KOLABORAZIOA
Ixabel Villares Creo ( Barakaldoko Ezker abertzaleko zinegotzia)
Se acerca el 25 de noviembre, un día clave para las mujeres que tanto en Euskal Herria como en otros países luchan con el objetivo de que todas seamos consideradas sujetos de derecho, de tal manera que ninguna de nosotras tengamos que ser objeto de agresiones violentas por el mero hecho de ser mujeres.
La semana pasada, como todos los años por estas fechas, el ayuntamiento de Barakaldo convocó una Comisión del área de igualdad en el que participamos cada partido políco con representación municipal para aportar ideas de cara al manifiesto que se hará público en la movilización institucional del próximo día 25. Las aportaciones que el grupo municipal de la Izquierda abertzale trasladó a la comisión han sido desde mi punto de vista tan sencillas como imprescindibles para redactar cualquier documento que pretenda impulsar cambios de calado en este ámbito de la transformación social. En este sentido me veo obligada a hacer una valoración agridulce de lo que ha dado de sí la elaboración del citado manifiesto.
Desde la Izquierda abertzale llevábamos años tratando de que la comisión de igualdad del ayuntamiento incluyese en el manifiesto consensuado una mención explícita a las verdaderas razones que posibilitan que la violencia contra las mujeres se haya constituido en una auténtica lacra social, dejando así de abordar este problema como si de un elemento más del paisaje se tratara. Este año, sin embargo la comisión, a iniciativa de la Izquierda abertzale, ha aprobado incluir algo tan elemental como que «la violencia contra las mujeres responde al modelo de relaciones y estructuración social patriarcales».
También nos alegra el hecho de que la comisión de igualdad aceptase finalmente incluir en el documento otra aportación que pusimos sobre la mesa en relación a «subrayar la necesidad y el valor político tanto de la solidaridad y la organización de las mujeres como de la lucha feminista para hacerle frente a la violencia sexista de manera eficaz». Se trata de algo tan sencillo e importante como reconocer el trabajo y la lucha que miles de mujeres han venido desarrollando desde su militancia sociopolítica y desde su práctica consecuente a lo largo de la Historia para tratar de alterar el estado de las cosas. El papel de todas estas mujeres ha sido fundamental ya sea entretejiendo redes de apoyo, fomentando el empoderamiento, conquistando derechos, cuestionando la realidad, construyendo modelos relacionales más solidarios e igualitarios, educando desde la coeducación…Por encima de obstáculos que se han presentado en forma de feminicidios, represión policial, encarcelamientos, exclusión social, feminización de la pobreza, políticas parciales, estamentos eclesiásticos retrógrados…etc.
Lamentablemente hemos visto como el equipo de gobierno vuelve a quedar atrapado en la trampa de sus propias incoherencias. Y me explico. Para el grupo municipal de la Izquierda abertzale resultaba fundamental que el manifiesto de este año recogiese una mención específica a las mujeres que a nuestro entender más vulnerables se encuentran ante la violencia sexista. Considerábamos que en este momento en el que en Madrid se debate la nueva reforma de la «Ley de extranjería», el ayuntamiento, apoyando las iniciativas que se proponen desde el movimiento popular, debería de conformar un elemento de presión hacia los partidos políticos con representación en el Senado español, de cara a garantizar que ninguna mujer corra el peligro de ser expulsada a su país de origen por el hecho de tramitar denuncia contra su agresor.
La reforma antes mencionada y promovida por el PSOE, explicita que a las mujeres víctimas de violencia de género se les abrirá al denunciar su situación, expediente administrativo sancionador incoado por estancia irregular. Resulta evidente que este marco jurídico lejos de favorecer soporte legal ante una situación de violencia de género, podría colocar a las mujeres inmigrantes que se encuentran en situación administrativa irregular ante la situación de no contar con otra alternativa que convivir con el maltrato. Es precisamente esta injusticia la que proponíamos que se denunciara en el manifiesto. Propuesta que únicamente contó con el apoyo de la representante de IU-EB.
Desde la práctica política municipal queda nuevamente en evidencia la diferencia que existe entre los discursos pomposos y las prácticas que desarrollan determinados representantes políticos. Pero desde mi punto de vista también vuelve a quedar constancia de la importancia de aunar voluntades con el fin de promover el verdadero cambio político en Euskal Herria. Un cambio político que más allá de fraudes institucionales acoja una política feminista integral desde el establecimiento de un marco jurídico propio garante de los derechos de absolutamente todas las mujeres.
www.herrikolore.org