El presidente de Euskal Memoria es el historiador Iñaki Egaña, pero no pudo asistir a la presentación de esta fundación en Iruñea porque tuvo que trasladarse a Madrid debido a la detención de su hijo Eihar en la reciente redada de la Policía española contra jóvenes independentistas vascos. Este hecho dio pie a Joxean Agirre, conductor del acto de presentación de Euskal Memoria, para afirmar que el caso refleja claramente la situación que vive Euskal Herria, donde la represión no es sólo algo del pasado, sino que continúa hasta nuestros días.
Al acto tampoco pudo asistir el primer fundador de Euskal Memoria, el téologo Jesús Lezaun, debido a cuestiones de salud. En su ausencia, el cantautor Fermin Balentzia y Grazi Etxebehere, vecina de Baigorri comprometida en numerosas actividades a favor de la cultura vas- ca, explicaron, en castellano y euskara, que la fundación aspira a recuperar la memoria colectiva de Euskal Herria y ligarla «con la construcción de la nación vasca y con las garantías históricas de un proceso democrático aún pendiente».
«Las personas que estamos aquí somos de distintas generaciones y provenimos de distintos territorios y cultura política, pero nos une una preocupación muy acentuada por la falsificación histórica desde la que los estados abordan el pasado y el presente de Euskal Herria. Es más ‑precisaron Balentzia y Etxebehere‑, abrazamos una causa común que va más allá del ámbito histórico: el rechazo a la negación que los estados hacen de la realidad de Euskal Herria, de su existencia y razón de ser. Para nosotros, es evidente que España y Francia mienten sobre nuestro pasado, para que temamos el presente y perdamos el futuro».
Frente a esta situación, destacaron la importancia de Euskal Memoria para tejer una red de personas que recopilen pueblo a pueblo la historia de Euskal Herria en las últimas décadas y la divulguen en la sociedad de forma sistematizada.
Recopilación pormenorizada
A este respecto, informaron de que cada año editará un libro temático en relación con alguno de los aspectos de la reciente historia vasca «que más urgente resulta retomar con criterios propios».
La elaboración de esta primera obra ya está en marcha, y tendrá por título «No les bastó Gernika-Gernikako seme-alabak». El mismo enunciado ya intenta reflejar que, tras el masivo bombardeo de la localidad vizcaina en 1937, continuó la represión contra el pueblo vasco durante la dictadura franquista y se prolongó en la llamada «transición democrática».
Bajo la coordinación del propio Joxean Agirre, un amplio grupo de personas de los cuatro herrialdes de Hego Euskal Herria se encuentra ya trabajando en la recopilación pormenorizada de los efectos que esa represión ha tenido a lo largo de las últimas cinco décadas.
Este trabajo será publicado dentro de un año, y su objetivo, como el de los libros que Euskal Memoria continúe editando en años sucesivos, será «hacer luz sobre algunos de los episodios más silenciados o falsificados de nuestra historia», según palabras de Joxean Agirre, quien destacó el «importante esfuerzo documental y testimonial» que conlleva una obra de esta magnitud.
Se necesitan 6.000 personas
Para hacer realidad este ambicioso proyecto y asegurar su continuidad, los impulsores de Euskal Memoria ven necesario conseguir el compromiso de 6.000 personas para adquirir los libros y revistas que se vayan editando en años sucesivos en torno a diversos aspectos de la reciente historia vasca.
En cualquier caso, dejaron claro que no pretenden desarrollar una «actividad social específica», porque para esa tarea ya existe en Euskal Herria «una red comprometida de organizaciones y entidades de todo tipo dedicadas a sacar a la luz ese pasado que se nos niega y oculta». En este sentido, dijeron que la Fundación Euskal Memoria intentará complementar el trabajo de estos colectivos «con honestidad, rigor histórico y un compromiso permanente con esa dimensión de nuestra historia aún por desenterrar».
«En 1936 al fascismo español no se le pudo derrotar con las armas, pero lo hemos humillado con la memoria. Hubo que abrir las cunetas de Navarra para que todos abrieran los ojos ‑recordó el cantautor Fermin Balentzia-. Hubo que publicar libros que plasmaran para siempre lo ocurrido. Pero todavía queda mucho que hacer para descubrir lo que nos han hecho durante los cuarenta años de franquismo y los años de la transición, hasta nuestros días».
Grazi Etxebehere concluyó la presentación de la nueva fundación anunciando que Euskal Memoria elaborará una amplísima base de datos sobre la represión franco-española en territorio vasco, base que se irá am- pliando cada vez más con el objetivo de «hacer frente a las mentiras de los estados».
«De esa forma ‑explicó esta mujer bajonavarra- nuestra verdad será tan visible como la de los demás, y aunque se trata de un desafío difícil, de esa forma tendremos la posibilidad de ser dueños de nuestro futuro».
Además de Fermin Balentzia, Grazi Etxebehere y Joxean Agirre, estuvieron en la presentación de Euskal Memoria algunos de los impulsores de esta fundación y representantes de asociaciones que se han comprometido a apoyar su labor.
Entre otros muchos, asistieron a este acto el histórico sacerdote y sindicalista Periko Solabarria, Iñaki O” Shea, Jose Mari Esparza, Floren Aoiz, Sabino Cuadra, Andoni Txasko, Koldo Amezketa, Patxi Erdozain y Juan del Barrio.
El editor Jose Mari Esparza, que ya impulsó en Nafarroa la elaboración de una obra tan referencial como «Navarra 1936. De la esperanza al terror», intenta trasladar a la nueva fundación aquel mismo espíritu de trabajo en auzolan.
«En cuanto entendamos la evidencia de que la guerra de 1936, el franquismo, la reforma, el centralismo francés y el constitucionalismo español son eslabones de una misma cadena, la perspectiva global sobre el conflicto, su origen, efectos y resolución se alterará. Sólo entonces empezaremos a vencer también en la redacción de nuestra propia percepción de la verdad», consideró.
Dada la magnitud de la obra que se han propuesto llevar a cabo, Esparza destacaba la importancia de implicar al mayor número de personas en la recopilación de datos para engrosar la base con la que ya cuentan. «Todos los esfuerzos serán necesarios ‑remarcó- para sacar a la luz la envergadura de la represión padecida en estos años».
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Una historia bestial, un esfuerzo titánico
El sufrimiento es un sentimiento muy humano. La capacidad humana para crear sufrimiento también es común, demasiado común. Asimismo, las maneras más crueles para generar ese sufrimiento se han desarrollado a lo largo de la historia de mano de los grandes imperios, de los grandes estados, y han sido diseñadas y ejecutadas por personas que han conformado una maquinaria destinada a subyugar, incluso a aniquilar, a pueblos enteros. Euskal Herria ha conocido de primera mano la capacidad destructiva de esos estados. De hecho, Gernika es un símbolo mundial de la capacidad destructiva del totalitarismo. Y a día de hoy, Euskal Herria sigue sufriendo el intento por aniquilarla como nación, la obsesión de sus poderosos vecinos por verla arrodillada como pueblo. Esos estados amenazan continuamente con enviar a prisión a quienes no acepten ese destino, en muchos casos haciéndoles padecer previamente tormentos que a estas alturas resuenan en las sedes de la comunidad internacional.
La creación de Euskal Memoria, formada con el esfuerzo de personas referenciales de diferentes lugares del país y de tradiciones políticas e intelectuales diversas, tiene como objetivo primordial dejar constancia de todo el sufrimiento acumulado, ejercer como notario y a su vez de acusador de la bestialidad de los estados, todo ello de cara a la necesaria labor de documentación para el futuro.
Una labor titánica para hacer frente a una historia negra, no sólo por sus episodios trágicos, sino también por haber permanecido oculta durante mucho tiempo. Además, porque esa realidad sigue oculta para muchos, bien por ignorancia, bien por complicidad. El esfuerzo individual y colectivo de todas las personas que se han dedicado en cuerpo y alma a recuperar esa memoria, a denunciar la impunidad de los estados y a defender a sus víctimas, cristaliza ahora en Euskal Memoria. Sus promotores piden el apoyo de la sociedad vasca para llevar a cabo esa labor. Ese apoyo mostrará hasta qué punto esa memoria de la humillación y el sufrimiento está viva.