“O inventamos, o erramos”, la famosa frase del educador Venezolano Simón Rodríguez, parece haber signado los encuentros que tuvieron lugar con Atilio Borón y Michel Collon el 17 y 18 de Noviembre en Bilbo. Las exposiciones se desarrollaron en el marco de las Jornadas “Socialismo Siglo XXI”, organizadas por el GITE-IPES, y continuaron en el ASKEncuentro 2009 “En Defensa de la Humanidad. Hacia un Socialismo del Siglo XXI” realizado en Donosti del 17 al 19 de Noviembre. El ASKEncuentro contó, además, con la participación de Alfonso Sastre, Joxe Azurmendi, Carlo Frabetti y Nekane Jurado. En este artículo, reseñamos los puntos principales de la exposición de Atilio Borón, sociólogo Argentino, Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Harvard, profesor de la Universidad de Buenos Aires, y director del Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales (PLED) del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Florini. A continuación, extraemos algunos lineamientos blablabla … para el contexto actual de Euskal Herria.
Igualdad, Camaradería y Solidaridad
En su exposición del último lunes 16, Atilio Borón concentró su atención en tres grandes ejes: los valores, el proyecto, y el sujeto histórico del socialismo. En cuanto al primer aspecto, Borón afirmó, siguiendo al Che Guevara, que no estaba interesado en el socialismo como “mera” forma de redistribución de la riqueza. Su interés, en cambio, está asociado al socialismo en tanto marco para la creación de un hombre y una mujer nuevos, guiados por los valores de igualdad, camaradería y solidaridad, y alejados de las lógicas individualista y mercantilista imperantes en el capitalismo. Recalcó, también, su adhesión al socialismo como único contexto propicio para el pasaje de un “fetichismo democrático” a una democracia sustantiva, genuinamente participativa y popular.
Anti-estatismo, Planificación Participativa y Nuevas Formas de Propiedad
En segundo lugar, Borón criticó aquellos enfoques que asocian el socialismo únicamente con formas estatistas donde las decisiones colectivas son potestad exclusiva de cuadros de vanguardia. Parafraseando a Rosa Luxemburgo, Borón recalcó la importancia de “no hacer de la necesidad virtud”, y partiendo de un análisis crítico de las experiencias Rusa y Cubana enunció dos graves problemas derivados del estatismo: la alienación de la ciudadanía con respecto al Estado y la propiedad pública; y la concentración del poder en manos de una casta burocrática crecientemente rígida y conservadora. Para Borón, la contrapartida del estatismo es una “sociedad impotente”, incapaz de — y, en muchos casos, renuente a — defender la revolución. Borón habló de la necesidad de reemplazar la planificación a escala nacional con respuestas “glocales”, que tengan en cuenta tanto las características macro-estructurales de las fuerzas globales como la especificidad del contexto local. En relación a este punto fue interesante la intervención de la economista Nekane Jurado, quien abogó por la “descriminalización de la planificación” y propuso el desarrollo de nuevas formas de “planificación participativa”, descentralizada, y desde abajo. Borón invitó, también, a divisar nuevas formas de “propiedad pública” no estatal.
La Gran Masa Irredenta
En tercer lugar, Borón criticó aquellas perspectivas ortodoxas que siguen presentando al proletariado industrial como el sujeto histórico par excellence del socialismo. Sostuvo que la advertencia del socialista Peruano Carlos Mariátegui es hoy más relevante que nunca: la aplicación de dicho esquema a América Latina es errónea y contraproducente. En el presente contexto Latinoamericano de des-industrialización, jóvenes, mujeres, campesinos, indígenas, trabajadores informales, y desocupados — lo que Fidel Castro denominó hace ya cinco décadas “la gran masa irredenta” — deben adquirir un protagonismo esencial en la lucha por el socialismo. En este sentido, Borón reivindicó los esfuerzos organizativos de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), y la Central Única dos Trabalhadores (CUT) en Brasil. Basándose en el sociólogo Belga François Houtart, Borón sostuvo que el fenómeno de la proletarización no ha perdido su carácter universal, en tanto que estos múltiples actores continúan subordinados a la lógica del capital. En su opinión, el trabajo asalariado no ha desaparecido sino que ha asumido nuevas formas. Incluso el desempleo crónico, la principal problemática económica y social que atraviesa hoy Latinoamérica, debe ser analizado a la luz de las relaciones de clase y los condicionamientos estructurales del capitalismo.
En la Calle y en las Urnas
Borón finalizó su exposición con una lectura política de las transformaciones socio-económicas que tuvieron lugar en América Latina a partir de los años ‘70. Hizo hincapié en la “heterogeneización de la base” que derivó del proceso de des-industrialización, y remarcó la consecuente fragmentación política del campo popular. En este contexto, Borón consideró imperativo modificar las formas tradicionales de representación de los sectores populares. En su visión, partidos políticos y sindicatos deberán articularse de manera complementaria, y no contradictoria, con el amplio abanico de movimientos sociales. Dicha articulación deberá darse de manera simultánea en dos esferas: la calle, y las urnas. Borón rechazó categóricamente el llamado del filósofo Irlandés John Holloway a “renunciar a la toma del poder político”, y sostuvo que todo movimiento que deseche tanto la vía institucional como la insurreccional está necesariamente condenado a la nihilidad.
Desde esta perspectiva, Borón criticó al Presidente Luis Inácio Lula da Silva por desmovilizar a su propio partido (Partido dos Trabalhadores, PT), y a la izquierda Chilena por priorizar la lucha institucional y provocar el paulatino desgaste y la posterior desaparición de importantes movimientos sociales en su país. Borón expresó, asimismo, opiniones fuertemente contrarias a ciertos sectores del Foro Social Mundial que promueven la sub- o la no-organización política de los sectores populares. En su opinión, la hiper-organización de la “burguesía imperial” en el Foro de Davos requiere, necesariamente, la urgente revisión de las posiciones estratégicas de lo que denominó, no sin cierta ironía, el “Woodstock de la Izquierda”. Borón sostuvo que la izquierda ha perdido aquella “gran batalla de las ideas” a la que convocaba Fidel a manos del neoliberalismo. Cerró, consecuentemente, su charla, llamando a reconstruir y, sobre todo, a “comunicar” un proyecto socialista a nuestros pueblos. Para esto último, bromeó, necesitaríamos más de un Chávez.
Boltxe