Con unos 200.000 votos emitidos, la participación media rozó el 30%, una cifra inferior que la que se logró hace tres meses en Arenys de Munt (entonces fue del 40%). Pero en Osona, donde podía votar el 90% de los habitantes de la comarca, subió más: según datos oficiales, se llegó al 46%. Exito rotundo.
«Los datos son esperanzadores», valoraba Carles Mora, portavoz de la Coordinadora Nacional de las Consultas y alcalde de Arenys de Munt, al poco de cerrarse los colegios. Estaba satisfecho porque todo indicaba que la media de participación se acercaba al 30%, lo que considera «un triunfo abrumador del soberanismo, de esta voluntad popular frenada durante siglos».
El resultado ha sido más modesto en las dos mayores ciudades. Sorprendió que en Sant Cugat, ciudad muy conservadora, se llegara al 25% de participación. Sin duda, las grandes ciudades catalanas que prevén consultas para los próximos meses deberán tomar nota de los resultados en estas poblaciones y ver qué se ha hecho en los pueblos donde la participación ha sido mayor.
Muchos representantes políticos coincidían en valorar que «España debería tomarse muy en serio las consultas». Para el secre- tario general adjunto de CDC, Felip Puig, «si España no acepta una relación confederal, un Estado plurinacional, mucha gente nos preguntaremos hacia dónde hemos de ir». Y añadía: «Si España no nos escucha, deberemos pensar en buscar nuestro propio proyecto de futuro». El presidente de ERC, Joan Puigcercós, concretaba el proyecto de futuro a buscar: «Este país necesita una consulta oficial pública». Además, lanzaba un aviso a Madrid: «Hoy muchos han visto que la sentencia del Constitucional, que se decía que marcaría un punto y final, es intrascendente. Se nos esgrime la Constitución como si fuese el Código Penal. Hoy la gente está votando en un acto de pura democracia, que suma y no resta».
Quien también le dio una interpretación política a la jornada fue el PP. Su vicesecretario general de Comunicación, Esteban González Pons, reconocían que las consultas, aunque no sean vinculantes, «políticamente pueden tener mucha trascendencia».
Por contra, el PSC y el PSOE han preferido hacer oídos sordos. Montilla inauguraba una nueva línea de metro en Barcelona y evitaba valorar lo que estaba sucediendo en 166 municipios del país. Y el vicepresidente español, Manuel Chaves, reiteraba que las consultas «son simplemente actos de propaganda política». Es el discurso oficial.
La participación total en las consultas sobre la independencia en 166 municipios catalanes se aproxima a las 200.000 personas, lo que supone casi un 30% del total del censo estimado, que es de 700.024 ciudadanos, según los datos provisionales de la Coordinadora
La izquierda independentista ha valorado muy positivamente una jornada en la que se ha implicado a fondo en todos los municipios donde se celebraban consultas y tiene presencia. GARA habló con los representantes de algunas de las organizaciones de este movimiento.
Para el portavoz de la CUP, Marc Sallas, «las consultas son una muestra clara de que es con la autoorganización popular y con la movilización continuada como los Països Catalans ganarán la independencia. No se puede dejar en manos de ningún Parlamento autonómico esta responsabilidad».
Por su parte, Albert Roig, dirigente de Endavant, ponía el acento en el hecho de que «el ejercicio del voto por parte de miles de catalanes ha sido un desafío contra la imposición española». Con la mirada puesta en el futuro, Roig espera que el compromiso y la ilusión refuercen «el movimiento de liberación nacional y sirvan para continuar organizándose para extender la lucha a todos los Països Catalans, superando los marcos autonómicos impuestos».
El MDT también ha destacado la utilidad de las consultas para avanzar hacia la independencia: «Son un ejercicio de gimnasia política que tiene que servir a la gente para ponerse en forma en el derecho de autodeterminación y para organizarse».
Gara