Oba­ma se sui­ci­da y los tali­ba­nes vati­ci­nan: «Verá des­fi­lar muchos ataúdes»

Luego de eva­luar el «cua­dro de situa­ción» por varios días con sus ase­so­res, Barack Oba­ma anun­ció final­men­te su «estra­te­gia» para Afga­nis­tán, que no resul­tó otra que el envío de más tro­pas ocu­pan­tes para dete­ner la esca­la­da de los tali­ba­nes, quie­nes ‑según el pro­pio coman­dan­te mili­tar de la Alian­za- ya con­tro­lan una par­te mayo­ri­ta­ria del territorio. 

El anun­cio del pre­si­den­te impe­rial de enviar 30.000 sol­da­dos adi­cio­na­les a Afga­nis­tán, no inti­mi­dó a los rebel­des tali­ba­nes, que ame­na­za­ron con incre­men­tar su esca­la­da mien­tras adver­tían que habrá muchos más mili­ta­res inva­so­res muer­tos en las ope­ra­cio­nes que se se avecinan.

«Oba­ma verá des­fi­lar muchos ataú­des de sol­da­dos esta­dou­ni­den­ses muer­tos en Afga­nis­tán», augu­ró el por­ta­voz del movi­mien­to tali­bán afgano, Qari Yusuf Ahma­di. «Se verán obli­ga­dos a una reti­ra­da ver­gon­zo­sa», agre­gó, en diá­lo­go con la agen­cia AFP.

En un comu­ni­ca­do difun­di­do a la pren­sa, los rebel­des afir­ma­ron que el anun­cio del ini­cio de la reti­ra­da de las tro­pas de EEUU en julio de 2011, rea­li­za­do por Oba­ma el mar­tes a la noche, es una «tram­pa» para cal­mar los áni­mos de la opi­nión públi­ca esta­dou­ni­den­se, y que no fre­na­rá la resistencia.

Oba­ma dio a cono­cer el mar­tes, en un espe­ra­do dis­cur­so des­de la aca­de­mia mili­tar de West Point, su «nue­va estra­te­gia» para Afga­nis­tán, que inclu­ye el envío de 30.000 sol­da­dos esta­dou­ni­den­ses para sumar­se a los 68.000 ya están en el país ocupado. 

Los nue­vos sol­da­dos inva­so­res comen­za­rán a lle­gar a Afga­nis­tán «en un pla­zo de dos a tres sema­nas» y «serán des­ple­ga­dos y con­cen­tra­dos en las zonas sur y este del país», deta­lló ayer el jefe del Pen­tá­gono, Robert Gates, y seña­ló que el pla­zo mar­ca­do por Oba­ma para la reti­ra­da podría ajus­tar­se en caso de que se nece­si­te más tiem­po para esta­bi­li­zar el país y trans­fe­rir la segu­ri­dad a las fuer­zas afganas.

La adver­ten­cia tali­bán apun­ta a la opi­nión públi­ca esta­dou­ni­den­se ‑y euro­pea- cada día más reti­cen­te a que las tro­pas occi­den­ta­les per­ma­nez­can en el pol­vo­rín afgano, don­de los ata­ques de los tali­ba­nes se mul­ti­pli­can y han deja­do cien­tos de muer­tos y heri­dos, civi­les y mili­ta­res, en los últi­mos meses.

En los ocho años que lle­va la gue­rra de ocu­pa­ción lan­za­da por Washing­ton en octu­bre de 2001, ya murie­ron más de 926 sol­da­dos esta­dou­ni­den­ses en el país cen­troa­siá­ti­co (unos 300 este año). El temor es que una ofen­si­va inde­fi­ni­da, como en Irak, ter­mi­ne demos­tran­do que algu­nas gue­rras (como la san­gría esta­dou­ni­den­se en Viet­nam, entre 1958 y 1975) son impo­si­bles de ganar, inclu­so para la maqui­na­ria béli­ca de EEUU.

El secre­ta­rio gene­ral de la ONU, Ban Ki-moon (alcahue­te y saté­li­te de Washing­ton) seña­ló en un comu­ni­ca­do, que apre­cia­ba el enfo­que de la Casa Blan­ca de «equi­li­brar esfuer­zos mili­ta­res y civi­les» y «el for­ta­le­ci­mien­to de la capa­ci­dad de las ins­ti­tu­cio­nes afga­nas y las fuer­zas de seguridad».

El secre­ta­rio gene­ral de la OTAN, Anders Fogh Ras­mus­sen (tam­bién alcahue­te y saté­li­te de Washing­ton), afir­mó que la Fuer­za Inter­na­cio­nal de Asis­ten­cia a la Segu­ri­dad (ISAF) en Afga­nis­tán tie­ne ase­gu­ra­do un refuer­zo de «al menos 5.000 sol­da­dos, y pro­ba­ble­men­te unos cuan­tos milla­res más», para sumar­se a los más de 71.000 que ya están des­ple­ga­dos en el con­vul­sio­na­do país asiático. 

La «viet­na­mi­za­ción»

Según sus pro­pios coman­dan­tes, EEUU va per­dien­do la gue­rra mili­tar de ocu­pa­ción en Afga­nis­tán, y esta situa­ción no sola­men­te ten­sio­na el enfren­ta­mien­to interno entre los sec­to­res ultra con­ser­va­do­res y la admi­nis­tra­ción demó­cra­ta que mane­ja la agen­da exte­rior, sino que tam­bién des­aco­mo­da a sus alia­dos de la OTAN que no saben cómo esca­par del pantano. 

La nue­va esca­la­da mili­tar anun­cia­da por Oba­ma, a su vez, dis­pa­ra el «sín­dro­me Viet­nam» en EEUU y Euro­pa cuyas socie­da­des pro­fun­di­zan cada vez más el recha­zo a la gue­rra de ocu­pa­ción en Irak y Afganistán.

No obs­tan­te estas mues­tras de «opti­mis­mo» para la pren­sa, las poten­cias alia­das elo­gian a Oba­ma pero le reta­cean en la prác­ti­ca el envío de más tro­pas aten­dien­do al recha­za gene­ra­li­za­do -tan­to en EEUU como en Euro­pa- que pro­du­ce la nue­va esca­la­da mili­tar impe­rial en Afganistán.

Sal­vo Ber­lus­co­ni que anun­ció el envío de 5000 sol­da­dos, Fran­cia, Ale­ma­nia, Rei­no Uni­do, ya ensa­yan argu­men­tos jus­ti­fi­ca­to­rios para evi­tar el des­gas­te polí­ti­co y social de sus gobier­nos con el envío de más tro­pas de ocu­pa­ción a Afganistán.

En este esce­na­rio, el «sín­dro­me Viet­nam» no sola­men­te aco­sa a EEUU sino que ade­más se pro­yec­ta por el res­to de las poten­cias alia­das que ven des­fi­lar cada vez más ataú­des de sus sol­da­dos exter­mi­na­dos por los talibanes.

Un últi­mo son­deo de la agen­cia Gallup indi­ca que la ges­tión de Oba­ma en Afga­nis­tán sólo cuen­ta con el res­pal­do de un 35 por cien­to del elec­to­ra­do esta­dou­ni­den­se, con retro­ce­sos de dos dígi­tos regis­tra­dos des­de sep­tiem­bre entre repu­bli­ca­nos, demó­cra­tas e independientes. 

Den­tro de un cli­ma ascen­den­te de «viet­na­mi­za­ción» social y de pre­pa­ra­ción de gigan­tes­cas mar­chas con­tra la gue­rra de ocu­pa­ción por par­te de los «paci­fis­tas», los fun­cio­na­rios de la Admi­nis­tra­ción Oba­ma des­fi­la­ron el miér­co­les por el Con­gre­so fede­ral para jus­ti­fi­car el cos­to­so esfuer­zo de per­ma­nen­cia en Afganistán. 

En una socie­dad que des­cree cada vez más de que Afga­nis­tán repre­sen­te un «peli­gro terro­ris­ta» para EEUU, el Comi­té de Fuer­zas Arma­das del Sena­do, el titu­lar de Defen­sa, Robert Gates, lle­gó a adver­tir que un fra­ca­so en Afga­nis­tán «ten­drá gra­ves con­se­cuen­cias para EEUU y el mundo». 

Por dis­tin­tas razo­nes, la esca­la­da mili­tar de Oba­ma, ade­más de poner en ridícu­lo el Nobel de la Paz que le entre­ga­ron, reci­be crí­ti­cas tan­to de los repu­bli­ca­nos como de los demó­cra­tas (su pro­pio par­ti­do) y de los pro­pios votan­tes que lo eli­gie­ron cre­yen­do en sus pro­me­sas de «ter­mi­nar con la guerra».

Las dudas hacia la nue­va estra­te­gia sur­gen inclu­so del gobierno cola­bo­ra­cio­nis­tas de Kabul. Seg­ba­tu­llah San­jar, prin­ci­pal con­se­je­ro polí­ti­co del pre­si­den­te Kar­zai, afir­mó: «Noso­tros no hemos podi­do solu­cio­nar el pro­ble­ma de Afga­nis­tán en ocho años y aho­ra EEUU lo quie­re hacer en die­cio­cho meses».

Curio­sa­men­te, el que mejor des­cri­bió una derro­ta poten­cial de EEUU en Afga­nis­tán fue el pro­pio coman­dan­te mili­tar de la OTAN en Afga­nis­tán, el gene­ral esta­dou­ni­den­se Stan­ley McChrystal.

En la pri­me­ra sema­na de sep­tiem­bre, Stan­ley McChrys­tal había pedi­do al Pen­tá­gono en un infor­me, revi­sar la «estra­te­gia» de las fuer­zas extran­je­ras ocu­pan­tes para com­ba­tir a los talibanes.

El jefe mili­tar de la OTAN en Afga­nis­tán advir­tió en dicho docu­men­to remi­ti­do al Depar­ta­men­to de Defen­sa de EEUU, que si no reci­bía más tro­pas EEUU corría el ries­go de fra­ca­sar y ser derro­ta­do en Afganistán.

El alto jefe mili­tar esta­dou­ni­den­se des­cri­be el poder del «Gobierno en la som­bra» de los tali­ba­nes que bajo la direc­ción del mulá Omar, capi­ta­li­za las debi­li­da­des de las tro­pas ocu­pan­tes y del gobierno cola­bo­ra­cio­nis­ta afgano.

Según sus pro­pios coman­dan­tes, a sólo nue­ve meses de haber relan­za­do la nue­va pan­ta­lla de la «gue­rra con­tra­te­rro­ris­ta» (here­da­da de Bush) la estra­te­gia de Oba­ma comien­za cla­ra­men­te a res­que­bra­jar­se en Afga­nis­tán don­de la resis­ten­cia de los tali­ba­nes y los muer­tos esta­dou­ni­den­ses y euro­peos cre­cen en simé­tri­cas proporciones.

La gue­rra de ocu­pa­ción en Afga­nis­tán sobre­sa­le níti­da­men­te como el fren­te más «peli­gro­so» para el eje ocu­pan­te EEUU-OTAN, cuyas tro­pas se encuen­tran some­ti­das a una feroz y san­grien­ta con­tra­ofen­si­va de los tali­ba­nes que ya con­tro­lan más del 70% del país, según orga­ni­za­cio­nes inter­na­cio­na­les que actúan en la región. 

Los tali­ba­nes ‑vale acla­rar­lo- son los mis­mos que hace ocho años fue­ron derro­ca­dos del gobierno por una inva­sión mili­tar (de la OTAN y EEUU) que los lle­vó a una gue­rra de resis­ten­cia que hoy ‑según el pro­pio jefe mili­tar de la Alian­za- están a pun­to de ganar ante la impo­ten­cia de las fuer­zas ocu­pan­tes para contenerlos. 

Las «noti­cias» de la pren­sa inter­na­cio­nal y el dis­cur­so de los polí­ti­cos y fun­cio­na­rios impe­ria­les pre­sen­tan a Afga­nis­tán como un país inmer­so en la vio­len­cia «insur­gen­te» o «terro­ris­ta» de los tali­ba­nes, a los que las tro­pas com­bi­na­das de la OTAN y EEUU tra­tan de derro­tar para res­tau­rar el «orden y la paz». 

Lo cier­to, lo obje­ti­vo, lo veri­fi­ca­ble, mues­tra que los que resis­ten y matan inva­so­res en Irak no son «terro­ris­tas» ni «insur­gen­tes», son tali­ba­nes afga­nos, nati­vos de Afga­nis­tán que luchan por recon­quis­tar su pro­pio terri­to­rio ocu­pa­do por las fuer­zas impe­ria­les invasoras.

Y lo que es posi­bi­li­dad de triun­fo para los tali­ba­nes, es «sín­dro­me Viet­nam» para EEUU y las poten­cias imperialistas. 

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