones de Amistad y Solidaridad con el Pueblo Saharaui va a denunciar en todas las capitales de provincia la deplorable actitud del régimen de Madrid, por su parte también han levantado su voz contra el complot represivo, diversas organizaciones relacionadas con los derechos humanos, partidos políticos, comités y grupos sociales.
El pasado 14 de noviembre (pocas horas antes de que sucedieran esos hechos) pude ver en el informativo de una televisión pública, imágenes de una manifestación a favor del Sáhara, donde los ciudadanos exigían la autodeterminación para ese país y la liberación de los presos políticos saharauis. Está muy bien manifestarse por una causa justa (que comparto plenamente), pero ello, no “compromete peligrosamente”, al tratarse de un asunto externo.
¿Mostrarán alguna vez esos activistas su solidaridad con los presos políticos vascos, anarquistas y comunistas revolucionarios como-, entre otros muchos- Manuel Pérez Martínez,«Camarada Arenas», de quien hasta el periódico El País dijo, tras su detención, que la policía española no tiene datos para implicarlo en atentados terroristas? Desde luego, con compañeros de viaje como la ultraderechista Rosa Díez (presente en la manifestación citada, por cuestiones electoralistas), será imposible.
Lavarse las manos (para limpiarse la conciencia) con lo que ocurre fuera, e ignorar lo que ocurre dentro, es el peor camino para que cuando vengan a por todos, sea ya demasiado tarde.
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