Pincha aqui para ver el video, en el cual se relata el asesinato de Pablo
http://www.youtube.com/watch?v=5foE9RqXr54
No acababa de salir el país de la conmoción producida por el asesinato de Santi Brouard, cuando se producía un nuevo hecho trágico. Nuevamente los poderes del Estado extendían la desgracia por Bilbo: un trabajador de 53 años, Pablo González Larrazabal, vecino de Basurtu, moría durante el asalto de la Policía española a las dependencias del astillero de Euskalduna. El ataque policial dejó, además, el siguiente balance: dos heridos graves más, uno de ellos de bala, y 200 trabajadores contusionados. Como viene siendo habitual el Gobierno Civil alabó la “profesionalidad y disciplina” de las FOP.
La víspera la Euskal Herria peninsular se había paralizado por completo en denuncia del asesinato del parlamentario Santi Brouard. Quizá como castigo ante el multitudinario apoyo a la huelga general, una de las compañías especiales de reserva de la Policía española, traída expresamente para reprimir las protestas por la muerte del dirigente abertzale, cargó con especial violencia contra los trabajadores de Euskalduna, en lucha en defensa del astillero y de su puesto de trabajo desde hacía un mes.
Los policías asaltaron el astillero armados de pistolas, metralletas y subfusiles. Pablo González Larrazabal, obrero de 53 años que comenzó a trabajar en Euskalduna con 16 años, sufría un infarto cuando huía como el resto de trabajadores a refugiarse en los barcos del fuego real de pistolas y subfusiles disparado por la Policía española.
Tal vez pudo evitarse la muerte de González. Sin embargo, los servicios médicos y sus compañeros no pudieron evacuarlo hasta pasados 20 minutos. La Policía lo impidió diciendo que si bajaban “los iban a matar a todos”.
Así mismo, otros dos trabajadores resultaron heridos de gravedad al ser alcanzados, uno por una bala afectándole a la vena ilíaca, y otro por un bote de humo que le quemó parte del cuerpo. Otros más de 200 trabajadores resultaron heridos y contusionados de diversa consideración.
Esta nueva muerte violenta en escasos 3 días, fue respondida por los trabajadores y la sociedad con numerosas movilizaciones en las que los gritos “gobernador asesino” y “Solchaga asesino”, fueron una constante.
Partidos y sindicatos, salvo el PSOE, AP (antiguo PP) y la UGT que no condenaron esta muerte violenta, exigieron la dimisión del gobernador civil que no paraba de repetir que la Policía española había actuado con “profesionalidad y disciplina”.
Pablo González Larrazabal, vecino de Basurtu y nacido en 1931, dejaba mujer y dos hijos. Pablo, al igual que los otros dos trabjadores heridos graves, Vicente Carril y Jesus Fernández, nunca han sido considerados como víctimas del terror y de la violencia.